martes, 25 de julio de 2017

Domingo 17A

La paciencia permite reconocer a los hijos del reino
DOMINGO DECIMOSÉPTIMO - "A"




Eduardo de la Serna





Lectura del primer libro de los Reyes     3, 5-6a. 7-12

Resumen: El nuevo rey, Salomón reconoce su impotencia para gobernar sucediendo nada menos que a David y – en sueños – pide a Dios sabiduría para gobernar.



La figura de Salomón no es muy favorable en los libros de los Reyes. La primera parte de su presentación es positiva (caps. 3-10), pero especialmente por su relación con David (que es el rey modelo para esta obra), luego empezará a mostrar sus pecados – deteniéndose especialmente en la idolatría – que comenzó en Israel a partir de su reinado – siendo esta la imagen del pecado por antonomasia (cap. 11). La liturgia ha seleccionado hoy el comienzo del período salomónico y, por lo dicho, encontramos una imagen positiva del rey. Él pedirá sabiduría (v.9) para gobernar “en lugar de David” (vv.6-7). Salomón ha pedido – y Dios le otorgará – discernir “el bien y el mal” (cf. Gen 2,17; 3,22). 


El texto está lleno de exageraciones: Salomón ofrece “mil holocaustos” como manifestación pública de su religiosidad (v.4), luego Salomón manifiesta exageradamente su humildad (“soy un muchacho joven que no sé empezar ni terminar”, v.7) pero pide un corazón (sede de la razón y la conciencia) para juzgar. Semejante actitud “agradó a Yahvé” (v.10). Esto ocurre mientras Salomón duerme (v.5), al despertar ve que todo fue un sueño (v.15) y ofrece nuevamente holocaustos pero ahora en Jerusalén. 



Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Roma     8, 28-30

Resumen: Encadenando una serie de verbos, Pablo destaca la plenitud de salvación que ya tienen los que Dios ha elegido por la posesión del espíritu que han recibido. 



Continúa la lectura del importante cap. 8 de la carta a los romanos. Habíamos visto que el espíritu de Dios viene en ayuda de nuestra debilidad (v.26) permitiéndonos intervenir y pedir de modo que esto sea según Dios (v.27). El texto ahora nos señala que Dios interviene (synergei) en favor (para bien, agathon) de los que le aman, de los que fueron llamados. El acento está puesto en una “cadena” de verbos que se interrelacionan. Pablo recurre a esto en otras ocasiones en la misma carta (cf. 10,14-15):


Allí, los verbos son invocar – creer – oír – predicar – enviar (obviamente tienen como punto importante el primero de los verbos, “invocar”, pero esto no es posible sin haber sido “enviados”). Del mismo modo en nuestro texto: conoció – predestinó – llamó – justificó – glorificó. En este caso la glorificación (edóxasen) es la conclusión de un proceso que comienza con el conocimiento que Dios tiene y por el cual llama. La larga lista de verbos son sumamente importantes, y cada una merece un párrafo. Diremos brevemente algo de ellos. Todos se encuentran en aoristo, por lo que se refiere a un momento concreto y puntal del tiempo pasado. 


  • “conoció de antemano” (proginôskô) puede aludir a un conocimiento que ya lleva tiempo (Sab 18,6; Hch 26,5; Rom 11,2), a estar prevenidos (2 Pe 3,17) o al conocimiento por parte de Dios (que puede ser anterior al tiempo; 1 Pe 1,20).
  • “predestinó” (proorizô) es un verbo ligado a la “elección” (cf. Ef 1,5.11) y a la gloria futura (1 Cor 2,7); dice relación al plan de Dios de salvación (Hch 4,28). En este caso, antes del siguiente verbo hará explícita esta predestinación de los que conoce: “reproducir la imagen” del hijo. Con el objetivo de que no sea “hijo único” sino “primogénito” de “muchos hermanos”.
  • “llamó” (ekálesen) es un verbo obviamente “vocacional” y alude con frecuencia a Israel (9,7.12.24.25.26) pero también al llamado a la fe, a la comunidad cristiana (cf. 1 Cor 1,9; 7,15.17.18.20.21…; Gal 1,6.15; 5,8.13).
  • “justificó” (dikaióô) es un verbo clave de toda la carta a los romanos (x15). Dios reconoce como justos a aquellos que creen (= fe) en Cristo. Aquellos que porque son conocidos por Dios, él los prepara para repetir la “imagen” de su Hijo, de allí que los llame para que creyendo sean justos ante Dios.
  • “glorificó” (doxazô) es dar gloria. Lo frecuente es “dar gloria a Dios” (1,21; 15,6.9) pero puede significar que alguien (incluso uno mismo) “hable bien” (u otros lo hagan) de una persona (11,13; 1 Cor 12,26) con lo que se asemeja a “bendición”. 



El cristiano, poseyendo el espíritu – que es el tema de todo el capítulo 8 – ha sido liberado de la ley del pecado y de la muerte (8,2) de allí que en cierto modo ya participe plenamente de la gloria de Adán (cf. 3,23).


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     13, 44-52

Resumen: con elementos propios de Mateo el evangelista concluye el capítulo de las parábolas; presentando un par que señalan el valor del reino que algunos no saben reconocer, la de una red que invita a la paciencia hasta el tiempo de la recolección y concluyendo con la referencia a un escriba discípulo.



En el final del bloque de parábolas, las últimas tres, son propias de Mateo. Las tres expresamente destacan la semejanza del Reino con una dimensión fácil de reconocer para los oyentes: un hombre que encuentra un tesoro escondido en un campo, un comerciante de perlas, y una red que se recoge para la pesca. 


Es interesante notar que en la primera parábola, el punto de comparación es el tesoro escondido; en la segunda el comerciante y en la tercera la red. Es decir, el reino es como ese tesoro (no como el hombre que lo encuentra), como el comerciante (que reconoce el valor de una perla que ha encontrado) y la red que no discrimina peces buenos e inservibles. 


Esta última tiene – como es propio en Mateo en esta unidad – una pequeña alegorización (los ángeles, los justos, los malos…). Todo concluye con una pregunta de Jesús: ¿han comprendido? Que desencadena un último dicho sobre el escriba discípulo del Reino. 


Las primeras dos parábolas (la del tesoro y la del comerciante) parecen tener un tema común y es la repetición de que “al encontrar” algo valioso, “va, vende todo” para comprarlo (vv.44 [pôlei].46 [pépraken]).


El tesoro escondido
La perla valiosa
El Reino de los Cielos es semejante a
un tesoro escondido en un campo que un hombre
un hombre comerciante que anda buscando perlas finas, y que
al encontrarlo
vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da,
al encontrar una perla de gran valor, va
vende todo lo que tiene y compra
el campo aquel
aquella


No se trata de invitar a los oyentes a reconocer el valor del reino – el que le les sería reconocido a los destinatarios – sino a invitar a quienes lo han encontrado, a vender todo para poseerlo. Vender todo [pôlêsón] y darlo a los pobres es signo de la perfección del discípulo que da cumplimiento a “la ley y los profetas” (19,21); no es distinto – en este caso – a “dejar todo” (cf. 19,27.29). El que comprende (como el negociante que sabe reconocer la perla) sabe que “vale la pena” la renuncia a todo por el Reino. En cierta manera ese tesoro estaba oculto, como el tesoro en el campo, o como la perla que andaba buscando el hombre comerciante (anthtôpô empórô) y es al hallarlo que se desencadena la valoración y la renuncia.


A continuación el tema cambia: nuevamente la misma fórmula de vv.44 y 45 “el reino de los cielos es semejante a” (v.47). En este caso, para reforzar la centralidad en la red (y no en el pescador) el texto lo omite (“se echó” [voz pasiva, aoristo] y no “echó un pescador”, por ejemplo). Incluso no se menciona sujeto alguno aunque se lo supone: la sacan, se sientan, recogen, tiran (v.48). Recién en la alegorización se hace referencia a los personajes que, en este caso, son “los ángeles” (v.49). En el reino todos tienen cabida, recién al final – escatológico – se sabrá reconocer lo bueno de lo malo (en esto se asemeja a la parábola de la cizaña). La predicación de Jesús sobre el reino encontrará resistencias (parábola del sembrador), pero fructificará (parábolas de la levadura y la mostaza) por lo que se hace imprescindible tener paciencia y no querer precipitar el final (parábola de la cizaña). Es una pena que los fariseos (recordar que se refiere a los contemporáneos de los destinatarios del Evangelio) se nieguen a reconocer el valor que el reino tiene negándose a entrar en él y quedándose fuera.


La frase “llanto y rechinar de dientes” se encuentra una vez en Q (Lc 13,28 / Mt 8,12) y fuera de eso es exclusiva y frecuente en Mt (13,42.50; 22,13; 24,51; 25,30) la imagen es la de un dolor insoportable, a lo que serán llevados los que se nieguen entrar.


  • En 8,12 quedan fuera de la mesa del reino
  • En 13,42 son arrojados al horno de fuego los hacedores del mal
  • En 22,13 es arrojado fuera de la fiesta quien no tiene vestido de bodas
  • En 24,51 un mal siervo es “cortado” y echado fuera de la hacienda
  • En 25,30 el siervo que no dio intereses de los talentos encargados es echado


En todos los casos el contexto parece escatológico y podría hacer referencia al “infierno” cosa que en el contexto alegórico de la parábola es sensato.


La parábola de la red tiene muchos elementos en común con la explicación de la parábola de la cizaña:


  1. Se recoge la cizaña (v.40) / los peces (v.48)
  2. La buena semilla (v.37) / los buenos peces (v.48)
  3. Los arrojan al horno (v.42) / fuera de la canasta (al mar) (v.48)
  4. El fin del mundo (vv.39.49)
  5. Los ángeles (vv.41.49)
  6. La oposición justos / malos (vv.41.43) y los “peces” malos y justos (v.49)
  7. El horno encendido (vv.42.50)
  8. Los llantos y rechinar de dientes (vv. 42.50)



El paralelo es evidente e insiste en la importancia de la paciencia aguardando el momento oportuno sin pretender acelerar los tiempos. 


El texto concluye con la pregunta si han comprendido (v.51), el verbo syníêmi es particularmente frecuente en esta unidad (x9 en Mt, de las que x6 aquí): 


  • Jesús habla en parábolas porque oyendo no oyen ni entienden (v.13)
  • Se cumple la profecía, “oír, oirán pero no comprenderán” (v.14)
  • No "sea que con su corazón entiendan…” (v.15).
  • El que oye la palabra del reino y no la comprende (v.19)
  • En cambio otro oye la palabra y la comprende (v.23)



La comprensión se refiere expresamente a la palabra / parábolas que Jesús pronuncia. Puesto que los destinatarios de la explicación (los discípulos en la casa, v.36) han comprendido el misterio del reino lo compara a un “escriba que se ha hecho discípulo del reino” (es extraña la frase ya que – como en Marcos – los escribas en general conforman el grupo adversario de Jesús. Sin embargo, al referirse a quienes han comprendido el significado de las palabras / parábolas – lo que implica dar frutos – es posible que se refiera a algunos miembros de la comunidad de Mateo que comprenden la novedad del reino predicado por Jesús y a su vez lo antiguo de su ministerio de comentadores de la palabra, de la enseñanza tradicional.




Foto tomada de www.laingarciacalvo.com

martes, 18 de julio de 2017

Domingo 16A



Los misterios del reino se siguen revelando

DOMINGO DECIMOSEXTO - "A"


Eduardo de la Serna



Lectura del libro de la Sabiduría     12, 13. 16-19

Resumen: resaltando la fuerza de Dios el autor manifiesta que esta se manifiesta en la misericordia – a diferencia de la fuerza en los injustos  que se manifiesta en opresión y violencia – y esto repercute en la historia humana.

El libro de la Sabiduría es sin dudas el libro más griego de toda la Biblia. En esta parte del libro, centrada en Dios, destaca que Dios es misericordioso, y que su poder (isjys, 3 veces en esta parte, vv.16.17.18) es la fuente de su misericordia. Su “fuerza” es el principio (arjê) de la justicia, y siendo “señor” (déspozein) sobre todos, sobre todos muestra compasión (feídomai). Esta indulgencia de Dios es la característica de la unidad (cf. v.8). 

El v.19 en realidad da comienzo a la unidad siguiente (vv-19-22) pero como su consecuencia, por lo que el v.19 puede relacionarse con éste (“actuando así…”) invitando a los justos a una actitud frente a los demás (filantropía), y a los pecadores al arrepentimiento (metánoian). Esta filantropía es característica de la sabiduría (1,6) que tiene un espíritu de “filantropía” (7,23). De este modo, se destaca que el justo debe caracterizarse por la sabiduría, del mismo modo que – alentado por la indulgencia de Dios – el pecador es invitado a la conversión.

Es el monoteísmo confesado explícitamente (“fuera de ti no hay Dios”, v.13) el que manifiesta el poder divino que se manifiesta en los beneficios a la humanidad como varios escritos tardíos lo confirman:


  • “¡Dios es misericordioso protector de todos!” (3 Macabeos 6,9)
  • “Dios es amigo de la justicia (…) está operando de continuo las conoce y no se le oculta nada insisto (…) de la misma manera que Dios beneficia al mundo entero, tú, si lo imitas, serás perfecto” (Aristeas 209-210)
  • “Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todos, para que puedas mostrar que no juzgas injustamente” (Sabiduría 12,13)
  • “Adora al Dios del cielo, que hace bajar el rocío t la lluvia sobre la tierra, El hace todo en ella, ha creado todo con su voz, y de él procede toda vida” (Jubileos 12,4)
  • “Considera cómo Dios favorece al género humano; él es quien les proporciona en todo momento salud, alimento y todo lo demás” (Aristeas 190)
  • “Adoran al Dios que ve todas las cosas y las crea” (Aristeas 16)
  • “Tú, oh Dios, eres la esperanza y refugio de los pobres” (Salmos de Salomón 15,1)



Pero este Dios de la justicia no es ajeno al universo del hombre. El poder de Dios es inicio de la realización de un orden humano de justicia. Sobre este “poder” de Dios es que se detendrá en los vv.16-18 con lo que a su vez habla de la justicia. La fuerza sobre la que se asienta el mundo de los que no son sabios es la violencia (por eso oprimen y explotan a los débiles, 2,11); la fuerza de Dios se manifiesta en su misericordia. 



Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma     8, 26-27

Resumen: la importancia del espíritu de Dios se sintetiza en esta breve unidad destacando el contraste entre la fortaleza, que nos viene por el espíritu de dios, y la debilidad humana sin la que no sabríamos siquiera dirigirnos a Dios como corresponde. Pero con el espíritu la oración es conforme a Dios.



Pablo sigue el importante cap. 8 de la carta a los Romanos manifestando el rol que en los creyentes juega el espíritu de Dios. 


Para empezar el espíritu se manifiesta en contraste con la debilidad (astheneía). Es sabido que el “espíritu” es la fuerza que viene de Dios para sostener (synantilambanô, venir en nuestra ayuda, como lo que Marta pide que María haga, Lc 10,40), se hace cargo de nuestra debilidad, el camino de los llamados a seguir su voluntad y sus caminos. Con nuestras capacidades ni siquiera sabemos cómo pedir (proseújomai), de allí que el espíritu intercede (hyperentugjanei, única vez en la Biblia) con “gemidos” (la otra vez que se encuentra en el NT – Hch 7,34 – traduce el término “clamores” (cf. Ex 2,24; 6,5). Estos gemidos no son la voz de un bebé, sino los gritos del dolor, la opresión y el sufrimiento y por eso son “inexpresables” (alálêtos, también única vez en la Biblia, literalmente: “sin palabras”). 


El verbo “investigar / sondear / escrutar” no es muy frecuente en la Biblia (x6) y suele referirse a la voluntad de Dios. En este caso, “el que escruta los corazones” (= Dios) conoce las aspiraciones íntimas del espíritu. “Conocer / tender” (frónêma) es también poco frecuente (x2 en 2 Mac y x4 en Romanos) aunque depende hacia dónde se tienda (la carne o el espíritu, 8,6). En este caso se refiere a tender hacia el espíritu, por lo que la “intercesión” (entugjanô) es “según (kata) Dios” y “en favor (hyper) de los santos” (es decir, los miembros del pueblo de Dios). El espíritu, don por excelencia de Dios para los tiempos nuevos, nos hace tender en sentido contrario a lo que nos separa de Dios; por el contrario, nos hace tender a la vida, interceder coherentemente con la voluntad de Dios.



+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     13, 24-43

Resumen: Una serie de elementos, mezclados en su origen (de Marcos, de Q y propios de Mateo) continúan el capítulo de las parábolas. En este caso comenzando y concluyendo con la del trigo y la cizaña y centradas en dos parábolas del reino. Jesús, cuando habla de algo tan importante para él, como es el reino, sólo lo hace en parábolas. Los sencillos pueden comprenderlo.



Comenzando con una nueva parábola – que es propia de Mateo – y culminando con la explicación de la misma, la liturgia sigue presentando el capítulo de las parábolas propio de Mateo. Esta unidad tiene textos que dependen de diversas fuentes, veamos:



Orden de Mateo
Fuente / origen
Parábola de la cizaña y el trigo
Propia de Mateo

(Mateo omite la semilla que crece sola, de Marcos)
Parábola del grano de mostaza
De Marcos y de Q
Parábola de la levadura
De Q
Por qué habla en parábolas 3
De Marcos
Explicación de la parábola de la cizaña
Propia de Mateo


1)     La parábola del trigo y la cizaña (13,24-30)


La parábola pone el acento en el “hombre” señalando que sembró “buena semilla” (cosa que se repite en v.27), pero “un enemigo” siembra cizaña. La característica es que no es fácil distinguir – especialmente en los primeros tiempos – una de otra. Cuando llega el tiempo de los frutos, entonces se puede reconocer el trigo y la cizaña, y por tanto arrancar una para quemarla, y el otro para ponerlo en el granero. La parábola es, entonces, una invitación a imitar la paciencia del “hombre”, a eso se asemeja el reino. Aparentemente el sentido es confrontar la impaciencia “mesiánica” (cf. Is 60,21) para la cual solo habrá justos en medio del pueblo. La parábola señala que todavía no es el tiempo del juicio. Por otra parte, parece una puesta en forma de parábola del dicho de que “el árbol se conoce por sus frutos” (Mt 12,33, texto Q), “por los frutos los conocerán” (exclusivo de Mateo, 7,16).


2)     Parábola del grano de mostaza (13,31-32)


Es interesante notar la diferencia que esta parábola presenta en Marcos y en Q: el acento, en Marcos, está puesto en el contraste entre la “más pequeña” y la “más grande” (Mc 4,31-32). Lucas – como lo hace otras veces – prefiere el texto de Q, donde el acento está puesto en el crecimiento “hasta árbol” (Lc 13,19). Mateo ha escogido ambos acentos y señala el contraste y también el crecimiento “hasta árbol” (v.32). El reino, entonces, se asemeja a un crecimiento importante y que contrasta con un comienzo pequeño.


3)     Parábola de la levadura (13,33)


La parábola de la levadura se encuentra en Q donde pone en paralelo – como lo hace otras veces – el accionar de un varón y el de una mujer. El paralelo es preciso:


          Tomó un hombre … hasta (árbol)

          Tomó una mujer … hasta (fermentar todo)


Como el texto no se encuentra en Marcos, Mateo repite palabra por palabra lo tomado de Q con la excepción de “de los cielos” dicho del Reino, como es su costumbre, y un pequeño prefijo en el verbo “esconder”. El acento es semejante al anterior de Q (la levadura) y está dado por el resultado final del accionar del varón / mujer; en este caso la gran cantidad de harina fermentada, como para hacer una fiesta.


4)     Jesús habla en parábolas (13,34-35)


Marcos y Mateo ya habían señalado (ver el domingo pasado) por qué Jesús habla en parábolas. Allí destaca que “nada les hablaba” (“les”, como ya fue dicho en 13,10) sin parábolas. Seguramente es para destacar que cuando habla acerca del Reino, Jesús solamente habla en parábolas. Y – como es común en Mateo – nuevamente destaca que se cumple lo dicho por el profeta (en este caso un Salmo, 77,2). 


Sal 78,2
Mt 13,35
voy a abrir mi boca en parábolas (masal), a evocar los enigmas (haîdôt) del pasado.
Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.


5)     Explicación de la parábola de la cizaña (13,36-43)


Nuevamente al explicar la parábola, Mateo recurre a una alegoría, es decir a una explicación simbólica en la cual cada parte de lo narrado tiene un significado: el sembrador, el campo, la semilla, la cizaña, el enemigo… Cambia un poco en v.40 con “como, pues”, pero el acento está puesto en el fin del mundo. En este caso hay dos grupos en cuestión, los que obran la injusticia y los justos y su referencia es el juicio.

miércoles, 12 de julio de 2017

Tolerancia cero

Tolerancia cero


Eduardo de la Serna



Si miramos con atención y cuidado, el término “tolerancia cero” puede ser muy peligroso, e injusto. Puede descargar, con suma facilidad, bronca o hasta linchamiento sobre aparentes culpables que a la postre resultan inocentes o pueden saltar todas las necesarias instancias judiciales oportunas para un “justo proceso”. Eso no significa, de ninguna manera, que se obstaculice toda investigación necesaria para un (ojalá rápido) conocimiento de la verdad, de las responsabilidades y el encuentro de los/el (no de cualquier) culpable/s en casos de delitos.

Tolerancia cero” suele ser usada por los sectores más retrógrados y deleznables de la sociedad, por lo que me es muy difícil asociarme al mismo.

Pero ¿qué ocurre cuando se trata de un hecho concreto de víctimas inocentes e incapaces de defenderse? ¿O de criminales sueltos y libres con toda la ocasión de reiterar delitos porque nadie ha hecho nada o porque “la justicia” es tan lenta que en la práctica es injusta? ¿Cómo salir en defensa incuestionable de la/s víctima/s sin ser injustos y a su vez poniendo todos los medios para evitar la reiteración?

En el caso concreto de la pedofilia, algo atroz, abominable y criminal, y en este caso cometido por curas o sectores de la institución eclesiástica (tengo claro -además- que "los curas" no son el principal grupo responsable de la pedofilia, que ocurre más en el seno de las familias; pero también tengo claro que ese es "nuestro" problema), la Iglesia afirma que se ha de aplicar dicha “tolerancia cero”. Y los crímenes han sido tantos, las aberraciones, las víctimas, el dolor causado, la complicidad, el encubrimiento ha sido tanto que en este tema decir “tolerancia cero” es no solo sensato, sino justo y necesario.

Seamos precisos antes de avanzar: tenemos en cuenta la posibilidad de falsas denuncias (o imprecisas, o hasta –muy raramente- de malos entendidos), algo muy difícil –si no imposible- en el caso de niños, como es sabido. También podemos tener en cuenta que por tratarse de temas muy sensibles y dolorosos es sensato enfrentar el tema con sumo cuidado, sobriedad, respeto y hasta un poco de sigilo, siempre que no se entienda este como encubrimiento, aunque este debiera ser lo más breve posible. Pero –creo- todo esto debe dar a la/s (supuestas) víctima/s la máxima garantía de que no se está tapando nada ni a nadie, de que se busca la verdad sin artimañas y que ninguna actitud corporativa busca proteger a un “colega”. Que un acusado o sospechado de pederastia sea separado de todo lugar donde pudiera reiterar delitos es evidente y necesario, pero no puede darse la imagen de que se lo está “escondiendo” o cambiando de lugar para que en otro lado pueda seguir haciendo lo mismo… Es fundamental –además– saber que “la víctima” no es el eventual cura injustamente sospechado (si lo fuera) sino que la víctima principal es el niño o niña abusado o abusada. En lo personal –por ejemplo– una de las cosas que primero me hicieron creer en la veracidad de las acusaciones contra Julio César Grassi fue que saliera a defenderse y no a buscar por todos los medios quién había abusado de los chicos que le fueron asignados y de quienes era una suerte de “padre” ya que él afirmaba no haberlo sido.

Esto no significa encarcelar un “posible” abusador ya que es sabido el dicho de que “es preferible un culpable suelto antes que un inocente preso”, además de las consecuencias conocidas de la suerte de los presos por motivos sexuales en las cárceles, algo que nadie merece y, menos aún, si cabe, un inocente. Pero esto debe exigir –especialmente ante los ojos de las víctimas– la urgente transparencia para que vean sin posibilidad de sospecha o duda que se está haciendo todo lo posible para sancionar al/los responsables de ese crimen atroz.

Lamentablemente, además, se conjugan otros elementos que “embarran la cancha”, y la prensa y su sensacionalismo (o actitudes peores, como suele ser más de un caso) debe ser señalada en primer lugar; en ocasiones la ambición de quienes buscan un provecho económico (no una justa indemnización) o hasta un chantaje también deben señalarse, y en ocasiones –lamentablemente demasiadas– un Poder Judicial cada vez más alejado de la “Justicia”, sea –en este caso– porque algunos manifestándose “católicos” no quieren avanzar en la investigación, o sea los que minimizan el delito y su gravedad.

Y acá lo central y principal: demasiados casos salen a la luz (al menos ahora son denunciados, debemos –eso– celebrarlo, y no ocultados o negados). Falta mucho todavía. Sabemos de casos de familias que no hacen la denuncia civil por vergüenza, por ejemplo. Sería de desear que la Institución eclesiástica, que por llamado de su maestro Jesús, está convocada a quedar siempre “del lado de las víctimas” se manifieste claramente a los ojos y el corazón de quienes fueron abusados o abusadas por miembros de la institución como quién está firmemente decidida a evitar en adelante todo delito de este (y de otro) tipo, y –además– a sancionar a quienes fueran responsables y no más preocupada en cuidarse a sí misma.

Una última nota: con frecuencia –en el pasado– la Iglesia quiso evitar “el escándalo” y por eso tapaba, o cambiaba de destino a los sospechados o acusados. El escándalo ahora es mayor (y lo mismo debiera ser tenido en cuenta para otros escándalos que quisieron disimularse o invisibilizarse, como las complicidades con la dictadura). Colaborar con la verdad, y poner todo lo posible en su búsqueda debiera ser aquello que caracterice la Iglesia de nuestros días, sólo así podremos testimoniar con nuestras vidas y palabras a Jesús y su proyecto en nuestra historia.




Dibujo tomado de https://blogdelerolico.wordpress.com/2014/04/11/colusion-de-clero-y-gobiernos-para-tapar-la-pederastia-onu-ya-desdenantes/

martes, 11 de julio de 2017

Domingo 15A

La siembra del reino no siempre es bien recibida
DOMINGO DECIMOQUINTO - "A"


Eduardo de la Serna



Lectura del libro del profeta Isaías     55, 10-11

Resumen: A un número importante de cautivos en Babilonia, el profeta les anuncia la liberación que es anunciada por su palabra. Pero esta palabra es eficaz, como lo es la lluvia para la fecundidad de los campos.


El discípulo de Isaías se dirige a los cautivos en Babilonia (la elite del pueblo), les afirma desde el comienzo que se aproxima el momento, y es inminente, en que podrán volver a la tierra de Israel. La situación de los cautivos es terrible. Allí, cada año deben escuchar el canto triunfal del relato Babilónico de la Creación que les repite, cada año nuevo, que 

Tú (Marduc) eres el más honrado de los grandes dioses, tu decreto no tiene par, tu orden es Anú (el dios del cielo); tú, Marduc, eres el más honrado de los grandes dioses, tu decreto no tiene par, tu palabra es Anú. Desde este día, inalterable será tu sentencia; ensalzar o humillar estará en tu mano; tu palabra será inmóvil, tu mandamiento será indiscutible (Enuma Elis, tabl. IV, líneas 3-9).

En este texto, el discípulo de Isaías les anuncia una suerte de parábola sobre la palabra de Dios que se puede ver en cómo está armado el texto:

a.    Como desciende la lluvia o la nieve de los cielos
   b.    Y no vuelve sin haber saturado la tierra
      c.    Sin haberla fecundado y hecho germinar (…)
a’. Así será mi palabra, la que saldrá de mi boca;
   b’. No volverá a mí vacía
      c’. Sin haber hecho lo que yo desee (…)

La lluvia o la nieve (a.b.c.) son metáfora que ilustra la segunda parte (a’.b’.c’.), la referencia a la palabra. El campesino sabe que los campos jamás serán productivos y fecundos sin la lluvia. Pero, de todos modos, la lluvia no es suficiente para producir el pan: es necesario el trabajo campesino que es el que cosecha y produce el pan. Este pan es el que da la vida; la obra de la lluvia es el primer paso. Cuando el agua –como el enviado a anunciar la palabra, el profeta- vuelva a los cielos ya ha fecundado los campos. Ahora falta la tarea del campesino para que haya pan. Del mismo modo, la palabra que Dios ha pronunciado por intermedio del profeta no quedará sin producir liberación. Como el pan, la liberación es vida para el pueblo. Como se insinuaba en Gen 1, la palabra de Dios es creadora de historia, y esta es “historia de salvación”. Como con el trigo y el pan, este paso liberador, anunciado por la palabra, deberá ser realizado por la humanidad en la historia.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma     8, 18-23

Resumen: con una mirada dirigida hacia el futuro, Pablo invita a mirar el presente, difícil, pero con esperanza. Como miembros de una creación que también sufre, tenemos por el espíritu los elementos para vivir de un modo nuevo nuestro tiempo. 


La liturgia sigue presentando – como dijimos la semana pasada – el importante capítulo 8 de la carta a los romanos. En v.17 había dicho que “si sufrimos, seremos glorificados con él”. 

Partiendo del tema del sufrimiento, aunque ahora tematizado y universal (“toda la creación”), Pablo da un paso más marcado por la esperanza. Una serie de elementos caracterizan el presente: sufrimientos, gemidos, dolores (de parto), paciencia pero nada de esto impedirá la llegada de la gloria que se manifestará, revelación, liberación, rescate. 

La esperanza es parte fundamental (vv.24-25, omitido en la liturgia). 

El espíritu, que era fundamental en el texto pasado, cede su lugar a otra perspectiva marcada por el presente (vv.18.22) y el futuro (vv.18.19.20.23.24.25) preparado con las imágenes del parto y las primicias (vv.22.23). 

La recurrencia de la creación (ktisis) ubica el relato en un fuera del ser humano, un horizonte en el que éste se ve incluido pero no lo agota. Quizás por eso no habla de resurrección sino de corrupción, caducidad, sufrimiento, y liberación o rescate. 

Por otra parte, el texto está en las antípodas de las imágenes que piensan que “este mundo” es perverso, o que todo lo positivo se vivirá exclusivamente en un futuro indeterminado. Las “primicias” (v.23), el espíritu, el primogénito de muchos hermanos (v.29) nos recuerda que es en el “aquí y ahora” que debemos vivir en el presente histórico, mirando su cumplimiento en esperanza. 

En realidad, lo anunciado en v.18 se desarrolla en vv.19-22 refiriendo a toda la creación, en vv.23-25 a los cristianos (“y no sólo en ella, también nosotros”) y en vv.26-27 retorna el tema del espíritu (“y de igual manera el espíritu”) como fundamento de la vida cristiana.

 
 
+ Evangelio según san Mateo     13, 1-23

Resumen: Siguiendo en general a Marcos, Mateo presenta a Jesús predicando en parábolas, el anuncio de la primera de ellas sobre la siembra en distintos lugares de la tierra, la aclaración de por qué Jesús habla en parábolas y la explicación alegórica de la parábola pronunciada. El contexto es característico de Mateo y su comunidad enfrentada con los que se niegan a recibir el Evangelio.
 

Es sabido que Mateo suele agrupar en bloques temas semejantes. En este caso, el cap.13 presenta un extenso bloque de parábolas que serán las lecturas de los próximos domingos. En el texto de la liturgia de hoy, empieza –siguiendo a Marcos- con la presentación que introduce el modo de hablar de Jesús “en parábolas” y para luego dar comienzo la parábola que suele conocerse como “del sembrador”. Como en Marcos, a esta parábola le sigue un diálogo con los discípulos acerca de por qué Jesús habla en parábolas. Y a continuación una “explicación” alegórica de la parábola puesto que no fue comprendida. De este modo, en el evangelio de hoy tenemos cuatro temas:


1.- Presentación general de Jesús hablando en parábolas (13,1-3a)

2.- Parábola “del sembrador” (13,3b-9)

3.- Por qué Jesús habla en parábolas (13,10-15) y bienaventuranza a los testigos (13,16-17)

4. “Explicación” de la parábola (13,18-23)


Cada tema merecería un comentario detallado. Veamos sintéticamente lo fundamental.


     1)    Introducción general


La mayor parte del cap. 12 transcurre en una casa (¿la de Jesús?, Mateo no da más datos, ver Mc 3,20); ahora Jesús abandona esta casa para dirigirse a orillas del lago, donde se sienta, y allí a causa de la multitud (ojlos) debe subir a una barca para hablarles sentado (quizás para darle solemnidad a la escena). La introducción finaliza señalando que “les habló mucho en parábolas” con lo que introduce el largo bloque que viene a continuación. Es interesante que use el plural, “parábolas” a pesar que sólo mencionará una para luego comenzar el diálogo de por qué habla “en parábolas” (lo mismo Marcos). Quizás en un comienzo ésta fuera “la parábola” paradigmática, y luego Marcos, y más aún Mateo, añadieron otras en el bloque.


      2)    La parábola


La parábola es prácticamente idéntica a Marcos. Las diferencias son de estilo o narrativas, el único cambio importante radica en que mientras –al hablar del grano que da fruto- Marcos dice treinta, sesenta y cien, Mateo lo hace al inverso (cien, sesenta y treinta). El evangelio apócrifo de Tomás dice que 
otros cayeron sobre tierra buena y dio fruto bueno, hacia el cielo; produjo sesenta veces y ciento veinte veces” (EvTom 9). 

El contexto, a pesar de la frase redaccional que alude a la salida de la casa y a que esto ocurre “aquel día”, es el del conflicto con los fariseos (12,38-45), algo que es característico de Mateo ya que refleja el conflicto entre la comunidad a la que éste dirige su evangelio, y la importante comunidad judía de Antioquía. El conflicto radica en que ambos pretenden mostrarse como “Israel” luego de la gran crisis de los años 70 en la que los romanos han destruido la ciudad de Jerusalén y su templo. La idea, en este caso está en señalar que la semilla sembrada, no en todos los casos produce fruto ya que hay fuerzas adversas a la semilla (pájaros, sol, espinas). En este caso, Jesús habla a la “multitud” (v.2.10-11) pero solamente los discípulos lo comprenderán. Del mismo modo que el sembrador tiene elementos adversos que impiden que todas las semillas arrojadas a tierra den fruto, algo semejante ocurre con el reino de Dios que Jesús ha predicado ya que si bien ha dado fruto en algún lado, también ha fracasado en muchos otros.


      3)    ¿Por qué habla en parábolas?


Siguiendo a Marcos, Mateo introduce algunas interesantes modificaciones: los discípulos preguntan por qué Jesús “les” (a la multitud) habla en parábolas (en Marcos, como le es característico, la diferencia estaba dado entre aquellos de dentro y los de fuera). Solamente a los discípulos (la comunidad a la que Mateo se dirige) se les ha dado “a conocer los misterios” (misterio que quizás aluda a los fracasos de la predicación de Jesús de los que Mateo viene tratando). Es posible que lo incomprensible de las parábolas no radique en su complejidad sino, por el contrario, en su simplicidad: los eruditos (fariseos, tema propio de la comunidad de Mateo, como hemos dicho) no pueden entender que temas “tan serios” como los misterios del reino se puedan expresar en algo tan simple. En este sentido – y en continuidad con la revelación a los pequeños y no a los “sabios e inteligentes” – no se trata de algo que pueden comprender “iniciados”, “instruidos”, o gente “preparada”, sino todo lo contrario. Son estos los que no pueden comprenderlo.


Es interesante compararlos con dos textos de la época:

Dice Henoc, él, el hombre justo, cuyos ojos han sido abiertos por Dios, que ha visto la visión del Santo que está en los cielos, que me han mostrado los ángeles: he sabido todo de ellos y he comprendido todo lo que veía, no es para esta generación, sino para la que viene, lejana. Hablo para los elegidos, para ellos pronuncio una parábola; saldrá de su morada el Santo, el Grande…” (1 Hen 1,2-3).

Dice el Maestro de Justicia: “Tú has hecho de mí una bandera justa para los elegidos y un intérprete lleno de conocimiento sobre los misterios maravillosos, para probar a los hombres en la verdad y poner a prueba a los que aman la instrucción” (1QH 2,13-14)

Como “remate” del dicho, Mateo – como le es habitual – destaca que “se cumple” una profecía. En este caso se trata del relato de vocación de Isaías, enviado a su pueblo “para que” no se conviertan, ligeramente suavizado por la Biblia griega de LXX que Mateo cita literalmente. Veamos brevemente


Isaías 6,9-10 (hebreo)
Isaías 6,9-10 (LXX)
Oigan con  sus oídos y no entiendan, vean con su vista y no comprendan.
Engorda el corazón de ese pueblo hazle duro de oídos, y pégale los ojos, 
no vaya a ver con su vista y a oír con sus oídos, y comprender con su corazón, y vuelva y se le sane».
Oigan con  sus oídos y no entiendan, vean con su vista y no comprendan.

Porque se ha engordado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; 
no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y vuelvan, y yo los sane.



Como se ve, mientras en el texto hebreo es Dios mismo el que no quiere que su pueblo vea, o entienda, en LXX es el pueblo el que ha elegido no comprender. Es el grupo “intelectual” el que se niega a ver y entender los misterios que Jesús predica y revela acerca del Reino. Pero estos entran en contraste con otro grupo (“ustedes”, es decir los discípulos, la comunidad de Mateo) a los que declara “bienaventurados” (makarioi). Estos lo son porque – a diferencia de los “sabios e inteligentes” – ven y escuchan. Este texto pertenece al escrito Q (ver Lc 10,23-24) como también lo es el de la revelación a los “pequeños” y Mateo lo ubica aquí con toda intención de señalar un contraste entre los que escuchan y ven y los que se niegan a hacerlo. Es interesante notar breve y esquemáticamente lo que Mateo toma de Marcos, lo que toma de Q y lo que le es propio para ver cómo arma el discurso en esta parte:



Mateo
Fuente / origen
Razón de la incorporación
Parábola
Marcos 4,3-9

Por qué habla en parábolas 1
Marcos 4,10-11a

al que tiene se le dará…
Marcos 4,25 (otra ubicación)
Unido porque a los discípulos – comunidad de Mateo -  se les “ha dado” a conocer los misterios, y los que lo rechazan perderán lo que tengan (ser hijos de Israel)
Por qué habla en parábolas 2
Marcos 4,11b-12

Cumplimiento de Isaías
Propio de Mateo
Negativa a escuchar por parte de los judíos contemporáneos de Mateo
Felices los ojos que ven…
Q (Lc 10,23-24)
Incorporado por la referencia a ver y oír, para comparar a “ustedes” y a “aquellos”, los “sabios e inteligentes”.
Explicación de la parábola
Marcos 4,13-20




     4)    Explicación alegórica de la parábola


Antes de seguir es importante notar un elemento ya insinuado. Las parábolas son -de hecho- una prolongación de un refrán; por eso toman un punto para profundizarlo o ilustrarlo. Ese punto suele estar o en la conclusión de la parábola, o introducido por alguna fórmula del estilo “el reino de Dios se parece a…” sin embargo, en nuestro caso no tenemos una introducción, de modo que no es fácil saber si el centro de la parábola es el sembrador (lo es si aceptamos el título “parábola del sembrador”), si es la semilla, o si es la tierra. Suponiendo que se trata – como parece – de una “parábola del reino”, ¿a cuál de los tres elementos señalados se parece el reino? En muchos casos – como suele ocurrir con los refranes, que son utilizados para ilustrar una situación de la vida cotidiana – la parábola se comprende por el contexto, pero en este caso sólo se nos dice que Jesús dijo… Por ejemplo: ¿se refiere al reino como semilla para destacar que de cualquier manera dará fruto?, ¿se refiere al sembrador – Jesús – para destacar el rol evangelizador que cumple en su ministerio (y deberán cumplir los destinatarios del Evangelio)? O ¿se refiere a los oyentes de la predicación de Jesús, que no en todos los casos la dejan fructificar? Precisamente porque está ausente la frase “el reino de Dios se parece a una semilla / a una tierra / a un sembrador / a su fruto” es que la comunidad – más tardíamente – elaboró un discurso interpretativo, en forma de alegoría,  para que la parábola no se perdiera y dijera algo a los destinatarios.


La alegoría está centrada en los diferentes terrenos sobre los que cae la semilla, que es la palabra, a todos se los invita a “oír la parábola”. Todos oyen la “palabra del reino”, mas algunos no la entienden (como ya se dijo; “oír” y “entender” son las palabras clave de la unidad y aluden al texto de Isaías), otros no tienen profundidad, tienen distracciones que les impiden dar frutos. En cambio otros la escuchan y “la comprenden” y por eso producen fruto. En este caso, los adversarios de la semilla son “el Maligno”, el escándalo por la tribulación o la persecución y las preocupaciones del mundo y las riquezas.




Dibujo tomado de hoyrevista.com