sábado, 14 de octubre de 2017

El diario La Nación no nos quiere

El diario La Nación no nos quiere.

                                                                                                                 Eduardo de la Serna


el presente artículo fue publicado en el Nro 5 de la revista Contra Editorial 
(cuya tapa ilustra la nota)


Si no fueran tan temibles nos darían risa.
(Joan Manuel Serrat, “Los macarras de la moral”)


Con motivo del inicio de la campaña electoral, el pasado 21 de septiembre, el Grupo de curas en Opción por los pobres, hicimos pública nuestra opinión ante la sociedad. Hace ya muchos años – más de 30 – que hacemos llegar a quienes quieran leerla, en la opinión pública y nuestras comunidades, nuestra voz ante diferentes temas. En este caso se suscitaron una serie de reacciones muy interesantes. Algunos sectores eclesiásticos, periodísticos y políticos nos “hicieron el honor” de dedicarnos algunos párrafos. En algunos casos, por ejemplo, merecieron una respuesta profundizando alguna idea o aclarando algún punto. En otros, nuestro silencio es coherente con la falta de argumentos o la agresión. Por caso, responder a algún director de revista cuya aparente intención es alcanzar el episcopado no tiene demasiado sentido. Pero diferente es el caso del diario La Nación que en cuestión de 4 días nos dedicó dos notas centrales: el 3 de octubre un artículo de su habitual columnista, el historiador italiano Loris Zanatta (“Curas K: otra vez el mito de la nación católica”) y la editorial del matutino el 6 de octubre: “Pecados de adoctrinamiento”. En este caso, decir alguna palabra sobre estos “ataques” tiene sentido por la importancia del medio, no por su sensatez. De paso, ¿no es una divertida ironía que el diario que dice ser “tribuna de doctrina” critique como pecado el “adoctrinamiento”?

Es habitual que el diario en cuestión “blanquee” su opinión recurriendo a un conocido historiador italiano y poder así, por interpósita persona, criticar al Papa. Ya es sabido cuánto de incómodos están con él por motivos varios, como que no cumpliera con su explícito deseo de ser “el jefe de la oposición” del gobierno anterior pareciendo, por el contrario, más cercano a aquel que a este; o también aparecer como “populista”, algo aberrante tanto para “la tribuna de doctrina” como para el inefable Loris, o incluso crítico de los gobiernos centrales en temas como su actitud hacia los migrantes. Basta con mirar varias columnas del citado historiador para ver esto (ser historiador no habilita para ser un buen analista del presente, sin duda. Zanatta es un buen ejemplo de ello). La Nación evita así el mal trago, para ellos y sus lectores, tan católicos todos, de criticar al Santo Padre. En este caso, lo he señalado en otro lugar, resulta tan paupérrimo un análisis que parte de dos slogans no cuestionados ni analizados, que cualquier respuesta analítica implicaría darle entidad a lo que no lo tiene.

En su editorial, La Nación, además de remitir al columnista hace una serie de disquisiciones que merecen ser aclaradas. Insisto, por la trascendencia del medio, no por la seriedad de su argumentación. Para empezar, afirma que los curas opp somos “conocidos en las redes sociales” como “curas kirchneristas”. Debemos señalar que “las redes sociales” son un universo demasiado amplio e impreciso. Quizás sus amigos trolls así nos llamen, pero son cosas que corren por su cuenta. Como grupo jamás nos hemos identificado con un partido en concreto, aunque sí tengamos una mirada muy crítica de alguno. Irónicamente podríamos decir que “un diario M nos llama curas K” pero sería una chicana que en nada aporta a aclarar nada.

Al igual que el buen Loris, la editorial hace alusión a que no hablamos de una serie de temas. No sabía que teníamos que hacer nuestra la agenda que el Diario nos ha marcado y hablar de los temas que ellos deciden que son importantes; no lo hemos hecho. No nos interesa hacerlo. Pero el colmo radica en que afirman que “en este último mensaje resulta sorprendente que no se hayan referido… al hambre” y unos renglones más abajo dice que sostenemos que “matar de hambre, desamparo o indiferencia al pobre es un pecado”; quizás el editorialista debería ponerse de acuerdo con sí mismo antes de escribir ya que resulta algo confuso semejante planteo. También nos cuestiona afirmar que algo es “pecado” diciendo que así nos ponemos “en el lugar de Dios” cuando a su vez el título de la nota afirma que nosotros cometemos “pecados de adoctrinamiento”. La esquizofrenia periodística no parece demasiado brillante. Dejando, pues, de lado semejantes incongruencias quisiera señalar algunos temas concretos.

Una de las características de los profetas en la Biblia es que “hablan en nombre de Dios” (que no es “ponerse en el lugar de Dios”, por cierto). Más de 1.000 veces se encuentra en la Biblia la frase “así dice” el Señor y más de 400 veces la palabra “oráculo”. Y es sabido que el ministerio o el rol profético es algo que todo cristiano está llamado a desempeñar desde su bautismo. Atreverse a hablar en nombre de Dios es simplemente algo que es propio del cristiano. El tema daría para mucho, pero no es La Nación el espacio ni el interlocutor apropiado para un debate bíblico-teológico. Cientos de veces, con razón o sin ella, voces eclesiásticas han señalado, por ejemplo, que algo es o no coherente con la voluntad de Dios. Pero pareciera que para el catoliquísimo diario de los Mitre-Saguier no hay problema en decir esto si de matrimonio igualitario, ideología de género o cosas semejantes se tratara, pero no ha de decirse de políticas públicas. Parece que “no matarás”, “no robarás”, “no mentirás” no deben aplicarse al amado gobierno nacional (aunque sí podía decirse del anterior, por cierto). Pues mal que les pese decimos y sostenemos que hay cosas que son pecado y que sostenerlas o alentarlas también lo son. No nos metemos en la conciencia de cada uno (eso sería entrar en un terreno sagrado) pero sí que hay “doctrina” (= adoctrinamiento) que estamos invitados a seguir si queremos ser cristianos. “Este sistema mata” ha dicho reiteradas veces el Papa Francisco, y “no matar” resulta ser uno de los Diez Mandamientos, además de algo que parece estar en el esquema de una suerte de “moral universal”.

Una de las cosas que nos resulta hasta divertida es que ninguno de los que nos han criticado ha osado referirse a lo que hemos dicho citando al Santo Cura Brochero. Beatificado y canonizado por el Papa Francisco y propuesto como modelo para todos los curas argentinos, el Cura en 1912 tuvo clarísimas e indiscutibles intervenciones políticas-partidarias invitando a votar al partido radical contrariamente a los conservadores. Todos pueden leer sus cartas en el grueso volumen, “El cura Brochero. Cartas y sermones”, publicado por la Conferencia Episcopal Argentina en 1999. Allí no sólo cuestiona a quienes voten a Cárcano sino que da indicaciones para que quienes vayan a votar lo hagan por los radicales llamándolo “nuestro partido radical” y diciendo que es “correligionario”. Pero el motivo, como es coherente, no es puramente político, lo afirma porque cree que eso es lo mejor para los pobres del oeste cordobés y lo que redundará en su “felicidad y facilidad”. Sin duda no es este el único cura de nuestra historia que tomó partido tan claramente: basta mirar la Junta del 25 de mayo de 1810 o los participantes en el congreso de Tucumán de 1816 o la campaña de San Martín a Chile, pero lo interesante de este caso es que no sólo se trata del único santo argentino, sino del que fue propuesto por el Papa como modelo para los curas. Es precisamente mirando lo que creemos mejor para los pobres, su felicidad y facilidad que hemos hablado. Y que nos perdone La Nación, pero el ejemplo de los santos nos resulta más importante que un directorio (los honestos interesados pueden ver las cartas 442, 443, 444, 445, 446, 447, 448, 449, 451, 459, todas de septiembre-octubre de 1912 en el citado volumen).

En nuestro texto citamos también a mons. Hesayne en su conocido dicho: “no se puede ser cristiano y neoliberal”. Curiosamente La Nación dice que Hesayne afirma no conocernos, lo cual es ciertamente mentira. Pero, aunque no nos conociera no es ese el tema: ¿se puede ser cristiano y neoliberal?, ese es el punto; no somos nosotros los importantes, son los pobres, es decir, las víctimas principales del neoliberalismo. ¿Se puede ser cristiano y apoyar un sistema que mata? Sin duda que creemos que no.

Muchas otras cosas pueden señalarse, ante una frase más insensata que la anterior. Afirma, por ejemplo, que mons. Frassia ha sido crítico del grupo, pidiendo que los curas se abstengan de “inducir” el voto; curiosamente, no lo hemos hecho porque no hemos señalado a nadie a “quien ” ha de votar, aunque hayamos señalado a quien creemos que no se debería votar. En la diócesis de Mons. Frassia el conocido “cura sanador” Fernando Abraham ha “inducido” desde el 2015 a votar a la alianza Cambiemos con toda claridad y por todos los medios a su alcance. Siendo que uno de los curas del grupo estuvo recientemente con el obispo Frassia y éste no hizo referencia alguna a su mensaje, todo indicaría que no es a nosotros sino a “los otros” a los que el obispo se refería.

Finalmente, y como es habitual en la prensa hegemónica para la que “los malos” (= nosotros) son responsables de todas las calamidades, termina esta mala editorial responsabilizando a los curas opp de que el Papa no venga a la Argentina. Afirma que es deseo de los obispos que “el papa venga a la Argentina a unirnos”, lo cual no parece haber sido afirmado por “los obispos”, aunque quizás alguno pueda pensarlo; pero además parece poner en los hombros papales una carga demasiado pesada. “Para unirnos” resulta casi grotesco. Una sociedad que desde su misma fundación tiene una grieta que la atraviesa (España o independencia, unitarios o federales, civilización o barbarie, radicales o conservadores, peronistas antiperonistas, la laica o la libre…) parece que mágicamente el Papa podría alcanzar una extraña unión que, por otra parte, no sabemos a quiénes consultaron para saber si es deseada (las recientes declaraciones del genocida Astiz no parecen muy interesadas en “unirse” con los y las víctimas de su barbarie, por ejemplo). Pero siendo la “Tribuna de Doctrina” la que ha alentado la teoría de los dos demonios y una supuesta “reconciliación” que muchos no queremos, quizás se entienda bien a que “unión” se refiera. Después quedará a los interesados el análisis acerca de por qué el Papa no viene a la Argentina, y cada quién podrá dar su opinión sobre la conveniencia o no de los viajes papales. Pero mezclar la Biblia y el calefón no parece sensato si de analizar políticas públicas se trata.

Como curas creemos que el gobierno de Cambiemos es un gobierno que mata (el hambre es un crimen), un gobierno de mentira sistemática y constante, un gobierno empobrecedor (para enriquecer a sus amigos o cómplices). Y más que le pese al diario La Nación, creemos que matar, robar y mentir es pecado. De eso se trata nuestro mensaje y de eso se trata lo que votaremos el próximo 22 de octubre.


1 comentario:

  1. Eduardo. Creo lamentable la intervención de La Nacion, y poco feliz la de Zanatta, quien muestra la hilacha hacia todo lo que es "izquierda".
    Pero dejando este debate de lado planteado por ellos, que creo, no ayuda, sino que tira humo sobre la cuestion, para embarrarla, y no permite ver matices, me gustaria plantearte una cuestión que a mi me parece muy importante, en base a su declaración de CurasOpp.

    Creo sentirme identificado en gran parte con su mensaje. Pero tambien creo, que a su lectura de la realidad, desde mi punto de vista, le falta matices, generando en un peligroso dualismo. Creo que el neoliberalismo se transformó en un tópico, pero que hoy hay gobiernos que tienen mas tintes que otros, pero que nadie (salvo Cuba! Suecia?? ...) queda excento, porque a mi entender, el "sistema que mata" del que habla Francisco en EG, es mundial, el imperante en todo el mundo. Ahi creo que ustedes lo identifican a ese sistema que mata directamente al gobierno de cambiemos, de lleno,..y yo creo que es falso. Totalmente falso. Creo que en este punto han perdido analisis, y recurren a temas afectivos de que hay hambre. Me consta de que hay hambre y sistema que genera hambre desde antes que este gobierno, incluyendo el pasado, al que, para mi injustamente, no han denunciado, y si lo han hecho, no me entere(soy lector y seguidor en algunas cosas de sus palabras, que como bien decis, es lo que dice el Evangelio). Puedo ver, por ejemplo, que el anterior gobierno haya ayudado mas a ciertos sectores, muy bien ubicados e identificables geograficamente. Pero me permito decir, que siempre me parecio una estrategia electoral, ya que solo ayudaron al conurbano, pero nunca al interior, donde la gente de las villas vivió y vive en estado deplorable. Los QOM siempre relegados, y nunca recibidos. Este gobierno mata, si. Pero con ese lente todos han matado (y asi lo veo yo!)...Y qué nos queda? No votar?
    ¿Por qué es mas pecado votar a Macri, que a Scioli (en su momento)?... Si los economistas de Scioli anunciaban las mismas medidas de ajuste, y luego de largos períodos en la provincia (sos testigo) no hizo nada para los sectores pobres. Ambos han han o estan haciendo capitalismo de amigos (ojala la justicia llegue en presente, no en futuro!para todos los de turno). Y creo que se puede seguir.
    Quiero ser claro, planteo estas preguntas que me surgen de leer su mensaje, porque creo que no ven los matices. Me parece muy peligroso el blanco sobre negro que plantean, que en la realidad nunca es así. Y si bien creo que es verdad, este tiene mas de neoliberal que el anterior, tambien quisiera recriminar que se ve bastante la hilacha cuando escriben, algunas veces. Sinceramente pienso que creen que no puede salir nada bueno del gobierno actual (creo que tiene sus cosas buenas),..y ven todo analisis desde el peor ángulo, los globos amarillos, y toda esa parafernalia asquerosa, etc.
    Y por ultimo, deben reconocer que si bien no adscriben a ningún partido, la foto de ustedes con Cristina Kirchner, es mas que sugerente. Creo que nadie les puede pedir explicaciones de eso, ni porque sean curas, ni nada. Pero ahí se les escapa una simpatía que creo, podrían blanquear mas.

    Escribí las palabras con deseo de que las leas, si esperar respuesta, desde un sincero deseo de conversar, y decir sin afán de agredir ni lastimar(en este mar que es internet, donde hay de todo). Ojalá así sean tomadas
    un afectuoso saludo
    Ramón

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