jueves, 3 de marzo de 2016

La pesada herencia y sus desheredados


La pesada herencia y sus desheredados


Eduardo de la Serna



Un proverbio bastante citado y que – como tantos – tiene diferentes atribuciones desde hindúes hasta de indígenas iberoamericanos (pero no por eso menos verdadero) afirma que: “La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Evidentemente hay un juego semántico entre herencia y préstamo que da sentido a la idea central.

La semiótica suele hacer referencia con frecuencia a la “polisemia”, esto es referir a los múltiples (poli) sentidos (sema) que tienen determinados términos o ideas. Algunos totalmente reconocibles (palabras clásicas como “verdad”, “paz”, “amor” son evidentemente polisémicas) y otros, con la creación de nuevos sentidos apoyados – o aprovechando – el monopolio de los órganos de difusión, son nuevas creaciones. Es bastante notable y evidente la cantidad de términos de los que el macrismo pretende apropiarse y darles un nuevo (y monopólico) sentido. “Sinceramiento”, “acomodamiento”, “feliz/cidad”, “pobreza cero”, “militancia”, por señalar los más reconocibles.

Por ejemplo: Macri habla de la “unidad” de los argentinos y dedica la mitad del discurso inaugural de las sesiones parlamentarias a hablar mal de la “pesada herencia” que ha recibido (mintiendo y falseando los datos, como se sabe y se ha informado). Cuando, en alta voz en el Congreso, la diputada Mayra Mendoza le recrimina cosas es acusada de intolerante, de que no “respeta los votos” (sic). Pero cuando el año pasado Cristina abrió las sesiones también fue interrumpida y cuestionada por miembros del actual partido de gobierno, y eso no era “intolerante”, “irrespetuoso” y maleducado. La “doble vara” resulta tan evidente que no merece comentario. La apropiación del sentido quizás sí.

Lo cierto es que en esta apropiación de los sentidos del discurso, el macrismo (y los perezosos mentales que no debatirán los datos, los temas, los discursos) recurre con frecuencia al término de la “pesada herencia”. Y me obliga a recordar una leyenda que circula desde hace años (como el dicho anterior, no importa tanto la veracidad ni la autoría sino lo veraz del tema):

“Cuenta la leyenda que en momento de traspasar el poder, tras su defenestración, Nikita Jruschov le entregó a Leónidas Brezhnev dos cartas y le dijo:- Leónidas, cuando estés contra las cuerdas y no tengas salida abres la carta número 1. Cuando te encuentres otra vez en la misma situación abres la carta número 2.Año y medio después Brezhnev se encuentra tan apurado que se ve en la obligación de abrir la primera carta y esta rezaba:- Échame toda la culpa a mí. Firmado: Nikita Jruschov.Así lo hizo y salió del atolladero.Unos meses después volvió a encontrarse en una situación límite y abrió la segunda carta y en esta ponía:- Escribe dos cartas”.

Y nos queda todavía una pregunta sobre esta supuesta “herencia”. ¿Es una “herencia” que la carne y los alimentos fueran más baratos?, ¿es una herencia la desocupación más baja en décadas?, ¿es una herencia los planes de salud, de atención a la infancia, odontológicos, médicos, o del PAMI?, ¿es una herencia el desendeudamiento?, ¿es una herencia la dignidad y los derechos humanos?, ¿es una herencia el sentirse parte de América Latina?... Eso, y mucho más – muchísimo más - ¿es una herencia? Porque ¡quisiera heredar! Quisiera recibir ese préstamo de mis “hijos”.

Porque mirando, y mirando en perspectiva, mi pregunta no es tanto la herencia que le dejó el gobierno saliente al gobierno entrante, sino la herencia que este gobierno le dejará al próximo. Y lamentablemente la conocemos (y en más de una ocasión hemos alertado sobre esto); por eso no puedo perdonar fácilmente a los que interpreto como responsables activos o pasivos de que Macri sea (des)gobierno.

En suma, esa tal “herencia” (e imagino que Mauricio Macri debe saber bastante de qué se trata al hablar de herencia, porque no lo imagino trabajando, parafraseando a Piketty) no parece lo que los pobres han “heredado” y de lo que han sido “desheredados”. Lo de Techo, Tierra y Trabajo no parece una herencia que esté dispuesto a dejar a sus sucesores, y a lo mejor eso ayude a entender los 22 minutos (y a pensar que a lo mejor el Papa se excedió al darle tanta entidad a quien no la merece, mal que le pese a Michetti, a Carrió y a más de cuatro eclesiásticos argentinos).

Me permito citar un texto que – ¿será así? – en la web se atribuye a Mägo de Oz, en la “Cantata del diablo”, y que, lo sea o no, para muchos creyentes nos resulta “don y tarea”:

El salmo de los Desheredados (El Dios de los tristes)
Padre nuestro, de todos nosotros, 
de los pobres, de los sin techo,
de los marginados y de los desprotegidos,
de los desheredados y de los dueños de la miseria,
de los que te siguen y de los que en ti, ya no creemos.
Baja de los cielos, pues aquí está el infierno,
Baja de tu trono pues aquí hay guerras, hambre, injusticias.
No hace falta que seas uno y trino,
Con uno solo que tenga ganas de ayudar, nos bastaría.
¿Cuál es tu reino?
¿El vaticano?
¿La banca?
¿La alta política?
Nuestro reino es Nigeria,
Etiopía, Colombia, Hiroshima.
El pan nuestro de cada día son las violaciones,
la violencia del género, la pederastia,
las dictaduras, el cambio climático.
En la tentación caigo a diario,
No hay mañana en la que no esté tentado de crear a un Dios
humilde, justo.
Un Dios que esté en la Tierra,
en los valles, los ríos,
un Dios que viva en la lluvia,
que viaje a través del viento y acaricia nuestra alma.
Un Dios de los tristes, de los homosexuales.
Un Dios más humano…
Un Dios que no castigue, que enseñe.
Un Dios que no amenace, que proteja.
Que si me caigo, me levante.
Que si me pierdo, me tienda su mano.
Un Dios que si yerro, no me culpe.
Y que si dudo, me entienda.
Pues para eso me doto de inteligencia, para dudar de todo.
Padre nuestro, de todos nosotros, ¿porque nos has olvidado?
Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado, ¿porque nos has abandonado?

Foto tomada de www.foropoemas.es


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