martes, 10 de marzo de 2020

Basuras de la palabra, sicarios del verbo


Basuras de la palabra, sicarios del verbo

Eduardo de la Serna



Así como (y lo hemos comentado más de una vez) a la derecha le avergüenza reconocerse tal y entonces dice que es “de centro” (que si así fuera “la izquierda” seríamos millones), es curiosa la cantidad enorme de autoproclamados periodistas (serlo es otra cosa, pero Guaidó no hay uno solo) que se hacen los enojados o enojadas cuando les dicen que fueron macristas. Aprovechan la mala memoria y aprovechan que la gran mayoría de los medios están en manos de otros autoproclamados y todavía allí siguen. Como si nada.

En el libro del Apocalipsis encontramos 7 cartas a 7 iglesias (capítulos 2 y 3). Mientras las iglesias pares (2ª, 4ª y 6ª) son cada vez mejores en la percepción del que habla (alude a Jesús con diferentes imágenes tomadas de la visión inaugural – 1,12-19 – en palabras interpretadas por un ángel, mediadores habituales en la literatura apocalíptica), las iglesias impares (1ª, 3ª, 5ª y 7ª) son cada vez peores. La séptima, entonces, es la peor de todas, se trata de la Iglesia de Laodicea. Ella se cree rica (tenía gran producción de lana negra, una industria farmacéutica de colirio muy importante y una importante riqueza acumulada). El ángel, en cambio, le dice (contrastando con sus riquezas) que es desnuda, ciega y pobre. Ubicada en el monte Cadmo, a media altura entre Hierápolis, en la cima y Colosas al pie, tiene un problema: las importantes aguas termales de la primera, llegan frías a la base, pero obviamente son tibias en la mitad: en Laodicea. Las aguas calientes se aprovechan en las termas, o también se beben frías en la base, pero las aguas tibias son vomitivas. Así le dice el ángel:

Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente; pero como eres tibio, ni frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca” (3:15-16).

Este texto es mal conocido por haber sido citado (obviamente mal) por un ex presidente que afirmaba haber leído las obras de Sócrates. Como es común en las siete cartas, da esperanzas al “vencedor”, aunque parece ser, en esta comunidad, un grupo muy pequeño: “el que me abre, entraré y cenaremos juntos” (v.20).

Me permito citar esta referencia, porque en general entiendo que – en cierto orden de cosas – los tibios, los grises, los mediocres, los del centro (aunque se referencien con Corea) no me merecen ningún respeto. Y escuchar a esos “sedicentes” periodistas negando ahora lo que fue evidente por 4 años es, por lo menos, una burla a la inteligencia de quienes pretendemos estar informados, pensar, y tomar posturas frente a la realidad.

El macrismo no se hubiera podido sostener ni una semana si no hubiera habido una cadena poderosa de medios y (co)mediantes que lo exaltaron, sea bombardeando con mentiras o medias verdades a toda una sociedad, o simulando o invisibilizando otra impresionante cantidad de información. Presentar como verdades cosas insostenibles o incomprobables, demonizando a la oposición (salvo a los pintorescos, que siempre es bueno que haya, y hasta los hace aparecer como “ecuánimes”), dejando hablar “cualquier verdura” a los oficialistas sin la más elemental contrapregunta, sin contrastarlos con la realidad, si eso no es “macrismo” se le parece bastante.

Valga entonces esta “memoria”, por un lado, para valorar en serio a las y los pocos periodistas que hacen honor a su responsabilidad de comunicar (aunque más no fuera desde medios pequeños, marginales, sospechados o caseros), especialmente a aquelles que no pretenden dar regurgitado un poco de información sino a quienes pretenden ayudarnos a pensar. Y también la memoria a los y las muches que gritaron a nuestros oídos en las pantallas, o desde el insulto o con la cara circunspecta contribuyeron a que el país cayera en una debacle atroz. Fueron cómplices, les guste o no que lo digamos, a ellas y ellos que ahora nos quieren hacer creer que siempre fueron independientes.


Foto tomada de https://infolaplata.com/2020/01/rodolfo-walsh-y-la-carta-abierta-de-un-escritor-a-la-junta-militar/

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