martes, 31 de agosto de 2021

Comentario a las lecturas, domingo 23 "B"

 

La novedad de Jesús sigue vigente

DOMINGO VIGESIMOTERCERO - "B"


Eduardo de la Serna



Lectura del libro del profeta Isaías     35, 4-7a

Resumen: comenzando con metáforas en las que la alegría y la felicidad humanas se proyectan al desierto y la estepa, el canto espera la venida de Dios como vengador y salvador para llenar de fuerza a los desanimados y preparar un camino nuevo para su pueblo que vuelve del exilio manifestando esa alegría plena.

Un oráculo de Isaías invitando a la alegría muestra la novedad que la acción de Yahvé en la historia provocará a su pueblo. El texto comienza y termina con una invitación a “regocijarse”. El motivo de esto viene dado por una “venida”, tanto de Yahvé (vv.2b-6a) como de los exiliados (vv.8-10). El sorprendente cambio del desierto, guarida de chacales, donde impera la aridez que será ahora un estanque donde abundarán la caña y el papiro (vv.6b-7) queda en el centro. El texto puede, entonces verse así estructurado:

a. regocijo y júbilo (vv.1-2a)
     b. venida de Yahvé (vv.2b-6a)
          c. desierto cambiado en estanque (vv.6b-7)
     b’ venida de los exiliados (vv.8-10a)
a’ alegría y regocijo (v.10b-d)

La unidad literaria nos invita a ubicar este texto en algún profeta del post-exilio, cercano a los discípulos de Isaías llamados 2º y 3er Isaías. El tema central está dado por el regreso a Jerusalén de los exiliados (v.10). Es llamativo que no se aluda al Templo, quizás porque aún no estaba reconstruido. Yahvé volverá a ocupar Jerusalén como antes de la destrucción por parte de Babilonia. 

La unidad comienza, como se ha dicho, con una manifestación de emociones humanas de alegría y gritos de júbilo, pero aplicadas a la geografía. La abundancia de felicidad no es lo que se espera normalmente del desierto, el sequedal y la estepa. La naturaleza acompaña la alegría que abundará sin que sepamos todavía de quién. A esta tierra (se le ha dado “a ella”, Jerusalén, cf. 60,13), además, se le ha dado la fertilidad reconocida del Carmelo y el Sarón, y hasta la “gloria” (kabôd, también puede entenderse como “abundancia”) del Líbano. Salomón había construido el Templo y el Palacio con las maderas del Líbano (1 Re 5,15-26; aunque siendo en este caso un trato, esto significó para Salomón una “deuda externa” que debió pagar con tierras, [1 Re 9,10-14]; en cambio, ahora esta gloria del Líbano “le ha sido dada a ella”, Jerusalén); en Is 60,13 se refiere al Líbano y a la reconstrucción del Templo. Sobre el Carmelo y el Sarón se trata de lo contrario de lo que ha ocurrido en 33,9. 

Abruptamente en v.2b pasa a afirmar que “ellos” (sin que todavía sepamos quiénes) verán la gloria de Dios; la estructura paralela que hemos señalado nos muestra que se trata de los exiliados que regresarán a Sión. 

Pero como es necesario experimentar la intervención efectiva de “el Dios de ustedes” (la fórmula no se encuentra en Is 1-34, pero sí en 40,9) este Dios que viene es presentado como “salvador” (cf. 17,10; 25,9; 30,15; 33,22; 35,4; 37,20.35; 38,20; 43,12; 45,8.17.20.22; 46,7; 47,13; 49,25; 51,5; 59,1.16; 61,10; 62,11; 63,1.5.9; 64,4) y “vengador” (cf. 1,24; 34,8; 35,4; 47,3; 59,17; 61,2; 63,4). Esta acción de Dios en los exiliados se manifiesta como efecto sobre ciegos, sordos, cojos y mudos, nuevamente se trata de metáforas sobre la debilidad de los exiliados (como la felicidad del desierto; cf. 42,7).

Este cambio maravilloso pasa de la “alegría del desierto” al “agua en el desierto” con lo que éste deja de ser tal, el ámbito de la muerte pasa a ser espacio de fertilidad y de vida.

En este ex - desierto habrá un camino sagrado, por lo que no lo atravesarán ni impuros ni animales salvajes, es camino para que el pueblo regrese del exilio (11,16; 62,10). Una gran peregrinación se dirige a Jerusalén (quizá en imagen contracultural ante las grandes procesiones que se dirigen cada año nuevo en Babilonia hacia la “puerta de Istar”. El texto de v.10 se repite exactamente en 51,11. El canto de alegría del comienzo ya no es del páramo y la estepa sino de los exiliados, el pueblo liberado por Dios. El texto es así un canto de esperanza: se invita a celebrar anticipadamente, confiados en Dios, la fiesta de la libertad y la vida. El nuevo éxodo, en este caso con la referencia al agua en el desierto, es tema frecuente en el 2º Isaías (41,18-19; 43,20; 48,20-21).



Lectura de la carta de Santiago     2, 1-7

Resumen: No hacer distinción de personas es algo característico en el ambiente bíblico, y ver cómo se trata al pobre es buen modo de descubrir si esto ocurre. 


La carta de Santiago es claramente exhortativa: la frecuencia del uso de hermanoshermanos míos, hermanos míos queridos es muy importante (1,2.16.19; 2,1.5.14; 3,1.10.12; 4,11: 5,7.9.10.12.19). Sin duda el término ayuda a suavizar la dureza del texto en muchas ocasiones. 

Recurre desde el comienzo a un tema clásico del judaísmo: no se ha de hacer acepción de personas ya que Dios no las hace (cf. prosôpolêmpsias, Rom 2,11; Ef 6,9; Col 3,25; cf. Dt 1,17; 10,17; 16,19; 2 Cr 19,7; Job 34,19…). Esto es incoherente con la fe que tienen en Jesucristo. La acepción se manifiesta en un tema clásico: la diferencia que se hace con los pobres (cf. Sir 35,13). 

Con ironía el autor imagina un rico entrando en la “asamblea” y también entra un pobre. Es interesante (y coherente con el marco judío de la carta) que en lugar de usar el clásico “ekklêsía”, Santiago utilice “synagôgê” para hacer referencia a la comunidad reunida, la "asamblea". El contraste entre ambas “entradas” viene dado por la vestimenta: vestidos espléndidos / vestido andrajoso. Pero la acepción viene dada por lo que los destinatarios harían con uno y otro, con el lugar donde se lo sitúa: buen sitio / de pie o “a mis pies”. Obviamente, se dice retóricamente, esto es hacer “distinciones” (diakrinô, diferenciar, hacer un juicio) es “juzgar” (kritês) con mal criterio (ponêrôn dialogismos).

Ante este juicio, el autor se dirige a sus “hermanos” recordándoles que Dios “eligió” a “los pobres del mundo” como “ricos en la fe”, “herederos del reino” prometido a los que le aman. En contraste con el obrar de Dios (nuevamente el contraste juega un rol principal en el relato) “ustedes”, es decir los destinatarios (no un destinatario en particular) “deshonran” al pobre. El obrar de la comunidad es contrario al de Dios (debemos recordar que no se debía discriminar porque Dios no discrimina). Una vez más encontramos - como es muy frecuente en Santiago - semejanzas entre esta carta y el Sermón de la montaña (cf. Mt 5,3).

Pero el autor va más allá: estos ricos, en favor de los que se ha hecho la acepción son los que “oprimen” y llevan a los “tribunales”. La injusticia de los ricos es un tema importante en Santiago (cf. 4,13-5,6). La “opresión” (katadynasteuô) es un hecho que conmueve a Dios (cf. Ex 1,13) y por tanto es algo que Dios prohíbe en el seno de su pueblo (Ex 21,17; Dt 24,7), es algo propio de los injustos (Ez 18,12; 22,7; Os 12,8; Am 4,1; 8,4; Mi 2,2; Hab 1,4; Zac 7,10…). Es coherente con la literatura profética denunciar a los opresores. Irónicamente, los que “juzgan” mal (diekrithête / kritaì) son llevados a los “tribunales” (kritêría). Se dirige a los mismos “ustedes” que han discriminado al pobre reforzando la paradoja.

Concluye la unidad señalando que estos (los ricos) obrando de ese modo “blasfeman” (blasfêmoûsin) el nombre invocado. Se refiere al nombre de Jesús, que desde el bautismo marca a los miembros de la comunidad (bautismo en el nombre de Jesús, cf. Hch 2,38; 10,48).

Es interesante notar que la carta presenta los verbos en presente, lo que es indicio de que se trata de algo concreto que ocurre en la comunidad, es algo habitual. Y no de una persona o grupo en especial sino toda la comunidad. 

La discriminación o acepción de personas según el rostro (prosopôn) es un tema frecuente – como se ha visto – en la Biblia. Es por eso que mirar atentamente cómo se actúa ante el pobre es indicio de si se hace o no esta discriminación (Lev 19,15). Sin duda que no se trata de hacer injusticia en favor del pobre, pero sí estar atento al comportamiento frente al pobre como “test” de un obrar conforme a Dios (Am 5,12; Sir 35,13). 


Evangelio según san Marcos     7, 31-37

Resumen: haciendo realidad lo anunciado por Isaías, Jesús manifiesta la llegada de la nueva creación. 


Extrañamente la liturgia omite el interesante texto en el que Jesús expulsa el demonio de la hija de una mujer sirofenicia (7,24-30) y – siguiendo en territorio pagano – pasa a la siguiente unidad en la que le presentan un sordo que hablaba dificultosamente.

El texto comienza con una extraña movilización geográfica de Jesús (ver mapa). Muchos han pensado que esto es indicio de que Marcos no conoce la geografía palestinense, pero otros han propuesto – y es razonable – que lo que Marcos muestra es el movimiento que fue teniendo el grupo de seguidores de Jesús hacia el interior de la Decápolis.

Los términos usados no son precisos (mudo o impedido de hablar), pero la frase del v.35 (“comenzó a hablar correctamente”) es indicio de que no se trata propiamente de un mudo sino de uno con dificultades en el habla.

El pedido a Jesús que le imponga “las manos” es indicio de que se atribuye a las manos de Jesús una capacidad taumatúrgica (cf. 1,31.41; 5,23.41; 6,2.5).

El contraste con otras curaciones viene dado en que lo que Marcos quiere destacar es el “proceso curativo”. Jesús lo lleva en privado, quizás para no prestarse al espectáculo, o para que la manifestación del poder divino quede en secreto. Poniendo los dedos en las orejas Jesús “toca” al sordo. La saliva era muy frecuentemente tenida como curativa (Plinio el Viejo, Galeno, Epidauro, Apolonio de Tiana, Suetonio). En los últimos tres autores, la capacidad curativa de la saliva viene dada por el emisor y su relación con la divinidad. Sin duda esa parece ser la imagen mental de Marcos: lo que cura es la saliva que pertenece a Jesús (cf. 8,23; Jn 9,6). 

Jesús “levanta los ojos al cielo”, hacia Dios. El poder divino es el que provocará la curación. Jesús pronuncia una palabra en arameo (como había hecho en casa de Jairo, obviamente traducida para sus lectores no provenientes del judaísmo). Curiosamente esto viene introducido por la palabra griega esténaxen (gemir, suspirar, clamar) que aquí se dice en contexto de oración (con la mirada al cielo).

Es interesante notar las semejanzas con el texto de la revivificación de la hija de Jairo:

5,41-43
7,34-37
le dice: « Talitá kum «, que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate».
dijo: «Effatá», que quiere decir: «¡Ábrete!»
42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años.
35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.
43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera;
36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban
42b Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
37 Y se maravillaban sobremanera 

La referencia a que la “atadura” (cadena, dureza, desmós) se soltó se encuentra en textos médicos antiguos (Esopo, Galeno) pero también – y de aquí parece tomada – de Isaías:

Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso (desmôn), de la cárcel a los que viven en tinieblas. (42:6-7)
Así dice Yahveh: En tiempo favorable te escucharé, y en día nefasto te asistiré. Yo te formé y te he destinado a ser alianza del pueblo, para levantar la tierra, para repartir las heredades desoladas,  para decir a los presos (desmois): ‘Salgan’, y a los que están en tinieblas: ‘Muéstrense». Por los caminos pacerán y en todas las dunas tendrán pasto. (49:8-9)

El impedimento de hablar del mudo es análogo al cautiverio. Ambos se quiebran.

Mucho se ha hablado del mandato de guardar silencio (“silencio mesiánico” se lo ha llamado, aunque esto ya es indicativo de una interpretación). Es diferente al mandato de callar a los demonios que lo reconocen y confiesan. La única confesión ha de tener su origen en la cruz (15,39) o desde el cielo (1,11; 9,7). En cambio, ante los milagros no hay “confesión” posterior sobre Jesús. Narrativamente, el mandato de callar está “para ser desobedecido”. La fama de Jesús se propaga y extiende, no puede mantenerse el silencio:
Mira, no digas nada a nadie (…) Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes. (1:44-45)

En este caso, el mandato a guardar silencio es en plural (“les mandó”) pero la curación había ocurrido a solas. Seguramente – al menos en el estado actual del texto – se refiere a la comunidad de Marcos.

El relato concluye con una aclamación de “ellos” (los que tenían prohibido divulgar el hecho). La exclamación tiene dos partes: una referida a los sordos y mudos que nuevamente parece remitir a Isaías:
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo. Pues serán alumbradas en el desierto aguas, y torrentes en la estepa (35:5-6)
Oirán aquel día los sordos palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán (29:18)
… el corazón de los alocados se esforzará en aprender, y la lengua de los tartamudos hablará claro y ligero. (32:4)

Y también parece hacer eco de la Sabiduría:
De este modo los justos despojaron a los impíos; entonaron cantos, Señor, a tu santo Nombre y unánimes celebraron tu mano protectora, porque la Sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo claras las lenguas de los pequeñuelos. (Sab 10:20-21)

Pero esto se une a “todo lo hizo bien” que recuerda el obrar de Dios en la Creación (Gen 1,31). Jesús es agente de Dios y los tiempos finales, la nueva creación comienzan en su ministerio. 
“¡Qué hermosas son todas las obras del Señor! todas sus órdenes se ejecutan a su hora. No hay por qué decir: ¿Qué es esto? Y esto ¿para qué?, que todo se ha de buscar a su tiempo”. (Sir 39:16)

Es importante hacer una distinción: una cosa es el hecho histórico que pueda subyacer detrás del texto, y otra qué quiere decir el evangelista en la narración. En este sentido, los milagros de Jesús tienen una importante carga simbólica. El que antes no podía escuchar el mensaje del Evangelio, ni tampoco predicarlo (era pagano), ahora reconoce y es objeto de la obra creadora de Dios por intermedio de Jesús, y sale a anunciarla porque ya no tiene la traba que se lo impedía.



lunes, 30 de agosto de 2021

Ante las próximas elecciones PASO [Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias]

Ante las próximas elecciones PASO 

Buscando interpretar los signos de este tiempo 


En el mes de septiembre seremos convocados nuevamente a las urnas. Es un momento propicio en el proceso democrático para la reflexión, el análisis, el discernimiento necesarios para interpretar los signos de este tiempo. Y este ejercicio no lo hacemos desde un lugar neutral o aséptico. Son los caminos del pueblo los que queremos andar. Atentos a los y las más pobres y sufrientes. Desde allí queremos mirar para hacer este ejercicio que nos propone el evangelio (cf. Mt 16,3). 

Serán elecciones de medio término y, como tales, constituirán un momento donde puede ser refrendado el camino iniciado en diciembre de 2019 o podremos asistir, quizás, a un llamado de atención para el frente gobernante. Pero ciertamente no podemos perder la discusión de fondo: asegurar un proyecto de país con inclusión, trabajo y futuro para todos y todas (empezando por los más pobres) o ceder al proyecto de un país para pocos, donde los grupos dominantes y dueños del capital sigan acumulando y concentrando riqueza. En realidad, no hay dos proyectos de país. Hay un proyecto de país y otro de colonia. 

Por supuesto que como grupo de curas dispuestos a caminar con los sectores populares hemos celebrado el fin de la pandemia neoliberal 2015-2019: endeudamiento externo histórico; economía de ajuste y empobrecimiento acelerado con una cada vez más profunda e injusta desigualdad en la distribución del ingreso; enriquecimiento de los mismos actores del poder económico concentrado; ciertos medios de comunicación y sectores del poder judicial al servicio del “lawfare” (“guerra judicial”) y de las “fake news” (“noticias falsas”) para intentar destruir al adversario político; etc., etc. Fueron cuatro años de profundo padecimiento para el país. 

La victoria popular del 2019 hizo que renaciera la esperanza. No sólo en Argentina, sino en la región, nuestros pueblos comenzaron a reaccionar: Chile nos conmovió, especialmente con las luchas de los y las jóvenes y del pueblo mapuche, con la conquista de una reforma constitucional; Perú logró que un sencillo maestro ocupe hoy la conducción del país hermano; en Brasil, Lula vuelve a ser una esperanza cierta después de tanta infamia vivida; Bolivia recuperó su rumbo popular después de aquel golpe vergonzoso y mesiánico contra Evo Morales, por dar algunos ejemplos. 

Estábamos en pleno aprendizaje observando cómo los poderes más concentrados llegan por la vía democrática al poder, incluso captando a los sectores más pobres, cuando sobrevino la pandemia del Covid. Pandemia más pandemia. Devastadora experiencia que ya hemos reflexionado en otra carta. 

Siempre hemos valorado los esfuerzos del oficialismo gobernante ante la emergencia, tanto a nivel sanitario como a nivel de asistencia económica. Pero, ¿cómo avanzar en algunos temas acuciantes para la realidad de nuestro pueblo? 

A veces pareciera faltar la fuerza necesaria para la implementación de algunos cambios de fondo. Por citar uno más urgente: el control inflacionario para que no se licúen los esfuerzos de mejoras económicas de los sectores más pobres y los esfuerzos que se hacen para mantener el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. 

Ante los comicios de septiembre, vemos una oposición sin ninguna propuesta concreta y sin memoria. Hablan como si en los cuatro años del macrismo no hubieran estado en el país y sólo apuestan a construir relatos novelescos que deterioren la figura presidencial, buscando que hechos mínimos se amplifiquen de manera sorprendente, y generando malestar instalando un clima de malhumor en la opinión pública con la complicidad de los medios de comunicación hegemónicos. 

Creemos que no podemos perder de vista la gravedad de la hora. En estas PASO se necesita una consolidación del camino comenzado en 2019, asegurando el acompañamiento legislativo con una mayoría significativa para el Frente gobernante. 

Como Grupo de Curas en Opción por los Pobres estaremos apoyando aquellas políticas que favorezcan a los sectores populares y a un proyecto de país inclusivo con justicia social. Celebramos los avances en las políticas de salud: el impresionante y efectivo operativo de vacunación y la recomposición del sistema público; las inversiones en obra pública; los esfuerzos por crecer en trabajo genuino (más allá de la política de subsidios propios de toda emergencia), entre otras cosas. 

También vemos un repunte económico que se comienza a observar en la macroeconomía, pero sabemos que no siempre crecimiento es distribución de la riqueza. También aquí esperamos justicia. Como esperamos la reforma del poder judicial, o el control estratégico del Estado sobre los recursos de nuestra tierra, o la democratización de los medios de comunicación, o la atención a “los clamores de la tierra” antes de que sea demasiado tarde. La preocupación por la recuperación económica no debe acelerarse sobre la base de prácticas extractivistas que ponen en peligro el medio ambiente y la salud de nuestro pueblo (como ciertas formas de la minería y de la explotación agrícola), ni tampoco hipotecar la soberanía de nuestra Patria. Vale aquí destacar la valentía y el aporte de los campesinos santiagueños con su lucha contra la utilización de agrotóxicos y la usurpación de sus tierras por parte de grandes empresarios agrícolas que han sido protegidos e incluso puestos como ejemplo por algunos poderes políticos. 

La campaña electoral no debería ser para discutir sobre fotos o lanzar frases marquetineras de autoayuda ―a menudo superficiales― que ocultan las reales intenciones de los que las utilizan. Hay que discutir el modelo económico de desarrollo y crecimiento, desde un proyecto de país más justo para el futuro y el bienestar de nuestro pueblo. 

Grupo de Curas en Opción por los Pobres 

Agosto 2021

jueves, 26 de agosto de 2021

Libertad, libertad, libertad

 Libertad, libertad, libertad

Eduardo de la Serna


Hay una serie de palabras, generalmente las que importan, que tienen una pluralidad de sentido, casi tanta como la de quienes las pronuncian. Y, con especial frecuencia, por lo tanto, pareciera ilusoriamente que nos entendemos, porque el idioma es el mismo, pero el contenido no lo es.

De ninguna manera pretendo que determinado grupo tenga la garantía ortodoxa de la interpretación (menos aun la real academia, que bastante poco en común tengo con la realeza). Pero no estaría mal, para empezar, tener claro qué decimos cuando decimos lo que decimos (valga el macrismo). Palabras como alma, amor, paz, vida, felicidad, por ejemplo, se usan de tantos y diversos sentidos que hasta Videla pudo afirmar que la represión ilegal y genocida fue un acto de amor.

Una palabra siempre de moda, y siempre ambigua es el término libertad. Con sus habituales inconexas e insustanciales definiciones, Javier Milei cuestionó el término neoliberalismo, porque lo que importa es la libertad, de donde viene el término; un argumento que valdría, por la misma razón para comunismo, fascismo y casi todos los demás –ismos imaginables. Suele ser poco frecuente que uno proponga como punto de partida algo detestable (aunque algunos hay, por cierto, y existe macrismo, por caso). Pero no conforme con su cómico análisis de las raíces del término, el sujeto en cuestión se autopercibe como libertario. La libertad, parece decirnos, es lo que lo constituye. Es cierto que verlo desencajado en sus programas habituales agrediendo ferozmente a quien lo contradice o simplemente está en desacuerdo, viendo que plagia (= roba) textos de otros autores, viendo la violencia con la que él y otros que se le asemejan manifiestan, viendo la negación sistemática de las demás personas, es transparente lo que él (y otros) entienden por libertad: hacer todo lo que yo quiero, cuando lo quiero y cómo lo quiero, y nada de lo que quieran los demás me importa nada. Terrible pensar esos engendros llevando adelante políticas de salud en la pandemia. O la economía, que, según quieren hacernos creer, es su expertise.

Ciertamente la libertad es importantísima, y pobres aquellas personas que no pueden ejercerla, vivirla y disfrutarla. Claro que, bien se podría decir, bastante lejos estamos de conseguirla, o – al menos – de que podamos decir que se trata de un bien social. Es cierto que, en la ley del más fuerte, o del más apto, o del más hábil (o del que tiene más contactos) eso sería problema de “los otros”, o de su falta de méritos. ¿Por qué tendría yo que preocuparme por ellos? Si hay millones de esclavos contemporáneos, pues es su problema; si hay víctimas de la sociedad tal como esta está estructurada, pues también es su problema; si hay continentes enteros devastados, saqueados, aniquilados, y con libertades de baja intensidad, también lo es. Lo que me importa es mi libertad, aunque deba imponerla a los gritos, y con el apoyo de los medios que, al fin y al cabo, ejercen un mismo modo de entender la libertad hasta el punto que un periodista puede estar implicado en chantaje, soborno, corrupción y manipulación de la justicia y por toda defensa se argumenta la sedicente libertad de prensa.

Curiosa libertad que no tiene en cuenta a los otros, otras y otres, curiosa libertad que no sale hacia los últimos, las víctimas, los pobres para celebrar que todos puedan - ¡podamos! – disfrutar de ella. En el mundo antiguo, en el que era legal y natural la compra-venta de esclavos, la libertad tenía dos partes, porque si uno o una era esclavo/a de Fulano/a y éste lo vendía a Mengano, pues era “libre de Fulano”, pero no era libre. Y, por supuesto, si Fulano era cruel y Mengano tolerante el paso es visto positivamente, casi, casi como una liberación. Pero ¿y la libertad? “Esa te la debo”, diría el innecesario (o los y las que lo repiten, aunque crucen distritos). En lo personal, y es sensato aclararlo, como dije, no entiendo mi libertad si no es en comunión con otras libertades. Y no me refiero solamente a la libertad de los que son como yo, que sería cómoda; me refiero a la libertad de aquellas y aquellos a los que no le sale fácil una sonrisa de la cara cotidiana, a aquellas y aquellos que vivir siempre incluye el prefijo “sobre” adelante, a aquellas y aquellos por y con los que vale la pena vivir, que es otra palabra que le da sentido a la libertad. Yo soy libre, y quiero serlo; sin duda. Pero eso no implica hacer lo que quiera, y no solamente porque “mi libertad termina donde empieza la de los/as demás” sino porque quiero vivirla con los/las demás, algo imposible de comprender para un “libertario”.

 

Foto tomada de https://www.flickr.com/photos/pablittus/7022571651

martes, 24 de agosto de 2021

El reino en este mundo

 El reino en este mundo

Eduardo de la Serna



Varios motivos me llevaron, contra mi costumbre, a ver la miniserie “el Reino” que produjo Netflix Argentina. Había varios elementos que me invitaban a no verla. Para empezar, los dos guionistas: Claudia Piñeiro es la que eligió compartir su vida con Ricardo Gil Lavedra, lo cual revela – así lo entiendo, al menos – un sentido en la vida muy, ¡muy!, lejano al mío y Marcelo Piñeyro, un director de cine, varias de cuyas películas me gustaron verdaderamente (al que en un primer momento confundí con Enrique, el que se negó a pagar el aporte a las grandes fortunas, motivo por el que tampoco me interesaba verla, por confusión mía). Ya tenía un prejuicio, y es justo confesarlo. Para peor, veo lo que dicen algunos medios: que acusan, especialmente a Claudia Piñeiro, de tener "un encono" contra la "cultura evangélica de la Argentina" derivada de su "militancia feminista durante el debate de la ley del aborto” (Página/12, 24 de agosto 2021). Como es frecuente, además, al entrar en temas religiosos, en la mayoría de los medios, se mezcla y confunde todo. Por ejemplo, es sabido que las diferentes “Iglesias evangélicas” están reunidas en torno a dos asociaciones: la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) y la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE). Ambas son bastante distintas, representan diferentes comunidades evangélicas y en planteos bíblicos, religiosos, políticos, etc. representan miradas bastante diferentes, pero ¡ambas son evangélicas! Y, por lo tanto, decir que “los evangélicos” cuestionan la serie es, por lo menos, falso y además limitado. Por lo que se ha dicho, las críticas han provenido de ACIERA, concretamente.

Pero entrando ya en la serie, para empezar, me parece importantísimo destacar que el elenco es casi un lujo, especialmente en estos tiempos, e invita a verla simplemente por eso, pero – del mismo modo que (para mí, por cierto) Ricardo Darín, “no garpaba” cura en Elefante Blanco, no me terminó de cerrar Mercedes Morán como pastora. Cuando dejaba ese rol, para entrar en la vida y las intrigas, “volvía a ser” la excelente actriz que es. Es evidente, sin duda alguna, que se trata de una ficción, y – del mismo modo que El Código Da Vinci lo era, y mal haría el Opus Dei en sentirse agraviado por él, mal haría, también, alguna iglesia evangélica en sentir algo semejante. Por cierto, que, se supone, la ficción debe mostrar un sujeto, un colectivo, una instancia que resulte creíble, y, si bien hay alguna iglesia evangélica que puede insinuar algunos de los elementos mostrados (por ejemplo, se han mostrado videos de los dólares del obispo Macedo, de la Iglesia Universal del Reino) resulta bastante ficcional esa imagen de cientos de miles de dólares, escondidos (irónicamente) allí donde se dice “bienaventurados los pobres”. En lo personal no me resultó creíble por más que se trata de la Iglesia y el pastor más importante del país.

Sin duda, aprovechando el “factor Bolsonaro”, la imagen de un pastor pudiendo acceder al gobierno en Argentina es el marco, y la corrupción de la Iglesia evangélica, por un lado, y de “la política” por otro, confluyen en la serie. Un claro remedo de Marcos Peña, excelentemente interpretado por Joaquín Furriel, juega de enlace entre ambos. Un poder judicial acorde a tanta corrupción, con un sorprendente Awada, con un cambio físico inesperado, y una Nancy Dupláa totalmente acorde al rol, permiten llevar la trama por senderos nada inesperados.

Hay elementos sabidos, como la lectura fundamentalista de muchas iglesias evangélicas (y católicas), la entrega generosa (diezmo) de mucha gente, y – como es de esperar en todos los órdenes – también gente honesta, y valiosa, y gente detestable. Y ambigüedades, muchas ambigüedades… porque si una escena nos muestra al pastor o a la pastora en oración solitaria, se debe suponer que ellos creen en eso; nadie reza en privado si no cree. Y ambición, mucha ambición… Y queda, aparte, el plus milagroso, mágico – especialmente del capítulo final – que resulta totalmente fuera de lugar y de credibilidad.

Es sabido que muchas iglesias evangélicas y sectores de la Iglesia católica romana (que tienen en común el fundamentalismo en su lectura bíblica y su interpretación lineal y acrítica aplicada a la vida cotidiana) proponen ideologías, economías, y proyectos culturales de derecha, y eso se ve en la “Iglesia del pastor Emilio”. Hubo muchos sectores evangélicos y católicos romanos en las marchas celestes, y – en lo personal – me parecen, cuando están enmarcadas en la tolerancia, con todo el derecho de manifestar acuerdo o desacuerdo con las leyes que los desconforman. Pero, aunque pueda estar en desacuerdo, en bastante, en mucho o hasta en todo creo que el respeto y el diálogo (que de ninguna manera implica el silenciamiento de les otres ni la búsqueda obsesiva de convertirlos y convencerlos) puede aportar bastante más que el conflicto acrítico. No suele caracterizar el diálogo a los fundamentalistas.

En lo personal, la serie no me gustó; no me interesó la trama, no me suelen atraer los policiales (como me ocurrió también con El Código Da Vinci; para peor ni el elenco me atraía), pero pretender ver en una buena o no tan buena ficción un ataque o un grupo de enemigos, me parece por lo menos exagerado, y por lo mucho una falta preocupante de convicción en aquello que afirmamos creer que, siempre está más allá de fulanos o menganos. Soy de los que creen que uno o mil perversos no deshacen un proyecto. Sigo creyendo que el sueño de Jesús, por el que milito, se puede vivir en la Iglesia católica romana, a pesar de la inquisición, las cruzadas, las masacres de indígenas, las complicidades dictatoriales y la pederastia… del mismo modo creo que hay proyectos políticos que no se deshacen (aunque atente contra ellos) por uno o cien políticos o políticas corruptxs. Y lo mismo podrá decirse de todos los colectivos humanos que pretenden llevar adelante proyectos. Eso sí, mirando el proyecto que Emilio propuso en su discurso final tengo claro que me encontrarán en la vereda de enfrente (o en la otra parte de la grieta), y no por católico, no por “antievangélico”, sino porque creo que el fundamentalismo bíblico, el fundamentalismo económico, el fundamentalismo político llevan al país a una pandemia de disolución que “no hay milagros que valgan” para reconstruir la patria que los Marcos Peña y los que negaban la realidad detrás de aleluyas contribuyeron a deshacer.

 

Foto tomada de https://www.lavoz.com.ar/vos/tv/el-reino-la-serie-argentina-de-netflix-tiene-fecha-de-estreno-y-poster-oficial/

 

Comentario a las lecturas domingo 22 "B"

Jesús nos invita a decidir en favor de la vida

DOMINGO VIGESIMOSEGUNDO - "B"

 

Eduardo de la Serna

 

 

 

Lectura del libro del Deuteronomio     4, 1-2. 6-8

Resumen: Moisés pronuncia un discurso que sintetiza o introduce los grandes temas del libro del Deuteronomio. Poner en práctica lo que Dios ha mandado es un camino de sabiduría y de justicia.



En un largo discurso de Moisés (el primero, ya que el segundo, que comienza en 4,44 es mucho más largo aún y se extiende hasta el cap.28 y en 28,69 comienza un tercer discurso más breve: 28,69-30,20) éste señala que Israel debe poner en práctica las normas (la Ley) que él transmite, y no repetir lo hecho en Baal Peor (esta última referencia está omitida en el texto, vv.3-4).



El texto comienza con un mandato: “escucha” (semá) que es muy importante en Deuteronomio (14x), se refiere a escuchar y seguir la voz de Dios (aunque sea a través del sacerdote [17,12], o de los padres [21,18.20]). Esta voz se expresa en ’aq, porción, normas, leyes y mispat, juicio, derecho (ambos se encuentran juntos 14x en Deuteronomio, a veces con otros términos: ‘adût, testimonio (6,1.20), mezaba, mandamientos (7,11), o derek, camino y mandamiento  (26,17).  En todos los casos se invita a seguir, obedecer (“escuchar”) lo que Dios dice a su pueblo en normas y decretos.



Esta obediencia es la que llevará al pueblo a “poseer la tierra”. Hay – con frecuencia – una relación entre el don de la tierra y la fidelidad del pueblo; no deberá ni quitar, ni añadir nada a estas normas (cf. 13,1), se debe “guardar”, cumplir (72x en Deuteronomio) y en este caso en paralelo a “realizarlo” (v.6; 161x en Deuteronomio).



La característica de estas normas / leyes es que son en sí mismas sabiduría e inteligencia (hokma’ – bina’; juntas sólo aquí en la Tora, pero 4x en Job y 7x en Proverbios, además de 2x en Isaías y 1x en Daniel). Al “ver” y “escuchar” los demás pueblos “dirán” que Israel es una nación (gôy), un pueblo (‘am) sabio e inteligente. Y se formula una pregunta retórica (obviamente la respuesta que se espera es negativa: ¡no la hay!), ¿hay alguna nación (gôy) tan grande (gadôl)? Y en seguida explica la grandeza, la justicia, la sabiduría: la cercanía de Dios con su pueblo. Esta cercanía es propia de Israel:



El abandono de Dios que lamenta el salmista del Salmo 22 se manifiesta en que experimenta la lejanía, precisamente:



 2Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¡Lejos de mi salvación la voz de mis rugidos! (…) 12 ¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para mí socorro! (…) 20 ¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía… (Sal 22:2-22)



Esta cercanía se manifiesta en sus obras salvadoras, algo que no tienen las naciones. Como es característico del Deuteronomio y su teología, lo que marca la unidad es una crítica feroz a los otros dioses y una afirmación a Yahvé y su obrar en medio de su pueblo. Dios se acerca cuando es “invocado”, llamado.



El texto presenta un paralelo “climático” dando un paso más:



7¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está Yahveh nuestro Dios siempre que le invocamos?

 8 Y ¿cuál es la gran nación (gôy gadol) cuyos preceptos y normas (’aq - mispat) sean tan justos (zediq) como toda esta Ley que yo expongo ante ustedes hoy? (vv.7-8)

 

El paso final está en calificar estos preceptos, normas, mandamientos y caminos como “Ley” (Torá; 22x en Deuteronomio). Torá es norma, instrucción, camino. La cercanía de Dios con su pueblo señala un camino que es visto como camino sabio, prudente, un camino que conduce a la vida, a la justicia.

 



Lectura de la carta de Santiago     1, 17-18. 21b-22. 27

Resumen: Como es frecuente en este escrito el acento está puesto en el “obrar creyente” que no ha de entenderse en un sentido ritual sino en una acción concreta en favor de los desvalidos.



La llamada “carta de Santiago” es un escrito muy interesante, pero que tiene una serie muy importante de temas para el debate, de discusión que no es el caso anotar en este espacio. No es fácil conocer los destinatarios, la fecha, el autor ni el esquema literario del texto, o su estilo (más que correspondencia parece un escrito sapiencial, por ejemplo). Lo aparentemente inconexo del texto se ve en el fragmento litúrgico que saltea versículos tomando brevemente tres temas diferentes: la relación con el Padre, poner en práctica la palabra y la verdadera religión.



Empieza señalando que de Dios no viene “lo malo” (1,13-16 texto que precede el comienzo del litúrgico), de Dios viene lo bueno, la “luz”. Así como los astros que tienen luz (sol, luna, estrellas) son un signo, pero – a diferencia de estos astros – en Dios no hay períodos de sombra o noche.



La “palabra de verdad” (un término más neo-- que veterotestamentario) parece aludir al Evangelio, la “sabiduría” de vida (3,14; 5,19), la “ley de libertad” (1,25; 2,11) con lo cual las “primicias de la creación” se referiría a la “nueva creación” (cf. 2 Cor 5,17; Gal 6,17; Is 65,17; 66,22; 2 Pe 3,13; Ap 21,1). Jesús hace “perfecta” la ley (cf. Mt 5,48), y la “perfección” (teleios) es tema recurrente en la carta (1,4.17.25; 3,2), es palabra plantada (1,21). Y es “ley” en el sentido judío: modo de vida que Dios quiere para los suyos, por eso es “ley de libertad” (1,15; 2,12) y “perfecta”. Para los antiguos hay una estrecha relación entre la ley y la libertad:

 

“Está escrito ‘Las tablas son obra de Dios y la escritura, escritura de Dios grabada en las tablas’. [y con un juego de palabras hebreo sigue:] no leas grabadas (harut), sino libertad (herut), porque nadie es libre sino quien se ocupa del estudio de la Torá”. (Misna, Abot 6.2)

 

La idea de la carta, entonces, es bien judía (judeocristiana). La ley da la libertad para amar (2,12). Y eso da vida (v.21). Lo que vale para Dios no es mirar la ley, sino cumplirla, poner la palabra en práctica.



La conclusión de esta unidad está presentada como “religiosidad”. Hay una religiosidad “vana” (el término mátaios alude a lo vano, hueco, falso) y una “pura e intachable” (en realidad ambos términos son sinónimos: puro [katharós] y “sin mancha” [ámiantos] se refiere a la vida, especialmente puesto que esto es “ante Dios”). Pero lo interesante es que esta pureza no es ritual. En el AT el oro, el aceite, el incienso puro son propios del culto, y son “para Dios”; hay lugares o alimentos puros, y personas puras o impuras (cf. Lev 11,32).



La “religión” (thrêskeía, sólo en escritos griegos de la Biblia), puede entenderse en sentido de “actos religiosos” (cf. Col 2,18) de allí que a veces se suela traducir por “religiosidad”. En este caso, lo “puro” ante Dios (a diferencia de lo hueco) es “visitar huérfanos y viudas en su tribulación” (v.27).



El par “huérfano” y “viuda” es frecuente en la Biblia (38x); a veces unido al pobre, forastero (o migrante), y también al “levita” (cf. Ex 22,21; Dt 16,11; Zac 7,10), Dios es su “padre” y “tutor” (Sal 68,6; cf. 146,9), pero es la única vez que se encuentran juntos en el NT [huérfano, orfanoús, vuelve a encontrarse metafóricamente en Jn 14,18]. Son imagen típica del desamparo, y en ocasiones del abuso impune del poderoso. Y Dios no permanece insensible ante ellos. La “religiosidad”, es decir el encuentro con Dios implica dar respuesta a esta “sensibilidad” de Dios, que es “Padre”, por el que sufre, por el desamparado. Lo interesante en este caso es que la “pureza” no viene dada por lo ritual sino por un obrar económico-social ante las víctimas de la sociedad, los desamparados, los que están en “tribulación” (thlipsis, angustia, opresión, sufrimiento; a veces – no en este caso – referido a los sufrimientos de los últimos tiempos). El encuentro con Dios se da en el compromiso social con los que sufren. De ese modo se mantendrán “incontaminados” (áspilos; cf. 1 Ti 6,14; 1 Pe 1,19; 2 Pe 3,14) del “mundo” (kósmos). El “mundo” en diversos escritos (no en todos) del NT aparece como el ámbito contrario a Dios. En Santiago el término es negativo: el amigo del mundo es enemigo de Dios (3,3), los “pobres de este mundo” son ricos en la fe y herederos del Reino (2,5), la lengua es capaz de un “mundo” de injusticia (3,6). El mundo es la prepotencia, el abuso. Sin duda entre Dios y el mundo hay una distancia, pero lo cierto es que esta “contaminación” del mundo no es ritual sino un compromiso de “obrar” según Dios.



Nota breve: un manuscrito (P 74) que no refleja propiamente el texto, pero revela cómo se leyó en esa ocasión, transcribe: “protegerlos [a los huérfanos y viudas] del mundo”. El compromiso religioso no sólo incluye visita activa sino también protección.

 

Curiosamente el lenguaje de la carta es cultual, pero su contenido es claramente social (como se verá en otras oportunidades de la carta).



 

Evangelio según san Marcos     7, 1-8. 14-15. 21-23

Resumen: en una polémica con fariseos y escribas Jesús confronta con la pureza ritual de los utensilios señalando que es en la inteligencia, en las decisiones donde surge lo bueno o lo malo, no en la pureza exterior.



El Evangelio de Marcos, después del relato de la multiplicación de los panes (omitido por la liturgia y reemplazado por el relato y discurso de Juan) presenta un texto de discusión con “fariseos y escribas venidos de Jerusalén”. Como en 2,16 el motivo del debate es algo ocurrido a raíz de lo hecho por los discípulos (¿Marcos destaca lo que molesta a los escribas del accionar concreto de los miembros de su comunidad?). La pregunta se remonta a la pureza ritual. La pureza o impureza (que no hay que confundir necesariamente ni con suciedad ni con pecado) es un hecho ritual. Hay determinadas cosas que vuelven impuro a las personas (tocar cadáver – aún sin saberlo –, el contacto con sangre, propia o ajena, algunos temas sexuales…) y para poder participar del culto es imprescindible purificarse (un problema siempre será el de aquella persona que haya contraído impureza sin saberlo). Y la purificación supone una serie de rituales. De esto encontramos abundante material en el libro del Levítico. Aunque muchos de estos rituales se aplican a los sacerdotes, la religiosidad propia – y la escrupulosidad – de los fariseos amplificó todos estos rituales a su vida cotidiana. A esto alude el largo paréntesis de los vv.3-4, sobre lo que hacen “los fariseos y todos los judíos”. “Comer con las manos impuras” se repite encerrando este paréntesis (vv.2.5) mostrando claramente que los destinatarios del Evangelio no son cristianos provenientes del judaísmo sino de origen pagano. Este es el motivo por el que muchos tenían utensilios de piedra y no de barro cocido ya que aquella no transmite la impureza. El problema de la escasez de agua también es un tema que ha de tenerse en cuenta, especialmente cuando el pozo estaba alejado y el ánfora no podía ser demasiado grande (beber y cocinar era prioritario). De todos modos, no todos los judíos eran tan escrupulosos, aunque – y es el caso – sí lo eran los fariseos. Marcos finaliza el paréntesis diciendo que esas cosas las hacen “por tradición”, es decir, costumbres heredadas del pasado. La respuesta de Jesús les dirige un término que es muy duro y habitual: ¡hipócritas! (en realidad, es la única vez que encontramos el término en Marcos, Lucas lo utiliza algunas veces [4x] mientras es frecuente en Mateo [15x]).



Una nota sobre el término “hipócritas”: el término, en realidad tiene su origen en el teatro, refiere a la representación, a un personaje. Herodes el Grande construyó varios teatros y anfiteatros en su territorio, e incluso parece haber comenzado la construcción de uno en Séforis. Asimismo, sabemos que construyó uno en Jerusalén, aunque la falta de restos arqueológicos hace pensar que posiblemente este fuera de madera y no de piedra (ambos eran muy habituales); allí celebró juegos gimnásticos en ocasión del triunfo de Octavio sobre Marco Antonio, en Actium, pero luego no sabemos nada de este edificio. Séforis fue destruida por los romanos a la muerte de Herodes y su sucesor en Galilea, Antipas, la reconstruyó e incluso la transformó en capital de su gobierno. La reconstrucción de la ciudad, y la edificación de un importante teatro requirieron un considerable número de carpinteros (tekton). Séforis queda a menos de 6 kms de Nazaret. ¿Conoció Jesús – el campesino – la ciudad? No lo sabemos, aunque quedando a menos de una hora de camino no es improbable, como tampoco lo es que haya trabajado en ella (¿con su padre?) ejerciendo su oficio. ¿Toma Jesús de este ambiente el término “hipócritas”? También hay que notar que Jesús jamás visita Séforis, según los datos que poseemos del N.T. Pero es muy razonable que “el judío Jesús” intentara evitar una ciudad tan helenizada y que, además, había empobrecido económicamente todos los pueblos del entorno.



Lo que Jesús mostrará es que son “tradiciones humanas” y que no tienen su origen en la voluntad de Dios. Y recurre para ello al profeta Isaías:



Isaías 29,13 (hebreo)

Isaías 29,13 (griego)

Marcos

Dice el Señor: Por cuanto ese pueblo se me acerca con su boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos de mí, y el temor que me tiene son preceptos enseñados por hombres.

Así dice el Señor: se acerca a mí este pueblo, con los labios me honra y su corazón está lejos de mí, pero me dan culto en vano, enseñan preceptos y enseñanzas de hombres.

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan enseñanzas que son preceptos de hombres.   (vv. 6-7)



Obviamente que las tradiciones son meramente humanas, y no deberían ser normativas.



A continuación Jesús ejemplifica esto con un caso característico (omitido por la liturgia). Este obrar en realidad anula la Palabra de Dios, y por tanto conduce a la maldición. De hecho se ha transformado la tradición en un pretexto para obrar según la propia voluntad y no según la Palabra de Dios.



En v.14 encontramos un nuevo auditorio aunque el tema parece en continuidad con el anterior: la pureza ritual. Si a continuación encontramos a Jesús entrando en tierra pagana (= impura) no parece que la posición y el destaque sean ajenos a la intención de Marcos. Como en 4,3 comienza invitando a “escuchar”, pero lo que importa no es lo exterior sino lo interior y – como en 4,9 – concluye con “quien quiera oír, que oiga” (omitido). Como en 4,10 Jesús se dirige a solas a los suyos, “en la casa”, y como en 4,13 les cuestiona la incredulidad (¿no comprenden…?). La decisión se debe tomar en el corazón (sede de las disposiciones), se debe “pensar bien” y a partir de allí tomar la decisión de actuar el bien o el mal.



En las primeras comunidades parece haber sido muy importante la observancia de las normas judías. Y a continuación encontramos un importante “catálogo de vicios” (como se ha visto en otras ocasiones, un “catálogo” se trata de una suerte de “lista de pecados” propios del ambiente judío en territorio pagano alertando, desde una mirada creyente, lo que se entiende como un mal en los modos que viven los contemporáneos.

 

  

Foto tomada de mimundo-nerea.blogspot.com