sábado, 9 de septiembre de 2017

Cambiemos... de grieta

Cambiemos… de grieta


Eduardo de la Serna



El excelente artículo de Domingo Bresci en Página 12 de hoy (9/9/17) [https://www.pagina12.com.ar/61808-radiografia-del-pro] me inspiró una breve reflexión.

Durante años, por lo que creo a partir del lobista oficial Jorge Lanata, un ex periodista, al recibir un (¿comprado? ¿parte del show?) Martín Fierro al “mejor programa periodístico” (sic), se habló de “la grieta”.

La supuesta grieta es una zanja (¿cómo la de Alsina, para que no pasen los mapuche?) que divide en dos la sociedad, los de un lado y los del otro. Algo semejante a lo que sin tanta publicidad se decía antes, entre izquierda y derecha, por ejemplo. O los buenos y los malos (siempre los otros, claro. “La maldita herencia”). Pero este gobierno ha venido para “cambiar”. De hecho, así lo proclama a “diestra y siniestra” si se me permite la ironía.

Pero la cosa es que no se trata de eliminar “la grieta” (ya he señalado en otra nota que no me parece que la grieta sea mala, sino que lo malo es quedar del “otro lado” del pueblo). El gobierno y sus aliados (y sus mandantes) no quiere eliminar esa grieta, sino que quiera cambiar de grieta. La grieta no debe ser horizontal. Nada es horizontal en este gobierno. La grieta “DEBE SER” vertical: los de arriba (ellos) y los de abajo (nosotros), los que mandan y los que obedecen. Y cuando algo o alguien de “abajo” amaga con “aparecer” debe ser anulado (sea ninguneándolo, callándolo, ignorándolo). 

Así, cuando alguien de arriba comete un “error” (cuando Esteban Bullrich dice una tontería, por ejemplo, de las miles que dice; cuando el rabino se disfraza o trae donaciones (sic), cuando la ministra sobreactúa su torpeza, cuando la vicepresidenta manifiesta su ineptitud o cuando el presidente aparece en todas las manifestaciones de corrupción imaginables (y ¡cuántas no podemos imaginar!), todo eso es tapado, bloqueado, ignorado. ¡Y listo! Para está la prensa, para prensar cerebros. 

Después está el invento: inventar causas con la connivencia del más elitista de los poderes de la res-no-pública, el poder judicial, nada justo. Así se inventan causas, se tapan causas, se cita o se sobreactúa con retroexcavadoras o rastrillajes de ríos (es casi divertido que la mayoría de esas causas inventadas aparecen los viernes. Así la prensa cómplice tiene material de tapa). 

Y si todavía alguno “de abajo” amaga con levantar la cabeza, pues se lo encarcela, como a Milagro, o desaparece como a Santiago. Los “negritos” de Jujuy o los “indios” mapuche no tienen derechos, su único derecho es “servirnos”. ¡Y basta! Por eso hay una grieta de arriba-abajo. Se dice que los mapuche son chilenos (ridícula afirmación, pero ¿y si lo fuera? [reitero, ¡no lo es!] ¿si lo fuera?, ¡¿qué?!); es que ser extranjero chileno, boliviano, peruano, paraguayo, uruguayo es muy bajo. No es lo mismo que ser extranjero inglés, como Lewis, o italiano, como Benetton (y Macri). No es lo mismo un extranjero de arriba que uno de abajo.

La cosa es sencilla, la grieta horizontal es mala, porque nivela, iguala, aunque haya unos y otros. Pero la grieta vertical es excelente (cuando estás arriba, obviamente). Al fin y al cabo ¿cuándo no hubo en la historia de la humanidad clases altas, medias y bajas (verticalidad, como es evidente)? ¿Cuándo no hubo dominadores y dominados, monarcas y súbditos, patrones y sirvientes? De eso se trata CAMBIEMOS. Se trata de cambiar de grieta.



Foto de la Zanja de Alsina tomada de http://www.diasdehistoria.com.ar/content/las-perdidas-cicatrices-de-la-zanja-de-alsina

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