miércoles, 6 de abril de 2022

¿Qué dice la Biblia acerca de la misa?

¿Qué dice la Biblia acerca de la misa?

Eduardo de la Serna



La respuesta a la pregunta del título es evidente y sencilla de responder. En la Biblia, de la misa, ¡no se dice absolutamente nada! ¿Nada? ¡No!, ¡nada!

La misa es un ritual, un modo estructurado de celebrar algo. Y ese ritual, esa estructuración se fue “armando” y cambiando con el tiempo. Hoy se celebra así, ayer se celebraba de otro modo, y – seguramente – mañana se celebrará de otra manera. Lo que importa no es el modo de celebrar (ritual, misa) sino qué es lo que se celebra o conmemora. Evidentemente, quedarse en el ritual y no en el contenido, es como tirar el huevo y comer la cáscara.

Conmemorar es hacer memoria comunitaria; un grupo, una comunidad hace memoria de algo. La misa es memoria de la “última cena” de Jesús con sus amigos y amigas. No es este el espacio para hacer una larga historia de los distintos modos como se celebró en 2000 años de historia comunitaria y en miles de lugares distintos, pero sí pensar qué se celebra, para que hoy, no distorsionemos, sin querer, lo que celebramos, detrás de estructuras rígidas o de rituales endurecidos. 

Jesús celebró, obviamente, una última cena con los suyos. Pero (siempre hay un pero) no dicen lo mismo los Evangelios sinópticos (Mateo – Marcos – Lucas) que Juan. Y es interesante verlo brevemente al menos. Para los Sinópticos, la Cena de Jesús fue una comida pascual. Y así la presentan: sala para comer la pascua, recostados en el suelo sobre almohadones, canto de los himnos… Como todo padre de familia, en este caso de la nueva familia que son los discípulos y discípulas, Jesús da un sentido siempre nuevo y renovado a la comida haciendo memoria y haciéndola presente. Es este caso, “este pan” es mi cuerpo partido, “este vino” es mi sangre derramada. Hagan esto en mi memoria. Es interesante, además, que en esta relectura, Mateo y Marcos dicen que esta sangre es “mi sangre de la alianza”, es decir, la alianza que Dios sella con su pueblo (ver Éxodo 24,8), mientras que Lucas (y Pablo) hablan de “la nueva alianza en mi sangre”, haciendo referencia a Jeremías, donde Dios quiere profundizar y renovar la alianza que tiene con su pueblo, pero haciéndola más interior (“en su interior, sobre sus corazones”, 31,33). En cambio, en Juan, la cena es el día anterior a la pascua, y lo que es característico en él es el lavado de los pies (algo propio de un esclavo), no la comida. Pero esto no significa que en Juan no haya referencia al pan-cuerpo, ya que en el cap. 6, luego de presentar a Jesús como el alimento de la vida, por la fe, añade un párrafo donde ese alimento (pan) se traspasa a “la carne del hijo del hombre” y “beber la sangre” (algo intolerable para un judío). La referencia al “hijo del hombre” permite entender el texto en otra clave, ya que este es una figura de los tiempos finales y definitivos, por eso quien coma-beba “tiene vida eterna” y será “resucitado”, porque es comida y bebida de “verdad”, y conduce a “permanecer” “en Jesús” y Jesús en ellos (6,53-56). Así, no es fácil saber cómo fue la última cena de Jesús (si pascual o no), pero sí que interpretó esa, su comida-bebida, en clave pascual, pero de una pascua releída a la luz de su asesinato inminente (cuerpo partido, sangre derramada), como confirmación de la alianza, como encuentro de plenitud de la comunidad (hagan en mi memoria).

Sabemos que en las primeras comunidades esto se siguió celebrando como un signo de pertenencia: somos una comunidad y eso lo expresamos en una mesa con el pan compartido. No sabemos cuándo se celebraba (¿los domingos?) ni cómo (¿había quien presidiera?). Es muy probable que, salvo en las celebraciones especiales, sólo se compartiera el pan (el vino era caro). Y ese pan compartido fuera visto como signo de participar de la verdadera comunidad: “siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan” (1 Cor 10,17). También es probable que las comunidades se reunieran y cada quien llevara algo para compartir y en medio de la cena se celebrara la “Eucaristía” (= acción de gracias). Pero, por supuesto, no siempre se hacía bien, y – por ejemplo – ocurre que los ricos comen lo que llevaron y cuando los pobres llegan ya no queda nada y “pasan hambre”, por eso Pablo dirá “eso no es la cena del Señor” (1 Cor 11,20). Lo cierto es que el hecho central es la comunidad reunida en torno a una (o unas) mesa (s) donde se comparte el pan (y el vino) haciendo memoria de la pascua de Jesús. Y esa comunidad reunida se descubre discípula y enviada por Jesús a reafirmar la alianza con su pueblo.

Con el tiempo, como dijimos, los modos de celebrar fueron variando; por ejemplo, en los primeros años del s. II se celebraba en una reunión muy temprano a la mañana y continuaba por la noche al regresar de los trabajos. Más tarde se empezó a profundizar la idea de lo misterioso (por eso un presidente celebraba casi a escondidas – incluso en algunos rituales se celebraba en un cuarto pequeño y de espaldas, y la gente quedaba fuera sin ver más que el humo del incienso); a veces – en especial en tiempos de persecución – se celebraba a escondidas en cementerios (catacumbas); en ocasiones se acentuó la idea del sacrificio y la mesa se transformó en altar, y se empezó a separar a los celebrantes del pueblo… Con los tiempos y lugares, los modos y rituales han ido cambiando y seguirán cambiando; pero siempre lo fundamental es que quede bien claro qué es lo que se conmemora, cuál es la memoria que se celebra, y cómo celebra esta comunidad concreta en este tiempo concreto “la cena de Jesús” con sus amigos y amigas la lectura presente de su cuerpo partido y su sangre derramada.

 

Imagen tomada de http://www.redescristianas.net/wp-content/uploads/2018/03/jueves-santo.jpg

1 comentario:

  1. La palabra "misa" tan popular es la menos indicada para describir este rito. El término "misa" quiere decir sencillamente "despedida". De ahí que el rito romano decía al final de la celebración. "Ite, missa est" o sea Idos ya se ha acabado. La palabra más adecuada es "Eucaristía" (Acción de gracias) porque esta ceremonia es precisamente un sacrificio de alabanza y acción de gracias.

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