Mensaje Final
Encuentro Nacional Curas en la Opción por los Pobres 2018
Reunidos en el
31º encuentro nacional en la ciudad de Santiago del Estero, madre de ciudades,
hacemos memoria agradecida de la vida y testimonio del padre Obispo Gerardo
Sueldo, en el 20º aniversario de su Pascua. Su vida de compromiso evangélico
con la verdad y su denuncia profética de la injusticia, nos ilumina. Las
circunstancias que rodearon su muerte y el cierre apresurado de la causa,
siguen exigiendo una investigación seria para poder llegar a la verdad.
También hacemos
memoria de uno de los acontecimientos eclesiales latinoamericanos más
relevantes del post Concilio Vaticano II: los 50 años de la publicación de los
documentos finales de la II Conferencia general del Episcopado Latinoamericano
reunida en Medellín. Aquel momento clave marcó el camino de la renovación
eclesial y de la opción por los pobres para nuestro continente. Afirma el
documento sobre la justicia: “Es el mismo Dios quien (…) envía a su Hijo para
que hecho carne, venga a liberar a todos los hombres de todas las esclavitudes
a los que tiene sujetos el pecado, la ignorancia, el hambre, la miseria y la
opresión, en una palabra, la injusticia y el odio que tienen su origen en el
egoísmo humano” (Medellín I, 2, 3).
Siguiendo el
camino trazado por los documentos de Medellín, reflexionamos sobre la realidad
actual de nuestro país a la luz del Evangelio.
La situación
económica y social del país parece encaminarse a un colapso. Las políticas de
ajuste, acompañadas de falsas justificaciones, hacen caer sobre las mayorías
populares los costos de la fiesta especulativa y de la fuga de capitales.
Responsabilizamos a las políticas de transferencia de riqueza del gobierno de
Mauricio Macri por el crecimiento de la pobreza y la indigencia; el deterioro
generalizado de la calidad de vida de trabajadores, jubilados, discapacitados y
personas vulnerables; el grave deterioro de la educación y la salud públicas; y
la destrucción de las fuentes de trabajo. En nombre del ajuste, las políticas
predatorias del actual gobierno han quitado importantes estímulos a la
producción y al trabajo, como el llamado “Fondo sojero”, han desmontado la
Secretaría de Agricultura Familiar y avanzan sobre el Fondo de Garantía de
Sustentabilidad del ANSES.
Este gobierno
entrega nuestra soberanía económica y política al FMI, a la embajada de EEUU y
a las grandes corporaciones. Para esto, instrumentaliza el poder judicial y
reprime la protesta social con el fin de eliminar cualquier resistencia
efectiva o potencial a los intereses que rigen el actual modelo de
concentración de la riqueza. De este modo, menoscaba el estado de derecho,
viola las más elementales garantías constitucionales, altera el debido proceso
y multiplica las presas y los presos políticos. El país no tiene futuro en
estas condiciones. No se puede ir contra la vida y la dignidad de la población
en nombre de la codicia de una élite minoritaria que se opone a la distribución
equitativa de la riqueza.
Rechazamos, una
vez más, las declaraciones del obispo castrense Santiago Olivera. La teoría de
los dos demonios es inaceptable: justifica el terrorismo de estado, deslegitima
el trabajo -ampliamente consensuado por la sociedad argentina- de los
organismos de DDHH en la búsqueda de memoria, verdad y justicia, y acalla el
clamor de las víctimas. Nos preguntamos por el motivo de esta insistencia. Esta
postura del obispo castrense, la presión ejercida sobre los legisladores por
parte de algunos obispos en la votación de la ley de interrupción voluntaria
del embarazo, y la escasa lectura de los procesos culturales de nuestra sociedad
-como la aparición del colectivo feminista- alejan a la Iglesia institucional
de las búsquedas y angustias de nuestro tiempo. Esto no hace más que afirmar
una posición autoritaria, donde el diálogo es más una declamación que una
realidad. Los numerosos pedidos de apostasía son un emergente simbólico del
rechazo a una Iglesia preocupada por su autopreservación, sin la libertad y la
creatividad necesarias para acompañar la complejidad de las situaciones humanas
del mundo actual.
En este sentido
sería interesante abrir el debate social sobre la separación entre Iglesia y
Estado, no sólo en lo que concierne a la cesación del sostenimiento económico
por parte del Estado sino también en lo que atañe a la búsqueda de una sana
convivencia con autonomía de competencias.
Renovamos nuestro
compromiso con el espíritu de los documentos de Medellín, construyendo
una Iglesia cercana a los pobres, tanto en sus sufrimientos como en sus
múltiples expresiones populares de fe y alegría, en sus procesos de
organización política y sus búsquedas de justicia, paz, pan y trabajo. Unimos,
a esta renovación, la memoria agradecida y dolorosa por Chicha Mariani,
recientemente fallecida. Su vida nos recuerda las palabras de Jesús: “Felices
los que trabajan por la justicia porque de ellos es el Reino de los
Cielos”.
Que la Virgen de
Luján, patrona de Argentina, Óscar Romero, Enrique Angelelli, Carlos de Dios
Murias, Gabriel Longueville, Wenceslao Pedernera y tantos otros mártires nos
ayuden a madurar nuestro compromiso con el Evangelio y los pobres.
Curas en la
Opción por los Pobres
23 de agosto de
2018
¿del, infanticidio del aborto ?¿nada?
ResponderBorrar¿interrupción voluntaria?destrucción de una persona inocente infanticidio asesinato del niño "no deseado".
ResponderBorrar¿interrupción? ¿después se puede volver al embarazo como un interruptor de luz? HIP+OCRIYAS!
ResponderBorrar