jueves, 26 de abril de 2018

Carta abierta al presidente Macri


Carta abierta al presidente Mauricio Macri

Señor presidente:


Me dirijo a usted con el respeto que merece su investidura. Una investidura que usted deshonra día a día, debo decirlo. No tengo la esperanza que usted me lea, y – por aquello del “peor sordo” – tampoco tengo esperanzas de que sepa usted leer.

Hace unos pocos años, cuando salió a la luz (tardíamente, por cierto, para que la noticia fuera pública después de las elecciones) el escándalo internacional de los “Panama papers” yo dije que debía usted renunciar. Según uno de los mediocres dizque periodistas que le hacen la corte, usted les preguntó a los obispos argentinos, que lo saludaron en esos días, quién era yo, y uno de ellos le dijo que era “un cura marginal”. Debo comentarle que uno de los mejores, si no el mejor libro sobre la persona histórica de Jesús, se llama precisamente “Un judío marginal” con lo cual creo no merecer ese elogio episcopal que aparentemente me prodigaron.

Los que creemos en la democracia entendemos que se trata de un “gobierno del pueblo”, que el pueblo se expresa en las urnas periódicamente y de ellas emanan algunos de los poderes de la República como el legislativo y el ejecutivo. Dejo de lado que cuando hubo intentos de que también el pueblo tuviera injerencia en el poder judicial éste lo vetó con una extraña argumentación que lo constituía literalmente en juez y parte. Pero muchos de los que creemos en esa democracia no aceptamos que esta se limite simplemente a votar cada dos años mientras somos espectadores pasivos de lo que los elegidos hagan a su antojo. Especialmente cuando todo indica que fueron elegidos por decir que harían una cosa y luego hicieron absolutamente lo contrario. Sería una democracia muy absurda una en la que el pueblo no es parte. Debo decir que he hecho esfuerzos, e incluso consultado con compañeros y amigos y hasta ahora, en sus más de dos años de gobierno no hemos encontrado ni una, ¡ni una sola!, medida en favor del pueblo. Y entretanto, usted y los suyos (no me animaría a llamarlos amigos, ni siquiera usted lo hace ya que al referirse a “Nicky” lo llama “hermano de la vida”) se enriquecen, se empoderan al tiempo que se burlan de todos con discursos absurdos o con slogans vacíos (algo que, debo reconocerlo, los caracteriza desde su fundación; vacíos como los globos).

Decía que usted deshonra su investidura no solamente por la burla sistemática de los pobres y las víctimas de este modelo que impone, sino por frases como “no hay otro camino”, “a mí me duele tomar estas medidas” o humoradas semejantes. Todos sabemos, aunque a veces no lo recordemos, que sí hay otro camino, y que a usted no le duele nada tomarlas. La desocupación en nuestras comunidades y barrios cada vez golpea más, las esperanzas de crecer se amputan con los cierres de planes como el progresar o el Conectar Igualdad, que nunca los cerraron, simplemente no los ejecutan (o ponen un radical para que lo haga, lo cual es lo mismo), el tan mentado “emprendedurismo” y la “meritocracia” no funcionan en los barrios que no pueden poner una tiendita cuyas tarifas jamás podrán pagar, pero de todo esto usted no se entera, porque cuando vienen a “timbrear” se aseguran antes de ir a los lugares apropiados, o se hacen acompañar por “la Doce”, que en un tiempo lejano, era popular. Y – claro – todo esto debidamente presentado en un packaging adecuado: sacan el pan de los comedores y lo presentan como “cuidar lo mejor para nuestros chicos”, la inepta gobernadora ya no calza botitas para visitar inundados y goza del escudo que le significa que nadie le pregunte, o repregunte a sus absurdas respuestas, y hasta el jefe de gabinete, cuando tiene tiempo entre trolles y call centers nos dice que la gente no va a los mercados porque compra on line por internet, cosa que me interesaría saber en mi barrio y los vecinos cómo se podría hacer.

No pretendo que usted renuncie; debería importarle “el pueblo” (al que usted llamaba “gente”), no pretendo que tome medidas en favor de los pobres, no pretendo que deje de tener injerencia en el poder judicial, ya debidamente cooptado y obsecuente, en especial la que antes nos enorgullecía Corte Suprema (¿alguna vez en juez Rosenkrantz va a tener un fallo en favor de los pobres?). Simplemente una cosa: ¿sería mucho pedirle que no hable? ¿Qué deje de burlarse de los pobres y de quienes estamos con ellos? Sé que me llamarán (los que lean esta carta y le den letra, por ejemplo) “populista”, palabra polisémica si las hay (“polisémica” quiere decir que tiene variados sentidos o significantes, por si lo ignora), palabra vacua, marketinera y estigmatizante en boca de usted y los suyos. No se preocupe, no se gaste, ya lo sé. Sólo me atrevo a pedirle un único gesto de respeto a los pobres que son víctimas de su gobierno. Pero sospecho que ni esto conseguiremos, a eso estamos resignados. Pero no nos resignamos a seguir luchando por la justicia, por la paz y por un gobierno para el pueblo (¡tan distinto del suyo!).

Me despido de usted con respeto

Bernal, 26 de abril de 2018

Pbro. Dr. Eduardo de la Serna



2 comentarios:

  1. Excelente!!! Ojalá toda la iglesia argentina se manifestara de igual manera!!

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  2. La realidad es que a muy pocos...pocos, con todo el peso de la palabra, le interesan los pobres; no hablemos del alto mando donde circula el dinero y se multiplica de forma descomunal, muy por debajo...a mucha gente no le interesan los pobres, viven ensimismados en su realidad, moldeados a la medida de un sistema que no les permite la mas mínima reflexión, que no pueden ni quieren ponerse en el lugar del otro, entonces es mas fácil decir que son "vagos" que no quieren trabajar o que tienen hijos para vivir de los planes que da el Estado, son incapaces de analizar el deterioro grave que generan todas estas políticas neoliberales que no son recetas nuevas, ya las conocemos. Creci en una familia cristiana, donde no habia dogma pero si un profundo pensar y sentir cristiano, mucho tiempo me aleje porque senti que eso no era suficiente, y fui formando mi propio camino; mi tiempo se marco con nuevos enfoques y mi observación de la realidad se expandió, la militancia fue esa catarsis a la necesidad de un mundo mejor, pero tampoco alcanzo; creo que vivimos en un mundo que no tiene solución, tal vez cuando todo colapse, surja un nuevo hombre que valore la vida y que sienta al otro como su hermano ...
    Admiro el trabajo que hacen y como persisten en sus ideales. Gracias!

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