miércoles, 30 de junio de 2021

Los varados por culpa del cepo de la autocracia

 Los varados por culpa del cepo de la autocracia

Eduardo de la Serna




Mirando las noticias principales en los medios, es evidente que casi lo único importante, y grave, gravísimo, es el conjunto de personas que quedaron varadas en el exterior a causa del cepo de la tiranía anarquista del gobierno bifronte que es autócrata. La cosa es muy complicada, como se ve, pero afortunadamente, los publicistas establecidos lo afirman con toda claridad: todo es culpa de los K, Alberto incluido. ¡y listo!

Resulta que un grupo bastante grande, como de un millón, o quizás dos de personas viajó al exterior porque en este país, no se puede estar, y la situación no alcanza para vivir, sólo para viajar. Y esta pobre gente, quizás preocupada por su subsistencia no pudo enterarse que desde hace un tiempito anda rondando un virus por el mundo. A lo mejor son gente que sólo cree en lo que ve (como que la tierra es plana y que el sol sale por el este y después de girar en torno a la tierra duerme en el oeste) y por tanto no se enteró que ese virus sí existe. El “si no lo veo no lo creo” lo dijo un tal Tomás y le fue bastante mal con el dicho. Lo cierto es que este millón o dos, sueltos de cuerpo, porque son libres y nadie les va a decir lo que pueden o no hacer, se fueron a relajarse y descansar de la tiranía. Pero, con la excusa del virus, el dictador impuso un cepo que dejó varada a esa pobre gente que no puede ejercer su libertad de volver cuando quiere. Pera peor, el dictador tiene tanta influencia como para que esa medida la hayan copiado casi todos los países del mundo (algunos, seguramente más dictatoriales, lo hicieron de forma más rígida aún).

Muchos de nosotros, por simples, no logramos entender por qué el estado sí y el estado no, según los vaivenes de los deseos del millón o dos, y entonces, por ejemplo, estaría mal que vengan vacunas venenosas pero estaría bien que vengan los que gastaron sus dólares, suyos, suyos, suyos, en el exterior; por qué debemos preocuparnos por ese millón o dos, que además no respetarán el aislamiento, como el Santo Padre de ellos lo hace por todas partes donde viaja, y que se perjudique el resto que son solamente cuarenta y tres, cuarenta y cuatro milloncitos de personas. A lo mejor lo sensato es que eliminen el cepo y los varados puedan volver y contagiar a todos y que se muera el que se tenga que morir porque yo tengo ganas de que la variante Delta pueda venir a este país que es libre. Sólo esta dictadura K pretende impedir – o al menor retrasar – el derecho que tiene la Delta de venir a este territorio y pasearse por todas partes. Para peor, nos inundan de vacunas (salvo los que eligen vacunarse en el exterior, que es distinto, como es evidente) que envenenan a un pobre virus invisible que “a mí” no me hizo nada. A lo mejor, para entender mejor me hace falta encender la TV. Creo que debe ser eso.


Foto tomada de https://archivo.urgente24.com/285531-enorme-cepo-recesivo-2019-mejor-hablemos-de-maduro

martes, 29 de junio de 2021

Ze dobadon tó (o el subsuelo de la información)

 Ze dobadon tó (o el subsuelo de la información)

Eduardo de la Serna




El genial ilusionista con naipes y una sola mano, René Lavand, repetía una y otra vez (como desafío a los que querían encontrar el truco) “no se puede hacer más lento”. Esa suerte de “mantra” me volvía una y otra vez al leer la prensa hegemónica diciéndome “no se puede caer más bajo”. Pero, como el gran René, una y otra vez caen, y caen, y caen... El nivel subsuelo ha sido superado hace ya demasiado tiempo.

Ahora, con la variante “Delta” como amenaza del Covid, una pregunta obvia es la eficacia o no de las vacunas en circulación. Resulta que la tenebrosa Sputnik V ha demostrado una eficacia de más del 90% y, además, bastante por encima de las restantes. ¿Cómo presenta la noticia La Nación, “tribuna de doctrina”? ¡en título!: «La vacuna rusa Sputnik V contra el Covid-19 ha demostrado ser menos efectiva contra la altamente contagiosa variante Delta, reportó la agencia de noticias Tass el martes, citando a los desarrolladores del fármaco. No obstante, recalcaron que la efectividad es mayor que el resto de las vacunas frente a esa cepa» [resaltado en el original].  https://www.lanacion.com.ar/agencias/la-vacuna-rusa-sputnik-v-es-menos-efectiva-contra-la-variante-delta-tass-nid29062021/.

Otro elemento, lamentablemente propio de esta situación, es cómo evitar que la “altamente contagiosa variante Delta” llegue al país. Controlar a los que llegan a la Argentina es, evidentemente, necesario e indispensable. Con ese motivo se ha restringido la cantidad de regresos y de vuelos. ¿Cómo llama a esa actitud oficial el que alguna vez creyó ser “el gran diario argentino”, Clarín? ¡Pues lo llama “cepo”! «El gobierno busca transferir a los gobernadores el costo político por el cepo a los vuelos del exterior». https://www.clarin.com/politica/cepo-vuelos-gobierno-espera-senal-provincias-flexibilizar-cupo-ingresos_0_1-FhMes_w.html. E incluso insinúa más – si esto fuera posible – y un accidente (o – al menos – así lo pareciera) de un argentino que cayó desde el piso 14 de un edificio en Miami ocurrió a cause de que “tuvo que quedarse en EEUU porque le cancelaron el vuelo de regreso”. Puede leerse, quizás, que “si el gobierno no fuera tan perverso el pobre muchacho seguiría vivo”.

Y esto es solamente de hoy, martes 29. Es evidente que bebiendo cada día una buena dosis de veneno de odio queda el camino preparado para que manadas de zombies repitan, sin la más mínima sinapsis neuronal, cosas que les prepararon regurgitadas los verdaderos jefes de la oposición. Y lo trágico es que, muchos, al menos, las dicen con cara de sesudas conclusiones y preocupadas reflexiones. Y, también trágico, es que creen que todo lo contrario es “autocracia” o una tiranía-anárquica (sic). ¿Para cuando el nobel de la paz para Viviana Canosa y el de literatura para Luis Majul?


Foto tomada de https://www.pinterest.cl/pin/181692166203698158/

Comentario a las lecturas bíblicas, domingo 14 "B"

 

La escucha o no de la voz del profeta

DOMINGO DECIMOCUARTO - "B"


Eduardo de la Serna




Lectura de la profecía de Ezequiel     2, 2-5

Resumen: Dios ha enviado un profeta aun sabiendo que el pueblo no lo escuchará. Pero el pueblo no podrá decir que Dios se ha desentendido. Escuchar o no es responsabilidad del pueblo a quien Dios envió su profeta.


El relato de vocación de Ezequiel es muy extenso (caps. 2,1-3,15) e incluso viene precedido de una visión (1,4-28). En el relato, Dios se dirige a Ezequiel en varias ocasiones que se van encadenando dirigiéndose a él como “hijo de hombre”. Luego de una breve introducción (2,1) el texto litúrgico presenta el primero de estos dichos (2,2-5). A continuación (v.6) retoma el título (“y tú, hijo de hombre…”) y continúa desarrollando el sentido del llamado.

Ezequiel es enviado a los israelitas exiliados, y para profundizar el (sin)sentido del destino se resalta en toda la unidad que fracasará en su intento: “nación rebelde”, “dura cerviz y corazón obstinado”, “casa rebelde” (vv.3.4.5) cosa que seguirá insistiendo en adelante: amenazantes, escorpiones, casa rebelde… 

Un tema que comprenderá todo el relato vocacional es señalar que Israel no escuchará al profeta. ¿Para qué predicar entonces? ¿Tiene sentido? En el texto expresamente le dice: “te escuchen o no te escuchen” (esto último, lo más probable). Más adelante lo explicará: el profeta es como un centinela encargado de avisar del peligro a la ciudad. Es posible que no lo escuchen, pero el centinela habrá cumplido con su encargo: 

«Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel. Oirás de mi boca la palabra y les advertirás de mi parte. Cuando yo diga al malvado: «Vas a morir», si tú no le adviertes, si no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, a fin de que viva, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti. Si por el contrario adviertes al malvado y él no se aparta de su maldad y de su mala conducta, morirá él por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida. (Ez 3,17-19)

El centinela no existe para sí, sino para la ciudad. El profeta es un ministro de la palabra, y es su responsabilidad comunicarla “lo escuchen o no”.

Es interesante notar que el texto señala que es enviado “para decirles ‘así habla el señor Yahvé’…” (v.4) y no señala qué palabras debe decir. Es que la responsabilidad del profeta es hablar de parte de Dios lo que Él le encargue. Esto es lo que se señala, más allá de la palabra que en determinado momento pronuncie. Precisamente si cumple con su encargo – aun cuando no lo escuchen – “sabrán” que Dios no se ha desentendido, que envió un profeta. Si el profeta-centinela no hablara (aunque fuera por saber que no será escuchado) el pueblo podría decir que nadie le había dicho una palabra de parte de Dios. Ahora no pueden hacerlo, “saben” que hubo un profeta (v.5), por tanto, que Dios los advirtió y ellos son los únicos responsables de su elección y su rechazo.



Lectura de la segunda carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     12, 7-10

Resumen: Las manifestaciones de Dios a Pablo podrían permitirle engreírse. Pero alguna situación difícil le impide hacerlo si quisiera. Jesús mismo manifiesta la fuerza de su obrar en la debilidad de Pablo.


Pablo dice de sí mismo que fue llevado hasta Dios mismo (tercer cielo y paraíso acá son sinónimos; no es necesario detenerse en el número de cielos que Pablo conoce); allí le fue dicho algo indecible. La referencia a un arrebatamiento fuera del cuerpo parece helénica (y en el cuerpo más judía), aunque no es necesario sacar demasiadas conclusiones en este punto. Lo cierto es que esa intervención de Dios es lo que cuenta, para Pablo. Ciertamente tendría motivos para hacerse valer, pero no quiere estar él en el centro del debate, de allí la tercera persona, e incluso quiere de ese modo, evitar confusiones. Y, además, son tan importantes las revelaciones que Dios le hizo en su vida, que Dios mismo quiere que el apóstol no ocupe el centro; por eso la espina en la carne.

Se ha hablado mucho sobre esta espina. Ciertamente se refiere a algo que causa dolor y quizá también humillación a Pablo; la voz pasiva (fue dada) invita a pensar que fue dada por Dios (pasivo divino). Sea ésta el rechazo que sus hermanos de raza tienen por Cristo, sea – más probablemente – una enfermedad personal visible, lo importante es que el mismo Apóstol no está exento de escandalizarse por su propia vida. La referencia a Satanás es lo que ha hecho pensar en una enfermedad importante. Es probable. En 3,14; 4,4 es posible que la voz pasiva refiera a Satanás; también es posible aquí. Se trata de un golpe constante para Pablo (aunque el aoristo remite a un momento puntual del pasado), es una expresión visible y evidente de su debilidad. Y es en ella donde Dios aprovecha para mostrar su fuerza

Para Pablo, la gracia que actúa transformando al hombre, actúa en la debilidad; por eso basta con la fuerza de Dios. Y si es cierto que la fuerza de Cristo actúa más claramente en la debilidad humana, es propio que Pablo se enorgullezca de esta debilidad, así el centro se ubica allí donde debe estar: en Cristo. No es sencillo identificar esta espina, pero el contexto invita a pensar que puede referirse a las constantes dificultades que encuentra Pablo en la predicación del Evangelio (cf. Hch 20,22), sean estas del exterior o de su misma persona. Acá, frente al pedido de que se elimine la espina, Pablo escucha (el tiempo perfecto indica que escucha y sigue escuchando) la voz del resucitado. En este párrafo, gracia y fuerza aparecen como sinónimos; debilidad de Pablo, fuerza de Dios.



Evangelio según san Marcos     6, 1-6a

Resumen: Jesús regresa a su patria, pero allí sus hechos y palabras provocan escándalo. La falta de fe de ellos le impide obrar. La comunidad de Marcos se ve reflejada en el rechazo, pero la fe de pocos es una puerta abierta a la esperanza.


La unidad de Marcos comienza y culmina con una referencia a sus parientes y su casa (3,20-21; 6,4). La escena ocurrirá en su “patria” (vv.1.4), en la sinagoga, en un marco de “enseñanza” (vv.1.6). Jesús ya había enseñado en una sinagoga (1,21), en otra es rechazado por fariseos y herodianos (3,6); esta es la última sinagoga a la que entrará – y enseñará – Jesús. Los discípulos (que no jugarán ningún rol en el relato, pero sí a continuación) “lo siguen”. Al igual que en castellano, el griego “patrida” (= patria) tiene su raíz en “padre”, es la tierra / región del /los padre/s (no deja de ser irónico que en la tierra de su “padre” la pregunta sea acerca del conocimiento de su “madre”). 

La unidad tiene dos partes, la primera muestra el regreso de Jesús a su patria, la predicación y la reacción ambigua (pregunta y escándalo), la segunda la reacción de Jesús ante esto, también ambigua (deshonrado y algunos milagros). Ambas partes destacan la reacción: “se escandalizaban”, “se asombraba” (vv.3.6). 

La primera tiene un cierto paralelo con la primera enseñanza de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm:

Mc 1,21-28
Mc 6,1-3
21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.
2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. y decía:
22 Y quedaban asombrados (ekplêsomai) de su doctrina
La multitud, al oírle, quedaba maravillada (ekplêsomai),
27 «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!...
«¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada?
27…Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen».
¿Y esos milagros hechos por sus manos?

En la enseñanza sinagogal de Jesús “muchos” lo escuchan y se preguntan “maravillados” de dónde proviene “esto” (el verbo “maravillarse” parece esperar una reacción positiva como en 1,28; cf. 7,37; 10,26; 11,18). “Esto” parece aludir a la enseñanza que le fue dada, el pasivo podría aludir a que Dios se la ha dado; pero la semejanza con el comienzo de la unidad, donde los familiares van a buscarlo a la casa para llevarlo con ellos indica que se dice que está “poseído” por un espíritu impuro (3,22-30). ¿Le fue dada por Beelzebul la sabiduría (sabiduría [sofía] es habitualmente un término positivo; sólo aquí en Marcos)? y a los milagros (obrados por sus manos: ya hemos visto que Jesús revivifica a la hija de Jairo tomándola de la mano, 5,41). El posterior rechazo invita a sospechar que los suyos hacen propia la acusación de los escribas de la posesión de Jesús, lo que hace  (expulsa demonios) lo puede obrar “por el poder del príncipe” (3,22). La sorpresa de los asistentes a la sinagoga viene dada porque – se trata de su “patria” – allí Jesús es conocido desde siempre. La enseñanza (oir) y los milagros (ver) parece aludir a la incapacidad de los que están “fuera” para entender las cosas de Jesús, ya manifestada en 4,11-12, los familiares son de “fuera”, como se insiste en 3,32. 

Es razonable, en Marcos, que ante Jesús, la actitud siga siendo de incomprensión. Es el carpintero del lugar, su familia vive entre ellos. No es superfluo señalar que Nazaret (aunque no es mencionada por su nombre en esta escena es la “patria” de Jesús: cf. 1,9.24; 10,47; 14,67; 16,6) es una localidad muy pequeña de unas 4 hectáreas (se habla de menos de 1800 habitantes, aunque otros – la mayoría – hablan de menos de 500 y hasta de 200). Es lógico en ese ambiente que todos se conocieran. Si se conoce toda la familia como gente “común” por su nombre, no es de esperar que nadie sobresalga. De allí la falta de honor (átimos) entre los suyos. Es importante recordar que el honor es una suerte de “valor” social que un conjunto tiene (por ejemplo, dado por su oficio). Un carpintero tiene un cierto honor, pero un predicador tiene más. Es este “plus” el que no le es reconocido. El término “tekton” suele traducirse por “carpintero”, pero en realidad se aplica a los trabajadores manuales de materiales duros (a diferencia de los alfareros que trabajan la arcilla, por ejemplo), así se sabe que el tekton también trabaja en la construcción, y hasta la herrería.

La lista del nombre de los parientes es interesante: todos pertenecen a las raíces más profundas de Israel: Jacob (sant-Iacob), JoséJudá(s), Simón (estos últimos, hijos de Jacob-Israel). En un contexto de conflicto social con el imperio, y con la frecuencia de muchos nombres helenistas o latinos, la familia de Jesús – quizás en un marco de resistencia ante el imperio – ha elegido todos nombres significativos política y religiosamente para los suyos. 

La primera parte finaliza diciendo que se escandalizaban, cf. Rom 9,33 (Is 8,14); para Pablo, Jesús es una piedra de tropiezo, pero “el que crea en él no será confundido”. Hay que señalar que en la Biblia, el escándalo puede ser también ambiguo. Una cosa es provocar el escándalo de los “pequeños que creen”, es decir los que tienen una fe incipiente en la comunidad (palabras dirigidas especialmente contra los que tienen alguna responsabilidad en la comunidad cristiana, cf. Mt 18,6) y otra muy diferente es escandalizarse de la novedad que trae Jesús a la historia. En el primer caso Jesús critica a quienes escandalizan, en el segundo a quienes se escandalizan. 

Salvo en esta auto-referencia, el título profeta en Marcos se aplica especialmente al Bautista (cf. 1,2; 6,15; 8,28; 11,32 [o a una comprensión inadecuada de Jesús]), sólo aquí Jesús es mencionado como tal (un dicho que parece quizás un proverbio, cf. Jn 4,44: “encontrarán que los pueblos más sensibles y sabios tienen escaso cuidado por sus propios paisanos” [patrisin], Plutarco). Obviamente, al atribuirse este título, Jesús destaca que habla “de parte de Dios” (eso es  un “profeta”) y no de parte de Beelzebul.

Pero no son sólo los paisanos quienes se oponen y deshonran al profeta. También “sus parientes y su casa”. Como se dijo, ya sabíamos que ellos eran los de “fuera” de la comunidad de Jesús. Pero sin duda la comunidad de Marcos sabe leer más en esto. Se trata de una comunidad perseguida y martirizada, incomprendida por los parientes (ver 10,28-30; 13,12-13) y Jesús – una vez más en Marcos – les remarca que mutuamente están asociados Jesús y ellos en la cruz y en el rechazo. 

El tema central es la falta de fe de los habitantes. A causa de esta incredulidad, Jesús “no podía” hacer allí milagros. Ya hemos visto en los milagros anteriores (tempestad calmada, mujer con hemorragias, revivificación de la hija de Jairo) la centralidad de la fe en relación con los milagros.

Una nota sobre los milagros en la Biblia. Nuestra mentalidad, frente a lo que llamamos milagros suele intentar dar respuesta a la pregunta ¿cómo fue posible esto? Si alguien se sanó y la ciencia no parece tener respuesta a eso, se suele interpretar el hecho como “milagroso”. No hay respuesta científica y esta se atribuye a una intervención divina. El mundo bíblico, en cambio, da respuesta a la pregunta ¿qué nos dice Dios en eso? ¿Cómo encontramos a Dios en esto? Ante hechos que la ciencia podría explicar, los modernos no veríamos un milagro, mientras que los antiguos lo celebrarían. El milagro, entonces, empieza en la fe (parte de la suposición de que allí podría estar o no actuando Dios) y ayuda a la fe. En este caso, Jesús “no podía” hacer milagros a causa de la “falta de fe” de sus paisanos. La incredulidad, manifestada en la idea “a Jesús lo conocemos, como conocemos a su familia” impide que – salvo unos pocos (creyentes, obviamente) – pueda obrar milagros. Estos “pocos”, sin embargo, dejan la puerta abierta a la esperanza.


 Dibujo tomado de jesustekton.blogspot.com

Aguer y las manchas del tigre

 Aguer y las manchas del tigre

Eduardo de la Serna



Para quienes me conocen, saben que mi relación con Héctor Aguer es nula. O nefasta. O como se la quiera calificar. Mi opinión sobre su persona y la suya sobre la mía quedaron reflejadas en el libro “El último cruzado”.

Siendo arzobispo en ejercicio, tenía que disimular su posición aberrante, la cual hizo explícita a partir de ser tenido como “emérito”; aunque sin mérito, me gustaría señalar. A menos que ser jubilado lo sea, cosa que no parece ser reconocido en otros ámbitos.

Su posición integrista, retrógrada y del pleistoceno es evidente. ¡Y se jacta de ella con su lenguaje engolado y detestable!

En ocasiones se presenta como un analista de temas de los que “toca de oído”, o a los que mira desde su detestación. Incluso – fue curioso – ante la sensata y razonable crítica a la meritocracia por parte de sectores oficialistas, hizo su crítica “sapiencial”, pero sin poder meter ni un mediocre tema o insinuación teológica (de lo que se jactaba en otros ámbitos) porque si hay algo que teológicamente es evidente es que el mérito no entra “ni un cachito así” en el tema de nuestra relación con Dios.

Para coronar sus aberraciones nos desayunó en el detestable programa “Claves para un mundo peor”, conducido por un error Garrafal, donde ironizó e hizo alusiones a la década de los 70. Algunos (y fuimos varios) nos encontramos “expulsados” de la parroquia en nuestra adolescencia (1973). “Marxistas” era lo menos que nos decían. Recuerdo que la mamá de Magda y Cecilia, militante activa de la parroquia, lo enfrentó preguntándole cómo era posible que dijera eso de sus hijas… Algunos, posteriormente desaparecidos, imagino que se lo agradecerían. Recuerdo, como corolario, que en la parroquia él y su amigo Gustavo Podestá dictaron unos cursos: “El hombre nuevo, de San Pablo a Mao Tse Tung”. Y recuerdo que, pocos años después, preguntó al superior del seminario "¿qué hace ese ahí?" (“ese” era yo, y “ahí” era el seminario; dato que me contó el mismo superior). Estando “ahí” escuché anécdotas terribles de su persona. Anécdotas que él negaba (lo que es razonable ya que a nadie le causa gracia que lo acusen de cómplice de genocidio, por decir algo, aunque silenciosamente se jactara o aplaudiera).

Y ahora, en el programejo que suele tenerlo de columnista (“dime con quien andas…”) esbozó un “homenaje” a las "víctimas" del copamiento del cuartel de Formosa. Dejo de lado que pareció que “se le escapó” hablar de “víctimas de la represión ilegal”, y que dos veces habló de “homenaje”. Curiosamente, siguió en su vómito, hablo de alguien (a quien se negó a nombrar) como “inspirador de los montoneros”, lo que dejó la puerta abierta a decenas de imaginarios sujetos (¿Perón?, ¿Mugica?, ¿Verbitsky? ...); y avanzó, con un rictus que asemejaba a la ironía, a ex montoneros que “se pasean”, con “cargos en el gobierno” y demás cosas. ¿Se refería a Patricia Bullrich? ¿a Montoto? ¿a Galimberti? No es evidente. Sí es aberrante. Pero, ¿qué le hace una mancha más al tigre?

 

Foto tomada de https://www.infotigres.com/piel-de-los-tigres

 

jueves, 24 de junio de 2021

¿Por qué no nos escandaliza Jesús?

                    ¿Por qué no nos escandaliza Jesús?

Eduardo de la Serna

 


Para empezar, es importante tener en cuenta que nosotros solemos leer la Biblia en diferentes traducciones.


Pio XII, en la Divino Afflante Spiritu 12, dice:


«De la misma manera conviene que se explique aquel mismo texto original que, escrito por el sagrado autor, tiene mayor autoridad y mayor peso que cualquiera versión, por buena que sea, ya antigua, ya moderna; lo cual puede, sin duda, hacerse con mayor facilidad y provecho si, respecto del mismo texto, se junta al mismo tiempo con el conocimiento de las lenguas una sólida pericia en el manejo de la crítica».


En 1993, con motivo de la publicación del documento La Interpretación de la Biblia en la Iglesia de la Pontificia comisión Bíblica, Juan Pablo II dijo:


«Por tanto, es preciso volver a traducir constantemente el pensamiento bíblico al lenguaje contemporáneo, para que se exprese de una manera adaptada a sus oyentes. En cualquier caso, esta traducción debe ser fiel al original, y no puede forzar los textos para acomodarlos a una lectura o a un enfoque que esté de moda en un momento determinado. Hay que mostrar todo el resplandor de la palabra de Dios, aun cuando esté "expresada en palabras humanas" (Dei Verbum, 13)».


Y el citado documento, en II A 2 sostiene:


«La hermenéutica contemporánea es una sana reacción al positivismo histórico y a la tentación de aplicar al estudio de la Biblia los criterios de objetividad utilizados en las ciencias naturales. Por una parte, los acontecimientos relatados en la Biblia son acontecimientos interpretados. Por otra parte, toda exégesis de los relatos de esos acontecimientos implica necesariamente la subjetividad del exégeta. El justo conocimiento del texto bíblico no es accesible sino a quien tiene una afinidad vivida con aquello de lo cual habla el texto. La cuestión que se presenta a todo intérprete es, pues, la siguiente: ¿Qué teoría hermenéutica hace posible la justa percepción de la realidad profunda de la cual habla la Escritura y permite expresar su significado para el hombre de hoy?»


Para ser precisos, entonces, señalemos que en general, las traducciones de la Biblia son de dos tipos


  1.              fieles al texto: algunas ediciones buscan ser lo más fieles posibles al texto original hebreo, arameo o griego. Por eso es habitual que abunden en notas explicativas que aclaren el sentido de determinadas expresiones, imágenes, construcciones… Son ediciones para “estudio”.
  2.              fieles al auditorio: otras ediciones pretenden resonar cómo se leería el texto en lenguaje contemporáneo, apto para el auditorio que desconoce las lenguas originales. Se supone, en los traductores, una sabia flexibilidad para adaptar textos antiguos a oídos contemporáneos. Se puede decir que son ediciones “pastorales”.


Evidentemente, entonces, hay textos que, aunque debieran, en nuestras traducciones actuales, y no solamente en las ediciones “pastorales”, no nos escandalizan; pero en muchos casos esto es debido a la “traducción” que suaviza lo que verdaderamente dice el Evangelio. Pero, ¿qué dicen realmente los textos? Veamos algunos ejemplos:

 

1). Mt 18: Después de decirnos que se ha de perdonar 70 veces 7, Jesús recurre a una parábola. En ella un rey arregla cuentas con sus sirvientes (doulos, esclavo). Ante una deuda exorbitante por parte de uno (10.000 talentos), y ante el pedido de tiempo para pagarla, el rey le condona unos $ 120.000.000.000 de débito. Pero cuando éste no perdona a un “compañero” (= co-esclavo) una deuda de $ 200.000, enojado, “el señor lo entregó a los «verdugos» …” v.34 [la suma de dinero aquí explicitada parte del presupuesto de $ 2000 como valor de un jornal].


Ahora bien, veamos: BJ 2 y 3 [Biblia de Jerusalén, 2ª y 3ª edición]; LPD [Libro del Pueblo de Dios]; BLA [Biblia Latinoamericana]; LNP [Libro de nuestro pueblo]; Reina Valera 95 dicen “verdugos”; pero la TOB [Traduction Oecumenique de la Bible] dice “torturadores”. En griego dice basanistês (del verbo basanizô, cf. 2 Mac 7,13.17; 9,6; Sab 16,1.4; Mt 8,29… Se trata de provocar sufrimientos, torturar. El rey no sólo perdona una única vez (no 70x7) sino que condena a la tortura al deudor que no tuvo misericordia hasta que pague.

 

2). Mt 24 y Lc 12 hacen referencia a un señor que encargó la administración de sus bienes a uno de sus sirvientes (doulos, esclavo) al irse fuera; al regresar, si lo encuentra obrando bien “lo pondrá sobre todos sus bienes”; pero si se dedica a abusar de su poder y no hacer lo encargado, cuando el señor (que se demoraba) venga en el momento no pensado, lo castigará y enviará al lugar de “llanto y rechinar de dientes”.


El castigo, antes del envío al lugar de dolor, es presentado como que “el señor lo separará… su suerte con los hipócritas”: Mt 24,51 en BJ 2 y 3, “lo castigará”: RV, BNP, LPD, TOB; “le quitará el puesto” BLA. En griego dice dijotoméô (// Lc 12,46); como se ve en Ex 29,17; Dn 13,55 (cf. 59) el sentido es propiamente descuartizar. La terrible escena de Jue 19,29 del descuartizamiento de la concubina del levita, uno de los fragmentos a los que Phyllis Trible con justicia calificó de “textos de terror” (“Una mujer anónima. La extravagancia de la violencia”; Texts of Terror, 1984, pags. 78-100) no debería dejarse de lado.

 

Hasta aquí nos encontramos con que un “señor”, castiga a un esclavo por no obrar conforme a lo que debiera, con la tortura, o descuartizándolo. Ese “señor”, ¿se trata de Dios?

 

3). Mt 25: Nuevamente un señor rico se va al extranjero. Da una serie de bienes (= talentos) a sus sirvientes (doulos). Al volver pretende hacer las cuentas y, los primeros le entregan el doble de lo que habían recibido, mientras que el último sólo le entrega lo que le fue dado. El señor le reclama que, al menos, debería haber entregado el dinero a los banqueros para cobrar intereses (v.27). Sin embargo, el señor es presentado como injusto (v.26), cosa que él mismo reconoce (“tú sabes que soy…”). Es evidente que duplicar los bienes es algo prácticamente imposible salvo en casos de usura, algo terminantemente prohibido en Israel; así como están también prohibidos los préstamos a intereses (Lev 25,36). Todo indica que el que obró correctamente es el último, no el señor ni los primeros dos sirvientes (doulos, esclavos). Además, sólo un engreído puede decirles a los siervos que les ha dado “poco” cuando les entregó $ 120.000.000 y $ 60.000.000 a los dos primeros según el criterio económico señalado más arriba.

 

4). En este, y en algunos de los textos mencionados, y también en otros, se alude al envío – como castigo – a un lugar donde hay “llanto y rechinar de dientes”: Mt 8,12 (//Lc 13,28); 13,42.50; 22,13; 24,51; 25,30; Pr 19,12 es el rugido del león; Sir 51,3: son las mordeduras… Como se ve, es una fórmula típicamente de Mateo. Se trata, entonces, de un movimiento fuerte con la boca y los dientes, de rabia o de dolor acompañados por el llanto. El clima es dramático, sin dudas.

 

Para entender un poco estas imágenes veamos estos elementos:


A). Por un lado, es conveniente tener en cuenta los que se conoce como “héroes inmorales”. Así lo explica Gerhard Lofink:


Hay otro punto que cabe mencionar aquí. Tal vez, en él se manifiesta de la forma más clara lo «especial» de la fuerza plasmadora de Jesús: se trata de los «héroes inmorales». Recordemos las parábolas del «dinero encomendado», del «administrador fraudulento» y del «homicida». Pero, justamente, no se trata solo de un motivo material limitado. Cuando Jesús presenta sus parábolas con «héroes inmorales», esto afecta a toda la estructura de dichas parábolas. ¿Qué queremos decir con esto?

 

Lo explico recurriendo a las fábulas de Esopo. En estas fábulas aparecen de forma periódica animales que agreden a otros animales. Se trata sobre todo del león y del lobo. Su aparición sirve siempre para ilustrar cómo suceden las cosas en la sociedad: los más débiles son oprimidos, engañados y, al final, devorados. Comparemos con esto la parábola del «cordero y el lobo»: un pequeño cordero es devorado por el lobo porque ambos estaban calmando su sed en un arroyo y el corderito le había enturbiado el agua al lobo –tal su acusación–. En realidad, el lobo estaba más arriba en el curso del arroyo: era él el que había enturbiado el agua. La parábola quiere decir que así suceden las cosas en el mundo de los seres humanos: los más fuertes se imponen de manera brutal y, como si eso fuera poco, fundamentan su actuar con mentiras y desinformaciones.

 

Jesús también puede describir tipos humanos de esta índole, por ejemplo, el juez sobornable o el rico que deja morir de hambre al pobre delante de su puerta. Pero en las parábolas con «héroes inmorales» es diferente. Aquí los malhechores no integran simplemente el inventario de la parábola en cuestión, sino que, partiendo de su comportamiento, se componen parábolas que, en su totalidad, relatan cómo hay que abrazar el reino de Dios: con extrema consecuencia y empeño audaz. Son construcciones sumamente osadas y atrevidas que dejaron ya de comprenderse en la Iglesia primitiva. (Lohfink, Las cuarenta parábolas de Jesús, Verbo Divino 2021, 267-268)

 

B). La frase “llanto y rechinar de dientes” es, como se dijo, frecuente en Mateo en referencia al Juicio final que, como se ve en las citas, no se encuentra en los restantes evangelios. Por ejemplo, es evidentemente añadida a la parábola de “Q” del dueño que llega y encuentra al siervo borracho y maltratando a sus compañeros, relacionada, además, con la suerte que corren las autoridades religiosas, “hipócritas”, texto ausente en Lucas 12 [por el contexto, parece que Mateo se dirige especialmente a las autoridades de la comunidad cristiana de las que se espera una actitud conforme, y no acorde a la de las autoridades religiosas de Israel, “hipócritas”].

 

Mateo 24,49-51

Lucas 12,45-46

 

Pero si aquel siervo se dice en su corazón: «Mi señor tarda en venir»,

  49y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos,

y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse,

 50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe,

46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe,

51 le separará [dijtomêsei] y le señalará su suerte entre los hipócritas;

le separará [dijtomêsei] y le señalará su suerte entre los infieles.

allí será el llanto y el rechinar de dientes.

 


C). Señalemos, antes de redondear, algunos elementos comunes: estos textos “terribles” se encuentran todos en parábolas, es decir, en imágenes que pretenden ilustrar. Y – además – son presentados en la conclusión de esas parábolas (las que no deberíamos leer como alegorías, por cierto). [i.] Las imágenes de espanto (tortura, desmembramiento, zona de angustia por el llanto y los dientes que crujen) no pretenden decir que así ocurrirá expresamente (= infierno), sino ilustrar dramáticamente las consecuencias del obrar contrario al proyecto de Dios como era entendido en su tiempo. Así les ocurre, por ejemplo, a los reyes, los poderosos y los ricos que no actuaron conforme a la voluntad de Dios de no hacer acepción de personas (1 Henoc 63). [ii.] Las imágenes sobre el castigo a los siervos que no obran conforme a la voluntad de su señor son habituales en el mundo antiguo. Si bien la Biblia lo prohíbe (Ex 21,20), el derecho romano autoriza a un amo a obrar con su esclavo como le plazca, sin necesidad de sentencia judicial; y puede, por tanto, torturarlo, o partirlo en dos. “La tortura era mal vista en Israel, pero aceptada en los países del entorno y especialmente en la corte de Herodes” (E. Schweizer, Das Evangelium nach Matthäus, NTD 2, 1986, 247), aunque, es justo decir, que algunos autores romanos clásicos se oponían a tal maltrato [Marcial, por ejemplo dice: “Dices que la liebre no está cocinada, y pides los látigos; quieres, Rufo, trinchar al cocinero antes que a la liebre” (Epigramas III,94; también otros, como es el caso de Juvenal o de Seneca)]. [iii.] Digamos que, con imágenes inconvenientes para nuestro tiempo, el Evangelista (notar que es algo particularmente propio de Mateo) intenta “motivar” a los lectores a obrar conforme a lo que Dios pretende. Si los crueles amos o reyes de entonces, obran como es sabido que lo hacen cuando no se reconoce su autoridad, no sería insensato dejarnos conducir por la voluntad de Dios so pena de quedar excluidos de su comunidad y quedando fuera quedar allí donde hay tinieblas, rabia, angustia.

 

D). La situación económica del Israel de tiempos herodianos (Mateo llama “rey” a Herodes, aunque propiamente no lo sea; cf. 14,9; cf. v.1; ¿no será este el “rey” que ilustra algunas de las parábolas que comentamos y no Dios?) provocó un empobrecimiento grave de los campesinos y un serio aumento de las deudas. Así, muchos terratenientes pasaron a apropiarse de las tierras, gracias al elevado endeudamiento, las cuales encargaban a otros (o a los antiguos dueños) para trabajarlas mientras ellos permanecen en las ciudades. Esta imagen del “propietario ausente” (que hemos visto en las parábolas citadas y en otras varias), el aumento de las deudas (y la consabida actitud de Jesús ante ellas) son importantes para comprender cómo actuaban los propietarios de su tiempo, y en qué medida sus acciones ilustran los textos bíblicos [E. Miquel, El Nuevo Testamento desde las ciencias sociales (2011), 71-88.167-186].

 

Algunos textos, parece, deberían escandalizarnos. Y no se trata de suavizar traducciones para evitar el choque, sino de entender bien el significado y la intención del autor a fin de no terminar “domesticando” los Evangelios. Al menos eso he pretendido en estas líneas.


Foto tomada de https://catedrareyes.org/tag/rollos-de-papiro-y-codices-de-pergamino/

miércoles, 23 de junio de 2021

El verdadero sabor del encuentro

 El verdadero sabor del encuentro

Eduardo de la Serna




Una de las cosas que aprendí estudiando y leyendo y rezando y gozando la Biblia es que, en ese mundo “primitivo”, la persona sabia no es la que sabe muchas cosas, sino la que sabe vivir. O, para usar una conocida metáfora, la que sabe chuparle el tuétano a la vida.

He conocido y conozco muchas personas que saben muchas cosas, que han “leído todo” … y te lo hacen saber y sentir. Frente a ellas uno no puede menos que sentirse un pigmeo. Y parecen disfrutarlo desde su altura. Casi como que te hacen un favor o te perdonan tu insignificancia. Y, debo decirlo, en ocasiones es un gozo aprender de sus cosas, de sus contenidos, pero no de sus personas. No es a ellas a las que quisiera referirme, aunque – pareciera – ellas viven esperando que así lo haga.

Quiero referirme a aquellas personas frente a las que uno siente estar ante un / una gigante, pero estando con ellos te hacen sentir como si disfrutaran el encuentro, como si aprendieran y te agradecieran tus aportes. Esos aportes que uno desconoce haber dado, por cierto. Y, así, uno sale de estos encuentros, con la sensación de que con algo le ha contribuido a alguien que “sabe todo”. Esos tales sí, creo, que son sabios. Irónicamente hasta se podría decir que, si tener mucha información nos constituyera en sabios, nadie es más sabio que Google. Y al querer referirme a estos verdaderos sabios me quiero referir al sabor con el que uno queda después de este encuentro. Quizás, “en argentino”, el ágora de unos cuantos mates sea el espacio del aprendizaje. Pero un encuentro “de iguales”, como el mate nos hace sentir, y la charla compartida nos hace saborear.

Debo decir que también he conocido personas sabias. Y que conozco. Y podría mencionar a varios y varias, pero no quiero correr el riesgo de la injusticia. Si he de mencionar sólo a un sabio vivo, el primero que me viene a la mente es Eleazar López, que habla desde la sabiduría de la vida, de los dolores y gozos, desde los milenios que lleva en sus espaldas y expresa en boca y gestos. Pero quisiera hacer mención, breve, sucinta, merecida, a tres gigantes que haberlos conocido me enseñaron tanto. Y, especialmente, a su actitud frente a los pigmeos liliputienses que los mirábamos sin que nos hicieran sentir tales. Y no pretendo hablar como un biógrafo, porque mi paso por sus vidas no ha de haber dejado huella, aunque ellos así me lo hicieran sentir. Sólo me refiero a la memoria. Agradecida memoria.

Acabo de hacer mención, en un escrito reciente, a la figura de Horacio González. Entre mates y medialunas tuvimos una charla de iguales (sic) que me agradeció y expresó el deseo que se repitiera.

Quiero también hacer mención a José Severino Croatto. Al leer sus artículos y libros uno podía ver todo lo que sabía, pero que nunca te hacía sentir estando junto a él. También entre mates en encuentros (siempre en el querido ISEDET) en un hablar llano como entre “personas que saben”: yo – o nosotros – y él y que juntos nos enriquecemos (sic).

Y quiero mencionar también a Margarita Moyano. Otra gigante que se encontraba con uno y con su sonrisa expansiva y su voz tenue te hacía saber la alegría enorme que tenía de verte. Nunca exponía su historia y su vida ante verdaderos novicios, sino simplemente celebraba el encuentro y los mates.

Sé que estas tres referencias son simplemente una mención. No pretendo más. Solo quiero agradecer haber conocido personas sabias. Estas tres sirven de ejemplo, y seguramente sería injusto decir que son las únicas tres que he conocido. Es que no pretendo tanto aludir a ellos sino a la importancia que tiene “saber” vivir, encontrarse, y que todas las personas que estén en contacto con nosotros y nosotras salgan con el sabor del encuentro (el verdadero y único sabor del encuentro). Y que, si alguna vez nos creemos, o hemos creído, importantes, no está de más mirar a verdaderos sabios de los que deberíamos aprender a vivir y a ayudar a que otras y otros vivan.

 

Foto tomada de https://ar.pinterest.com/pin/120471358755057701/

Abrazando a Horacio… y a Liliana

 Abrazando a Horacio… y a Liliana

 

Eduardo de la Serna

 


Mi primer encuentro con Horacio fue en el 2014 a raíz de los actos que organizamos los curas OPP en la Biblioteca nacional con motivo de los 40 años del martirio de Carlos Mugica. No solamente nos cedió rápida y generosamente el espacio, sino que él mismo se hizo presente para una breve presentación de la figura de Carlos.

 

Bastante tiempo después, ya con la infamia macrista en el des-gobierno, me invitó a su casa a charlar. También allí saludé a Liliana a la que ya había conocido en el primer aniversario de El Cohete a la Luna. Horacio había comprado medialunas e íbamos a empezar los mates, con una previa ironía de Horacio sobre la cocina y la limpieza, cuando nos llegó “de arriba” (del primer piso) el regaño de Liliana que con nuestras voces no podía ensayar. Nueva ironía de Horacio mediante, esta vez sobre su (nuestra) incapacidad de que nuestros – para nosotros – murmullos impedían concentrarse al oído exquisito de Liliana, nos trasladamos lejos del patio.

 

La charla fue ecléctica. Decenas de temas fueron sobrevolados. Sólo recuerdo uno que después me pidió que lo ampliara y, enviado a su correo, utilizó para un artículo pidiéndome perdón si hubiera “rebajado el sentido profundo de lo que mandaste”. El tema había sido la corrupción, y yo le hice un aporte bíblico a partir del sentido que tiene la levadura en el contexto de la Pascua judía. Él lo transformó en artículo, sesudo y profundo en La tecl@ Eñe (agosto de 2018). La impresión que quisiera compartir es haber estado ante una persona que escuchaba; una enorme persona que escuchaba. “Tendré que leer la Biblia”, volvió a ironizar. Y me hizo sentir como si hubiera sido un “encuentro de iguales”.

 

Quedamos en un futuro encuentro (“Te agradezco la conversación que hemos tenido y espero que se repita”), el cual nunca se concretó. Enterado de su internación, intenté en vano enviarle saludos, abrazos y oraciones a Liliana. Hoy, triste por su partida (excelente lo dicho por Hebe, señalo), creo especialmente que hemos perdido alguien que supo escuchar a todos, todas, todes y hablar sólo después de haberlo hecho. ¡Gracias, Horacio! Gracias por tu paso y deberemos concretar ese encuentro. Le diré a Jesús que lo anote en la agenda.


Foto tomada de https://www.puntal.com.ar/horacio-gonzalez/por-un-cuadro-coronavirus-fallecio-el-sociologo-horacio-gonzalez-n141467