sábado, 23 de febrero de 2019

La Iglesia en crisis… ¡Gracias a Dios!


La Iglesia en crisis… ¡Gracias a Dios!

Eduardo de la Serna



Hay una serie de noticias, y hechos que ponen a la Iglesia católico-romana en crisis. Noticias verdaderas algunas, exageradas otras, parciales algunas, malentendidas quizás… y hasta falsas. Pero, debo decirlo, en cierta manera esto me alegra.

Y, para empezar, quiero dejar bien claro, no digo que me alegra lo malo o perverso o torpe que “la Iglesia” haya dicho y/o hecho. Me refiero a la repercusión “en la Iglesia”.

Ciertamente no podría, ni quiero, de ninguna manera, ni remotamente, alegrarme por los casos de abusos de menores o no, de conciencia, de poder, por ejemplo. No podría ni quiero… Ni debo.

Los casos de abusos (de todo tipo), son, quizás, los más resonantes, y son gravísimos. El encuentro del Papa con los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, es reflejo evidente de la gravedad y su repercusión. Y no quisiera creer que dentro de la Iglesia se dimensiona la gravedad por los costos económicos de los juicios o la pérdida de fieles por el escándalo. Ojalá se dimensionara por poner la mirada y el corazón en las víctimas. Aunque no estoy convencido o seguro que así sea en todos los casos.

Pero hay otras situaciones, sin dudas. La repercusión que tienen enfoques públicos de “la Iglesia”, las posiciones frente al matrimonio igualitario, la interrupción voluntaria del embarazo, el feminismo (y la “perversa” [sic] ideología de género) revelan – o parecen mostrar (en algunos casos bien resaltados por algunos cristianos doloridos o también por personas que no quieren a “la Iglesia”, o que son de “afuera” de ella, o que encuentran una veta económica, o por lo que fuere) una Iglesia incapaz de estar en el mundo, de saber reconocer que hace ya mucho tiempo ha dejado de ser “la voz” indispensable para ser escuchada. Me permito dos pequeños ejemplos bíblicos:

En la primera carta a los Corintios Pablo enfrenta un problema que se da dentro de la comunidad: un caso de inmoralidad sexual (del que los de la élite sociocultural de la comunidad de jacta ante todos). Pablo enfrenta el tema y pide que la comunidad sea, “adentro”, un testimonio ejemplar para la sociedad. Y, aclara, él no está hablando de los de “afuera” ya que de ellos se ocupa Dios, no le toca a él hacerlo, él se ocupa de los de “dentro” (1 Cor 5,1-13).

En el mundo judío, la levadura es símbolo de la corrupción y el pecado. La imagen es que “un poco de levadura fermenta (= corrompe) toda la masa”, y por eso el Evangelio habla de “la levadura de Herodes” o de “los fariseos”, por ejemplo, es decir, su maldad. Sin embargo, Jesús, que es un provocador en más de una ocasión, dice que el reino de Dios se parece a “la levadura” (Lucas 13,21). Para entenderlo podemos imaginar la “manzana podrida”; así como una manzana podrida pudre todo el cajón, así ha de ser el Reino de Dios que ha que afectar a toda la sociedad. Jesús modificó provocativamente la imagen para hacernos pensar: nosotros, como sus seguidores, debemos transformar por “contagio”.

Una “Iglesia” que pretende que su mensaje llegue por coacción o imposición, y no por contagio, no por mostrar a quien quiera ver, oír, sentir que los cristianos tenemos “algo para decir”, que deseamos poder decirlo, ser escuchados, pero no desde “el poder”, no desde “arriba” sino desde “adentro”, como la levadura, desde “adentro”, como la comunidad corintia.

Tener la actitud de “vengo a decirles la verdad” (es decir, ustedes no la tienen) provoca ciertamente rechazo y desconfianza. En suma, creo que buena parte de la crisis que hoy palpamos en “la Iglesia” se debe a nuestra actitud hacia “los de afuera”. Y esa crisis puede ser muy positiva. “Crisis” es una palabra griega que alude a un “juicio”. Otra palabra griega que remite a un “juicio” es discernimiento. Si la actual “crisis” nos permite “discernir” nuestro lugar, nuestras palabras, nuestras acciones, pues entonces de esta crisis, como comunidad, podremos salir fortalecidos. Seremos señalados (por eso de que todos caen en la misma bolsa, más de una vez somos acusados de pederastas, de decimonónicos, de inquisidores, de machistas), y es sensato tener la actitud humilde de bajar la cabeza, sentirnos parte de un colectivo en crisis, e intentar mostrar a la sociedad que de la crisis hemos salido (o queremos salir) renovados, mostrar que hay “otra Iglesia” (no mejor, no “la verdadera”, pero sí “otra” que también es “Iglesia de verdad). Y poder, en nuestro lugar, sembrar o esperar que la levadura fermente la masa entera. Del resto, que se ocupe Dios.



Foto tomada de https://www.mundopastel.com.ar/8-consejos-para-que-tus-masas-con-levadura-salgan-perfectas/

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