miércoles, 5 de octubre de 2016

Los amigos... un problema

Los amigos… un problema


Eduardo de la Serna



La amistad, creo, sostengo, es uno de los más maravillosos regalos que vamos consiguiendo en la vida.

Podemos tener en cuenta algunos de los dichos clásicos sobre la amistad, como que

  • ·         Los amigos tienen un solo corazón y una sola alma (dicho griego)
  • ·         El amigo es como el vino: ¡cuanto más viejo, mejor! (dicho bíblico)
  • ·         El amigo es uno mismo con otro cuero (dicho popular argentino)


Todos estos, y muchos otros tienen mucha verdad encerrada. Por ejemplo, es evidente que un “amigo nuevo” pega fuerte, moviliza… pero en la prueba, “el amigo probado” es garantía, confianza. Uno no sabe cómo reaccionará el amigo “nuevo” (o la amiga). Basta con pensar en estas circunstancias, mirar un poco retrospectivamente (dejando de lado la cáscara que siempre que “lo nuevo” pica más, entusiasma más, pero…) y es sencillo de entender cuánta verdad encierra el dicho.

Pero quisiera detenerme en otro elemento, un elemento diferente. Un elemento en el que el amigo no importa tanto sino que “el amigo” hasta puede ser una especie de excusa (aunque la amistad sea real, y aunque el amigo no sea “partícipe necesario”, aunque a veces lo es). Me refiero a las circunstancias en las que “el amigo” me sirve.

Para entender esto bien empecemos con un ejemplo que es – a esta altura – absolutamente clásico: ¡el amigo judío! Es sabido que en el ambiente nazi o anti semita hay un visceral odio a lo judío. Pero eso (en especial después de la shoah) tiene “mala prensa”. Entonces “mostrar” al “amigo judío” es una forma de decir “¡ven que no soy anti-semita!” El régimen nazi tenía “hasta” una orquesta judía que tocaba músicos judíos (como Mahler). Así, “el amigo judío” en realidad era una pantalla. El tema estaba en todo lo escondido y que el “amigo judío” (con su complicidad o sin ella [me refiero a “complicidad” por ejemplo como una manera de sobrevivir, así que no estoy cuestionando la amistad; aunque no quita que también hubiera traiciones].

Para ilustrarlo mejor, recuerdo cuando a una conocida modelo la acusaron de comentarios homofóbicos… “¡No!, dijo con su habitual superficialidad, ¡si tengo amigos gay!”

Así, el “amigo” (real o ficticio, los hay creados para la ocasión) con o sin responsabilidad de su parte, se vuelve una excusa para disimular, o negar ante quien elija creerle, algo atroz y repudiable.

Me sirve toda esta introducción para notar cómo intenta el gobierno de Cambiemos de disimular que es un gobierno “de ricos y para ricos”. ¡Lo disimula mostrando a su amiga pobre!

Con la sistemática complicidad de los Medios de Comunicación, cada tanto, cada vez que aparecen índices negativos, cuando hay críticas “por izquierda”, los medios sacan declaraciones de Margarita Barrientos, la amiga pobre de Mauricio. No importan tanto sus declaraciones, más o menos felices o más o menos manipuladas, lo que importa es que aparezca, y allí está la cara curtida de Margarita.

Claro que si se consiguen mostrar 2 o 3 “amigos” más, siempre es mejor (como cuando en el acto en Rosario por la 125 Bussi llevó una “madre de la plaza”). Así, si se puede mostrar un cura en barrios pobres en foto con “Maru”, o con Juliana “tudo joia”.


Lamento que la imagen del “amigo” sirva de pantalla a atrocidades. Como el gobierno atroz de Cambiemos, obviamente. Lo lamento por los verdaderos amigos, que no merecen su utilización, y – en este caso – lo lamento por los que eligen creer. Porque – aunque sea sin querer – son cómplices de las atrocidades que se cometen. Aunque sea con el silencio o la indiferencia. ¿Cómo va a ser malo con esa cara de bueno? ¿Con esos ojitos? Mirá, ¡¡¡si hasta fue con Antonia a comer al comedor de Margarita!!! Y Margarita dijo que “Antonia se come todo”. Pobre Antonia, que mañana ¿será bestia?, pobre Margarita, que mañana ¿será olvidada? Pobres de nosotros que mañana ¡¡¡seremos más pobres!!!

Foto tomada de losandes.com.ar

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