miércoles, 31 de enero de 2018

Si se van... celebro

Si se van, celebro


Eduardo de la Serna



En las últimas semanas hemos sido testigos (los que podemos y queremos estar informados) que los dos juristas más importantes del país (Julio Maier y Raúl Zaffaroni) hicieron público su deseo de que este gobierno se vaya cuanto antes. A su vez, escuchamos a uno de los más perversos, asesor del genocidio, avalar la acusación de traición a la patria a varios miembros del gobierno anterior, algo que hasta la cámara debió descartar por infame o absurdo, solo concebible en la alocada mente de un juez delirante. Como era de esperar, algunos de los pocos funcionarios del actual gobierno que permaneció en actividades en la quizás “peor temporada veraniega de los últimos cincuenta (y dos) años”, intentó desde su nimiedad responder a los juristas acusándolos de “anti-democráticos” como si en el actual gobierno conocieran el sentido de dicha palabra o si, conociéndola, intentaran desplegar sus cualidades. Que un ministro del actual gobierno acuse a Zaffaroni o a Maier de “antidemocrático” es como si Macri acusara a alguien (quienquiera que sea) de fuga de divisas, o como si Aranguren acusara a otro de atentar contra la energía nacional, o si Triaca acusara a quienfuere de tener trabajadores “en negro”, o si Dujovne tronara contra los que fugan divisas al exterior, y podríamos seguir extensamente con casi todos los miembros del mejor equipo de ineptos.

Debo señalar que coincido con Zaffaroni y con Maier. Soy consciente que la así llamada “clase media” – como bien señala Paula Canelo – en su gran mayoría prefiere perder casi todo lo conseguido con tal de tener “a los pobres bien lejos”. Quizás hasta que despierte pobre ella misma, aunque siga considerándose de “alta alcurnia” para hilaridad de los egresados del Newman o la UCA, en lo que la sabiduría popular llamaba “piojos resucitados”. Y me remito al ejemplo de la cadena nacional, tan molesta para algunos que preferían ver “la novela” (claro que serán turcas porque la producción nacional cae en picada). Y los comprendo, porque escuchar a la ex presidenta hablar una hora – por más que “el dedito” molestara – era escuchar algo con contenido y sentido; no podría, en cambio, imaginarme una cadena del actual CEO presidencial sin leer en su teleprompter. Pensarlo improvisando solo 15 minutos (especialmente sin repetir los 3 tips que le permiten parecer que hila un discurso), pensar dicha improvisación se asemejaría a una pesadilla intolerable. Pensar que han asesinado la TV y la radio pública, los mejores canales (Paka Paka y Encuentro) es algo comprensible dado que nada menos que Hernán Lombardi es quien está a cargo. Sería como pensar una política de medio ambiente a cargo de un rabino mediocre, por ejemplo.

Pero mi tema tiene que ver no tanto en el sustento jurídico impecable de Maier y Zaffaroni, sino en ver, acompañar, sentir, padecer la vida (y muerte) de los pobres. Muerte muchas veces acelerada por hambre o por Bullrich. No es la caída en las encuestas lo que me preocupa (aunque celebro) ya que la corta memoria de los votantes es proverbial y Durán Barba ha dado cátedra al respeto. El ejemplo de la basura en Quilmes es bastante sintomático del entente Macri + Vidal + Martiniano (el único cocinero que conozco que pretende que las mesas estén vacías). Al fin y al cabo, que los pobres vivan rodeados de basura es lo que entienden estos señores/señoras que es el lugar de los pobres. Y me permito soñar para mis hermanos y hermanas otro mundo posible. Aunque el hecho de que los pobres puedan comer, trabajar, descansar, ver fútbol, y hasta vacacionar resulte una peligrosa cercanía para cierta clase media. Es por ese “otro mundo posible” que celebraría que se vayan cuanto antes.



martes, 30 de enero de 2018

Comentario 5B


Para anunciar el Reino y hacerlo llegar a todos ha venido Jesús

DOMINGO QUINTO - TIEMPO DURANTE EL AÑO - "B"


Eduardo de la Serna



Lectura del libro de Job     7, 1-4. 6-7

Resumen: Job se dirige a Dios destacando el sinsentido de su vida ya que no tiene momentos de alivio y parece una muerte anticipada.

Luego de una introducción narrativa, el libro de Job presenta, poéticamente, un extenso diálogo entre Job y sus amigos alternando la intervención de uno y la respuesta de Job en (aparentemente) tres ciclos de intervenciones. Como se sabe, Job ha padecido el despojo de sus bienes, la muerte de sus seres queridos y padece, además, una enfermedad insoportable. Todo parece indicar, para la teología tradicional (representada por los amigos) que Dios castiga a Job por sus pecados cometidos. El lector sabe bien que eso no es así. El primero de los amigos (Elifaz, de Temán, caps. 4-5) interviene según su teología y Job responde (caps. 6-7). Es a esta respuesta que pertenece la sección litúrgica. 

A modo de lamentación Job describe la situación humana mirada sin esperanza, dirigido hacia el Sheol en un texto que tiene a Dios por destinatario (la expectativa o confianza en una vida después de la muerte, la resurrección, no está presente en este libro; es más tardía en la teología judía).

El texto remarca una serie de oficios duros que tienen remansos de descanso o placer: la milicia, el esclavo, el jornalero. Job, en cambio, en su terrible situación no tiene siquiera ese momento. ¿Qué estímulo puede esperar el sufrimiento constante y sin sentido? Lo que Job puede dejar en herencia es una vida vacía y sin sentido.

El v.4 – que por su semejanza con el Evangelio parece ser la razón de su incorporación en la liturgia (acostarse, levantarse)), es bastante semejante al Salmo

Job 7,4
Sal 77,3-5
Al acostarme, digo: «¿Cuándo llegará el día?» Al levantarme: «¿Cuándo será de noche?», y hasta el crepúsculo cansado estoy de sobresaltos.
En el día de mi angustia voy buscando al Señor, por la noche tiendo mi mano sin descanso, mi alma el consuelo rehúsa. 4 De Dios me acuerdo y gimo, medito, y mi espíritu desmaya. 5 Los párpados de mis ojos tú retienes, turbado estoy, no puedo hablar

El v.5, que se asemeja bastante a una situación de sepultura es omitido por el texto litúrgico. La situación de Job es una “muerte anticipada”. La vida Job la vislumbra como un telar (v.6) al que se añaden líneas constantemente, pero que no verá su final porque la trama será truncada. Ante esta situación, como ocurre en muchos Salmos se dirige a Dios diciéndole: “recuerda” (Sal 125,6-7; 74,2.18; 89,51; 119,49; 132,1; 137,7) pero la vida es mirada como un “soplo” (cf. Is 41,29; 44,22; Sab 2,4), Job es “mirado”, pero casi es inexistente o invisible (vv.8-9).


Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     9, 16-19. 22-23

Resumen: en un mundo que se guía por la retribución y la paga, Pablo voluntariamente elige predicar gratuitamente y sin paga el Evangelio, aunque lo critiquen por ello. Su paga es la misma participación de su vida en el Evangelio.


El capítulo 9 de la Primera carta a los Corintios parece romper el hilo conductor que encontramos en 8 y 10 sobre la comida ofrecida a los ídolos. Es posible que Pablo mismo lo haya añadido en un segundo momento ya que el tema parece ser la libertad y el ejercicio del apostolado: ¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? (9,1). Algunos parecen cuestionar a Pablo negando que sea verdadero apóstol (v.2: “si para otros yo no soy apóstol…”). ¿Cuál es el motivo de semejante negativa? El hecho de que Pablo predique gratuitamente el Evangelio sin pedir nada a la comunidad; por el contrario, aunque tiene derecho a ser mantenido por la comunidad (derecho a “comer y beber”), tanto él como una mujer como llevan los demás misioneros (vv.4.5) él ha escogido trabajar para mantenerse y no pedir nada a cambio. El problema, para los adversarios, es que Jesús había dicho que “a donde vayan… Coman y beban lo que tengan, porque el obrero merece su salario” (Lc 10,7; un texto Q). Si Pablo no hace lo que Jesús dijo, es porque no es verdadero apóstol, evidentemente. Pablo en cambio se guía por otro criterio: en primer lugar, que no se trata de un deber del apóstol, sino de un derecho. Derecho al cual él voluntariamente renuncia. 

Una nota sobre Pablo y el trabajo: Como es sabido, Pablo trabaja expresamente en las regiones donde predica. Su trabajo, fabricar y restaurar carpas, le permite predicar mientras lo desempeña. No es casualidad, seguramente, que Pablo escoja puertos o cruces de vías romanas para detenerse, lugares donde las carpas pueden repararse. Basta pensar que un camello recorre unos 30 kms diarios. Los mercaderes deben, entonces armar y desarmar decenas de veces las carpas en el trayecto hacia los puertos donde descargan su mercadería. Esto no se hace tan rápidamente como en nuestros días. Y luego se ha de cargar nuevamente la caravana para emprender el regreso. Es el momento oportuno para reparar carpas. Como vemos, Pablo predica mientras lo hace con lo que nuevos convertidos se dirigen con destino desconocido donde irán propagando el Evangelio. Por otra parte, es probable que la predicación en el mundo urbano, a diferencia de la predicación en ambientes campesinos que Jesús realiza, también lleve a Pablo a ver que el trabajo y no la búsqueda de ser mantenidos es más eficaz para la evangelización. Finalmente hay un elemento “sospechoso”: Pablo no manifiesta problemas en recibir dinero de otras comunidades, pero no quiere saber nada de hacerlo de los corintios. Parece que a “otras iglesias” si les aceptó dinero (2 Cor 12,13), es más, los macedonios – que son notablemente pobres, cf. 2 Cor 8,2 – lo han ayudado (2 Cor 11,9) cosa que también hicieron en la misión a Tesalónica (Fil 4,16); en cambio, Corinto (que además tiene gente de dinero en el seno de la comunidad, cf. 1 Cor 1,26; 11,21; Rom 16,24) parece ser diferente y Pablo pareciera no querer recibir dinero de ellos (la importancia del tema del dinero en 2 Corintios parece importante para comprender el tema).  Su propio trabajo manual pareciera para Pablo una suerte de “sacramento” de la gratuidad de la predicación y la gracia.

La necesidad imperiosa, el estar forzado quizás pueda entenderse en la misma clave de Jeremías que intenta apagar la palabra de Dios pero “había en mi corazón algo como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo trabajaba por ahogarlo no podía” (20,9)

Evangelizar para él es una misión, una “responsabilidad”, un “deber” (vv.16.17). Y poder predicar es en sí mismo, para Pablo su “recompensa” o “pago” (misthós). El que trabaja merece su paga y esta es consecuencia del primero (cf. Rom 44; 1 Cor 3,8.14); si lo hago “voluntariamente” (hekôn) tengo derecho al pago (misthós), si lo hago “involuntariamente” (ákôn) es una administración (oikonomía) que me fue confiada (v.17). ¿Cuál es entonces mi pago (misthós; al que no tiene derecho)? Evangelizar gratuitamente (adápanos, única vez en la Biblia) poniendo el evangelio sin hacer uso del derecho mío en el evangelio (traducción literal que permite notar la centralidad del Evangelio para Pablo y mostrando que predicar es la recompensa-pago que él recibe por hacerlo gratuitamente. Un esclavo, por ejemplo, recibe un encargo administrativo de su patrón, y no puede esperar ninguna paga por haberlo realizado. Pablo pasa imperceptiblemente de la jactancia (kaujaomai) a la paga. Y su paga es no recibir paga. En un mundo de patronazgo, y de importancia dada a la retribución, no aceptar paga o renunciar al derecho de ser mantenido, por otra parte da a Pablo una enorme libertad en el seno de la comunidad. Y eso él mismo quiere destacarlo.

A continuación Pablo destaca esquemáticamente su ministerio con una serie de contrastes estructurados de modo concéntrico:

a.- libre de todos… esclavo de todos… para ganar a los que más pueda
b.- con los judíos, judío para ganar a los judíos
c.- con los que están bajo la ley, como quien está bajo la ley – aun sin estarlo – para ganar
c’.- con los que están sin ley, como quien está sin ley  para ganar – no estando yo sin ley
b’.- débil con los débiles para ganar a los débiles
a’.- me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos

La importancia de la dedicación de Pablo al anuncio del Evangelio a todos y su libertad, el objetivo de “ganar”, que en la última frase se resume como “salvar”. Con cierta frecuencia, además de “ganar”, lo contrapuesto de “perder” no es “buscar” sino “salvar” (“quien pierda su vida la salvará”, Mc 8,35; cf. Lc 6,9; 1 Cor 1,18; 2 Cor 2,15; Sgo 4,12). El objetivo de la evangelización para Pablo son los destinatarios de la predicación, su meta es que se salven – ganar a los más posibles. Y de ese modo Pablo es “partícipe” del Evangelio, buena noticia, y puede “ganar a Cristo” (Fil 3,8).


+ Evangelio según san Marcos     1, 29-39

Resumen: Marcos nos presenta un día en el ministerio de Jesús lleno de pequeñas imágenes que muestran como a “todos” llegan los beneficios de su predicación y la vida que trae.


Después de la presentación general del Evangelio y el llamado de los primeros discípulos, Marcos presenta a sus lectores “un día en la vida de Jesús”. Un sábado. Como hemos visto la semana pasada, este comienza con la expulsión de un demonio en la sinagoga. El día continúa en la lectura de hoy donde se destacan los momentos del día: “cuando sale de la sinagoga” (v.29), “al atardecer” (v.32), “de madrugada” (v.35) finalizando con un sumario: “y recorrió toda Galilea” (v.39). Como hechos concretos sólo tenemos la curación de la suegra de Simón (vv.29-31) ya que el resto son más bien generalidades (algo muy frecuente en Marcos), e incluso sumarios (v.34.39).

La curación de la suegra de Simón tiene algunas características interesantes. Se trata de un milagro que podemos calificar de “particular” (otro, la resurrección de la hija de Jairo, si bien ocurre en el interior de la casa, luego se manifiesta a todos (5,39-43). Los cuatro discípulos recién llamados al seguimiento son mencionados: la casa es de Simón y Andrés, y se dirige a ella, a la salida de la sinagoga, con Juan y Santiago. Lo que nos dice el texto de la suegra de Simón es que “yacía afiebrada”. La imagen de una persona acostada (el verbo “yacer”, katákeimai, se utiliza en varios sentidos, desde estar “recostado en la mesa” cf. 2,15; 14,3, hasta un paralítico en su camilla, cf. 2,4) por estar “afiebrada” y que es curada volvemos a encontrarla en Hch 28,8, pero aquí Pablo “impone las manos” para lograr la curación. Jesús levanta (êgeiren) a la mujer yaciente “tomándola de la mano” (kratêsas tês jeirós). Esta imagen volvemos a encontrarla en Marcos en 5,41: Jesús toma de la mano a la hija de Jairo, y le dice que se “levante” (égeire) y en 9,27 ante el endemoniado que deja al niño duro “hasta el punto que muchos decían que había muerto” (v.26) que Jesús lo “levanta” (êgeiren) tomándolo de la mano. En Marcos, entonces, ambas elementos se reúnen: Jesús toma de la mano a alguien que está “como muerto” (o muerto) y lo “levanta”. 

El verbo levantarse (egeirô) es un verbo muy frecuente en los Evangelios, y se aplica incluso para levantarse de la cama (4,27) o de haber dormido (4,38), pero también se habla del paralitico yaciente (2,9.11), del mendigo sentado (10,49), de “levantarse (en armas)” (13,22) y de la resurrección (6,14.16; 12,26; 14,28; 16,6). El contexto de la enferma acostada puede decir simplemente que se levantó por haber sido sanada, pero el uso de “tomar de la mano” y “levantar” a quienes están en relación a la muerte (muertos, tenidos por muertos o “yacientes”) puede también destacar que Jesús “levanta” a la humanidad moribunda, que la resucita. En “un día en la vida de Jesús”, presentarlo como aquel que “nos resucita” bien puede ser parte del mensaje central del Evangelio y le da un “plus de sentido” a un milagro realizado “en privado”.

El hecho de que, levantada, la mujer se pone a servirlos puede querer indicar simplemente que la curación es real (como cuando Jesús pide que den de comer a la niña muerta, 5,43) y no una ilusión (cf. Lc 23,43). 

Así presentado el texto nos señala que Jesús solía curar enfermos, expulsar demonios (vv.32.34.39), hacía oración (v.35) y predicaba (v.38). Ya que “su fama se extendió por todas partes en la región de Galilea” (v.28) le llevaban “todos los enfermos y endemoniados” (v.32) y la “ciudad entera estaba agolpada a la puerta” (v.33), cuando se retira “todos lo buscan” (v.37) y Jesús se dirige también “a los pueblos vecinos” (v.38) y recorre “toda Galilea” (v.39); es interesante notar la frecuencia de la totalidad en el texto. El que toma la iniciativa de “perseguir” (katadiôkô, única vez en el NT) a Jesús es “Simón y los que estaban con él”, que por el contexto parecieran Andrés, Santiago y Juan, los únicos discípulos que hasta ahora conocemos.


foto personal

martes, 23 de enero de 2018

Comentario 4B


Jesús confronta con su palabra contra las fuerzas del anti-reino

DOMINGO CUARTO - DURANTE EL AÑO - "B"

Eduardo de la Serna



Lectura del libro del Deuteronomio     18, 15-20

Resumen: es normal pretender conocer la voluntad de Dios, pero para no buscar por caminos errados Dios se compromete a que enviará profetas, a quienes se debe escuchar y discernir su palabra para dejar que sea Dios el que hable en nuestra historia.


Los judíos dan una gran importancia a los “profetas”, hasta el punto que la parte central de su libro sagrado lo ocupan estos (la Ley – los Profetas – los Escritos). Toda la primera parte de estos lo ocupan los libros que en un tiempo se los llamó “históricos” y los llaman “profetas anteriores”. El profeta por excelencia es Moisés, como el texto litúrgico de hoy lo menciona. Precisamente este texto (y gran parte de la obra del Deuteronomio) inspirará a los “profetas anteriores” hasta el punto que los estudiosos suelen llamarlos “historia deuteronomista” por la influencia que reciben de este libro. Inclusive, grupos que sólo reconocen “la Ley” como inspirada (como es el caso de los Samaritanos, por ejemplo) no esperan “mesías” alguno, pero sí esperan un “profeta” (al que los samaritanos llaman “taheb” ya que restaurará la Ley).

El pueblo está llegando a la Tierra Prometida, y el texto alerta sobre algo grave que los israelitas deben evitar: pretender conocer la voluntad de Dios por medios “mágicos”. Así el texto menciona una serie de ocho personajes que no han de ser escuchados, “nadie que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos” (vv.10-11). La tentación de escuchar la voluntad de Dios por estos medios es grande, y la ley pretende impedirla claramente: “por causa de estas abominaciones desaloja Yahvé a esas naciones”. Es decir: esto hacen los cananeos y por ello Dios los desaloja permitiendo la llegada de Israel, por lo que no deberán estos repetir esas “abominaciones”. Si Israel pretende escuchar la voz de Dios, su voluntad, es para eso que existen los profetas. Dios no se desentiende de su pueblo y envía y enviará profetas para que conozcan su voluntad. Aunque “no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés a quien Yahvé trataba cara a cara…” (Dt 34,10).

Ahora bien, queda un problema (que para ser precisos resulta insoluble en la historia de Israel) y es cómo discernir si un profeta habla de parte de Dios o habla por su cuenta. Porque es obvio que si alguien habla en nombre de otros dioses Israel debe rechazar esa palabra, pero como reconocer si lo que una persona dice (“esto dice Yahvé”) es realmente una palabra de parte de Dios. En la biblia hay diferentes criterios para esto, pero nunca son plenamente satisfactorios y el problema de los “falsos profetas” perdurará, también en tiempos del Nuevo Testamento. El criterio dado por este fragmento es “si la palabra se cumple” (v.22), lo cual es interesante, aunque no es aplicable a todos los casos y en algunos podemos afirmar que “no sirve”. Por ejemplo, cuando se trata de consultar a un profeta si Dios quiere o no que enfrentemos una batalla. Si el profeta dice “Dios dice, ¡ataquen!” pero realmente no es Dios quien lo dice, la consecuencia es la muerte, con lo que el criterio es válido, pero no podremos reconocerlo. La derrota militar y la muerte revelan que los profetas eran falsos, pero quien consultó no pudo saberlo (es el caso planteado en 1 Re 22,1-38). 

Reconocer a los verdaderos o falsos profetas es una cuestión de discernimiento: ¿habla o no Dios en esta persona? El texto brinda un criterio, y hay otros, como se dijo. Sin duda, y es lo principal en esta unidad, lo fundamental es buscar la palabra de Dios, no otras palabras; no consultar por los medios que Dios ha rechazado sino dejar hablar a los profetas, pero a su vez someter a los profetas a la crítica para estar lo más seguros posibles que Dios ha hablado. El criterio de discernimiento será un criterio que se despliega en nuestra historia.


Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     7, 32-35

Resumen: la dedicación por entero a Cristo es el centro del texto paulino; hacerlo permite que el Evangelio de expanda. Dedicarse a otras cosas, por maravillosas que estas sean, le quita fuerzas a aquello que para Pablo es el único absoluto.



El texto de Pablo es la continuación del elegido la semana pasada sobre vivir “como sí” no se tuviera lo que se tiene (referido particularmente a la vida de casados). En este caso especifica claramente la motivación del “como sí”, dada por la mayor o menor disponibilidad para ocuparse de las cosas del Señor que tienen los casados y los que no lo están. Como es frecuente en el capítulo 7 (y en otras partes de la carta) Pablo hace referencia en paralelo a los varones y a las mujeres sin destacar a unos sobre otras. Obviamente los casados también deben dedicar atención a sus parejas, algo que no precisan hacer los no casados pudiendo dedicarse por enteros/as a las cosas de Dios. 

Pablo ha mostrado frecuentemente en esta unidad aquello que es su parecer (vv.1.8.12.25.29.36). En este caso parece dirigirse a todos (es decir, no solo a solteros, por ejemplo). ¿A qué se refiere con “preocupaciones” (merimnaô; x4 en vv.32-34)? Puede ser “estar ansiosos” (cf. Mt 6,25) o “preocuparse por”, con lo que el sentido – obviamente – viene dado por aquello que ocupa la atención. Pablo usa el verbo tanto negativa (Fil 4,6) como positivamente (1 Cor 12,25; Fil 2,20) por lo que no es fácil saber si ha de entenderse en uno u otro sentido. Lo cierto es que no parece sensato que se entienda positivamente al referir al “Señor” y negativamente al referir al “esposo” o “esposa”, el sentido ha de ser uniforme. Probablemente el acento deba ponerse en la “división” (v.34): la preocupación es positiva, pero el soltero puede dedicarse por entero al Señor y el casado (la casada) al Señor y al cónyuge. Dos enfoques positivos pero que “dividen”, “distraen” (v.35). Y lo que Pablo pretende es el provecho (symforon) de todos (cf. 10,33).

El objetivo, entonces, viene dado por la relación entre Cristo y la comunidad. Que ésta sea capaz de agradar al Señor (= Cristo) lo cual, sin duda, es algo más probable de vivir plenamente siendo o permaneciendo solteros.   

La atención puesta en Cristo es lo que cuenta, no una “distracción”. No se trata, por ejemplo, de que una mujer distraiga de Cristo, como parece ser el tema semejante que se encuentra en los estoicos.

Excursus: Algo semejante, con la diferencia cristológica señalada podemos encontrar en los filósofos estoicos; así afirma Epicteto:

«-Si me das -respondió- una ciudad de sabios, podría ser que nadie se metiera fácilmente a cínico. ¿Por qué razones iba uno a admitir esa forma de vida? Supongámoslo de todas maneras; nada le impedirá ni casarse ni tener hijos. Pues también su mujer seria otra igual y su suegro sería otro igual y sus hijos serian criados de esa manera. Pero en tal situación revuelta como la presente, como en orden de batalla, ¿no es preciso que esté el cínico libre de distracciones, todo el al servicio de la divinidad, capaz de frecuentar el trato de los hombres, no atado a deberes particulares ni implicado en relaciones que, al transgredirlas, ya no pueda preservar su papel de bueno y honrado y, por el contrario, manteniéndolas, eche a perder al mensajero y espía y heraldo de los dioses? Mira que tiene que cumplir en ciertas cosas con el suegro, corresponder con los otros parientes de su mujer, con su propia mujer; por lo demás, se ve impedido por el cuidado de los enfermos, por la búsqueda de recursos. Dejemos lo demás de lado: necesita una marmita en donde calentar agua para el niño, para bañarlo en un barreño; hilas de lana para la mujer recién parida, aceite, cama, vaso (ya van siendo más los cacharros). Y las demás ocupaciones, la distracción. ¿En dónde se me quedo ahora aquel rey, el que se entregaba a la comunidad, ‘a cuyo cargo están los pueblos y que de tantas cosas se ocupa’ (Homero), el que debe vigilar a los otros, a los casados, a los que tienen hijos: quien trata bien a su mujer, quien mal; quien tiene disensiones, que casa está en orden, cual no, como un médico yendo de un lado a otro tomando los pulsos: ‘tú tienes fiebre, dolores de cabeza, tú la gota; tú ayuna, tú come, tú no te bañes, a ti hay que hacerte una amputación, a ti una cauterización? ¿Dónde está el ocio para quien está atado a los deberes particulares? ¿No habrá este de conseguir vestiditos para los niños? ¡Venga! iY enviarlos al maestro con cuadernillos, punzones, tablillas, y prepararles una camita! Porque no pueden ser cínicos ya al salir del vientre materno (si no, mas valía despeñarlos al nacer que no matarlos así). Mira a lo que reducimos al cínico, como le arrebatamos la realeza.
-Sí, pero Crates se casó.
-Me hablas de una situación nacida del amor, y pones una mujer que era otro Crates. Pero nosotros buscamos en los matrimonios comunes y convencionales y buscando en ellos no hallamos en esta situación revuelta que sea asunto de interés para el cínico.
¿Cómo, entonces, seguirá manteniendo a salvo la sociabilidad?
-¡Dios te ayude! ¿Benefician más a los hombres los que traen en lugar suyo dos o tres críos malencarados que los que atienden según sus fuerzas a todos los hombres, mirando que hacen, como viven, de que se ocupan, que descuidan contra lo conveniente? ¿También a los tebanos les ayudaron más cuantos les dejaron hijos que Epaminondas, que murió sin ellos? ¿Y aportó a la comunidad más que Homero Priamo, el que engendró cincuenta despojos, o Danao o Eolo? Y además la milicia o un tratado impedirán a alguien el matrimonio o tener hijos y a ese no le parecerá haber trocado de balde la falta de hijos; ¿y la realeza del cínico no será digna de lo mismo? ¿Nunca nos daremos cuenta de la grandeza ni nos representaremos en su justo valor el carácter de Diógenes, sino que nos fijaremos en los de ahora, en esos gorrones guardapuertas que no imitan a aquellos en nada, sino, en todo caso, en tirarse pedos y nada más? Que en tal caso no nos conmovería ni nos maravillaríamos de que no se casara o no tuviera hijos. Hombre, él ha engendrado a todos los seres humanos, tiene por hijos a los hombres; por hijas a las mujeres. Así se acerca a todos, así se ocupa de todos. ¿O a ti te parece que insulta a los que se encuentra por entrometimiento? Lo hace como padre, como hermano y como servidor del padre común, Zeus». (Disertaciones 3,22.69-82)


+ Evangelio según san Marcos     1, 21-28

Resumen: Jesús, predicador del Reino de Dios empieza, desde el inicio de su ministerio, confrontando con las fuerzas del anti-reino, y lo hace no con rituales o encantamientos sino por intermedio de su palabra autorizada.


Hay varios elementos a tener en cuenta para una mejor comprensión del texto litúrgico del día. ¡El primer milagro de Jesús!

La “autoridad” (exousía) que tiene la “doctrina” (didajê) de Jesús es el punto de partida, y a modo de inclusión enmarca el relato:


  • Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. (v.22)
  • ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!  (v.27)


Sin embargo, lo que encierra el texto no se trata de una “enseñanza” de Jesús sino de un hecho. Lo que solemos llamar un “exorcismo”. Esto está enmarcado con una nueva inclusión: un “espíritu inmundo” (pneúma akáthartos, vv.23.27). De este modo el texto queda conformado de esta manera:

a.- doctrina (v.22)
b.- autoridad (v.22)
c.- espíritu inmundo (v.23)

a’.- doctrina (v.27)
b’.- autoridad (v.27)
c’.- espíritus inmundos’ (v.27)

En medio de esto se ubica el relato de lo llamado “exorcismo”. Es interesante señalar que la idea “espíritu inmundo” se encuentra casi exclusivamente en los evangelios, y nunca en el Antiguo Testamento (aunque hay una referencia a los ídolos en Zacarías que podría tenerse en cuenta (notar que refiere a “aquel día”, algo importante en la relectura de los profetas por el nuevo Testamento): 


Aquel día– oráculo de Yahveh Sebaot– extirparé yo de esta tierra los nombres de los ídolos y no se volverá a mentarlos; igualmente a los profetas y el espíritu de impureza los quitaré de esta tierra. (Zac 13:2)

Pero notemos un elemento que nos servirá para dar un paso más: en el NT los “espíritus inmundos” los encontramos x2 en Mt, x6 en Lc, x2 en Hch, x2 en Apoc y ¡x11 en Marcos! Este simple dato sirve para ser conscientes de la importancia del tema en Marcos (¡y por qué es este el primer milagro en su Evangelio!). Podemos señalar que lo contrario de los “espíritus inmundos” son los “espíritus santos” si tenemos en cuenta que en un primer momento, al hablar de “espíritu/s” se refiere a figuras o persona(je)s del ambiente “espiritual” y no a una “persona divina” (= el Espíritu Santo). Estos “espíritus” se asemejan a los “demonios” [x19 en Mt, x17 en Mc, x24 en Mc, x7 en Ln, x1 en Hch, x4 en Pablo (en la misma unidad: 1 Cor 10,20-21), x3 en Apoc y x2 en Sgo y x1 en 1 Tim]. Por ejemplo, en 3,15 afirma que a los Doce les dio poder “para expulsar los demonios” y en 6,8 les dio “poder sobre los espíritus inmundos”; en 3,22 los escribas dicen que Jesús está “poseído por Beelzebul, príncipe de los demonios” y en v.30 que está “poseído por un espíritu inmundo”; en 5,2 un poseído por un “espíritu inmundo” se acerca a Jesús en Gerasa, y en v.15 ven “al endemoniado”.

Un “espíritu” se refiere a una “fuerza espiritual” externa que puede actuar sobre las personas de modo benéfico o maléfico y dominarla por encima de las propias fuerzas para su bien o su mal. Los primeros son “espíritus santos”, o ángeles, los segundos “espíritus inmundos” o “demonios”.

Unas notas breves:

  • Es importante quitar de nuestra mente toda la imaginería hollywoodense sobre los “exorcismos”. Nada de eso tiene su correlato bíblico;
  • Cuando se hace referencia a alguien “poseído”, en general se usa el verbo “tener” (éjô) o la preposición “en” (én), a veces se trata de que por momentos el demonio “atrapa” (9,18) a la persona. Cuando el demonio atrapa o tiene a alguien lo hace hacer algo involuntario (en el ambiente psicológico se habla de estados alterados de conciencia), como gritar, o arrojarse al suelo, o incluso “echar espuma, rechinar los dientes y lo deja duro” (9,18 lo que parece un estado epiléptico). Lo cierto es que en ningún momento se hace alusión a escenas como “pactos con el diablo”, o cosas semejantes. En los textos, la apariencia es de alguna situación incontrolable atribuida a fuerzas externas.
  • Otro elemento a tener en cuenta es que nunca se habla de “diablo”. En general se puede decir que “el diablo” y “los demonios” no son lo mismo (sin decir que se trate de universos distintos). Del diablo siempre se habla en singular, como si fuera una sola entidad personal, mientras que se habla de “los demonios”. La imagen que parece subyacer es que el diablo es “el príncipe” de los demonios, que estos son como una suerte de ejército de aquel. El diablo es el gestor del mal, e incluso es “el mal personificado”, mientras que los demonios son los que con su fuerza hacen mal a las personas.

Un tema es saber si es preciso afirmar que Jesús hacía exorcismos. El término (exorkôsis) lo encontramos una vez en Flavio Josefo:

Dios también le permitió (a Salomón) aprender la habilidad de expulsar demonios, que es una ciencia útil y saludable para los hombres. Compuso tales encantamientos también que alivian a los templados. Y dejó tras de sí la forma de utilizar los exorcismos, por el que se expulsan a los demonios, para que nunca vuelvan. (Antigüedades Judías 8:45)

Como puede verse, la actividad de Jesús es muy ajena a esto. Jesús no hace rituales, o encantamientos ni utiliza fórmulas: su palabra tiene autoridad y les da la orden (epitimaô) y los expulsa (ekballô). Podemos decir, entonces, que no es preciso hablar de Jesús como exorcista son simplemente como alguien que “expulsa” demonios con su autoridad. No se trata del conocimiento de rituales misteriosas, de ciencias ocultas, de habilidad para encantamientos sino de “autoridad”. Es la palabra de Jesús la que se destaca en el texto como se nota claramente en la conclusión:

« ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». (v.27)

Hay un elemento más – frecuente en la expulsión de demonios – y es el mandato de callar. Generalmente los demonios reconocen a Jesús (“el santo de Dios”, 1,24; “eres el hijo de Dios”, 3,11; “Jesús, hijo de Dios altísimo”, 5,7); Marcos dice expresamente que “no dejaba hablar a los demonios pues lo conocían” (1,34). ¿Por qué motivo Jesús manda callar cuando el reconocimiento de Jesús como “hijo de Dios” será la clave cristológica del Evangelio (cf. 1,1; 15,39)? La clave radica, precisamente en que Jesús ha de ser reconocido como hijo pero no en los milagros, o en su poder (como sería en la expulsión de demonios) sino en su debilidad y su derrota en la cruz. Mostrar a Jesús como hijo “antes de tiempo” sería hacer confundir al pueblo y presentar a Jesús como un mesías espectacular, sería desviar el mesianismo de Jesús de su eje en la cruz. Sería algo demoníaco. Por eso Jesús manda callar, todavía no es tiempo de ese reconocimiento [recordemos que cuando la voz del cielo dice a Pedro, Santiago y Juan que Jesús es su hijo (9,7) Jesús les ordena que no lo cuenten a nadie hasta la resurrección (v.9)].

Una última referencia a la “expulsión de demonios”. Siendo que los demonios no solamente “hacen mal” a las personas deteriorando o alienando su vida, sino que buscan confundir a la multitud en su fe, es razonable entender la importancia que Marcos da a las expulsiones de demonios, vistas estas como un enfrentamiento entre el “príncipe de los demonios” (3,22) y el “reinado de Dios”. Jesús, predicador del reino enfrenta con su palabra autorizada las fuerzas del “anti-reino”.


Foto tomada de corinamiranda.com

lunes, 22 de enero de 2018

De tal palo...

De tal palo…

Eduardo de la Serna


Si bien es cierto que nadie es culpable de los delitos de su padre, y hay casos notables de hijxs en las antípodas del pensamiento de sus familiares (los casos de Rozitchner por un lado y de la ex hija de Etchecolatz por el otro son buenos ejemplos de esto) no deja de ser lo más probable que los hijos hereden los patrones de conducta de sus padres (o tíos). Pueden mencionarse los casos de Alsogaray o de Boggiano, por ejemplo. Es verdad que hay hijos que viven de “las glorias” de sus padres, queriendo incluso parecérsele sin llegar ni remotamente a remedarlo, como es el caso de Ricardo Alfonsín; y hay personajes emblemáticos como es el caso de Triaca. Pero me quiero detener en la familia Massot (la doble “S” parece venirle como anillo al dedo). Las recientes declaraciones de Nicolás, jefe del bloque de diputados del PRO en la cámara de diputados, muestra a las claras su ideología, su proveniencia y sus planteos. En realidad ya se había manifestado en intolerancia cuando el debate por la ley previsional, y como “están dulces” ahora creen que pueden decir cualquier cosa. Y lo hacen.

Es evidente que este gobierno – ¡todo él! – ha dejado claro que parte de la pesada herencia que ha de combatir es la política de Derechos Humanos del gobierno anterior. Se podrían mencionar una importante lista de hechos y omisiones a los que ha de sumarse, obviamente, las violaciones actuales a los Derechos Humanos como la existencia de presos políticos lo manifiesta (por no hablar del maltrato de jóvenes pobres en las comisarías, o de los mapuche en el sur que lo manifiestan claramente). La importancia (supuesta) de la reconciliación sirvió al mediocre diputado para volver sobre los juicios y condenas proponiendo el modelo sudafricano como solución para alcanzar tan deseada meta.

Un pequeño paréntesis sobre el lenguaje religioso. El uso del término reconciliación, del que también se valen importantes miembros de la institución eclesiástica, es claramente polisémico, como tantos otros términos. Me permito un ejemplo: la fe y la esperanza son virtudes fundamentales para el cristiano, pero eso no significa que hemos de tener “esperanza” en que este gobierno va a lograr la ansiada pobreza cero, o que debamos “creer” que vamos a estar mejor. En lo personal, no tengo ni esa fe ni esa esperanza. Las virtudes cristianas están puestas en Dios. En Dios sí creo y espero (y en su proyecto), no en las cosas humanas, aunque sí creo firmemente que hay instancias que me permiten tener más fe y esperanza que otras. Como dije, en este gobierno no tengo ninguna. La reconciliación “en cristiano” supone volver a conciliarse con Dios en su proyecto para lo cual hay que desandar los caminos anteriores que nos separaron de Él. Diferente es la reconciliación con personas. Yo puedo (y de hecho lo hago) no querer reconciliarme con alguna persona que yo entiendo obró mal conmigo. Le deseo lo mejor, que sea feliz, pero que esa felicidad no pretenda vivirla conmigo cerca. Además – y esto es curioso en este caso – la supuesta o deseada reconciliación debe surgir de la víctima, no del victimario que lo máximo que puede hacer es pedir perdón y esperar que la otra parte lo conceda. Que Massot (o los obispos sospechados de complicidad con la dictadura) digan que hemos de reconciliarnos es una burla y una afrenta a las víctimas. Pero, lamentablemente, esa actitud de afrentar y burlarse parece una marca en el orillo PRO.

Muchos países han tenido situaciones conflictivas y han intentado, con aciertos y errores, encontrar caminos para avanzar como país. Sudáfrica es un caso, El Salvador otro, España otro, Colombia otro y podría seguirse. Sin duda cada uno parte de su realidad, de sus dolores y sangres, de los horrores y crímenes e intenta ver cómo ir hacia adelante a partir de esto; y con sus “propios” acertarán o no. Sin duda la realidad argentina tiene sus elementos particulares y muchos en común con otros: el horror, la muerte, la responsabilidad del Estado parecen habituales en todos estos. Pero también hay muchos elementos que no se han dado en otros lugares. Por ejemplo: el rol del empresariado (como la familia Massot, para que se entienda) y de la Iglesia jerárquica, la importancia de los Medios de (in)Comunicación, la clandestinidad del obrar represivo y genocida del Estado y podría seguirse. Además, es evidente que para llegarse a los “actuales” (entre comillas, porque hasta ayer lo eran, hoy no lo parecen) juicios y condenas por los crímenes se atravesaron con aciertos y fracasos muchos pasos. Y no está de más recordar que antes incluso del juicio a las juntas (que también podría criticarse, como varios organismos de Derechos Humanos lo hicieron, a pesar de tantos elementos favorables) Alfonsín pretendió que las Fuerzas Armadas juzgaran a los responsables de crímenes y no hubo ni un solo juicio en esa etapa. La “teoría de los dos demonios” (que parece subyacer en las palabras del diputado) acompañó buena parte de estos intentos. En las antípodas del “pensamiento” (sic) de Massot espero que la lucha por “hacer memoria, verdad y justicia” siga siendo algo que caracterice a nuestra Patria y nos permita avanzar (en un sentido opuesto al que nos lleva el actual gobierno) para que podamos lograr un país digno, donde la mesa sea cada vez más amplia y “todos los que quieran habitar en suelo argentino” sepan que serán recibidos como hermanas y hermanos porque la justicia caracteriza nuestro modo de vida.

Mientras esto ocurre, en el Museo del Bicentenario de exponen cosas de “presidentes” como el genocida Aramburu y otros; se “remodela” la Plaza de Mayo, se siguen poniendo animales en los billetes y flores en las monedas, se destruye todo proyecto educativo y la “historia” pasa (que se me perdone el término, lo uso con dolor) a la categoría de “desaparecida”. Pero, lamentablemente, todo esto era de esperar, al fin y al cabo “Mauricio, es Macri”.



Dibujo tomado de https://hablemos1poco.wordpress.com/2016/07/05/a-rer-de-tal-palo-tal-astilla/

domingo, 21 de enero de 2018

Una reflexión sobre el reciente viaje del Papa por Chile y Perú

Una reflexión sobre el reciente viaje del Papa por Chile y Perú


Eduardo de la Serna



El reciente viaje del Papa por las hermanas y queridas repúblicas de Chile y Perú suscitó una importante cadena de comentarios muy diversos. El diario El Tiempo (Bogotá, Colombia) interpreta el paso por Chile como una suerte de fracaso (21 de enero 2018) y dice allí Darío Menor Torres: “En su momento histórico más bajo a raíz de los escándalos de abusos sexuales contra menores cometidos por eclesiásticos, la Iglesia de ese país era la más necesitada de América Latina en recibir al obispo de Roma”. Empiezo citando un periodista “no implicado” ya que las voces en Chile y Perú son parte de la información, y las argentinas son claramente parciales. Y empiezo aquí porque quiero preguntarme varias cosas a raíz de este viaje.

El periodismo ante la Iglesia, el Papa, sus viajes y sus palabras


Habitualmente, la información previa, posterior y en el momento de los viajes de un Papa, podemos “seguirla” por los Medios de Comunicación. Hay cosas que pueden tener un sentido simbólico (que el papa ayude a una carabinera que cayó del caballo) o desconocido (¿por qué cambió dos veces de carro en Perú?) que figuran más para la galería de anécdotas que para el sentido profundo del viaje.

Dentro de esa información, como ocurre en todos los casos, una cosa es la transmisión precisa de hechos y palabras y otra la interpretación de los mismos. En el primero de los casos, sólo se trata de honestidad o no en la transmisión precisa: “dijo esto / hizo aquello”; en el segundo, se trata de la posición que el intérprete toma ante esos dichos o hechos. Posición legítima, por cierto, en la medida en que esta sea explícita y no quede oculta bajo una capa de supuesta neutralidad.

En mi opinión, la inmensa mayoría de los periodistas al hablar de temas eclesiásticos hacen alarde de una manifiesta y preocupante ignorancia; son contados con los dedos de una mano – a la que, además, le sobran dedos – los periodistas que “están en tema”. Creo que suelen hacer un análisis “político” de un tema que, si bien tiene muchas aristas políticas, no es expresamente político. Y entonces sus modos de análisis resultan parciales, incompletos, o – en algunos casos – francamente espantosos.

Si para el periodismo el Papa es “el jefe de la Iglesia” (y para una inmensa mayoría lo es), sus palabras son “dogmas”, o la Iglesia es una institución “vertical y verticalista”, sus análisis serán distintos a los de aquellos que tengan (tengamos) otra eclesiología. Los dichos del periodista español para El Tiempo demuestran claramente esta ignorancia y este verticalismo. Si el Papa es “el obispo de Roma”, el que “preside en la caridad” a la “comunidad eclesial”; si la Iglesia es una “comunidad de comunidades” en la que hay obispos, curas, laicos de las más diversas corrientes y opiniones (aunque siempre “en comunión”) el sentido de los viajes, de las palabras papales y sus gestos, será sumamente diferente. En lo personal creo que en el periodismo, en estos temas, hay más pereza por entender, hay más ignorancia disimulada, que verdadero esfuerzo de análisis.

Y vuelvo a un ejemplo colombiano. Al terminar el viaje del Papa por Colombia, que fue considerado un éxito, en general hubo una serie de cosas interesantes de preguntarse. Una viñeta de Beto Barreto titulada “Balance de la visita” (publicada en http://dateateweb.wixsite.com/dateatealminuto/a-la-vista) sirve para formularse con profundidad la pregunta. Hablar de éxito o fracaso debería dejar bien claro con respecto a qué expectativa. Muchos de los que aplaudieron la visita, una vez concluida siguieron trabajando militantemente en contra de la paz, por ejemplo; o poniendo obstáculos a su búsqueda ardua. Otros criticaron claramente discursos “buenos” pero que al no ser “encarnados” podían servir para cualquiera, como por ejemplo al denunciar casos de corrupción.

Y retomo el texto del comienzo: si la Iglesia chilena está en un momento crítico, toca a la misma Iglesia (no al “papá” que vive en el exterior venir a arreglar pelea de hermanos). Toca a la Iglesia (no a los obispos [otro síntoma de “pereza” periodística hablar de “la Iglesia” cuando habla un obispo], sino laicos, comunidades, curas y también obispos) analizar las causas y proponer soluciones. En lo personal, si tengo problemas parroquiales puedo consultar a otros curas, pero no espero que otro cura venga a mi comunidad a “traer soluciones”; si hay problemas en mi diócesis, espero que el obispo consulte a los curas, laicos y comunidades y no que venga otro obispo a “decir qué hay que hacer”. No entiendo, por lo tanto, que “el obispo de Roma” venga a la diócesis de “X” a decir qué debe hacerse. Se supone que los problemas, las causas, las situaciones, las posibilidades, los instrumentos para la solución los conoce “la Iglesia local”. Creo – en suma – que los viajes papales y esperar de ellos soluciones, normativas, criterios sólo sirven a una eclesiología que yo rechazo y cuestiono. Y si se celebra que el Papa hable de “amor”, de “paz”, de “comunidad”, de “pobres”, de “solidaridad” o críticamente de la “violencia”, la “corrupción”, la “insolidaridad”, la “indiferencia” es realmente preocupante: que tenga que venir el papá” a decirnos que tenemos que vivir conforme a lo que nos dice Jesús de Nazaret que debemos hacer resulta verdaderamente preocupante. Y además, si es así, es evidente dónde está el problema por el que “la Iglesia está en crisis”: por no vivir el Evangelio.

El Papa en Chile


Al ser la Iglesia una comunidad internacional (eso significa “católica”) una buena pregunta es cuáles son las fuentes de información – del Papa en este caso – para hablar u obrar. El Papa no tiene posibilidades, sin duda, de conocer a todos los curas del mundo cuando tiene que elegir a “fulano” para que sea obispo de la diócesis “mengania”. Alguien (alguienes) le informa/n. Sin duda una fuente sabida es la Conferencia episcopal del lugar y su embajador en la región, el Nuncio. Claro que si los obispos del lugar están en crisis (es lo que se ha dicho del episcopado chileno) la pregunta adquiere doble sentido. Y cuando las conferencia episcopales son numerosas también cabe saber a quien/es entre ellos elegir a la hora de estar informado. Este tema vale para Chile y casi todos los restantes países (quizás no para Argentina ya que el universo de conocidos para el papa Francisco es más amplio). Siendo que para el consejo de Cardenales que lo asesoran, el Papa ha escogido al cardenal emérito Francisco Errázuriz, es de suponer que él será una fuente privilegiada de información para el Papa. Por tanto, conocer al cardenal puede servir para suponer reconocer una fuente importante de información papal. Sin duda habrá otras.

Por otra parte, si el Papa viaja a una región, es de suponer que los temas que analice, comente, le preocupen sean los temas “pastorales” que para los informantes del lugar sean los más importantes. ¿Cómo podría el Papa saber de la existencia de Tal problema si no le han informado? Sin duda hay temas propios del lugar que – por otro lado – son “generales”: el clero, el episcopado, la pastoral, la evangelización… Habitualmente estos temas, que son el corazón de la misión eclesial, no son mencionados por la prensa salvo que toquen las aristas políticas que les interesan o salvo que orillen escándalos que “venden”. ¿Qué le importa a la prensa en general, si el Papa habla de teología, pastoral o Biblia? Lo que trasciende entonces, de los viajes (este, los pasados o los futuros) es lo que para la prensa (y – en muchos casos – su pereza) “debe” importar.

El Papa en Temuco


En una correspondencia con un amigo, un cura de Temuco que tuvo injerencia en la visita del Papa a la región le decía: “tuvimos una contra muy fuerte. Amenazas de que se iba a boicotear la actividad, por lo cual muchas personas tuvieron miedo y desistieron de asistir. ¡Nada de eso hubo! El ambiente estuvo cargado de alegría y de espiritualidad”.

Visto desde Argentina (¿por qué deberíamos mirarlo “desde” allí? Lo hago como argentino, pero no creo que sea ni siquiera el lugar más importante para mirarlo) el “tema mapuche” era tema central. Ciertamente lo fue, visto “desde Chile”, pero – obviamente – las realidades son bien diferentes. En nombre de una supuesta “causa mapuche” la situación de violencia es importante. Muchas iglesias quemadas con lemas tipo “no respetan nuestra religión, no respetamos la suya”, pero ni un solo responsable detenido a pesar que hay destacamentos de carabineros por todas partes, hace pensar en otras posibilidades. Las así llamadas “fuerzas de seguridad” reciben buenos aumentos de presupuestos, salarios y demás en estas circunstancias. Uno puede preguntarse, por ejemplo, por qué los atentados son contra comunidades católicas y no evangélicas, por ejemplo. Para algunos grupos pentecostales todo lo indígena es visto como “idolátrico y del demonio”, mientras que – me consta – hay curas que han participado en nguillatunes, por ejemplo. Conozco curas mapuche que no reniegan de serlo, mientras que los pastores (me refiero a algunos grupos específicos, no a las iglesias evangélicas en general) deben purificarse de su pasado. ¿Por qué no se atenta contra estas comunidades si de “no respetar” lo mapuche se trata? Sospechar de políticas que favorecen a los apropiadores de tierras, a los poderosos y críticos de comunidades eclesiales que tienen una cierta cercanía con el universo mapuche no sería insensato. El tema “violencia”, entonces, es ciertamente distinto, aunque el gobierno argentino quiera inventar inexistentes grupos mapuche violentos en Argentina.

Lo cierto es que el paso del Papa por Temuco fue visto como muy positivo en general. Sin duda puede haber grupos, más o menos representativos de algunas comunidades que estén desconformes pero en general el balance ha sido muy positivo.

El Papa en Iquique


Si tengo en cuenta el “desde” y el “quien” confieso que a mí me hubiera gustado alguna referencia del Papa a la masacre en “Santa María”, en Iquique (1907). Si la hubo no la registré. Las fotos revelan una magra presencia de público. El tema del que se esperaba que hablara estaría centrado en los migrantes que, en la zona, son un colectivo muy importante (bolivianos, peruanos, colombianos, venezolanos, haitianos, dominicanos…). Sin embargo, también hay que anotar que la zona es parte del territorio anexado por Chile al vencer a Bolivia en la “guerra del Pacífico”, o “del salitre” (1836-1839) y “palabras claras” hubieran significado una “toma de posesión” en el conflicto entre ambos países. Lo cierto es que las fotos aéreas revelan que los participantes fueron pocos en comparación con lo esperado. Era de esperar que esa foto fuera utilizada – como lo fue – por la prensa hegemónica argentina en su campaña contra el Papa que hasta ha merecido una declaración de la habitualmente silenciosa conferencia episcopal argentina.

El Papa y la pederastia


Pero antes de la presencia en Iquique un tema empezó a sobrevolar fuertemente la visita papal: los casos públicos y notorios de pederastia por parte de sectores de la jerarquía chilena y el silencio, a veces cómplice, de parte del episcopado. Que el Papa se reuniera con víctimas de abusos no resultó suficiente, el “caso Karadima” y la presencia del obispo Barros en todas las ceremonias, empañó gravemente la visita papal en Chile. El cura Fernando Karadima resultó un caso particularmente resonado en Chile; como ha ocurrido en numerosos casos, lamentablemente, la jerarquía eclesiástica simuló investigaciones que finalizaban en la nada misma, e incluso hubo presiones para que la cosa no avanzara en la justicia ordinaria. Se presentaba a sí mismo como buen discípulo de san Alberto Hurtado (cosa aparentemente desmentida por Óscar, el propio hermano del acusado) pero era visto como modelo y ejemplo eclesial: de su comunidad hubo muchísimos curas e incluso varios alcanzaron el episcopado. Finalmente, luego de sortear varias trabas civiles y eclesiásticas, fue sancionado el 2010 y expulsado. Esto indica, sin prejuzgar, pero teniéndolo en cuenta como dato, que todo el episcopado de Errázuriz en Santiago de Chile lo tuvo como cura en su diócesis. Recién su sucesor Ricardo Ezzati comunicó la decisión tomada por la Santa Sede. Las condenas de pederasta y efebofilia determinaron la suspensión. Desconozco si ha sido expulsado del estado eclesiástico. Uno de los obispos que pertenecían originariamente al “grupo del Bosque” – de donde era párroco Karadima – era el obispo Barros: auxiliar de Santiago, obispo de Iquique, obispo castrense (y general del ejército) y recientemente nombrado por el papa Francisco obispo de Osorno. Algunas de las víctimas de Karadima han denunciado a Barros por encubrimiento algo que – obviamente – él niega, pero el Papa ha elegido creerle a éste y afirma que se trata de una “calumnia” y que “no hay pruebas en su contra”. Quizás el papa hubiera debido recibirlos para escucharlos. Prefirió escuchar su campana. Sin duda esta actitud empañó – ¡y demasiado! – el paso del Papa por Chile. Y en ese enturbiamiento, Barros contribuyó particularmente mostrándose en toda ocasión al lado del Papa. En lo personal no tengo elementos para afirmar que Barros encubrió o no a Karadima, pero sí creo que 

1. El Papa bien podría haberle puesto nombre a esos abusos para dejar claro que no adhiere a la complicidad de gran parte de la Iglesia chilena del “santito” condenado; 
2. Bien hubiera podido Barros correrse a un costado casi invisible para favorecer la visita papal. Él (con la anuencia pontificia) eligió lo contrario; 
3. No veo cómo un obispo que llega tan cuestionado pueda contribuir (sea o no responsable de encubrimiento) a desarrollar su ministerio pastoral en la diócesis; 
4. Es posible que “algo pase en adelante y que algunas cosas sean “manejadas en el silencio”, pero a la hora de evaluar el viaje del Papa” sin duda la mancha es grande.

El Papa en Perú


El tema ambiental e indígena


Salvando el saludo protocolar en el aeropuerto a la llegada al Perú, la primera actividad del Papa no fue una visita “oficial” al gobierno sino a las comunidades indígenas de la Amazonía (que prepara, por otra parte, un sínodo regional). Allí el papa enfrentó algunos de sus temas preferidos (el medio ambiente, los pobres, las culturas) con lo cual se “movió a sus anchas”. La continuidad con su encíclica Laudato Si fue evidente, y era de esperar.

La corrupción


Pero al dirigirse a los ambientes “públicos” hay temas insoslayables que no pueden quedar en la nebulosa para no repetir el “chiste colombiano” citado  más arriba. La casi inminente destitución del presidente a causa de los escándalos de Odebrecht (que en tantas partes, salvo Argentina, por cierto) ha causado tanto escándalo y juicios se vio frenada por el apoyo del fujimorismo. Alberto Fujimori estaba condenado por crímenes de lesa humanidad y en la campaña hasta su hija Keiko dijo que no iba a indultarlo. Pero como “amor con amor se paga” (¡perdón Juan de la Cruz!) a poco de re-confirmado Kuczynski en la presidencia con tan “notable” apoyo, Fujimori fue indultado. Todos supieron que se trataba de “devolución de favores”. Si se habla contra la corrupción no parece que este sea un tema soslayable. Pero la corrupción no tuvo “nombre y apellido” ni indicios evidentes de dirección.

El episcopado


El arzobispo de Lima es el cardenal Juan Luis Cipriani (opus Dei). Más que amigo, cómplice del fujimorismo, algo ya notorio desde su participación en la toma de la embajada de Japón (1996). En la reciente campaña electoral su postura en favor de la candidata Keiko Fujimori fue indubitable. Su postura hipercrítica contra toda teología con tufillo liberador, comenzando por el teólogo Gustavo Gutiérrez, resulta deplorable. Fue connotada su participación en la asamblea episcopal latinoamericana en Aparecida (2007) cuando pidió que “no se hable de ‘reino de Dios’ porque era una categoría sociológica” (sic). Hablar de corrupción hubiera debido complicar al cardenal, pareciera.

El papa y la pederastia


Como en tantas partes, la pedofilia ocupa un lugar importante en el descrédito eclesiástico y en los temas que se espera que el Papa hable con claridad. Como ocurrió en Chile, un caso muy connotado fue el del fundador de los sodalicios de vida cristiana Luis Fernando Figari (invitado personal del papa Benito XVI a la asamblea de Aparecida). Es curioso que, como ha ocurrido en otros casos como Marcial Maciel (Legionarios de Cristo), Roberto José Lettieri (Toca de Asis), Carlos Buela (Verbo Encarnado) se trate de grupos religiosos ultra conservadores, con un discurso muy rígido en lo concerniente a lo sexual, con poderosa influencia en las conciencia de personas débiles que terminan accediendo “libremente” a todo lo que el fundador propone. De allí a los abusos no hay más que un pequeño paso que sencillamente han traspasado. A Figari lo sucedió Germán Doig (+ 2001); había comenzado el proceso de beatificación abruptamente clausurado por denuncias de abusos sexuales. Como en el caso de Karadima, Figari ha sido sancionado al interno de la Iglesia, “condenado” a oración y penitencia (sic). No deja de ser interesante notar que los sodalicios llevaron adelante toda la secretaría de la asamblea episcopal de Aparecida (2007) y que su llegada a la Argentina (2005) se debió – según ellos mismos lo afirman (http://sodalicio.org/el-sodalicio-de-vida-cristiana-en-argentina/) – a una invitación del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio. Nuevamente los “abusos” no tuvieron “nombre y apellido”.

Conclusión


Si debo señalar algo del viaje papal y miro lo que dicen sus adversarios (hoy, 21 de enero 2018, Julio Blank y Eduardo van Der Kooy en Clarín, y días pasados Loris Zanatta y Joaquín Morales Solá en La Nación) debo señalar que celebro su viaje y las cosas positivas – ¡muchas! – que encuentro en él. La insistencia en los pobres, en una iglesia más evangélica que dogmática, los gestos numerosos de cercanía y humanidad, su lenguaje desacartonado, algunos reconocimientos (el del obispo chileno Enrique Alvear es un gran ejemplo) y los temas elegidos me resultan muy significativos y constructivos.

Debo repetir lo que ya dije varias veces: no quiero que el Papa viaje (ni este ni otros), salvo cuando de acontecimientos internacionales se trata como asambleas, congresos, etc… Y por tanto, no celebro este ni otros viajes. Creo que no dejan demasiado (el caso colombiano que señalé es evidente) y creo que:

1. Las fuentes de información del Papa en los lugares a visitar no me parecen, en muchos casos, lo suficientemente amplias como para que haya una acabada comprensión de los problemas, las situaciones y las propuestas de solución.

2. Creo que en algunos casos, por no visibilizar complicidades eclesiásticas quizás, las cuasi-denuncias son lo suficientemente ambiguas para que nadie se sienta implicado y hasta los más sospechados puedan afirmar estar de acuerdo con él.

3. Creo que algunos casos parecen más de márquetin que de una profunda convicción. En el caso de pederastia, lamento sospecharlo. En la iglesia parece no haber una acabada comprensión de la distinción entre pecado y delito. Hay cosas que son pecado y a su vez delito, hay otras que son lo uno y no lo otro… En el caso del pecado, esto es en la reconciliación del pecador con Dios, la absolución sacramental es el paso necesario. Pero en los casos del delito se trata de algo que la sociedad civil debe evaluar, juzgar y – eventualmente – condenar. La pederastia es uno de estos casos. El “caso Grassi” en Argentina resulta harto evidente: ya condenado en todas las instancias, sigue en ejercicio del ministerio en la prisión. No espero que sobre esto se pronuncie el obispo de Roma (no quiero que lo haga), pero sí el obispo de Morón. Pero en la Iglesia parece primar a veces una actitud corporativa antes que evangélica que contribuye notablemente a su descrédito.

En suma: el Papa pasó por América del Sur. No visitó (afortunadamente) la Argentina. Y muchísimas cosas positivas, algunas negativas y otras en nebulosa quedan para el análisis; análisis que cada quien puede hacer, es de esperar que señalando claramente “desde dónde” lo hace. Y – sobre todo – espero que el pueblo de Dios de América Latina, los pobres del pueblo, encuentren, en comunión con el Papa, una comunidad eclesial que nos permita y ayude a vivir el Evangelio de Jesús denunciando claramente todo lo que se opone a que Dios reine en la justicia y el derecho; y anunciar un nuevo mundo posible, de hermanas y hermanos que juntos caminamos a la vida en abundancia que Dios sueña para nosotros.



Foto tomada de https://radiomitre.cienradios.com/el-vaticano-confirmo-las-fechas-de-la-visita-del-papa-francisco-chile-y-peru/