domingo, 24 de febrero de 2019

La muerte del profeta


La muerte del profeta


Eduardo de la Serna



En estos tiempos, apropiados para reflexionar el martirio, quiero partir de un interesante artículo de hace unos años, de Brian J. Tabb: “Is the Lucan Jesus a ‘Martyr’? A Critical Assessment of a Scholary Consensus”, Catholic Biblical Quarterly 77 (2015) 280-301.

Lo presento brevemente: el autor parte del presupuesto habitual: “Jesús es un mártir” y se pregunta si el Jesús de Lucas verdaderamente lo es.

Empieza mostrando, por ejemplo, las evidentes diferencias en los relatos de la pasión de Marcos y de Lucas. En la escena de Getsemaní y en la Cruz la diferencia es indiscutible. Y – como lo dice su intención – quiere mirar el Jesús de Lucas.

A continuación, empieza mostrando diferentes muertes antiguas en contextos de violencia y sus sentidos: la muerte “honorable” de quienes la prefieren antes que padecer la infamia o el deshonor (por ejemplo, la de aquellos que honorablemente se arrojan sobre su espada, y otros casos semejantes), la muerte de los mártires judíos (narradas especialmente en 2 y 4 Macabeos), la muerte ejemplar de Sócrates, que sirve de modelo a otras muertes (y, según algunos, inspira a 2 Macabeos para hablar de Eleazar y a Lucas para presentar a Jesús). El autor muestra bastantes elementos en favor de las semejanzas en estos dos últimos casos, pero señala también notables diferencias (los mártires judíos, por ejemplo, son matados por extranjeros, y mueren por mantenerse fieles a la ley judía; Jesús no pareciera que se pueda ubicar en este criterio tradicional), y finalmente llega a una conclusión bastante sensata: afirmar que “Jesús es presentado como un ‘mártir’ en Lucas depende, en gran parte, de la definición de martirio que se asuma” (p. 290).

Es entonces que intenta una definición de martirio. Ciertamente el término nace en el ambiente judicial (“testigo” / “testimonio”) pero luego se traspasa a la mención del testimonio dado en la muerte de la fe confesada. Destaca algunos elementos como la muerte de Esteban, y la de Antipas (Hechos 22,20; Apocalipsis 2,13) para concretarla especialmente en el “martirio de Policarpo” en el que el término adquiere “ciudadanía”.

Luego se detiene a analizar la muerte del “sabio” (en Sabiduría 2-3) y la muerte de los profetas tal como era vista en tiempos de Jesús (libro La Vida de los Profetas, que habla de las muertes violentas de Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc…). Las referencias frecuentes al cuarto canto del Siervo sufriente de Isaías (Isaías 53) refuerzan la idea. Es sabido que Lucas destaca mucho en su cristología la imagen de Jesús como profeta, e incluso es importante señalar que así lee Lucas la muerte de Jesús (aun si no hubiera que tener como auténticos algunos dichos como “mi cuerpo entregado por ustedes”, la agonía y las gotas de sangre o “perdónalos porque no saben lo que hacen” y debieran ser excluidos por estar ausentes en muchos manuscritos, cosa que el autor discute). Su muerte es, definitivamente, la muerte violenta de un profeta.

Este trabajo, desafiante, nos invita a pensar. Es verdad que al cuestionar la idea de “Jesús mártir” lo hace mirando los mártires judíos, cuyas muertes, causas, artífices, sentidos y teologías son bastante diferentes a la de Jesús. Es verdad que, para los cristianos, por el contrario, “el mártir” es Jesús, y los demás “se le asemejan”, por lo que no tiene sentido cuestionarlo. Pero – y es importante tenerlo presente – el autor está mirando a Lucas y lo que él conoce y tiene en cuenta. Y nadie puede negar que Jesús va a Jerusalén “porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén” (13,33) y cuando está llegando a la ciudad afirma que “en Jerusalén se cumplirá todo lo que los profetas anunciaron acerca del hijo del hombre” (18,31).

Hoy, la Iglesia tiene criterios para afirmar que alguien es o no “mártir”. En lo personal no coincido con el planteo del “odio a la fe”, y prefiero pensarlo desde “el amor extremo”, del “amor hasta” las fronteras del odio. Pues creo que mirar el odio es poner el acento en el martirizador antes que en el mártir (o, ilustrando, mirar más a Pilato que a Jesús). Pero, sin duda, hoy se aplicaría el concepto de “martirio” a la muerte violenta de los profetas. Y de esto sabemos bastante en nuestra América Latina.

Mirando a Ellacuría y Romero, mirando a decenas de mujeres y varones, laicos y laicas, religiosas y religiosos, curas y obispos, católicos o protestantes, mirando a Angelelli y sus compañeros no tengo duda que debemos hablar de la muerte violenta de los profetas. Hablamos de aquellos y aquellas que se atrevieron a levantar su voz como voz de Dios en tiempos de violencia y de “noche oscura”. Hablamos, por tanto, de una voz que para algunos era necesario acallar. Hablamos de una voz de Dios que pudimos escuchar y hablamos de una voz de Dios que podemos escuchar. Ellos y ellas “hablaron” y sus voces fueron silenciadas (también por muchos dentro de la Iglesia), pero el silenciamiento peor (peor aún) fue no saber reconocer que en sus muertes Dios también sigue hablando. Hoy podemos escuchar sus voces, las que pronunciaron ayer y las que en el reconocimiento eclesial pronuncian hoy. Quizás por eso se entienda mejor por qué todavía algunos quieran seguir silenciándolas:

… ésta fue la orden que les di: Obedézcanme, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen por el camino que les señalo, y les irá bien. Pero no escucharon ni prestaron oído, seguían sus planes, la maldad de su corazón endurecido, dándome la espalda y no la cara.  Desde que sus padres salieron de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos los profetas un día y otro día; pero no me escucharon ni prestaron oído, se pusieron tercos y fueron peores que sus padres. Ya puedes repetirles este sermón, que no te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán. (Jer 7,23-27)

Por decir cosas como esta, se ejerció violencia contra Jeremías. Por no predicar la resignación y tener un oído en evangelio y otro en el pueblo, se silenció al profeta Angelelli. “Ojalá escuchen hoy la voz del Señor” (Salmo 95,7).


Foto tomada de https://tombraider.fandom.com/es/wiki/La_muerte_del_profeta

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