jueves, 23 de junio de 2022

¿Es importante el ayuno?

¿Es importante el ayuno?

Eduardo de la Serna



El término ayuno / ayunar ocurre con una cierta frecuencia en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento; tanto el verbo ayunar como el sustantivo ayuno se encuentran frecuentemente tanto en hebreo como en griego. En el NT, en cambio, tanto el sustantivo como el verbo se encuentran limitadamente y casi exclusivamente en los Evangelios Sinópticos y en Hechos.

Lo principal que se ha de señalar es que el ayuno es un acto religioso (es decir, es algo que se hace para Dios) y es algo penitencial, por eso suele ir acompañado de gestos de duelo, llantos, vestidos de arpillera, cenizas, y demás manifestaciones visibles. Y, muy frecuentemente, en conjunto con la oración. En nuestro lenguaje cotidiano no lo es necesariamente y alude a no alimentarse (estar “en ayunas”, ver Mc 8,3; el des-ayuno es, precisamente, romper con la no-alimentación nocturna). A nivel oficial, en Israel sólo está mandado ayunar un día al año, para la fiesta del perdón ([Lev 23,27; y quien no lo hiciera será excluido del pueblo, v.29]; no está de más recordar que en la liturgia católica romana, los días de ayuno son dos: el miércoles de Cenizas y el Viernes Santo). Sin embargo, es frecuente que, ante acontecimientos especiales, como ser enfermedades graves (2 Sam 12,16), duelos por la muerte (1 Sam 31,13), o para prepararse debidamente ante algo en lo que se supone Dios tomará parte (1 Re 21,9-12; Jer 36,9), por ejemplo, se realice o se convoque a un ayuno.

Pero, como suele ocurrir con los hechos religiosos, puede ocurrir, y ¡de hecho ocurre!, que haya quienes los realizan “para ser vistos” y no con una actitud verdaderamente religiosa (Eclo 34,26), es decir, no como un verdadero acto penitencial. Así, el ángel dirá a Tobías: “es buena la oración con ayuno, pero mejor es la limosna con justicia…” (Tob 12,8). En este sentido se entiende bien el planteo del discípulo de Isaías: muchos se preguntan “¿para qué ayunamos si Dios no lo ve” (por ser un hecho religioso, obviamente, se espera que sea conocido por Dios)? A lo que Dios responde que eso no era algo genuino, era simplemente exterior. “El ayuno que yo quiero”, termina diciendo Dios: 

«es desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá. Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy». Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. (Is 58,6-10)

El tema principal, como puede verse, radica en la fidelidad a Dios y sus proyectos, no en los actos exteriores por más buenos que estos fueran.

Pero en el Nuevo Testamento hay una novedad importante. Ciertamente es algo que los judíos continúan practicando. Más aún, los grupos que se caracterizan por ser muy religiosos, como los fariseos, los esenios, los discípulos de Juan el Bautista, suelen ayunar con frecuencia (el fariseo de la parábola de Jesús afirma ayunar 2 veces por semana, cf. Lc 18,12). Pero, lo llamativo es que se dice, expresamente, que Jesús y los suyos “no ayunan”. Con Jesús empieza la esperada fiesta de bodas y no es sensato ayunar en ella. Ayunarán cuando Jesús “sea arrebatado”, pero sólo en ese momento (Mc 2,18-20).

Hay un texto en el que Mateo, que se dirige a una comunidad mayoritariamente proveniente del ambiente judío, señala lo que se debe hacer “cuando ayunes”. Lo que se debe hacer, si es el caso, es evitar realizarlo “para ser vistos por la gente” sino que sólo sea visto por Dios. Es algo que se hace para Él, no para conseguir aplausos por la propia religiosidad (en ese caso, “ya recibieron su reconocimiento”; Mt 6,16-18). Es interesante que en una expulsión de demonios los discípulos le preguntan a Jesús por qué ellos no pudieron expulsarlo y Él señala que “esa clase con nada puede ser expulsada sino con la oración” (Mc 9,29) pero con el tiempo, algunos escritores tardíos añadieron “y ayuno” (como también otros añadieron un versículo semejante después de Mateo 17,20) es decir, se añadió “religiosamente” la importancia del ayuno que no está en los textos bíblicos sino en la religiosidad de algunos.

En Hechos de los Apóstoles se indica que en algunas comunidades había “ayuno y oración” (13,2.3; 14,23) pero no se indica que esto sea algo ni que se debe realizar ni que sea necesariamente bueno hacerlo. En Pablo, en cambio, el término está absolutamente ausente salvo en 2 Corintios 6,5; 11,27 donde él destaca que pasó por frecuentes momentos de dificultad: naufragios, frio, desnudez y ayunos (es decir, no se refiere a un hecho religioso sino a las consecuencias del apostolado, el hambre, en este caso, y su dedicación a las comunidades). Y fuera de esto, nunca más se habla del ayuno en todo el NT.

La propuesta de Jesús, su “religiosidad”, no está caracterizada por sacrificios, ayunos y penitencia sino por la alegría de la novedad, las comidas fraternas, el amor compartido y celebrado; ya hemos señalado – sin embargo – que en la historia del cristianismo, hubo grupos que insistieron en la importancia “religiosa” de los sacrificios, la ascesis, el rigorismo (y son quienes añadieron “los ayunos” a los textos bíblicos que citamos más arriba). Hechos religiosos como las arpilleras o vestiduras rasgadas (algo incomprensible en nuestro tiempo, por cierto), los duelos, los ayunos, son sin duda, propios de la religiosidad del antiguo Israel (eso no significa que no haya duelos, por ejemplo, por supuesto; aquí nos referimos al hecho religioso habitual). Jesús viene a proponer la llegada de una “fiesta de bodas” (esperada en Israel) que vuelve insensato el ayuno. En una fiesta, precisamente, se come y bebe, se comparte la alegría y la vida. De eso se trata la propuesta “religiosa” de Jesús.

 

Foto tomada de https://www.infobae.com/2013/09/06/1507081-que-significado-tiene-el-ayuno/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.