miércoles, 4 de mayo de 2022

El tiempo pasado que fue mejor... fue muy pasado.

El tiempo pasado que fue mejor... fue muy pasado.

Tiempo al tiempo

Eduardo de la Serna


Ya pasaron los tiempos en los que cardenales como Cipriani (Lima, Perú) escandalizaba al mundo entero, ya desde tiempos Fujimoristas y su complicidad. Ya pasaron los tiempos en que cardenales como Errazuriz (Santiago, Chile) cerraban los ojos y la boca ante los escándalos de Karadima. Ya pasaron los tiempos en que el cardenal Primatesta (Córdoba, Argentina) se mostraba amigo de la peor dictadura que tuvo su país.

Ahora son tiempos en que el cardenal Porras (Mérida, Venezuela) pide que los EEUU no levante el bloqueo contra su país. Ahora son tiempos en que el cardenal Poli (Buenos Aires, Argentina) es llamado a Roma a rendir cuentas por desmanejos económicos (si es que hay que darle crédito a los habitualmente mentirosos Clarín y La Nación… no ciertamente al “in-periodista” Eduardo Feinmann). Ahora son tiempos en los que el cardenal Omella (Madrid, España) no colabora con las causas de abusos y se aferra a propiedades.


Ya no son los viejos tiempos en los que el cardenal Paulo Evaristo Arns (Sao Paulo, Brasil) gastó su vida por los pobres y los derechos humanos de su país y los países hermanos. Ya no son tiempos del cardenal Juan Landázuri Ricketts (Lima, Perú) adhiriendo rápidamente a la “Declaración de Cieneguillas” (9 de marzo de 1968 y el grupo presbiteral ONIS). Ya no son los tiempos del cardenal Raúl Silva Henríquez (Santiago, Chile) levantando la voz en favor de las víctimas del genocidio y la dictadura.


Mirando estos tiempos, a lo mejor, en los ambientes cardenalicios, quizás no sea tiempo de Evangelio.



Foto tomada de:

https://laicismo.org/para-que-sirven-hoy-los-cardenales-y-sus-colas-de-seda/38325

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