lunes, 30 de noviembre de 2020

Elogio del rugby

Elogio del rugby


Eduardo de la Serna




En mi casa se bebió rugby desde chiquito. Familia oriunda de San Isidro, la capital del rugby. Mi padre, sus amigos, mis primos, mi hermano y yo, todos jugamos rugby. Más o menos bien, más o menos mucho, pero jugamos. Y disfrutamos. Y amamos el rugby.

Es un deporte totalmente de equipo y solidaridad interna; no en vano el Che dijo hace mucho, que era “una escuela de vida”. Ciertamente lo es. Mi amigo Carlos, que vivió un tiempo en Nueva Zelanda, me cuenta que allí “el rugby es más popular que el fútbol; lo juegan los maories. Cuando viví en NZ muy pocos maories jugaban al fútbol, pero el equipo de rugby estaba lleno de maoríes”. La película sobre Mandela (más allá de la opinión que nos merezca su ideología) revela el encuentro post-Apartheid en Sudáfrica y el aporte del rugby al mismo.

En Argentina, en cambio, me dice un amigo: “El año empezó odiando a los rugbiers y termina demostrando por qué”. A lo mejor el problema empieza en esa escuela de la que habla el Che: termina siendo una escuela “privada”. Y no “privada de agua, de cloacas, de gas…” como la infancia de Maradona, sino privada de sensibilidad, de empatía, de humanidad. Y ahora corren como en un scrum a borrar los twitters que demuestran la calaña de la que están hechos.

A lo mejor, tan macristas ellos, aceptarán que antes de entrar a formar parte de un representativo nacional se les reviesen las redes sociales, como inauguró su amado líder, y que no puedan formar parte del mismo los que cometan lo que es a todas luces un delito del que, es de esperar, el INADI tome notas… y medidas. Si cierran cuentas de Facebook, Twitter e Instagram por cosas que consideran inadecuadas, pero estas permanecen y nadie dice nada, algo anda mal. Algo anda mal en que estos tipos consideren gracioso burlarse de la empleada, de los judíos, de los negros, de los pobres… cuando nadie se burla de su falta de sinapsis neuronal.

Pero, insisto, no tiene la culpa el rugby, pero, sin embargo, no podemos dejar de reconocer que, si en torno a él se junta toda esta “gente”, un bello deporte se ha transformado en un auténtico “pozo ciego”.

 

foto tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Pozo_ciego

sábado, 28 de noviembre de 2020

El lugar de Dios

 El lugar de Dios

Eduardo de la Serna


Si algo caracteriza al Dios de la Biblia, el Dios de Israel, del islam o de los cristianos, es que Dios no tiene cuerpo. Por eso no pueden hacerse imágenes de Dios (aunque esto deba relativizarse en parte). Y si Dios no tiene cuerpo, pero a su vez es personal, Dios no puede tener un lugar, que es allí donde un cuerpo está (por eso se insiste, teológicamente, que el cielo no es un “lugar”, por ejemplo). Sin embargo, ese Dios, que insisto, es personal, se comunica desde un lugar, desde Israel, desde Cristo, desde un libro… En la vida, sufrimientos y alegrías, opresiones y fiestas del pueblo, Dios habla. Eso, por ejemplo, es lo que repiten los profetas. Cuando el pueblo sufre, cuando se oprimen al pobre, al huérfano y la viuda, Dios habla “desde” su situación, Cristo dice “a mí me lo hicieron”. El desde, es el lugar desde el que Dios habla. A Dios se le conmueven las entrañas ante el dolor, y el grito que esto provoca (“clamor”).

Todos hablamos, pensamos, celebramos o nos condolemos desde un lugar. Pero ese lugar no es, al menos no es necesariamente, un lugar físico. Puede ser también, el lugar desde el que creemos estar (o nos hicieron creer que estábamos), del que deseamos estar, o donde añoramos llegar. Esto puede tener connotaciones teológicas, o también simplemente existenciales. En cristiano, estamos invitados a mirar “desde” Dios (“han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba” dice el discípulo de Pablo [Col 3,1]); el revolucionario mira desde la revolución por venir, y compromete en ella toda su existencia (“hasta la victoria, ¡siempre!”) y el burgués o aburguesado, mira desde poseer o pretender hacerlo, entendiendo que haciéndolo, él/ella “es más o mejor” (sociedad de consumo)… Valgan estos ejemplos simplemente para mostrar que en ocasiones se mira desde un lugar distinto a aquel en el que se está.

Ese lugar, con frecuencia, se trata del que nos constituye, del que nos da vida, y vida plena; del que no nos queremos ir, aunque ya no estemos allí, o, por el contrario, un lugar en el que no queremos estar (aunque estemos) y del que queremos irnos, real o simbólicamente. Y vaya, a modo simplemente de ejemplo, y para pensar en otra ocasión, el sentido del culto, como un salir de sí (éxtasis) para proyectarnos a otro ámbito (y vale también para lo económico, y el culto de la compra-venta).

Si alguien ha vivido en un ambiente difícil, duro, con limitaciones importantes o privaciones, es razonable que quiera salir de ese lugar. Razonable, sin embargo, no significa necesariamente bueno. Sería insensato juzgar (que, además, habitualmente es sinónimo de condenar) a quien lo hace; lo que, insisto, no significa evaluarlo positivamente. Vaya un ejemplo concreto: si un niño vive su infancia en un lugar lleno de privaciones, violencia y hambre y descolla jugando al fútbol, puede ocurrir que un dirigente le ofrezca “salir de ese lugar” (a cambio de un contrato, obviamente). Y para el niño, ese dirigente, que lo ayudó (sic) a cambiar de lugar es alguien que le cambió la vida. Y mirará su “ascenso” como algo que le “debe” al dirigente que le cambió la vida (= el lugar). Pero también puede haber otro niño que pase las mismas o semejantes privaciones, y (contratos futbolísticos mediante) logre salir de ese lugar, pero no olvidar sus raíces, y mirar todo y siempre desde aquel lugar en el que ya no está, la vida y la existencia.

Cierta ideología (que también propone un lugar) nos dice que hacia tal sitio debemos llegar para alcanzar la vida plena, es decir, la felicidad. Y muchos festejarán alcanzarlo (o, para ser muy precisos, “muy pocos”). Y esos tales, entonces, desde ese lugar, no podrán comprender a quienes estén en el mismo ámbito (o incluso más alto) y no miren desde allí sino desde sus orígenes del que aquellos se han fugado. Algunos no comprenderán, otros vociferarán, criticarán, condenarán a esos tales, porque con su simple actitud muestra que “hay otro lugar” desde el que mirar la existencia, hay “otro lugar” para pensar y proponer, otro lugar para vivir… Es, por caso, decir casi sin decirlo, que “yo salí de ese lugar, pero allí hay millones”, y desde, y por y para esos millones sigo estando en ese lugar, o estando con los que hacen algo, o mucho para esos millones. Es mirar la vida desde otro lugar, ese mismo lugar del que algunos reniegan, porque lograron escapar, y también desde otro lugar que es el “cielo” para algunos catequistas de la vida para pocos.

El Dios de la Biblia mira desde los últimos… Nada menos que Dios elige ese lugar desde el que hablar, para el que hablar y a quienes hablar. Y eso nos dice algo para la vida cotidiana, para saber dónde pararnos (con nuestras miserias, límites y debilidades), para saber “desde dónde” hablamos, pensamos, sentimos, y saber que, mientras tanto, los otros seguirán intentando hacer pasar un camello por el ojo de una aguja.

 

Foto tomada de https://www.piqsels.com/es/public-domain-photo-zrwwz

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Carta abierta a Diego Maradona

 Carta abierta a Diego Maradona




Diego querido:

¡Te fuiste sin despedirte! ¡Qué pena! Me hubiera gustado abrazarte…

Hoy es día de llanto… Hasta los que ni te quisieron ni los quisiste dicen estar compungidos. Estos hablarán de tus “genialidades” o lo imborrable que hiciste en la cancha. Y hasta comentarán o mostrarán fotos fuera de ella para que no miremos sino el verde césped. Pero todos (los otros) sabemos que te equivocaste una y mil veces, “pero la pelota no se mancha”. Resulta casi “divertido”, si cabe, ver los twits de Rodríguez Larreta, Pato Bullrich, Avruj, Negri (con su metida de pata, Dr. Freud) y “el cartonero Baez” hablando de vos y la pelota y la cancha. ¿Y quién lo negaría? Pero otros – los otros – también recordamos otras cosas, ¿sabés? Desde tu viaje en tren para gritarle en la cara a Bush ¡no al ALCA! hasta tus abrazos con los más grandes. Esos que a muchos nos llenan de envidia. Metiste la pata, ¡sí! ¡como todos! Vos las tuyas, yo las mías. Pero cuando había que estar, siempre estabas en el lado que debías estar.

En estos días circuló la foto de otro gran ex futbolista, firmándole una camiseta al dinosaurio que preside Brasil. Y quedó más claro que nunca que la superioridad no sólo estaba en la cancha. Estaba en el lugar donde elegiste estar. Nunca olvidaste a tu Villa Fiorito natal, y aunque estabas en la cima de la Torre Eiffel, no dejaste de mirar para abajo. Un “dios sucio” te bautizó Galeano… Y así es. Uno como nosotros, pero “Diego”.

Y no está mal mirar quienes te amaron (amamos) y quienes te odiaron para saber que, una vez más, estuviste donde había que estar. Claro que, cuando se trata de la cancha; ¿quién lo negaría? Si hasta Clarín y La Nación lo reconocen. Pero también fuera de la cancha: en la vida. En esa misma en la que te equivocaste y me equivoco, la que nos embarra. Pero donde se juega algo más que un partido o un campeonato… en la que se teje la historia. Esa historia en la que tu nombre será reconocido, cantado y aplaudido. Simplemente por estar donde debías; por estar donde molestaba a los poderosos; por estar donde podían levantar la cabeza las víctimas y, al levantarla, ver tu melena al viento y tu sonrisa iluminadora.

chau Diego… ¡hasta la victoria!

Eduardo de la Serna

 

Addenda:


A raíz de ciertas cosas, en la semana recordaba la maravillosa película de Milos Forman, Amadeus.

Sin pretender hacer un comentario cinematográfico, ni ser exhaustivo, hoy vuelvo sobre ella: 

La película presenta un genio que sobresale de la mediocridad general: Salieri. Por eso es el músico de la corte, que incluso ha consagrado, como militancia su vida a la música. Incluso viviendo en castidad para ser puro y solo para el arte. Pero este genio, puro y casto, se da cuenta que hay otro, uno que es todo lo contrario a él: irreverente, mujeriego, sucio, que es verdaderamente una suerte de manifestación de Dios en la música. Eso lo llena de envidia (que será, en la película, la característica de Salieri) que no puede soportar que Dios se manifieste a través de alguien tan despreciable y no por él mismo, tan ejemplar. Y, claro, queda “picando” la pelota: ¿a quién Ama-Deus? ¿A ese ser ejemplar, consagrado y dedicado, o  - por el contrario, a ese despreciable Diego Armando Mozart?


foto tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Grafiti_Diego_Maradona.jpg

Un fraterno abrazo a las mujeres víctimas

 Un fraterno abrazo a las mujeres víctimas

Eduardo de la Serna




Conmemoramos en este día, a las mujeres víctimas de violencia. Particularmente a aquellos a las que la vida les fue arrancada.

La frecuente violencia doméstica, por ejemplo, se vio multiplicada notablemente en estos tiempos de pandemia y aislamiento. Y no me refiero exclusivamente a los casos denunciados, que los hay, sino a las miles de mujeres que temen justificadamente hacer la denuncia imaginando, o sabiendo, que eso repercutirá en más violencia aún. Y pienso, con nombres y rostros, en varios casos, denunciantes o no, del barrio que acompaño.

Es cierto que hay violencias, probablemente la mayoría, que no llegan hasta la violencia física, y menos aún a la muerte; pero estas son la punta de un iceberg en las que una violencia sistemática, frecuente y naturalizada queda escondida. Y que, muy probablemente, aquellas no ocurrirían sin esta violencia primera.

¿Es razonable (y la pregunta es retórica, porque ¡no lo es!) que las mujeres deban saber y acostumbrarse a ser ofendidas, cosificadas, agredidas y mancilladas con gestos o palabras por un macho que se las cruza por la calle?

¿Es razonable que una autoridad (laboral, corporativa y hasta eclesiástica) se sienta, crea y actúe como quien tiene derecho sobre la mujer maltratándola, desvalorándola, usándola por el hecho de tener autoridad… o poder, que en este caso es lo mismo?

¿Es razonable que muchas mujeres hayan naturalizado hasta tal punto el sistema de dominación y violencia que se resistan al feminismo (“soy femenina, no feminista”), o a las justas y necesarias reivindicaciones y reclamos?

¿Es razonable que no nos despertemos (varones incluidos, por cierto… porque no es sólo en bien de la mujer sino de la humanidad toda) y tratemos obsesivamente de evitar todo – aun pequeño y casi insignificante – signo de superioridad-inferioridad, poseedor-poseída, dominador-dominada, etc., empezando por el lenguaje?

Puedo entender (no me convence, pero lo entiendo) que haya quienes se resistan a un lenguaje no-binario (todes, elles, etc.) pero el uso inclusivo de todas-todos, nosotras-nosotros, etc. contribuye por lo menos a visibilizar a las mujeres invisibles habitualmente también en el lenguaje. Y me voy a referir, puntualmente, a un caso concreto de violencia oculta: las mujeres ¡no pueden ser virtuosas! Porque eso implican cualidades del “vir”, es decir, el varón. La mujer, se supone, debería simplemente obedecer, ser sumisa. ¿Si eso no es violencia, qué sería?

Lo cierto, y acá mi punto, creo que es urgente e imprescindible estar alertas, muy alertas, a cuidar, pensar y militar nuestras actitudes frente a las mujeres, que nazcan y alimenten en las palabras y los gestos actitudes de hermanos y hermanas, amigos y amigas. Vaya como simple aporte a mis familiaras, amigas, conocidas… Lo necesitamos.

 

Imagen tomada de https://observatorioviolencia.org/simposio-internacional-contra-la-violencia-de-genero/

martes, 24 de noviembre de 2020

Video con comentario al Evangelio del 1er domingo de Adviento "B"

Video con comentario al Evangelio del 

1er domingo de Adviento "B" 




también puede verse en


https://youtu.be/O6Q55OrcVII


Eduardo

Domingo 1 de adviento B

 Jesús nos invita a estar atentos. 

¡La comunidad cuenta con nosotros!

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO – “B”

Eduardo de la Serna



Lectura del libro de Isaías     63, 16b-17. 19b; 64, 2-7

Resumen: La experiencia contemporánea del profeta es que Dios ya no parece ocuparse de su pueblo; no hace ya lo que antes hacía, ¿qué hubiera pasado si lo hubiera hecho? Lo cierto es que no se pierde la esperanza en que lo haga en adelante.


El pueblo de Israel (= Judá) puede reunirse. Los que están en el exilio tienen libertad para regresar (aunque no todos eligen hacerlo dando conformación a la “diáspora”). Pero aunque pueden estar en la tierra, la independencia no existe ya que dependen de los persas como vasallos. ¿Y Dios? Pareciera ausente, a diferencia de aquellas manifestaciones que han conocido de la historia.

Yahvé es visto como “padre” en contraste con el mismísimo Abraham e Israel:

a.- tú eres nuestro padre
b.- ya que Abraham no nos conocería
b’.- e Israel no nos reconocería
a’.- tú Yahvé eres nuestro padre.
“Nuestro redentor desde siempre” es tu nombre

La referencia a Dios como “padre” (’ab) es habitual en medio oriente (como la mención de Israel como “hijo”). En Israel – aunque no abundante en la liturgia – se lo encuentra en nombres (’Abraham, ’Abimelek, ’Absalom…), es “padre” a partir de la creación (Dt 32,6; Mal 2,10); Dios se apena cuando no lo reconocen como tal (Is 1,2-3; Mal 1,6); como padre le procura una tierra a su hijo (Jer 3,19).

Pero al título “padre” se le añade uno más frecuente ligado a la historia: “redentor” (frecuente en el deutero-Isaías: 41,14; 43,14; 44,6.24; 47,4; 48,17; 49,7.26; 54,5.8; cf. 60,16) y lo es “desde siempre”. Ahora bien: siendo padre y redentor la ausencia que el pueblo experimenta es particularmente fuerte.

El reclamo responsabiliza a Dios mismo (y no al propio pecado) del yerro y del “endurecimiento del corazón”: “fuera de tus caminos… lejos de tu temor”. El camino de Dios y el Temor de Dios son elementos frecuentes que indican la fidelidad. Al tener ante sí los caminos y el temor de Dios, que él mismo ha puesto, el pueblo se pregunta (¿por qué?) ha hecho lo que de hecho hace. Con esa mirada, se espera que Yahvé “regrese”, “vuelva”. La motivación de esto viene dada porque son “tus siervos” y “tu heredad”. La situación crítica puede verse en la referencia al “templo pisoteado” por los opresores. Y la referencia es a que dios no los gobierna, que “no se invoca el nombre” (lo que significa autoridad, posesión; cf. Dt 28,10; Jer 14,9).

Ahora bien, así planteado (duramente) se hace referencia al pasado. Pero el presente se transforma en desafío: “¡ojalá rasgaras los cielos y descendieras!” (v.19). El “ojalá” indica una situación no ocurrida que hubiera hecho cambiar totalmente el presente de haber sucedido.

Lo que sigue surge como un pedido de que Dios se manifieste (una teofanía): el desgarro de los cielos no es frecuente, pero sí lo es el fuego. Pero de hecho refiere al pasado, a que la teofanía no ocurrió (“¡ojalá!”) y que todo sería distinto (incluso entre adversarios y naciones) si lo hubiera hecho. El lamento se sigue profundizando. Pero Dios ni siquiera por los que practican la justicia se dejó encontrar; manifestó su enojo y “hemos pecado”. Y se comparan a sí mismos como ropa manchada por la sangre menstrual “todos nosotros”, todo queda contaminado (cf. Lev 15,19-20). La siguiente metáfora alude a las hojas marchitas de los árboles, y cómo son llevadas por el viento.

Pero todo esto, insinuado metafóricamente es expresado con claridad en v.6: nadie invoca el nombre de Yahvé, lo han dejado sólo. Nadie es capaz de aferrarse a él. Dios, entonces, se ha ocultado a la vista (cf. 53,3; 59,2), permanecen en la oscuridad. Todos están “a la deriva”. Yahvé no se ha ocupado de su pueblo. La esperanza de que lo haga está implícita.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     1,3-9

Resumen: Pablo da gracias por cosas que destacará en el cuerpo de la carta. En ella es muy crítico frente a desvíos, superficialidades o desintereses con respecto a los hermanos. Pero los corintios pueden cambiar de vida y por ello Pablo da gracias a Dios.


Como en todos los inicios de cartas, Pablo empieza comunicando a sus destinatarios “gracia y paz” [ver el comentario al domingo 29, ciclo “A”]. A continuación, como en (casi) todas las cartas le sigue una “acción de gracias” que es propia en cada una de ellas según los temas que desarrollará:

  • Comienza señalando la gracia que les fue otorgada.
  • El enriquecimiento en palabra y conocimiento.
  • El testimonio acerca de Cristo.
  • Los carismas; es tema especialmente importante en la carta.
  • La Venida de Jesús y el Día del Señor.
  • La credibilidad de Dios.
  • Para la comunión (koinônía) con su hijo. 

Como puede verse, la “acción de gracias” en esta carta es provocativa. Llama la atención, desde el inicio, contra aquellos que se desentienden de los demás, despreocupándose de ellos, creyendo que sólo es necesario creerse – y por ello “jactarse” – importantes, o autosuficientes. Pero también los corintios pueden – teniendo en cuenta a Pablo – utilizar la palabra y el conocimiento para la edificación de la comunidad; dar testimonio de Cristo; esperar atentamente el día del Señor, irreprensibles y vivir en comunión con Cristo respetando a los hermanos más débiles de la comunidad.




Evangelio según san Marcos.     13, 33-37

Resumen: el discurso de despedida de Jesús destaca que “volverá” en un futuro indeterminado. De allí que se destaque la importancia de la “vigilancia”, la actitud de hacer aquello que se ha encargado en favor de los demás.


El marco litúrgico del adviento sin duda destaca – en el primer domingo especialmente – el acento puesto en la venida futura de Jesús. Los siguientes domingos destacarán particularmente la venida primera preparando la Navidad, motivo por el cual los textos de Isaías, y la persona del Bautista primero, y de la Madre de Jesús luego, serán protagonistas.

El capítulo 13 del Evangelio de Marcos – llamado el discurso “escatológico”, por referir a los “últimos tiempos” – es de una gran densidad. Y, según se afirma, es muy importante para comprender el tiempo de composición y la situación de la comunidad de Marcos. De todos modos, el texto litúrgico sólo presenta la conclusión que se destaca por la invitación a “velar” (x3 en estos pocos versículos, y luego x3 en la escena del huerto, 14,34.37.38).

“Mirar” y “estar alertas” (agrypneite) es la actitud a la que se invita. Este último término sólo se lo encuentra aquí en Marcos y en su paralelo de Lucas (21,36) en todos los Evangelios. Es una actitud de cuidado y atención, ligada a la oración (Ef 6,18) y a la fidelidad (cf. Heb 13,17). Es la actitud del guardia (Sal 127,1; cf. 101,8); es la actitud atenta ante una posible llegada (Cant 5,2; cf. Pr 8,34).

El “momento” (kairós) que se ignora es precisamente el que requiere la atención vigilante. Se trata de un tiempo específico, prefijado, un tiempo que tiene una determinada característica, comparado en la metáfora (“es como…”, vv.34-36) con el tiempo en el que “llegará” el señor de la casa. El encargo del señor que se ausenta era un trabajo a “cada uno” y al portero, “velar”. Como en otros casos, no se sabe el momento de la llegada, lo cierto es que el portero debe estar “velando” (gregoréô). Esto, Jesús lo dice ahora a “todos”: ¡velen! (v.37). No interesa en este caso el trabajo que estén o no realizando los otros trabajadores sino la actitud de velar, propia del portero ya que el texto está dirigido a la “venida” del señor que ocurrirá en el “momento” fijado. Pero para estar atento a ella, la actitud del lector es “velar”. Es la actitud propia de los que deben cuidar la ciudad (Neh 7,3; 1 Mac 12,27). Pero esta actitud de vigilancia también refiere a la propia vida (Bar 2,9; Dan 9,14). En un texto que aparece como una suerte de “testamento de Pablo” según Lucas, Pablo invita a los presbíteros a “vigilar… y recordar que día y noche no cesaba de exhortarlos con lágrimas a cada uno de ustedes” (Hch 20,31). Es invitación a mantenerse “firmes en la fe” (1 Cor 16,13) ya que “no dormir” es lo propio de los que velan (1 Tes 5,6.10 [notar que el verbo “velar”, como la referencia a la “Venida” – parousía – de Jesús se encuentran en las primeras cartas de Pablo: 1 Tes y 1 Cor; luego Pablo dedicará la tensión evangelizadora y escatológica en otros aspectos, manteniendo la referencia al “día”, por ejemplo]). También en Marcos el contraste está dado por dormir – velar (v.36).


«¿Por qué duermes, alma [mía], y no alabas al Señor? Entonen un himno nuevo al Dios digno de alabanza. Canta y mantente vigilante en su servicio [lit. “vigilante en su vigilancia”], porque es bueno a Dios el himno de un buen corazón…» (Salmos de Salomón 3,1-2)


Pero la imagen de la “vigilancia” no ha de entenderse en un sentido individualista, o personal. La ciudad entera depende del “vigilante” para ser “alertada” ante la venida, amigable o enemiga y poder actuar en consecuencia. El vigilante tiene una palabra que decirle a los suyos.


martes, 17 de noviembre de 2020

Brevísimas

 Brevísimas


 Eduardo de la Serna



 

  1. Después de las abominables declaraciones de Soledad Acuña, ministra de educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y evitando bromear con su nombre y lo autónomo de la CABA, sólo cabe el repudio. Estigmatizante de los pobres y de los docentes, algo absolutamente coherente con el partido al que la ministra pertenece y que los autónomos siguen eligiendo. Pero que no nos sorprenda no quita el rechazo. Sin ningún tipo de dudas. Asco. ¡Y listo!

 

  1. Después de la crisis importante del Perú, con tres presidentes en una semana, pareciera que primó un poco la sensatez. Ahora cabe esperar que se aquieten las aguas y el país hermano y amigo pueda encaminarse pacíficamente al proceso electoral en curso para abril. Lo merecen. Lo necesitamos.

 

  1. Parece que el mal llamado “impuesto” a las grandes fortunas está encaminado y probablemente sea ley. Cosas inconcebibles para la lógica se han visto en este contexto… Que supuestos representantes del pueblo se manifiesten en contra; que muchos medios de comunicación (los mismos de siempre) se opongan vehemente y violentamente; que la izquierda parlamentaria afirme que no votará a favor… Pero que sean inconcebibles no significa que sean inesperadas: no esperaba, personalmente, que Juntos por El Cambio votara nada que beneficiara a “la gente” (no lo hizo en sus 4 años de gobierno, ¿por qué lo haría ahora?), no esperaba que los MCS contribuyeran a que el país sea mejor (¿por qué lo harían si nunca en toda su historia lo hicieron?) y no esperaba que la izquierda parlamentaria votara algo en favor de la gente… Vivir en el “kosmos eidético” (el mundo de las ideas, platonismo excelso) es su característica; caso contrario tendrían que pisar la tierra, embarrarse, y – lo peor para ellos – enterarse que existe el peronismo.

 

  1. Entre los miles de “días de…” el 17 de noviembre se considera el día de la militancia. Un 16 de septiembre de 1955 empezó una noche oscura para el pueblo sufrido, los “cabecitas negras”, los pobres de la patria. El peronismo fue derrocado del gobierno, su líder exiliado, y la militancia perseguida, fusilada, torturada, proscripta, desaparecida… Empezó el largo tiempo de la resistencia. Tiempo en el que mujeres y varones brillantes mostraron el camino. Desde el Cine (¡gracias, Pino!) a las calles y paredes, “con tiza y con carbón”, desde las reuniones clandestinas hasta militancia más vehemente, desde pequeños grupos que fueron surgiendo, reuniones y formación (¡gracias, curas!), hasta que un 17 de noviembre, aquel a quien no le daba el cuero (como dijo – entre otros desatinos – el dictador Lanusse) Juan Domingo Perón aterrizó en Ezeiza, bajo una lluvia y paraguas, medio secuestrado en el hotel Internacional y luego en Vicente López y en ”Nino” orquestando el final de un tiempo oscuro (aunque los “seres oscuros” se reservaron nuevas noches, y seguramente imaginan otras más). Vaya un abrazo a todas y todos los militantes y militantas que hicieron posible un reencuentro, y que siguieron sembrando para más y nuevos pasos. Toca no bajar los brazos, toca tragar sapos, toca saber que “lo mejor es enemigo de lo bueno”, toca tener presentes las frases de Pepe: “en los 70 fuimos por todo y no tuvimos nada; en los 2000 fuimos por algo, y conseguimos mucho”.

 

No olvidamos las soledades, la CIA, los avaros, los oscuros… pero sabemos que, si bien no siempre es cierto aquello de “el pueblo unido, jamás será vencido”, sí sabemos que unidos tenemos más fuerza para enfrentarlos y evitar que nos “devoren los de afuera”.

 

Video con comentario al Evangelio del domingo 34 "A" (Cristo Rey)

Video con comentario al Evangelio del domingo 34 "A" (Cristo Rey)




también puede verse en

https://youtu.be/BjLMkUVbJ9c


Eduardo

Comentario domingo 34A - Cristo Rey

Un rey identificado con los insignificantes de la tierra

DOMINGO TRIGESIMOCUARTO - "A"
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY

Eduardo de la Serna



Lectura de la profecía de Ezequiel     34, 11-12. 15-17

Resumen: Ante el abuso de los malos pastores, Dios mismo se ocupará de su pueblo, procurando el bienestar de los débiles y sancionando duramente a los que ejercen poder.


La lectura de Ezequiel es escogida por su referencia al “pastor”, imagen que en la Biblia (y en el ambiente oriental) es utilizada para aludir a aquel que tiene una responsabilidad de “conducción” (Jer 10,21; 23,1-4). 

El texto del capítulo alude a los pastores en tres partes: vv.1-10 presenta la imagen del pastor, en vv.11-15 se explica mostrando que Dios rechaza a los mercenarios que no cumplen con su responsabilidad como pastores, y no se ocupan de las ovejas. Dios mismo ocupará ese sitio. A partir del final del v.15 se destaca la distinción entre “oveja y oveja” Los jefes del pueblo (ya no pastores, porque es Dios, sino “carneros” y “machos cabríos”) dificultan la vida del pueblo y el pastor tomará posición en favor de la débil.

A partir del v.23 se hace referencia a un “buen pastor” a semejanza de David. El texto no está incluido en el párrafo litúrgico.

Como pastor, Dios se preocupará de sus ovejas (cosa que no han hecho los jefes del pueblo), se preocupa de su alimento y su reposo (Sal 23; 74,1-2). El juicio, entonces, entre “oveja y oveja” (o carneros y machos cabríos) se refiere a las autoridades, su abuso de poder contra los pobres, su acaparamiento de pastos y agua perjudicando el de los débiles (vv.18-19), es entre “oveja gorda” y “oveja flaca”. Eso es “pastorear con justicia” (v.16).



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     15, 20-26. 28

Resumen: La resurrección de Cristo da comienzo a una novedad que llegará a su fin en el momento en que todos resuciten. Las autoridades han matado a Jesús, y esas fuerzas del mal han de ser vencidas preparándose así el triunfo definitivo sobre la muerte en la resurrección. Así Dios recibirá el reino de manos de su hijo.


La primera parte de este texto (15,20-23) fue leída en la fiesta de los fieles difuntos… Repetimos lo allí dicho y añadimos comentario a los párrafos no incluidos (vv.24-26 y v.28).

Pablo dedica un extenso capítulo a hablar sobre la resurrección. El motivo de la extensión está causado porque algunos de la comunidad niegan que esta exista. Es posible que la influencia del helenismo para el cual “el cuerpo es cárcel del alma” motivara la incredulidad; no tiene sentido – afirmarían – que si el alma logra liberarse de su cárcel en la muerte, vuelva más tarde a encarcelarse. Sea esta o no la razón de la negación, lo cierto es que Pablo dedica mucha energía a afirmarla. Comienza destacando la centralidad de la resurrección de Cristo para la fe (vv.1-11) para lo que recurre a la predicación primitiva que él mismo ha recibido y predicado. El acento probatorio está dado por la gran cantidad de beneficiarios de apariciones del resucitado comenzando por el primero: Cefas (= Pedro) y finalizando por “el último”, el mismo Pablo. Luego destacará – y a esta sub-unidad pertenece el texto litúrgico del día – la relación entre la resurrección de Cristo y la de sus seguidores (vv.12-34). A continuación esbozará un intento de responder al “cómo” de la resurrección, ¿con qué cuerpo? (vv.35-53) para concluir con un himno a la victoria de Dios (vv.54-57) con una conclusión (“hermanos”, v.58).

Una breve nota sobre la ausencia de mujeres en la lista de beneficiarios de una aparición del resucitado: es sabido, por los relatos evangélicos, que algunas mujeres fueron testigas de la resurrección: los nombres y número varían según los evangelistas: no hay apariciones del resucitado en Marcos, “María Magdalena y la otra María” en Mateo (28,1.9), no se las menciona en Lucas (salvo que sea mujer – como es posible – el/la peregrino/a de Emaús no mencionado (24,18), a María Magdalena en el añadido al final de Marcos (16,9) y en Juan (20,11). Sin embargo ha de señalarse que Pablo está transmitiendo “lo que recibió” (15,3). Es posible que – dada la no credibilidad de las mujeres (Mc 16,11; Lc 24,22-24) – al predicar y mencionar a los testigos de la resurrección sólo se aludiera a los varones, y esto es lo que Pablo conoce. De hecho, para Pablo, un “apóstol” es todo aquel que ha visto al resucitado (1 Cor 9,1) y en Rom 16,7 hace referencia a una “apóstola” señalando que ella, Junia y Andrónico “llegaron a Cristo antes que él”. 

Como judío fariseo que es, Pablo cree que en “el día del Señor” comenzarán las resurrecciones (Dn 12,2), y como seguidor de Jesús cree que ese “día” ha comenzado con la resurrección de Jesús. Han llegado los últimos tiempos. Jesús ha resucitado y con su resurrección comienza la serie de resurrecciones que está “al llegar” en su “venida” (especialmente inminente – para Pablo – en sus primeros escritos como 1 Tesalonicenses y 1 Corintios, cf. 15,51-52). La resurrección de Cristo no es aislada, sino “primicia” de las demás (vv.20.23 [formando una inclusión semítica en esta parte]). Por eso, para él, negar “las” resurrecciones” implica negar “la” resurrección primera. 

Los vv.21-22 preparan un tema que luego desarrollará extensamente en otra carta: la relación de tipo y anti-tipo entre Cristo y Adán (cf. Rom 5,12-21). Con Adán se desata para la humanidad “la muerte”, “todos mueren”; por el “nuevo Adán” (Pablo dice “último Adán”, cf. 1 Cor 15,45) se desencadena el proceso de resurrecciones. 

El tema comienza con una afirmación tajante que contrasta con las suposiciones (“si no hubiera…”, vv.12.29): “¡pero no! ¡Cristo resucitó!” La referencia a las primicias (cf. Lev 23,9-14) alude a la consagración, tema aquí ausente. La imagen aquí es temporal y es metáfora que refiere a la precedencia, como la prenda de herencia (cf. 2 Cor 1,22; 5,5), o el “primogénito” (cf. Rom 8,29). La referencia a los frutos prepara el tema del “cuerpo” nuevo que desarrollará en vv.35-49. 

Adán fue “primicias” de la humanidad. 

Porque por un hombre la muerte
         y por un hombre la resurrección de los muertos (v.21)
Porque como en Adán todos mueren
                         Así  en Cristo todos revivirán (v.22)

Es interesante el paralelo (que Pablo no llama aquí “tipo”, cosa que sí hace en Rom 5, en un texto mucho más desarrollado, cf. 5,14), en realidad – además de que Romanos es más tardía – no es el tema del pecado y la desobediencia lo que le interesa aquí a Pablo sino el de la muerte y la resurrección. Hay una solidaridad inter-humana en ambos tipos sin que se desarrollen todos los aspectos. Estar “en Adán” conduce a la muerte (“mueren”, tiempo presente), mientras que estar “en Cristo” conduce a la vida futura (“revivirán”, tiempo futuro). La solidaridad fatal en Adán conduce a la humanidad a la catástrofe, mientras que la solidaridad en Cristo conduce a la victoria de la resurrección, a la promesa del “último Adán”. El uso del término “todos” rompe la lógica del esquema, ya que “todos mueren” porque “todos” están “en Adán”, no hay forma de evitarlo; mientras que “todos” los que “están en Cristo” son los que vivirán (cf. 1 Cor 1,18; 5,13; 6,9-10). La creencia en la resurrección entre los judíos no es uniforme; Pablo aquí pareciera que espera la resurrección solamente de los creyentes, no de los no creyentes. En otros textos se alude a la resurrección de “todos”, unos para la vida y otros para la condenación (cf. Dn 12,2; Ap 20; Jn 5,29). El “tiempo” de dicha resurrección será en la “venida” de Jesús. Si bien la “venida” en el lenguaje técnico aludía a la “visita” de altas autoridades políticas, en el cristianismo se señaló contraculturalmente la futura venida inminente de Jesús (1 Tes 2,19; 3,13; 4,15; 5,23; cf. 2 Tes 2,1; como se ve fue utilizada especialmente en los primeros escritos; luego el término – no la expectativa – fue reemplazado).

Continuación, vv. 24ss.

Cuando ocurra la “venida” llegará “el fin”. Esto ocurrirá cuando Jesús entregue a Dios el Reino. Sin duda este versículo es decisivo en la incorporación del texto en la liturgia del día. Sin embargo, el “reino” no parece que deba entenderse en Pablo de modo idéntico al uso del Jesús histórico. Pablo lo utiliza de un modo bastante limitado: sólo x8. 

  • los exhortábamos y alentábamos, conjurándolos a que viviesen de una manera digna de Dios, que los ha llamado a su Reino y gloria. (1Tes 2:12)
  • que no está en la palabrería el Reino de Dios, sino en el poder. (1Cor 4:20)
  • ¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No se engañen! (…) ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. (1Cor 6:9-10)
  • Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. (1Cor 15:24)
  • La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción. (1Cor 15:50)
  • como ya les previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Gal 5:21)
  • Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. (Rom 14:17)

Como se puede ver, en Pablo el “reino” es algo presente, pero también futuro, que se heredará. El verbo “reinar” también se encuentra pocas veces (x9, pero en muy pocos versículos):

  • con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir... (Rom 5:14)
  • En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo! (Rom 5:17)
  • así, lo mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor. (Rom 5:21)
  • No reine, pues, el pecado en su cuerpo mortal de modo que obedezcan a sus apetencias. (Rom 6:12)
  • ¡Ya están hartos! ¡Ya son ricos! ¡Se han hecho reyes sin nosotros! ¡Y ojalá reinasen, para que también nosotros reináramos con ustedes! (1Cor 4:8)
  • Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. (1Cor 15:25)

Esta doble dimensión presente y futura (propia también de la referencia al reino del Jesús histórico) puede entenderse también como “la vida en el espíritu” que en Pablo es presente, pero con una profunda carga escatológica. 

El esquema de esta parte parece concéntrico:

A.- después de destruir todo principado, poder y dominio (v.24)
B.- reinar... enemigos bajo sus pies (v.25)
C.- El último enemigo: la muerte (v.26)
B’.- Todas las cosas… bajo sus pies (v.27)
A’.- después de someter todas las cosas (v.28)

En la unidad hay un traspaso de reino de Cristo al Padre. El tema del “reino de Cristo” ha dado motivo a muchos debates que no es el caso desarrollar aquí. Lo cierto es que la resurrección de Cristo da comienzo a una nueva era que culminará con la resurrección de todos. En este caso se habrá vencido el último enemigo para el reino: la muerte (v.26). 

El contexto es real ya que no sólo encontramos la referencia al reino/reinar sino que la cita de los dos salmos 8 y 110, habitualmente cristológicos en el NT aluden al dominio (“bajo los pies”) con elementos propios (“enemigos” el Sal 110, “sometimiento” el Sal 8). El Salmo 8 puede entenderse como una relectura del relato de la creación, lo cierto es que la referencia a Jesús como Adán (nuevo / último) permite mostrar el reinado sobre la (nueva) humanidad. El Sal 110 alude al rey davídico reforzando el reinado con lo que se destaca que Jesús realiza y plenifica la voluntad de Dios para la humanidad.

El reinado de Cristo debe enfrentar a los enemigos: príncipes (arjê), poderes (exousía) y dominios (dynamis). Los dos primeros vuelven a encontrarse en Lucas 12,11; 20,20 aludiendo a las autoridades públicas (cf. Tit 3,1). La exousía y dynamis también se encuentran en Lucas (4,36; 9,1; 10,19) para referir al poder sobre los espíritus inmundos o demonios. No es evidente que se refiera, entonces, como sí lo parece en los escritos deuteropaulinos a figuras espirituales. Es posible que se aluda a los poderes contemporáneos (ver 1 Cor 2,6.8) que se dejan conducir (= reinar) por su rechazo al reinado de Dios. El contexto anti-imperial no debe excluirse.


Evangelio según san Mateo     25, 31-46

Resumen: Mateo concluye los discursos con un claro texto donde identifica lo que se realice a los insignificantes en sus necesidades es algo que se hace al mismísimo rey. 


La unidad escatológica de Mateo concluye con un conocido e importante texto. Las parábolas anteriores aludían a una “venida” (24,50; 25,10.19). El texto de hoy hace referencia a esa misma venida, señalada como del “Hijo del hombre”.

Como se sabe, hay tres tipos de dichos de Jesús que aluden al hijo del hombre: los dichos en presente (“el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”) en los que el término puede traducirse por “yo”: “yo no tengo…”; los dichos que hacen referencia a un futuro cercano (“el hijo del hombre será entregado”) que aluden a la muerte y resurrección inminente de Jesús y los dichos que aluden a un futuro indefinido (“vendrá…”). En este caso el “hijo del hombre” aparece como juez, como es insinuado en Daniel 7 y ocupa el lugar de Dios.

Las imágenes de juicio a las naciones se encuentran también en Joel 4,2; Is 66,18. La relación con Ez 14 (primera lectura) también se ha de destacar.

Los términos griegos usados no son evidentes, se suele traducir por “ovejas” y “cabritos” (próbata / erífôn) aunque otras traducciones son posibles (ovejas y carneros, por ejemplo). De todos modos, lo que cuenta en la imagen es la “separación” que hace el pastor, metáfora del juicio. Tampoco ha de entenderse que los cabritos tienen una mirada negativa en el texto. Lo mismo ha de decirse de la “derecha” y la “izquierda”, aunque en el mundo antiguo la derecha simboliza lo “recto”, mientras la izquierda alude a lo “siniestro”:

el admirable varón que estaba sentado sobre su trono juzgaba y sentenciaba a las almas, mientras los dos ángeles de la derecha y la izquierda tomaban nota: el de la derecha registraba las acciones justas, el de la izquierda consignaba los pecados” (Testamento de Abraham 12,11-12; cf. 13,9).

Después de la imagen de la separación a izquierda y derecha desaparece la imagen pastoril para comenzar el diálogo: “dirá”, “responderán”… 

La frase “benditos de mi Padre” en boca del “Rey” hace pensar que este Hijo de hombre se trata de Jesús (2,2; 21,5; 27,11.29.37.42), como la relación “rey” y “pastor” (ver Ezequiel, primera lectura) lo indica (ver “trono de gloria”, v.31). Los de la derecha recibirán este “reino” en “herencia” (v.34). De todos modos no hay que llevar la metáfora al extremo (el Hijo Rey tiene a su Padre vivo, no como ocurre en las dinastías). 

Los hechos mencionados (llamados “obras de misericordia”) son frecuentemente tenidos en cuenta en la literatura bíblica y para bíblica:

Porque exigías sin razón prendas a tus hermanos, arrancabas a los desnudos sus vestidos, no dabas agua al sediento, al hambriento le negabas el pan; (Job 22:6-7)
¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? (Is 58:6-7)
El que es justo y practica el derecho y la justicia, no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su impureza, no oprime a nadie, devuelve la prenda de una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo, no presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un juicio honrado entre hombre y hombre (Ez 18:5-8)
“Fui vendido como esclavo, pero el Señor me liberó. Fui llevado a la cautividad, pero su mano poderosa me ayudó. Me sentí agobiado por el hambre, pero el Señor me alimentó. Estuve solo, pero Dios me consoló; estaba enfermo, pero el Altísimo me visitó. Yacía encarcelado, pero el Salvador se apiadó de mí. Entre grilletes estaba, pero él me desató” (Testamento de José 1,5-6).

Si bien la tercera y la sexta (migrante y encarcelado) no son muy frecuentes, no deja de ser interesante que también se encuentren en Heb 13,2-3:

No se olviden de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles. Acuérdense de los presos, como si estuvieran con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también ustedes tienen un cuerpo”.

Seguramente alude a circunstancias también de la vida de los miembros de las comunidades.

Se podría aludir a cada uno de los momentos de necesidad (necesidades básicas [1 y 2], necesidades de protección [3 y 4] y necesidad de compañía [5 y 6] pero no parece necesario. Pero la novedad no se trata solamente del hecho realizado, sino que se le realiza al mismísimo rey. Estos, llamados ahora “justos”, se sorprenden por la atribución.

La frase que da sentido a la unidad (v.40) es característica de Mateo: amên legô hymin (“en verdad les digo”, x29 mientras x12 en Marcos, y x5 en Lucas. Juan duplica el “amén”: “en verdad, en verdad…” x20). El texto ciertamente es subversivo, ya que no tiene – socialmente – repercusión lo que se haga en favor de los insignificantes (elajistôn) mientras que suele contar lo que se realiza en favor del rey. Pero este rey se sabe atendido en la necesidad en lo hecho a los últimos. El objetivo del texto es claramente contrastante. La clave – sin duda – está dada por el “a mí me lo hicieron” (o dejaron de hacerlo). 

Es evidente que el relato debería repetir cuatro veces la escena (dos – positiva y negativa – en el dicho del rey y dos – positiva y negativa – en la pregunta de los destinatarios. Para evitar la extensión el relato se va abreviando progresivamente, lo cual favorece la narración. Así se lleva a v.45 con la antítesis de lo dicho en v.40 mostrando la antítesis (la omisión de “hermanos” [y hermanas, ciertamente] en esta unidad revela que no se trata de servicio hecho a los discípulos, sino al mismísimo rey, sea quien fuere el necesitado socorrido o no. 

Hay un elemento final a tener en cuenta: en el evangelio de Mateo, es característico que el resucitado “no se va”, por el contrario “permanece” en medio de su comunidad: “yo estaré con ustedes” (28,20). Esa presencia del resucitado es la que la comunidad de Mateo está invitada a reconocer y servir. Jesús está donde “dos o tres se reúnan” (18,20), “en la predicación” (10,40-42), y – en este caso concreto – en las necesidades de los insignificantes de la sociedad. Tan presente está que reconoce como hecho a él – u omitido – cualquier cosa que se haga socorriendo sus necesidades o dejando de hacerlo. “A mí me lo hicieron”. Es algo que se realiza a la misma persona del Rey.


Foto tomada de iscagdl.blogspot.com

lunes, 16 de noviembre de 2020

Un aporte en favor de la vida

 Un aporte en favor de la vida

Eduardo de la Serna




En nuestros tiempos, decir que algo es “en favor de la vida” suele estar cargado de un contenido que difícilmente sirva para el análisis. Hay discursos que pretenden definir o definirse a partir de slogans, y eso es de nula seriedad para pensar. Después de pensar, madurar, rumiar, confrontar, debatir, analizar uno puede sacar una conclusión y esta puede formularse en forma de uno o varios slogans, para su difusión. Pero, en ese caso, el slogan es el punto de llegada, no el de partida. Generalmente, por el contrario, son más expresión de pereza del pensamiento que de sabiduría.

Un problema, quizás insoluble, es acordar en qué se entiende por vida. Porque, en general, todos entendemos, todos coincidimos, pero difícilmente logremos acordar en una definición, o acercamiento. En ocasiones se suele recurrir a la negativa, para mejor entender; esta sería la muerte. Pero tampoco aquí hay coincidencia. Por supuesto que todos coincidirán en afirmar que alguien está vivo o muerto en determinadas ocasiones, pero hay momentos, en los márgenes, donde los límites no son tan evidentes; un ejemplo que me parece comprensible, es el de la llamada “muerte cerebral”, o una persona en “estado vegetativo”, es decir viva, es decir muerta… No pretendo tener la última palabra en esta ni en otras ocasiones, sino simplemente pensar.

En general, en la Biblia, la vida es sinónimo de lo que solemos llamar el alma, y hasta, en ocasiones, la garganta y se utiliza tanto en hebreo como en griego, la misma palabra. Tiene referencia a la respiración, y a veces, a la sangre. Una persona que queda sin aliento, o que derrama su sangre es una persona que pierde la vida. Y esa vida, ese aliento, fue insuflado por Dios al ser humano. La vida “es de Dios”, por eso se debe comer carne “sin sangre”, o – por eso – en un primer momento, la alimentación era solamente vegetal: recién a partir del crecimiento de la violencia, Dios admite matar para comer, pero, siempre debe ser desangrada.

Pero esto, además, tiene una serie de complementos que complejizan. En ocasiones, por caso, la diferencia entre el animal y el ser humano no es tan evidente: el texto recién citado de la sangre animal, pasa sin ningún salto a la sangre humana. Del mismo modo, para determinadas liturgias o rituales se ha de ofrecer un sacrificio animal que “reemplaza” la sangre humana que no ha de ser derramada; un ejemplo evidente es la ofrenda por el nacimiento de un hijo. Obviamente no se sacrifica el primer varón nacido (como sí se hacía en algunos pueblos del entorno y a lo que parece aludir el pedido de sacrificio de Isaac), y en su reemplazo se ofrece un animal (ganado menor o pichones de paloma, según la situación económica del oferente; Dios parte de la realidad humana). De todos modos, también hay que entender, que en los textos bíblicos se va notando un cambio. A medida que el pueblo profundiza su encuentro con Dios y su “imagen” de Dios, la sangre / muerte va siendo cada vez más dejada de lado y se reemplaza por otro tipo de ofrendas (por ejemplo, una comida para los pobres: sacrificio de comunión); Dios no se identifica o se alegra por la sangre sino por el encuentro con los otros (y otras). Sin embargo, es importante notar que la experiencia de la relación con la divinidad y saberse agradecidos por sus dones es un tema muy importante en Israel. Quizás no sea distinto de lo que en culturas andinas se llama “chayar”, es decir, entregar a la madre tierra un poco de lo que nos dio, y derramar (= libación) un poco de la bebida que se va a consumir.

La vida en gestación: aunque en algunos de los pueblos circundantes a Israel hay expresa mención a la vida en gestación, nada de esto hay en Israel. Las leyes asirias, o el llamado código de Hammurabi, las leyes sumerias o hititas penan de diferentes modos el aborto [generalmente espontáneo a causa de otra violencia]; sin embargo, nada de esto es mencionado en el Antiguo Testamento. Sólo el texto de Ex 21,22-25 ha sido interpretado en este sentido, pero no es evidente en qué sentido ha de entenderse el “daño” (ni es evidente que se interprete el feto como plenamente humano). La traducción griega del texto sí parece influida por ideas semejantes a Aristóteles: “plenamente formado o no”. Algo semejante se puede ver en Filón de Alejandría. En el mundo griego no hay uniformidad, y Aristóteles (de quien se inspira Tomás de Aquino) entiende que la vida comienza con “la sensación”. Tanto éste como Platón recomiendan abortar en determinadas circunstancias como la edad de la madre (mayor de cuarenta, por ejemplo), o un numero excesivo de hijos. Además, que se admite el infanticidio en caso de malformaciones, o también la exposición de los hijos (como algo totalmente frecuente y “normal”), o la venta de los hijos como esclavos. Esto también es aceptado en el Imperio romano (más que en la República). En los escritos rabínicos, se considera crimen recién cuando el niño ha nacido, es decir, cuando la mayor parte se asoma del vientre materno, pero siempre la vida de la madre tiene precedencia sobre la del niño (así lo dice la Misná). En el Apocalipsis se cuestiona a los “fármakos”, término que remite a la droga, y puede utilizarse como “hechicería” (porque dan drogas alucinógenas, o venenos). Algunos estudiosos piensan (solo es una posibilidad) que se refiere a quienes, mediante drogas, provocan abortos (era uno de los modos de provocarlos). En el Nuevo Testamento el tema está ausente. En los escritos cristianos, la Didajé y la carta de Bernabé expresamente rechazan el aborto y el infanticidio, cosa que se acentuará en los siglos siguientes dedicando especial preocupación a la exposición (es posible que el dicho de Jesus invitando a “recibir a los niños” sea expresamente una crítica a esta práctica). Los Santos Padres de los siglos siguientes ven en la exposición quizás el más grave de los pecados del “mundo circundante”.

El suicidio: en el mundo antiguo, la mirada del suicidio era muy ambigua, y está muy lejos de ser uniforme. No hay, de hecho, una expresa actitud de rechazo. Es muy frecuente, tanto en la Biblia hebrea como en el mundo circundante al Antiguo y al Nuevo Testamento, una mirada honorable al militar derrotado en la batalla que, para salvar el honor, se arroja sobre su espada. Es lo que hace Saúl al verse derrotado por los filisteos, lo que hacen Casio y Bruto al ser derrotados por Marco Antonio y Octaviano, y lo que más tarde hace aquel al ser derrotado por éste. Se trata de un acto de honor (y por tanto de algo valioso). En ese sentido, entonces, es posible entender que Mateo, al referir a la muerte de Judas por ahorcamiento (como lo fue la muerte de Ajitófel, consejero y traidor de David), sea una manera de manifestar honorablemente su arrepentimiento (de hecho devuelve el dinero y reconoce a Jesús como inocente). Es curioso, en este sentido, el relato de Flavio Josefo al narrar cuando con 40 compañeros quedaron atrapados en una cueva en Jotapata por el ejército romano. Ante la decisión de la mayoría de suicidarse para no ser capturados es Josefo quien los convence de no hacerlo porque “el suicidio es algo ajeno a la naturaleza… gravísima impiedad contra el Dios que nos creó”, y propone un sorteo en el que uno mate a otro y otro a este y así sucesivamente hasta que “curiosamente” solo Josefo y otro sobreviven y se entregan amigablemente a los romanos. Algunos han propuesto, y aunque no coincidamos con ellos, es una posibilidad que debe considerarse, que cuando Pablo afirma que “morir es una ganancia” es porque ha considerado positivamente el suicidio y si no lo ha hecho es porque espera continuar predicando. Ciertamente el suicidio era un tema ambiguo.

Quitar la vida: Matar a alguien es, por principio, algo cuestionado en (¿todas?) las culturas. Pero, no puede negarse, que hay circunstancias que habilitan, o permiten, o hasta favorecen el crimen. No hace falta sino señalar la defensa propia o la guerra como ejemplos evidentes de todo esto. Pero, en el mundo religioso (y por tanto también el bíblico), la pena de muerte es aceptada. La norma, tomada de Hammurabi, de “ojo por ojo… vida por vida” es un criterio asumido. E incluso, es aceptada la pena de muerte a quien viole leyes bíblicas importantes como el sábado, como no bendecir al padre o la madre, los que consulten adivinos, los y las adúlteros y muchos otros. Incluso el que entre en un espacio reservado a la divinidad. La vida no parece, entonces, el criterio primero. Sin embargo, también en esto hay un cambio y muchos de estos elementos van siendo suavizados o reemplazados, por una multa, por ejemplo. No es el espacio para reflexionar en la vida (vida eterna, árbol de la vida, etc.) o la muerte (resurrección, muerte segunda, etc), pero es interesante el contraste habitual en Juan. Jesús es la vida, el diablo es “homicida desde el principio”.

Mucho más podría decirse. Solo pretendo empezar a pensar (o seguir pensando)... Y por eso mismo he omitido las citas, bíblicas y no bíblicas, de todo lo aquí referido, las cuales, ciertamente, podrían indicarse, pero haría más incómoda la lectura.

En lo personal creo que afirmar que uno es “pro-vida” es casi un absurdo. Sólo un “enfermo” se definiría como pro-muerte (incluso ante un momento supremo como la eutanasia). Sería fundamentalista, ¡y falso!, proyectar elementos de nuestro tiempo, con nuestros conocimientos, culturas, estructuras mentales a tiempos antiguos. Pero precisamente por eso, pensar elementos de nuestro tiempo y pretender leerlos a la luz de los textos bíblicos, por ejemplo, me parece falso, y peligroso; porque el fundamentalismo alienta la pereza, pero además es gestor de muerte. Y gestar muerte, en nombre de la vida, es algo a lo que – lamentablemente – nos tienen acostumbrados los que dicen oponerse al aborto en nombre de la vida y luego piden pena de muerte para los “pibes chorros”, o los que afirman que “toda vida vale”, pero callaron y callan los crímenes de la dictadura, cívico-eclesiástica-militar por ejemplo. Cuando se habla de la vida (o de la muerte) en nombre y desde un slogan, simplemente se está renunciando al pensamiento y, además, escondiendo y celebrando la muerte de “los otros”. Extraña defensa de la vida.