sábado, 3 de julio de 2021

El tema de los pasos atrás

El tema de los pasos atrás

Eduardo de la Serna



Dicen que fue Stalin, cuando Hitler quiso invadir Rusia, el que repitió la frase – originalmente de Lenin – “dar un paso atrás, para después dar dos hacia adelante”. A los efectos del historiador es posible que sea una de las tantas buenas frases que tienen un origen que se pierde en el tiempo y en los autores, pero a los efectos de la sensatez, esta me resulta absolutamente razonable. No solamente plantea una meta concreta, “adelante”, sino que también fortalece a los que quedan débiles en la moral a causa del “paso atrás”.

El dicho “ni un paso atrás” me parece, en ocasiones, al menos – bastante fundamentalista. Y poco realista. Un dicho más de slogan que de vida diaria. Me hace acordar a otro slogan: “¡No pasarán!”, que creo nace en la República española, se repitió en Nicaragua y en otros lados más. Y la experiencia me dice que, generalmente, al menos, ¡pasaron!

Se trata de saber – para usar otra imagen muy conocida – que la vida es una película, no una, o varias, fotos. Obviamente, la foto del paso atrás desalienta la moral revolucionaria o resistente de los que quieren, por caso, expulsar al enemigo nazi de su territorio. Y, si se logró o no, no se sabrá en esa foto, sino en el resultado final, ¡la película! En el caso de Rusia, en el muy duro resultado final (según se dice más de 1.000.000 de personas murieron en el sitio de Leningrado).

Todo esto pretende mirar el sentido común de una imagen, la de los pasos atrás y adelante. Pero el problema es, ¿Qué ocurre cuando la cosa es diferente? Cuando se dan unos cuantos pasos adelante a lo largo de un tiempo, y luego, en otro breve tiempo, se dan muchísimos más pasos atrás (ironía de Lenin, por lo que entiendo). Por ejemplo, si en un gobierno se logra generar una serie importante de leyes en favor de los trabajadores, los pobres, los inquilinos, los niños, los jubilados, los estudiantes y luego, golpe mediante se tira todo al bote de la basura, pero desarticulando a su vez la estructura que lo generó y se arma un nuevo aparato para impedir la vuelta. Por ejemplo, si se elimina la Junta Nacional de Carnes o de Granos, se privatizan las empresas que eran servicios esenciales, se endeuda el país integrándolo a aparatos internacionales poderosos (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, etc.). Porque es evidente que no se habla de simplemente dar un paso, sino que ese paso debe ser por tierra firme, y que avance caminos. Porque si durante 10 años (o 12) se avanza cuidadosamente en ampliación de derechos, y en 4 años todo eso se tira, y además se arma la estructura para que no vuelva (estructura mediática, judicial, internacional, colonización mental, etc.) no se trata solo de “cuatro años perdidos”, ciertamente. Veamos ejemplos: muchas de las privatizaciones, comenzadas en la dictadura cívico-eclesiástica-militar, continuaron luego en la “década infame” del menemismo. El país endeudado (por más ilegítima que sea la deuda), las empresas privatizadas (el caso de la mal llamada “Hidrovía” es hoy un ejemplo paradigmático; no es solamente teléfonos, luz, gas, YPF, Aerolíneas y demás… aunque también). La fenomenal campaña encabezada por el nefasto personaje que fue Bernardo Neustadt, con Mariano Grondona y Mariano Montemayor hoy es llevada adelante por un ejército (nunca mejor usada la metáfora) de dizque periodistas, en un batallón de medios audiovisuales y escritos, aprovechando la casi nula moral revolucionaria de la inmensa mayoría de la clase media… Entonces, nos encontramos que hoy, dar un paso en la dirección que ayer teníamos, resulta casi una batalla épica. Es casi como pelear exhaustos para dar un paso adelante cuando ayer dieron cien pasos atrás.

Y me permito otro ejemplo fuera de lo social, o no solo en lo social. Es habitual, en las misas de homenaje a Carlos Mugica, en Villa Luro, allí donde fue baleado, que, al terminar, fuera del templo, en el lugar donde “cayó”, se cante la Marcha Peronista finalizado el canto “Él, que vivió con nosotros… Carlos Mugica no ha muerto, vive en nuestra hermandad”. No todos los participantes son peronistas, y – obviamente, por tanto – no todos la cantan. Algunos incómodos, otros sonrientes; ¡nadie escandalizado! Pero desde hace un tiempo, no muy extenso, muchos medios de (in)comunicación muestran escandalizados el video del horror: “¡Curas cantan la marcha peronista!” (entre paréntesis, hay videos, por ejemplo en Italia -¡y en misa!- de cura y pueblo candando Bella Ciao). Ahora, el escándalo de los mediocres, rasga las vestiduras porque un grupo de gente y el cura cantaron La Marcha Peronista en una misa (misa por Juan Perón, el día de su fallecimiento). Y recordaba, in illo tempore, cancioneros parroquiales donde la Marcha Peronista estaba incluida. Pero parece que, para muchos, eso de “que reine en el pueblo, el amor y la igualdad” les resulta intolerable. ¡Y lo de “combatiendo al capital” es directamente herético! ¡Cuántos pasos atrás hemos dado! 


fotos tomadas de Nac&Pop

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