sábado, 13 de junio de 2020

Me tienen un poquito cansado los equilibristas

Me tienen un poquito cansado los equilibristas

Eduardo de la Serna



Cuando de ciertos grupos se espera una palabra se supone que esta sea clara y precisa a fin de que esa palabra diga algo. Una empresa emite un comunicado a partir de una situación. Después, por supuesto, los lectores haremos nuestra propia lectura y, por ejemplo, le creeremos o no, o interpretaremos los por qué u objetivos escondidos. De Vicentín, por caso. Pero hay colectivos para los que una palabra les es constitutiva. La Iglesia es un ejemplo de eso. Si cada vez que se espera una palabra (que no es necesariamente lo mismo que cada vez que se desea) esta se pronunciara, no haría falta empezar a medir, pesar y calcular: si digo esto pueden pensar aquello, si callo esto dirán esto otro y si esto o si… Porque entonces, son tantos, ¡pero tantos! los “si” que todo parece un gigantesco “no”.

Desconozco, en muchos casos, los cálculos y las internas que motivan ciertas declaraciones, pero con frecuencia parecen tan, pero tan equilibradas que no solamente no dicen nada, sino que casi parecen un pedido de perdón por decir algo.

Es evidente, por ejemplo, que hay obispos macristas y/o vidalistas. No puedo entender cómo encaja esto con el Evangelio, pero es otro tema. Pero, si una declaración episcopal se equilibra tanto para no enojar a… o no molestar a… o que no se entienda que… parece mejor callar.

Un hecho muy concreto son las escuchas ilegales del macrismo, el espionaje a distintos sujetos y sujetas de nuestra sociedad lo cual es algo aberrante. Por imaginado y sospechado, no menos aberrante (aunque debo confesar que no espero nada de este poder judicial, el mismo que hizo la vista gorda ante las escuchas y le permitió a Macri asumir como presidente procesado por ¡¡¡escuchas!!!). La reciente declaración episcopal sobre este tema expresa su molestia porque un obispo fue escuchado, seguido e investigado, un hecho que es detestable. Pero lo mismo lo es que se escuche a sindicalistas, políticos, curas, periodistas, y hasta amigos, parientes y cómplices del entonces presidente. Una declaración casi corporativa-episcopal y que por arriba alude a los demás, en realidad es innecesaria. Y si es lavada porque sospechan que “antes” eso también ocurría (además de que sería sensato y razonable que hubiera una mínima prueba o indicio, como ocurre en este caso) se hubiera solucionado, sencillamente, si entonces hubieran hablado. Si hablan siempre, pues nadie dirá “esto es por…” o “por qué no acá y sí allá”. Pero si callaron ayer, o si para no molestar a amigos se disimula lo que se debe decir hoy, pues entonces, el equilibrio se vuelve indispensable. Y el equilibrio es fascinante en los espectáculos circenses, en ciertas declaraciones, se parece más a la tibieza.


1 comentario:

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.