domingo, 31 de diciembre de 2017

Comentario Sagrada Familia "B"

Sagrada Familia "B"




Por error se repitió el comentario del año pasado (ciclo A); como aporte breve señalamos algunos elementos de comentario al texto del Evangelio

+ Evangelio según san Lucas     2, 22-40


Resumen: el cumplimiento de la Ley es una suerte de elemento que se repite constantemente. María y José son fieles a la ley de Dios y presentan al niño al Templo haciendo la ofrenda de los pobres. Un varón y una mujer enviados por Dios reconocerán en el niño el cumplimiento de las expectativas bíblicas.



Uno de los elementos característicos de las escenas de la infancia en Lucas es remarcar el cumplimiento de la ley por parte de los padres de Jesús. En el texto de hoy esto se repite frecuentemente (vv.22.23.24.27.39).


El texto en su estructura es paralelo a Juan el Bautista:


Juan el Bautista
Jesús
Circuncisión al 8vo día: 1,59
Circuncisión al 8vo día: 2,21
Imposición del nombre: 1,60
Imposición del nombre: 2,21
Cántico (con referencias al AT): 1,69-79
Cántico (con referencias al AT): 2,29-32
Crecimiento del niño: 1,80
Crecimiento del niño: 2,40



Muchos elementos conforman el relato de la liturgia de hoy. El esquema es sencillo:


Purificación de “ellos” (vv.22-24)

Un varón justo / una mujer justa reconocen al niño (vv.25-35 / 36-38)

Sumario conclusivo (vv.39-40)



El texto es muy complejo e interesante; pero para la celebración de hoy señalaremos solamente aquello que hace a la liturgia del día. El texto comienza y termina con una referencia a que los padres de Jesús actúan conforme a “la Ley” (vv.22.39). Esto es algo importante en Lucas (cf. 2,21.41; cf. Hch 1,12), y precisamente “conforme a la ley” presentan el niño al Señor.


Destaquemos que en el mundo antiguo es propio de las personas religiosas ser agradecidos con la divinidad que nos ha dado sus dones. Precisamente por eso, por ejemplo, se le ofrecen las primeras crías de ganado, o las primicias de la cosecha. Sin embargo, en Israel no se ve con buenos ojos “ofrecer” a Dios el hijo primer nacido; los sacrificios humanos son aborrecidos (aunque hubo algunos casos detestados por la Biblia; 2 Re 21,6; cf. Lev 18,21; Dt 18,10; 2 Re 23,10; Gén 22,1-19). Casi podríamos imaginar de este modo la ofrenda: a Dios se le puede dar lo mismo que se puede comer, como si Dios lo “comiera”. Caso contrario, aquello que no es “puro” para ser alimento no se ha de “ofrecer”, y por tanto se ha de “rescatar”. Es decir, se ofrece algo sustitutivo, como un cordero o un cabrito. Es –fundamentalmente- el caso de los hijos, en este caso de han de presentar una “res menor”, y si no alcanza el dinero para hacerlo presentarán dos tórtolas o dos pichones (Lev 12,7b-8), se los rescata, se le “presentan” a Dios. María y José, es evidente, son pobres y presentan agradecidos la ofrenda de los pobres.. 


El Evangelio extrañamente informa que es el tiempo de la purificación de “ellos”. No se refiere a la madre, que debe purificarse después de la maternidad, sino de “ellos”; es posible que esté aludiendo a que con la presentación de Jesús ha comenzado el “día” y así “los hijos de Leví” sean purificados porque la ofrenda que se ha presentado en el Templo es perfecta (cf. Mal 3,3, primera lectura). 


Ante esta presentación se acercan al Templo –como es frecuente en Lucas- un varón y una mujer (cf. 13,18-21; 15,4-10; etc.) que hablan públicamente del niño. La “esperanza en la consolación de Israel” y la “esperanza en la redención de Jerusalén” enmarcan la doble escena (vv.25.38). En medio de esta escena Lucas incorpora (como lo ha hecho en otras ocasiones, cf. 1,46-55; 1,68-79; 2,14) un canto que manifiesta la realización de las esperanzas de Israel con la alegría de los “pobres de Yahvé”. 


La escena concluye con un relato sobre el crecimiento del niño, semejante a lo dicho sobre Juan, el Bautista (1,80) que parece a su vez remitir a Samuel: “iba creciendo y haciéndose grato tanto a Yahvé como a los hombres” (1 Sam 2,36).


foto tomada de ¿Quién es Jesucristo? - blogger

sábado, 30 de diciembre de 2017

Apostillas de fin de año

Apostillas de fin de año


Eduardo de la Serna



1.    Violencia


En la década de los 60 el “tema de la violencia” estaba de “moda”. El surgimiento de las guerrillas en casi toda américa Latina, por ejemplo, el “modelo cubano” y demás lo ponían “sobre el tapete”. Como siempre, los medios de comunicación (MCS) ponían en acento en lo violenta que eran las acciones “revolucionarias/subversivas/terroristas” (todos sinónimos para ellos, como si lo fueran ¡y no lo son!). El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, recientemente nacido, y muchos curas de América Latina hicieron llegar a los obispos reunidos en Medellín (1968, ¡hace 50 años!) una reflexión sobre la violencia que hoy tiene idéntica actualidad. La violencia “terrorista” no es la “violencia primera”, antes hay una “violencia institucionalizada” que es la “madre de todas las violencias” (de aquí surgen las violencias guerrilleras, la violencia espontánea, y la violencia represiva, que defiende el statu quo, esto es la violencia primera). En una misma línea hablaron luego Helder Cámara y Oscar Romero, por ejemplo. Hoy, los MCS son quieren hacer creer, impulsados por el gobierno, que algunos violentos tira piedras (o “con lanzas” al decir de la cada vez más mediocre vicepresidenta de la Nación) constituyen la violencia primera que avala el uso indiscriminado, cruel, y excesivo de la violencia represiva. Muchos, hoy como ayer, seguimos creyendo que la violencia primera es la injusticia y un modelo político-económico que descarta, excluye, ningunea, ¡y mata!

2.    Cristina democrática


Preocupados, a veces, por responder a la “abuela de la TV” que afirmaba que el gobierno anterior era “una dictadura” (y lo decía en público sin ser reprimida por ello) no pudimos (o no supimos) ver el profundo respeto a las instituciones democráticas del gobierno anterior. Hoy, que los jueces son cooptados (y perseguidos cuando no fallan conforme a los deseos oficiales), que el poder legislativo es presionado a votar en el mismo sentido so pena de no recibir fondos para las provincias (y eso es presentado como “diálogo con los gobernadores”), y diputados que manifestaron en contra del aparato represivo son denunciados ante la “justicia amiga”, cuando la prensa es cada vez más monopólica, los derechos humanos cada vez más avasallados, el poder judicial cada vez más vergonzante… Al mirar la “baja calidad” democrática de este gobierno no se puede sino reconocer el respeto del gobierno anterior a las instituciones:  respetaba una prensa canalla, mentirosa, grosera; respetaba un poder judicial que vetaba – asumiendo un poder que no le corresponde – leyes votadas; respetaba un poder legislativo adverso en el “grupo A”. ¿Qué levantaba la voz? ¡Por supuesto! Pero respetaba las instituciones. El actual avasallamiento cotidiano no pone “blanco sobre negro”.

3.    Para-peronismo


Desde el derrocamiento de Perón en 1955, el “poder en las sombras” supo que necesitaba “cierto peronismo” para poder gobernar. Ya se recurrió a Vandor, en el sindicalismo. Y en la renovada democracia post dictadura, siempre hubo una suerte de “peronismo paralelo” que tuvo más o menos suceso. Se trata del famoso “divide y reinarás”. Recientemente podemos recordar la aparición del “Modin”, luego de De Narvaez, y recientemente de Massa y finalmente la entente Pichetto-Urtubey-Bossio (y Randazzo, claro). No deja de ser interesante esto en el partido que fundacionalmente alude a “la lealtad”.

4.    Modelo económico


El “modelo” económico (si de modelo se trata) se ve cada día más frágil, sólo sustentado por préstamos a raudales (de hecho, “ellos se prestan a sí mismos” porque son ellos los que gobiernan) y una sistemática “lavada de cara” con la omnímoda presencia de los MCS. Resulta vergonzoso que nadie diga nada que al día siguiente que se aprobó el presupuesto (que incluía una meta inflacionaria), ¡al día siguiente!, el gobierno salga a anunciar que “pospone” la meta inflacionaria por un año (anunciando incluso una meta para el 2020, año en que, ¡Dios quiera!, ya no estarán en el gobierno. Este modelo (y lo ha insinuado el mismísimo presidente) está condenado al estallido. Lamentablemente esta película ya la hemos visto, y ¡es de terror!

5.    Viajes del Papa

Una última nota sobre los viajes del Papa (y la supuesta negativa a visitar Argentina). He dicho en otras partes que no estoy de acuerdo con los viajes papales (salvo para eventos internacionales, reitero), pero quisiera destacar un elemento. Me tocó escuchar críticas (previas) al viaje que el Papa haría a México (2017), y debo decir que algunos de los temas señalados tenían verdad (por ejemplo, el silencio por lo de Ayotzinapa), aunque hubiera elementos muy interesantes, como la crítica al episcopado mexicano. Algo semejante ya se escucha en Chile. Una pregunta (difícil de responder) es quiénes son los informantes del Papa sobre la realidad chilena. El cardenal Francisco Javier Errázuriz, emérito de Santiago, es el elegido por el Papa para el grupo de los cardenales que pretende reformar la curia romana (¿cuándo será ese cuándo?), es el cardenal que calló ante los abusos de Karadima, el cardenal que (con su sucesor) boicoteó a Michelle Bachelet al elegir un capellán para La Moneda, es el cardenal que no levantó la voz ante el obispo elegido en Osorno. Es posible que el Papa diga palabras positivas en su encuentro con mapuche en Temuco (por el rol jugado por el obispo en la comisión por la verdad), pero difícilmente interpele a la Iglesia chilena en una reforma pastoral auténtica para ser una “iglesia pobre para los pobres”. Ojalá me equivoque, pero mi opinión sobre los viajes papales no cambiaría si fuera el caso.



Foto tomada de Dreamstime

martes, 26 de diciembre de 2017

Comentario Sagrada Familia B

Una familia en camino tras las huellas de las manifestaciones de Dios


LA SAGRADA FAMILIA
DE JESÚS, MARÍA Y JOSE



Eduardo de la Serna


Reiteramos lo dicho en más de una ocasión: la liturgia presenta –podemos llamarlo así- dos tipos de textos bíblicos: los textos continuados, donde se deja hablar al texto que corresponda (aunque escogido, por cierto, ya que hay textos que son “salteados”) y textos “temáticos” escogidos a partir del tema litúrgico que se celebra. En estos casos, lo principal no está puesto tanto en lo que el texto dice, sino en lo que este afirma a partir de lo que “se le pregunta”. En este caso concreto, sobre la “Sagrada Familia”. Nuestra intención en estas páginas es procurar leer lo que los textos dicen, aunque no siempre “digan” lo que se busca en ellos. Sin embargo, la enorme diferencia cultural entre nuestro tiempo y el tiempo bíblico debe tenerse en cuenta. En el caso de la “familia”, por ejemplo, es evidente que el modelo familiar bíblico en muy poco se parece al nuestro; los horizontes son muy distintos y la pregunta quizás deba ser “¿qué nos aportan los textos bíblicos, al hablar de la familia, a las familias de hoy?” Pretender una lectura “lineal”, o un “repetir” modelos sería fundamentalismo, sin duda alguna.





Lectura del libro del Eclesiástico     3, 3-7. 14-17


Resumen: el mandamiento de “honrar padre y madre” es reiterado y ejemplificado en clave religiosa por el sabio.


La religión de Israel –expresada en los mandamientos- no se limita a un modo de encuentro con Dios, sino que es inseparable del encuentro con los “otros”, y en este caso, en primer lugar con los progenitores. “Honrar padre y madre” (cf. Ex 20,12; Dt 5,16) es el primero de los mandamientos que dice relación a los “demás”. La teología de la retribución sostenía que el cumplimiento de los caminos de Dios repercutiría positiva o negativamente, según se cumpliera o no, en la vida del sujeto. Así, quién “honra a su padre”, tendrá una larga vida (1,12), verá perdonados sus pecados y alcanzará otra serie de bendiciones (cf. Ex 21,17; Tob 4,3-4; Pr 1,8). 


Y este “honor” debe mantenerse particularmente cuando los padres ya estén ancianos, débiles o seniles ya que no hacerlo es semejante a “blasfemar” y provocar a Dios (cf. Lv 20,9; Pr 20,20). Ese es el orden social establecido por Dios (3,1-2). El relato luego de presentar el tema, partiendo del mandamiento y su contexto sapiencial, lo ejemplifica con una serie de “aquel que…” (vv.3.5.6) destacando las consecuencias benéficas del cumplimiento. Pero existe la posibilidad de que el hijo (no parece referirse a los hijos menores, ya que es un maestro de sabiduría el que se dirige a ellos como “hijos” [v.1], por tanto deben ser sus discípulos) no honre a su padre. La vergüenza de semejante actitud se manifestarán entonces en una serie de términos maléficos: como blasfemo y maldito.



Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas     3, 12-21

Resumen: Una serie de normativas presenta la parte exhortativa de la carta a los Colosenses. Empezando por las consecuencias del bautismo en la vida cotidiana, siguiendo por la reunión litúrgica de la comunidad y finalmente mostrando cómo debe vivir una familia en este tiempo en el que la familia (= la casa) era vista como una ciudad en miniatura y por tanto debía manifestar su adaptación al mundo contemporáneo. La carta, sin embargo, no omite destacar los elementos propios que reflejan la propia identidad.



Como es habitual en las secciones exhortativas de las cartas paulinas, nos encontramos una serie de verbos en  imperativo, “mortifiquen”, “desechen”, “revístanse”… (vv.5.8.12…).

La insistencia en “revestirse” proviene del v.10 donde se presenta como antítesis de “despojarse”, contrastando el “hombre viejo” y el “hombre nuevo”. El contexto del revestimiento es bautismal, como lo hemos señalado en otra ocasión y se refleja aquí en el texto aparentemente pre-paulino “no hay griego y judío…” (cf. 1 Cor 12,13; Ga 3,28). Las consecuencias visibles en la vida de este “revestimiento” se presentan como “ser elegidos, santos, amados, con entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportando a los otros y perdonando a los demás”. Este catálogo de “capacidades bautismales” llega a la plenitud en el máximo “revestimiento”, el del amor (v.14) que es lo que integra plenamente (syndesmos) en la “perfección” (teleiotês). La unidad concluye con una referencia a la paz y a la acción de gracias (eujaristoi) que deben acompañar al cuerpo eclesial.


La segunda unidad (vv.16-17) concluye también con una invitación a “dar gracias” (eujaristéô). En este caso se exhorta a que en la comunidad “habite” (enoikéô) abundantemente. Esa presencia de la “palabra de Cristo” llevará a la instrucción y amonestación con “toda sabiduría”. Y a cantar “salmos, himnos y odas espirituales” (psalmois hymnois hôdais pneumatikais) en gracia (en járiti) a Dios en los corazones (en tais kardiais). Y a que todo lo que hagan los miembros de la comunidad, sea de palabra o de obra (en logô ê en ergô) sea hecho “en el nombre” de Jesús, dando gracias al Padre.


La tercera unidad (que es probablemente la razón por la que es incorporada esta lectura en la celebración del día) conforma lo que se conoce como “códigos domésticos”. En la antigüedad eran frecuentes los “códigos”, es decir, listas de acciones a evitar o a realizar en determinadas circunstancias. Pecados que se han de evitar en un ambiente donde abundan (catálogos de vicios), cosas que se han de practicar en esos mismos ambientes (catálogos de virtudes), cosas que debe practicar el ministro en una ciudad o comunidad (catálogos de ministerios) y cómo debe comportarse un “amo de casa” (oikodespotes, paterfamilias) para ser reconocido en esa comunidad; la “casa” era tendida como una “ciudad en pequeño” y así se debía manejar la casa, como un gobernante la ciudad. Estos catálogos (todos ellos) son frecuentes en el ambiente greco-romano, y son también habituales en el Nuevo Testamento. En concreto, un buen “amo de casa” debe mostrar visiblemente que lo es “sometiendo” a su/s mujer/es, a sus hijos y a sus esclavos. Así funciona una “casa” en el mundo antiguo. Los cristianos, que cuando ya han pasado los primeros tiempos carismáticos empiezan a organizarse y estructurarse, lo harán precisamente siguiendo ese modelo: la casa. Es una manera demostrarse ante la sociedad como un grupo que no va a romper con lo establecido. Pero –sin embargo- hay una diferencia con respecto a los catálogos de la sociedad, y eso es precisamente destacar y fortalecer la propia identidad. “No somos revoltosos, pero tenemos nuestro modo propio de vivir”. 


Por ejemplo, así dice Platón: 

«si hubiera necesidad -añadí- de decidir cuál de estas cualidades constituirá principalmente con su presencia la bondad de nuestra ciudad, sería difícil determinar si será la igualdad de opiniones de los gobernantes y de los gobernados o el mantenimiento en los soldados de la opinión legítima sobre lo que es realmente temible y lo que no o la inteligencia y la vigilancia existente en los gobernantes o si, en fin, lo que mayormente hace buena a la ciudad es que se asiente en el niño y en la mujer y en el esclavo y en el hombre libre y en el artesano y en el gobernante y en el gobernado eso otro de que cada uno haga lo suyo y no se dedique a más» (República IV, 433 cd).



Con la intención de que el judaísmo sea aceptado por los romanos, Flavio Josefo presenta su modo de vida con criterios semejantes:



«¿Y en lo referente a los matrimonios? Nuestra ley aprueba únicamente aquellas relaciones sexuales que son la unión con la esposa, y sólo cuando tiene por objeto engendrar hijos (…) La mujer, dice la escritura, es en todo inferior al varón. Por lo tanto, que obedezca al varón, no para su ignominia, sino para que siga su dirección y mandato, porque Dios otorgó al varón fortaleza y poder (…) La ley ordena criar a todos los hijos (…) desde la primera infancia la educación de los hijos debe encaminarse a la sobriedad; la ley ordena enseñarles a leer, los preceptos de la ley y los hechos de nuestros mayores…» (Contra Apión II,199).

Lo interesante del código de colosenses es que está dirigido en primer lugar a los débiles (mujeres, hijos y esclavos) –quienes son mencionados en primer lugar-.  La actitud de los débiles es teologizada (vv. “conviene en el Señor”, v.19; “es grato a Dios”, v.20; “temiendo al Señor”, v.22), pero el “amo de casa” tiene la responsabilidad de “no abusar” de su poder, este es limitado.


El texto litúrgico (seguramente por motivos de que no se supone que hoy haya esclavos, lo cual es evidentemente dudoso) omite el tercer par: esclavos y amos, que es el más extenso y parece haber sido importante en su incorporación en esta sección.



Sin duda, este texto leído fuera de su contexto histórico-cultural ha sido responsable de grandes injusticias con los esclavos y con las mujeres, lo que –además- se pretendió justificado teológicamente. Sin duda no es así como hoy a de leerse este “código”. Ciertamente no es “aquella casa” semejante a “la casa” en la que hoy se despliega la humanidad, y es en “esta” en la que debiéramos encarnar los valores del Evangelio.




+ Evangelio según san Mateo     2, 13-15. 19-23

Resumen: En una serie de escenas con semejanzas al Antiguo Testamento, y movido por sueños de José, la familia de José, el niño y su madre, van al exilio y luego vuelven de él mostrando que Dios los acompaña en el camino y que ellos se dejan conducir por su palabra.



El Evangelio de Mateo, en lo que se ha llamado –quizás imprecisamente- el “evangelio de la infancia” presenta una serie de relatos con clara connotación veterotestamentaria en los que se destaca precisamente en cada uno el “cumplimiento” de lo dicho por un profeta. La visita de los magos es uno de ellos y constituye el marco de la furia de Herodes (tema que será presentado en otra fiesta litúrgica). La ida a Egipto porque Herodes quiere matarlo, y el regreso una vez muerto este constituyen el texto litúrgico. La matanza de los niños –otro texto claramente veterotestamentario, y que se ubica en otra celebración litúrgica- se ubica en el medio de este marco y es omitido en las lecturas de hoy.


Los sueños de José, que también recuerdan a José hijo de Jacob y su capacidad de comprender la voluntad de Dios en ellos (Gen 40-41), constituyen una suerte de repetición para ir dando movimiento a la escena: huyen a Egipto anunciados por el ángel en sueños, vuelven de Egipto movidos por un nuevo sueño, y se instalan en Nazaret, no en Belén, a causa de un nuevo sueño (el sustantivo ónar, sueño, sólo se encuentra en Mateo, 1,20; 2,12.13.19.22; 27,19) y ha de entenderse como un medio de comunicación que Dios utiliza para transmitir su palabra. Sólo se aplica a José salvo 27,19 donde la mujer de Pilatos luego de la comunicación “en sueños” puede afirmar que Jesús es “justo”. La cita de Os 11,1, “de Egipto llamé a mi hijo” se refiere a Israel, pero es utilizada cristológicamente por Mateo. El marco egipcio, recuerda la matanza de los niños varones (matanza de los inocentes; cf. Ex 1,16), la huida de Moisés (Ex 2,15), y la comunicación divina que le afirma: “Anda, vuelve a Egipto, pues han muerto todos los que buscaban tu muerte” (Ex 4,19). El esquema puede sintetizarse de este modo:


A.    Comunicación en sueños a José: “toma contigo al niño y a su madre”, ida a Egipto

B.    Se levantó, tomó de noche al niño y a su madre

C.    Cumplimiento del oráculo del Señor: “De Egipto llamé a mi hijo”


A.    Comunicación en sueños a José: “toma contigo al niño y a su madre”, ida a Israel: “han muerto los que buscaban la vida del niño”

B.    Se levantó, tomó al niño y a su madre [pero…]


A. Comunicación en sueños, gobierno de Arquelao, ida a Nazaret

C. Cumplimiento del oráculo: “Será llamado Nazareno”



Sin embargo, si bien la intención literaria del texto parece querer poner a Jesús en paralelo con Moisés, el relato ha sido escogido para la liturgia del día por la insistencia en el obrar de José, guiado por Dios, con la finalidad de mostrar a la familia (“con el niño y su madre”) conducida por Dios, y en cumplimiento pleno de las Escrituras.



Una nota sobre el “cumplimiento” de las Escrituras. El término complimiento es un término ambiguo, y puede entenderse como que algo ha sido previsto y anunciado y llegará el tiempo en que ha de “cumplirse”, pero resulta muy extraño esto como accionar de Dios. Dios no tiene digitada la historia y todo lo planeado por él ocurrirá, ya que de ese modo no hay cabida para la libertad humana. Otro modo de entenderlo es que algo que fue dicho hace tiempo para cosas cumplidas o realizadas en ese tiempo (como la vuelta de Egipto), son releídos en una nueva realidad de un nuevo tiempo. La escritura sigue viva, sigue hablando a nuestro tiempo.



Un texto extraño es la referencia a un “oráculo” de “los profetas” (no menciona profeta alguno, sino en genérico) acerca de que “será llamado nazareno”. El texto no se encuentra en ningún profeta. Algunos –en tiempos pasados- lo interpretaban en el sentido de “nazir”, consagrado. De allí que Jesús sea imaginado con pelo largo (el nazir no se cortaba el cabello, cosa que lo distinguiera de los demás como un consagrado, como es el caso de Sansón, o de Juan, el Bautista). Sin embargo, es evidente que Jesús no era un nazir (el nazir no bebía alcohol, mientras que Jesús era llamado “comilón y borracho”). Es posible que el término aluda a Néser/nasr, retoño (Is 11,2), pero hay otras opiniones.




Foto tomada de www.bbc.co.uk

viernes, 22 de diciembre de 2017

Mensaje de Navidad, curas opp

¿Una Feliz Navidad para los niños, los trabajadores, los abuelos...?


La Navidad es el tiempo de las buenas noticias de Dios a su Pueblo, de un Dios que entra en nuestra historia para transformarla.

El Padre Dios como siempre, se muestra del lado de los pequeños, de los pobres y desheredados de la historia.

El Pesebre que tantos argentinos han armado en estos días en sus casas, fue la idea que pensó San Francisco de Asís cuando en diciembre de 1223 representó la síntesis entre el Padre Dios creador de un mundo bello y para todos, con la pobreza de aquellos pastores que llevaban regalos y emoción al corral donde el Niño Dios, que junto a María y José cumplía la promesa de Dios al mundo.

Los curas en la opción por los pobres, queremos invitar a nuestro pueblo a renovar la misma opción que hizo el Dios de los Pobres, y que celebramos en la Nochebuena.

Esa opción, es imitar al Dios que se pone del lado de los que en la Argentina de hoy han quedado desheredados por imperio del capitalismo que, como en aquel tiempo y siempre, se pone del lado de los poderosos.
  • Nos ponemos del lado de los jubilados y pensionados que el próximo año perderán casi un haber mensual, tan necesario para sus remedios, alimentos y dignidad, que este gobierno ha decidido recortarles para responder al pedido del imperio de la Banca Mundial. Ellos junto a los ex combatientes y a los pensionados por discapacidad, serán las víctimas de este recorte fatal, que incluye la falta de medicamentos, la desatención en el PAMI y la quita de subsidios.
  • Nos ponemos del lado de los niños y niñas, cuyas madres reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), que, por decisión del Imperialismo internacional del dinero reinante, perderán el valor de la leche mensual de cada niño, para "equilibrar las cuentas de la deuda".
  • Nos ponemos del lado de todos los trabajadores y trabajadoras que tendrán un futuro incierto en sus aportes patronales recortados brutalmente con efectos desoladores en su futura y lejana pensión de la vejez.
  • Nos ponemos del lado de las presas y presos políticos que son la expresión de la escandalosa destrucción de la justicia en nuestro país; y del lado de las familias de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel, que junto con tantas personas “de buena voluntad que habitan el suelo argentino” esperan esa justicia que no vislumbran...
  • Nos ponemos del lado de la ingente cantidad de desocupados que crece día a día y se pregunta con lágrimas por su futuro y el de sus familias.
  • Nos ponemos del lado de cada pobre, los que están en el pesebre.

Dios entra en nuestra historia para transformarla. Pero cuenta con nosotros para hacerlo. Cuenta con nuestros brazos, nuestras palabras, nuestras ideas. Así, decirnos entre todos ¡Feliz Navidad!, se transforma en compromiso y militancia para que realmente lo sea; para que Jesús nazca, y con él nazca la Justicia y sea Esperanza en un mañana nuevo de vida y de fiesta para todas y para todos.


Curas en la Opción por los Pobres
Navidad 2017


Foto tomada de you tube

miércoles, 20 de diciembre de 2017

No quiero tener "Memoria, Verdad y Justicia"

No quiero tener “Memoria, Verdad y Justicia”

Eduardo de la Serna



Uno de los grandes aciertos de Durán Barba es remarcar la falta de memoria social. La gente no recuerda, nos repite. Esto le permite a sus candidatos decir absolutamente cualquier cosa, ¡y las dicen!, y saber que, pasado un poco de tiempo, nadie las hará presentes. Basta a simple modo de ejemplo ver qué decían (incluso pocos meses ha) sobre las jubilaciones. En la conferencia de prensa en la que una vez más responsabilizó a otros sobre la violencia, recurriendo a los 3 slogans que repite aleatoriamente, afirmó que los jubilados terminarán el año que viene con ingresos entre 4 y 6 puntos por encima de la inflación. Nadie recordará el dislate el próximo año.

Es verdad que muchas veces la memoria es dolorosa. Recordar a los que ya no están nos duele, porque duele su ausencia, y más aún el modo en que esta se produjo, en la memoria política.

Pero la amnesia social resulta sumamente cómoda y funcional a los sistemas de opresión. Claro que se pretende, en ese caso, una desmemoria selectiva. No recordar que se dijo que “no está en nuestros planes una reforma previsional”, pero a su vez que tampoco se recuerde cómo estábamos antes. Hay que “recordar” los peores íncubos creados ad casum para que lo que ayer fueron sueños devengan pesadillas. Y entonces se pronuncian palabras mágicas que se repiten proyectando mañanas que, cuando no lleguen, siempre serán responsabilidad de los inefables y malignos que nos permitieron soñar. Y así, hasta ocurre que los lobos de ayer parecieran caperucitas de hoy, ¿no, Massot?

Pero resulta que no tiene futuro un pueblo que no tenga pasado; no hay esperanzas que no nazcan de la memoria.

Pero, y esto es lo que pretendo destacar, creo que no se trata de “tener” memoria. Sencillamente porque esa está ahí, pero no la hemos “hecho carne”. Irónicamente podríamos decir que basta una buena pastilla de “Memorex” o saber utilizar el Google. La clave está en “hacer memoria”. No es una cuestión neuronal sino una cuestión política.

Hacer memoria es una decisión de traer al presente incluso nuestros dolores, no para regodearnos en ellos sádicamente, tampoco para vivir del pasado, sino para poner cimientos en el presente y proyectar para el futuro. Como dijimos, hacer memoria puede ser doloroso, pero mucho más doloroso es repetir el pasado. Lo estamos viendo. La memoria no ha de ser algo que “está” sino que “hacemos” día a día. Es esa memoria la que nos permitirá “vivir en verdad”, “edificar la justicia”. Insisto, no pretendo que estás sean palabras que repetimos constantemente; pretendo que sean realidades que edificamos políticamente. El Alzheimer es una enfermedad, ¡y muy dura! Duro es también nuestro Alzheimer social que nos hace olvidar; si ni a nuestros personajes históricos nos permiten “re-memorar” en los billetes. Cuanta menos memoria mejor (para ellos).

Se acerca la Navidad. Como todas las fiestas son precisamente memoria. Memoria cuando las celebramos, no cuando miramos una especie de show hollywoodesco organizado por el gobierno de la ciudad. Fiesta sin pasado, nada de memoria. Hacer memoria litúrgica, cívica, social es fundamental. Pero quieren robárnosla. ¡Recordémoslo!

Y tengamos presente que el olvido sólo provoca nuevos retrocesos. Quizás en los tiempos pasados supimos “hacer memoria” con el genocidio y la dictadura, pero no “hacerla” mostrando que un modelo económico fue el gestor del mismo. Y no hubo, entonces, problema en pretender que este volviera. Quiera la Navidad, memoria histórica de la intervención decisiva de Dios entre nosotros, despertarnos la conciencia y decidirnos a sanar nuestra amnesia; para recordar que los pobres tuvieron la oportunidad y pudieron celebrar que algo estaba cambiando, aunque ahora las balas de goma, los palos, el gas pimienta nos prefieran desmemoriados.



Foto tomada de Amazon.com

martes, 19 de diciembre de 2017

Comentario Navidad

Un niño nace, 

la palabra de Dios se encarna en nuestra historia


NATIVIDAD DEL SEÑOR
25 de diciembre

Eduardo de la Serna



Lectura del libro del profeta Isaías     52, 7-10

Resumen: La venida de un mensajero divino en Sión comunica la buena noticia de la liberación de la opresión babilónica expresada como liberación y consuelo por la donación de la paz, el bienestar y la salvación. Es allí que Dios, y no Marduk, empieza a reinar en Jerusalén.


El así llamado “Segundo Isaías” se dirige a la élite que se encontraba en el exilio en Babilonia. Los sentimientos de los exiliados eran mezclados: castigo divino, “Dios se ha olvidado de nosotros”, “estamos pagando las culpas de otros”, etc. En este contexto de angustia, el profeta viene a cantar la esperanza, que se concreta históricamente en el fin de la situación de angustia y esclavitud. Lo que cuenta en este poema, más que el mensajero son sus pies ya que se detendrá en el tema de la llegada del mensajero y el tema del “camino”. Y el contenido expresado con tres términos cargados de sentido bíblico: paz (salom), bienestar (tôb) y salvación (yesu’á); son bienes sociales, económicos, políticos y espirituales. Hacen referencia a situaciones concretas, y en estos tres términos se sintetiza la felicidad del pueblo que se espera y anuncia. El mensajero no es especificado, y la receptora de las “buenas noticias” es Sión. Todo esto es especificado en que “reina tu Dios”. Ciertamente de este modo se entra en contraste con la realeza de los dioses babilonios. Por ejemplo, así dice el relato babilónico de la creación:


“… tú, Marduk, eres el más honrado de los grandes dioses. Tu decreto no tiene par, tu orden es Anu. Desde este día inalterable será tu sentencia. Ensalzar o humillar estará en tu mano. Tu expresión será veraz, tu mandamiento será indiscutible. ¡Ninguno de los dioses salvará tus límites! Necesitando adorno para las sedes de los dioses, esté el lugar de sus santuarios en tu lugar. ¡Oh Marduk!, ciertamente tú eres nuestro reivindicador. Te hemos concedido la realeza sobre el universo entero. Cuando en la asamblea tomes asiento, tu palabra será suprema” (Enuma Elis IV,4-15).

Los salmos de “Yahvé rey” lo repiten (47,9; 93,1; 96,10; 97,1; cf. Is 24,23). Esto está dicho muy lejos de Babilonia y debe comunicar seguridad a los oyentes. El “rey Marduk” está al caer. Los guardias de los alrededores ven venir la noticia y se propaga por doquier con júbilo indescriptible. Dios mismo está llegando en esta noticia.

La Jerusalén devastada y solitaria a la que se dirige la noticia, recibe dos verbos que son clave de todo el profeta: “consolar” y “redimir”. Tan importante es el primero que el Segundo Isaías es conocido como “el libro de la consolación”. Con ese verbo arranca toda la obra (40,1) y se acumulan ambos en esta unidad: 51,3.12.19 (consolar), 51,10; 52,3 (redimir) pero señalado como algo ya realizado (no futuro, como 40,1). La ciudad en ruinas (v.9) recibe la buena noticia de una promesa ya realizada (lo político es evidente). Para actuar con más libertad, Dios se “arremanga” (v.10; cf. Ez 4,7; Sal 74,11). Si antes el acento estaba en los pies, ahora se ubica en las manos como expresión del obrar de Dios. Y este obrar de Dios, su brazo, su salvación es visto por “todas las naciones”, o por los exiliados en todas las regiones que ven que nadie, sino sólo Yahvé es actor en la liberación de los suyos.

Los vv.11-12 culminan la unidad literaria relacionando con el éxodo, tema también importante en el Segundo Isaías, pero es omitido en el texto litúrgico del día.

Sin duda, la relectura del mensajero entendido como Jesús que viene a “evangelizar” (anunciar buenas noticias) es decisiva en la selección del texto en la fiesta de Navidad.


Lectura de la carta a los Hebreos     1, 1-6

Resumen: Poniendo en una línea de continuidad y superación la antigua y la nueva alianza, con sus mediadores: los profetas y el hijo y los destinatarios: los padres y “nosotros”, el autor de la homilía prepara todo el texto mostrando la novedad aportada por cristo, entendido desde una perspectiva sacerdotal a partir de una lectura cristológica del A.T.


Un comienzo solemne presenta la gran homilía llamada “carta a los Hebreos”; una larga oración de cuatro versículos. El punto de partida es la comunicación de Dios con la humanidad, en el pasado y en el presente obviamente contrastándolos. “De muchas formas y muchos modos en el pasado” (polymerôs kaì polytropôs) en el pasado (pálai) habló Dios a os Padres. Los mediadores de esta comunicación fueron los profetas. En los “últimos días” nos habló “en su hijo”. Ciertamente el contraste pasado -  presente se refuerza por los medios de comunicación escogidos: profetas – hijo. Y los días “esjaton” (= finales) dan sentido a esta novedad. La novedad del hijo viene dada por su ser heredero, a lo que se añade su relación (diá) con la creación (“las edades”) y por una relación tan estrecha con Dios (= Hijo, que en Hebreos es notablemente más elevado que en los primeros escritos cristianos) que no se separa de la “gloria” de Dios y no manifiesta una fracción sino la totalidad de la imagen, es “imagen perfecta”. Así “sostiene” (presente) todo lo creado en su intervención en la historia (pasado). Así se prepara la lectura del Sal 110 que será fundamental en toda la obra, comenzando por la cristología tradicional, de la primera parte del sermón (1,5-2,18) cuanto la cristología sacerdotal que se desplegará en adelante. 

La lectura añade los vv.5 y 6 cambiando el sentido del texto. En el sermón la introducción “de su primogénito en el mundo” alude a la entrada gloriosa de Cristo en el “mundo venidero, del que venimos hablando” (2,5), pero al introducirse en el texto de Navidad se alude a “este mundo” y por tanto cambiando el sentido del texto se refiere a la encarnación, y no a la Resurrección.

La importancia de la antigua alianza entendida como “revelación” y –por lo tanto- como válida, pero superada por la nueva alianza será importante en toda la obra y el motor de su lectura bíblica en toda la homilía, aquí reflejada no solamente en los tiempos verbales e históricos sino en la mención a los “padres” y a “nosotros”. En este caso la importancia de lo antiguo –visto como palabra- y por tanto mediado por los profetas, y la plenitud de la palabra del Hijo. Este movimiento del hijo  desde la preexistencia a la exaltación culmina con una menciona los ángeles, para señalar –y lo repetirá a continuación- la superioridad de Cristo sobre ellos, y la insistencia a sus destinatarios de que son continuación y plenitud del Israel antiguo de la promesa. Es en esto donde cuatro momentos son referidos: la preexistencia, la función sostenedora del universo, la salvación y la exaltación gloriosa (cf. Sab 7,25-26). La traducción de los términos griegos es difícil ya que se pueden presentar diferentes opciones: ¿es reflejo o es irradiación? (apaugasma), ¿es impresión, sello o reflejo? (jaraktêr). La ambigüedad quizás sea adrede y pueda entenderse que Cristo es irradiación o reflejo, e impronta o sello del ser divino. Haciendo eco de la palabra creadora de Génesis 1, la estrecha relación entre el Hijo y el Padre sostiene lo creado por su “palabra poderosa”. La acción expiatoria comienza –sutilmente al principio- a insinuar el tema sacerdotal y sus efectos (1,3; 9,13-14.22.28; 10,2.22; 12,24). Estar sentado a la diestra de Dios es –como se dijo- alusión al Sal 110, tan importante aquí (1,13; 8,1; 10,12).


+ Principio del Evangelio según san Juan     1, 1-18

Resumen: Un himno antiguo canta la presencia de Dios en medio de la historia. Juan lo retoma destacando que eso ocurre desde “el principio”. En nuestra historia, Dios eligió plantar una carpa para moverse con nosotros en la vida.


El conocido “Prólogo” del Evangelio de Juan constituye la lectura del día, aunque –como veremos- no es evidente que todo el texto aluda a Cristo. 

Para comenzar, llaman la atención las dos referencias en medio del himno a la figura de Juan, el Bautista (vv.6-8 y v.15) y tienen toda la apariencia de haber sido insertadas en un momento posterior (de hecho, la lectura breve del texto omite estas partes). Se ha propuesto –y parece muy probable- que el autor que introduce el himno en el Evangelio (quizás en la última etapa de la redacción) conozca un himno cristológico primitivo al cual le realiza algunos añadidos, un “Himno a la palabra de Dios”. En este sentido, el himno primitivo cantaba la palabra de Dios activa en la Creación (vv.1-5; cf. Gen 1), la palabra enviada por Dios en la historia de su pueblo, por ejemplo en los profetas (“fue dirigida por Dios la palabra al profeta X…”, cf. 1,9-13) y finalmente esa palabra se hizo carne en la historia en el envío de Jesús (vv.14.16-18). Tres momentos, entonces marcan que Dios no se ha desentendido de la humanidad en la historia, pero –como se ve- recién en el tercer momento el himno primitivo habría hecho expresa referencia a Jesús como la palabra viva que Dios dirigió. 

Ahora bien, este himno primitivo fue tomado y reelaborado por el Evangelio, y la incorporación del Bautista en diferentes momentos provoca que esa “palabra” de Dios sea vista como el mismo Jesucristo desde el primer momento. Cristo es “palabra de Dios” desde siempre, y no ya desde la Encarnación Al releerlo ya desde antes de la Creación la palabra –que ahora es Jesús- estaba “junto a Dios” y “era Dios”. El término “palabra” (lógos) es sin duda el término clave, y parece que debe entenderse en continuidad con la palabra de Dios en la historia de su pueblo, manifestada en las escrituras, y no en el sentido que le daban los griegos o los gnósticos (para estos, el “logos” tenía otro rol que es bastante diferente del que podemos encontrar en este himno). 

Hay una serie de términos que se encuentran en el relato que son claves en todo el Evangelio y sería muy extenso detenernos en ellos (por ejemplo, luz – tinieblas, vida, creer, gloria, verdad, etc.); especialmente teniendo en cuenta que la Navidad es la razón de su incorporación en la liturgia. El v.14 parece ser fundamental en este tiempo y el motivo de su incorporación:

«Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como unigénito, lleno de gracia y de verdad».

La palabra “acampó” (skênóô) está relacionada con la “gloria de Dios” (doxa) en la referencia a la “tienda del Encuentro” en el desierto, donde Dios se hace presente a su pueblo (Ex 40,34.35; Lev 9,23; Núm 14,10; 16,19; 17,7;  20,6); también se dice en relación a la Sabiduría (Sir 24,8). Allí el pueblo podía encontrarse con Dios, ahora esta gloria se manifiesta en la presencia de Jesús como palabra hecha carne. Es probable que la insistencia en la carne (sarx, Mt x5, Mc x4, Lc x2; Jn x13) tenga que ver con una posición conflictiva con los espiritualistas de la comunidad que terminan negando la carne en nombre de la novedad aportada por Jesús, pero esta “desencarnada”. Lo que viene por esta palabra encarnada es la “gracia” y la “verdad” (gracia en Juan sólo se encuentra en el prólogo, vv.14.16.17) que superan la ley dada por Moisés (v.16). Esta gloria le viene dada por su condición de “unigénito” (monogenês). Pero la novedad también viene dada por el uso del “nosotros” (antes se expresó en tercera persona), los lectores y oyentes somos introducidos en este mundo nuevo por la encarnación. La carpa puesta por la palabra no nos deja fuera o como espectadores sino que actúa en nosotros y “hemos recibido” (v.16).

Adviento 4B

Dios sigue comprometido con su pueblo, 

y lo manifiesta en una niña

DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO – «B»

Eduardo de la Serna



Lectura del segundo libro de Samuel     7, 1-5. 8b-12. 14a. 16

Resumen: La llamada “profecía de Natán” destaca la intervención de Dios, por intermedio del profeta, en la familia de David asegurando que uno de su “casa” siempre estará en el trono y que Dios lo adoptará como una suerte de “hijo” adoptivo.


El texto litúrgico de hoy presenta – con ligeras omisiones – la llamada “profecía de Natán” a David, rey. 

El texto tiene muchos elementos a tener en cuenta, pero nos detendremos en los fundamentales para la comprensión del relato (y la razón de su incorporación en la liturgia del día).

El texto presenta a David como un rey ideal que, luego de haberse establecido en su “casa” en la ciudad, ve como injusto que Dios no tenga una casa firme como la que él tiene (de cedro), y se propone  hacerle una “casa” (= templo) a Dios. Siendo el rey ideal, el profeta de la corte, Natán, le dice que “Yahvé está contigo”, que haga “todo lo que le dicta el corazón”. Pero en sueños Natán recibe de parte de Dios una “contraorden” que es el corazón del relato: “¿Me vas a edificar tú una casa?" (v.5) “Yahvé te anuncia que Yahvé te edificará una casa” (= familia). El triple sentido del término casa marca el ritmo del relato: casa-palacio, casa-templo y casa-descendencia. Pero, por otro lado, el contraste marca la voluntad de Dios (para el historiador pro-davídico que transmite el relato). Voluntad de Dios - voluntad del rey permiten notar un nuevo elemento. La religiosidad no concibe que Dios no tenga un templo, pero lo que Dios quiere es el espacio histórico de la realización de su voluntad, cosa que un gran rey como David ha concretado, de allí que Dios eliminara sus enemigos (vv.9-10). Una breve reseña de la historia de Israel destaca que a David Dios lo sacó detrás de los pastos del ganado para conducir “a mi pueblo Israel” (v.8). El lugar en el que Dios habita es la tierra de Israel (v.10), se ocupa de la paz (v.11) e incluso cuando David muera, la “casa de David” seguirá allí para estar firme. 

El autor sabe que la descendencia de David no ha sido fiel a Dios con mucha frecuencia, pero eso no impide que Dios sea fiel a ellos. “No apartaré de él (= tu hijo) mi amor” (v.15). Otros autores bíblicos y profetas – como Isaías o Jeremías – no serán tan benévolos con la dinastía de David. 

La “conveniente profecía” en tiempos convulsionados en los que más de una vez David ve amenazado su trono da una “garantía divina” a la “casa de David”. De hecho, políticamente, durante toda la existencia de la monarquía de Judá siempre será un descendiente de David el que ocupe el trono, cosa que no ocurrirá en el reino de Israel en el que por conspiraciones y asesinatos las dinastías permanecían muy poco tiempo.

Pero esto también trajo al pueblo un nuevo elemento: cuando – a partir de la destrucción de la ciudad – en el año 587 a.C. dejaron de haber reyes en Judá, la expectativa en que “alguna vez tendremos un rey” se proyectará a futuro (de donde, más tarde, nacerán expectativas mesiánicas).

Un nuevo elemento, político y a la vez teológico será importante. En Oriente era frecuente que los reyes fueran vistos como “hijos del dios” (el caso del faraón es el más elocuente). El monoteísmo bíblico impedía semejante afirmación, pero no impedía que viera que el rey era “adoptado” por Dios como una suerte de hijo (v.14). Esta fórmula de adopción, con el tiempo, al llegar el N.T. permitirá destacar el título a Jesús.


Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Roma     16, 25-27

Resumen: en una oración conclusiva, la carta se dirige a Dios como el que asegura la fidelidad al Evangelio y la predicación que Pablo realizó en favor de los gentiles.


El capítulo final de la carta a los romanos (c.16) ha dado lugar a muchas interpretaciones. Es todo un capítulo de saludos, a diferentes miembros de la comunidad por parte de Pablo (vv.3-16) y – luego de un paréntesis exhortativo (vv.17-20) una serie de saludos de compañeros de Pablo a los destinatarios (vv.21-23 [el versículo 24 sólo se encuentra en muy pocos textos, como la vulgata Sixto Clementina, y debe omitirse, como lo hacen la mayoría de las traducciones y comentarios]). A continuación irrumpe el texto una oración conclusiva, una doxología (vv.25-27) con apariencia de haber sido añadida. Las doxologías suelen ser breves (y nunca como conclusión), y esta, en cambio, es extensa y con elementos semejantes a Ef 3,20-21; 1 Tim 6,15-16; Jds 24-25 como también elementos de vocabulario, poco o nada paulinos (como es el caso del término “misterio”, sin referencias a Israel; cf. Rom 11,25). Incluso, el término “obediencia de la fe” en 1,5 apuntaba a la obediencia / desobediencia de los judíos, mientras nada de eso se encuentra aquí. Otros términos también parecen no paulinos: poder (dynaménô), eterno (aiôniou), único sabio (monô sofô), comando (epitagê) y profético (profetikós). Del mismo modo, es extraño que en la conclusión no aparezca ninguno de los temas centrales de la carta. La carta, además, ya tuvo su conclusión. El texto tiene toda la apariencia de un final litúrgico añadido tardíamente a la carta [ciertamente esto no significa que el texto no sea incorporado al canon bíblico y debidamente valorado].

El texto se dirige a Dios en tercera persona en su relación con los romanos. Es el único garante (“fuerza”) que puede garantizar en los destinatarios el evangelio de Cristo que es lo predicado (kêrygma) por Pablo. De este modo genérico, todo el contenido de la carta queda sintetizado.

Este “evangelio” es presentado como “misterio”-“revelado”. Es propio de la literatura apocalíptica la presentación de aquellas circunstancias del plan de Dios en la historia que resultan incomprensibles (como por ejemplo, ¿por qué son asesinados los fieles y justos por parte del imperio?). Este misterio tiene siempre como característico que en algún momento será "revelado". Los dos términos se encuentran juntos en esta unidad. Pero a diferencia de 11,25 donde la integración de los gentiles a Israel es presentado como misterio, aquí alude solamente a los paganos. Por otra parte, es calificado de “silenciado”, algo que es totalmente novedoso (en las deuteropaulinas – Colosenses y Efesios – se lo califica de “escondido”, cf. Col 1,26-27; Ef 3,5.6.9). En una frase literariamente contradictoria (oxímoron) se afirma que esto fue mantenido en silencio por “tiempos eternos” (jronois aioniois).

Esto es “ahora” (nyn) manifestado (fanerôthentos) en las escrituras proféticas (grafôn profêtikôn) según el “orden del eterno Dios” (kat’epitagen tou aiôniou theou) dado a conocer a todos los gentiles. Manifestado y dado a conocer enmarcan el versículo. El primero es sinónimo de “revelación” (y antitético de “silenciado”) mientras el segundo la especifica en la línea del evangelio y la predicación. No es evidente a qué se refiere, en cambio, al hablar de “escrituras proféticas” (¿a los profetas?, ¿a todo el AT?, ¿también a escritos cristianos?). Tampoco es común el “orden del eterno Dios” (cf. Tit 1,3). Sólo por iniciativa de Dios es posible comprender lo incomprensible de las Escrituras y lo silenciado en ellas. La obediencia de la fe se dice, en este caso, como se ha dicho, solamente de los gentiles, sin incluir a Israel. Todo este contexto tiene la apariencia clara de ser muy tardío. 

La doxología propiamente dicha se dirige al “sólo sabio Dios” (monô sofô theô), quizás en contraste con la sabiduría humana (cf. 1 Cor 1,18-25). Cristo, en este caso, se presenta como el intermediario de la gloria (dia Iêsou Jristou, por intermedio de Jesús Cristo). A ese Dios se da “la gloria” por los siglos. El semítico “amén” confirma la adhesión a lo dicho, es afirmación (no es “así sea”) y es la confirmación de lo dicho por parte de toda la asamblea (cf. Neh 5,13; 8,6).



+ Evangelio según san Lucas     1, 26-38

Resumen: el anuncio de la intervención definitiva de Dios en la historia se concreta en la invitación a una niña a aceptar el paso de Dios en su vida para que en ella se geste “el hijo de Dios” que ha de venir a su pueblo.


El texto del Evangelio del día es el mismo de la liturgia de la Inmaculada Concepción. Lo hemos comentado recientemente. Sin embargo, allí no nos hemos detenido en algunos elementos vista la particularidad de la fiesta litúrgica.
Repetimos aquí lo allí dicho, pero a continuación añadimos algunos elementos al texto sin omitir que la intención de la liturgia también es “mariana”.

Lucas pone en paralelo – como es habitual en él – dos anuncios angélicos en los que resaltará la misión que Dios ha previsto a los hijos que ambos engendrarán. El esquema es semejante a los “encargos de misión difícil”, como el que recibirá Jeremías, por ejemplo (Jer 1,4-10). Sin embargo, lo que ocurrirá entre ambos es notablemente diferente: Zacarías e Isabel se asemejan a los grandes personajes del A.T. en los que a pesar de ser justos, la mujer ya anciana no ha tenido hijos, a la espera de una intervención decisiva de Dios. Lo que ocurrirá en María es abismalmente diferente, no solamente porque se trata de una joven, y en una situación totalmente novedosa, sino que ambos hijos también lo serán. Isabel llamará a María “la madre de mi Señor” luego que el niño que lleva en su seno se llene de alegría brincando (1,41-44). 

Sin duda, de todos modos, la lectura alude a la inesperada maternidad virginal de María y la misión de su hijo como hijo de Dios, no a lo que podemos llamar la infancia de María o su misma gestación, algo de lo que escribirán algunos evangelios apócrifos. Sin dudas, el “sí de María” es la razón por la que Dios la ha escogido desde siempre, y es este “sí” el que hoy propone la liturgia. Para este sí es que la madre de Jesús es llamada “llena de gracia” (kéjaritômenê, el término se encuentra también en el himno de Efesios que acabamos de comentar, v.6: «para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració [ejarítôsen] en el Amado» [Ef 1,6]).

Siguiendo el esquema habitual: intervención divina – saludo – “no temas” – encargo de misión difícil – duda – signo hay algunos elementos que son propios de este texto y se deberán comentar en otra ocasión. El acento principal en este texto elegido para esta celebración está dado en la aceptación de María a la maternidad que se le anuncia.

Añadido a lo dicho:

Esto nos invita a no olvidar que la intención del texto es “cristológica”.

Como hemos señalado, el esquema del relato es coherente con otros textos tanto del NT como del AT sobre anuncios de nacimientos y encargos difíciles. En este caso, el acento está puesto en la misión del hijo que se le anuncia a María que engendrará. En este mismo sentido, el “¿cómo será esto?” no puede entenderse como una referencia – tal como algunos Padres de la Iglesia entendieron – sobre un supuesto “voto de virginidad” que María habría hecho (la lectura en ese caso diría: ¿cómo es posible si no conozco ni conoceré varón?). El uso del “cómo” sin duda es propio del esquema de los relatos y en ese sentido ha de comprenderse, además de que es inconcebible que una niña (de unos 13 años) pudiera – en aquel tiempo – decidir sobre su propia vida y su modo de vivir el matrimonio. Los casos que se presentan (discutidos muchos de ellos) de “celibato” (no de virginidad) no sólo son casos masculinos (Jeremías, Qumrán, Jesús, Pablo), sino que son además – como se dice – dudosos en varios casos (Pablo, Qumrán). El supuesto “voto” parece una lectura “mariológica” a la luz de la teología posterior. El uso del “cómo” requiere, en el esquema antedicho, de un signo, el cual será la gestación de Isabel.

Lo que se dice de Jesús es que “se lo llamará “hijo del Altísimo… se lo llamará hijo de Dios” (vv.32.35), algo habitual a la cristología del NT. El texto es particularmente cercano también en terminología a Rom 1,3-4.


“Será denominado hijo de Dios, y le llamarán hijo del Altísimo. Como las centellas de una visión, así será el reino de ellos (…) hasta que se alce el pueblo de Dios y todo descanse de la espada. Su reino será un reino eterno, y todos sus caminos de verdad y derecho. La tierra estará en la verdad y todos harán la paz…” (4Q 246 – Hijo de Dios II,1-6)


Lo que Lucas repite en boca del ángel es lo que la Iglesia confiesa sobre Cristo a partir de la resurrección. Lo que la Iglesia primitiva confiesa de Jesús como hijo a partir de la Pascua, y Marcos afirma desde el Bautismo por parte de Juan, Mateo y Lucas lo afirman desde la gestación: Jesús es “Hijo de Dios” [no se trata de afirmar o negar un hecho histórico de un anuncio sino de notar el sentido teológico del anuncio en clave post-pascual].

Una breve nota sobre posibles malentendidos: Lucas no piensa en un “matrimonio sagrado” en el que el Espíritu sustituye la figura masculina, sino en un auténtico acto creador. Lucas no piensa en una teología de la “encarnación” que sería más propia de Juan. La preexistencia, que se encuentra en otros textos del NT no es tema de Lucas. Lucas tampoco piensa en una suerte de “adopción” de Jesús por parte de Dios. Literariamente hablando la frase “no conozco varón” no implica que la muchacha virgen no lo conociera en un futuro. Es decir, Lucas no desarrolla expresamente la virginidad de María, ni siquiera en el nacimiento de Jesús (“concebirás”). Sin embargo, es la lectura más razonable a lo largo del Evangelio en su totalidad (“se creía que era hijo de José”, 3,23).

La frase final de María, “hágase en mí según tu palabra” (cf. 1 Sam 1,18) la presenta como “la primera discípula de Jesús” (cf. 8,19-21, 11,27-28).

Una nota al saludo del ángel. La frase “salve, llena de gracia” se presta a diferentes lecturas. El texto griego dice “jaire, kejaritomene”. “Jaire” suele traducirse literalmente como “alégrate” ya que es el saludo clásico del ambiente griego en el que se comunica a los destinatarios la alegría como don de plenitud (ver Mt 26,49; Mc 15,18; Jn 19,3). Kejaritômenê encierra el término jaris, gracia; de allí el “llena de gracia”. El texto, sin embargo es un pasivo lo que supone “agraciada por Dios”, Dios halló gracia en ella (v.30) por lo que la escogió para concebir al Mesías (vv.31-33) y dar a luz a su Hijo (v.35). La generación del Hijo, en todo caso, es anticipo de la buena Noticia cristológica. El texto, una vez más, ha de leerse cristológicamente. Como la “turbación” de María ante el saludo. No se trata de “¿por qué a mí?”, ni de “¿de qué se trata esto?” sino del contenido, es decir, la misión del hijo.

“He aquí”, la referencia a la “servidora del Señor” ubica a la persona de María en la historia de un pueblo en la realización de la voluntad de Dios. La debilidad del instrumento (“virgen”, una niña de unos 13 años) contrasta con lo importante del resultado: “será grande y se lo llamará hijo del Altísimo”. 


Dibujo tomado de www.adolfoperezesquivel.org