martes, 16 de septiembre de 2025

Domingo 25C

Fuera de los pobres no hay salvación

DOMINGO VIGESIMOQUINTO - "C"


Eduardo de la Serna 





Lectura de la profecía de Amós     8, 4-7


Resumen: El profeta critica duramente a los comerciantes sólo dedicados en ganar dinero desentendiéndose de Dios, de la justicia y de los pobres. 



Con sensatez se ha llamado a Amós el “profeta de la justicia”. La situación política y económica del reino de Israel en tiempos de Jeroboam II es particularmente grave, pocos ricos cada vez más ricos y muchos pobres cada vez más pobres. 

El texto comienza con una invitación a escuchar (v.4) y finaliza con una referencia al castigo que espera a los que se desentiendan de los hermanos (v.8; este último versículo omitido en la liturgia). 

El verbo “escuchen” (shemá) es sumamente importante y frecuente en la Biblia hebrea (10 veces en Amós; usado en  imperativo en un sentido semejante en 3,1.13; 4,1 y 5,1. Es la voz de Dios que el profeta transmite a sus oyentes. En este caso se trata de dos acciones simultáneas, por un lado la injusticia (v.4.5.6) y la hipocresía religiosa por el otro (v.5). 

El oráculo está dirigido a los comerciantes que pretenden servir al dinero simulando servir a Dios; pero el corazón de estos comerciantes está puesto en el provecho económico, no en Dios. Las fiestas religiosas les molestan porque les impiden ganar dinero, que es lo único que les importa. El sábado –que es día de descanso, pero “descanso religioso”- les impide trabajar y vender. Isaías 1,13 también señala lo religioso del sábado y la luna nueva. A estos comerciantes no les interesa dar culto a Dios sino llenarse de dinero, Dios les molesta. El sentido del sábado es a su vez social (descanso del esclavo y la esclava, Dt 5,15), pero la preocupación por el hermano es la característica de la fidelidad a Yahvé. 

Por el contrario, estos comerciantes quieren exprimir al pobre, arruinar al indigente, aumentar los precios, vender con balanzas tramposas, comprar a los pobres. Amós ironiza que en lugar de “cesar” el trabajo quieren hacer “cesar” la existencia de los pobres (“cesar” en hebreo es sabat, de donde proviene el término “sabat”, sábado; ver semejante juego de palabras en Gen 2,2). Lo que pretenden estos comerciantes es obligarlos a venderse como esclavos por deudas menores. Que pisotean al pobre y lo venden por un par de sandalias es algo que ya en 2,6 se presentaba como condena a todo Israel por hacerlo. 

En realidad, a estos comerciantes sólo les interesa el dinero; no les preocupa Dios, como se ve por su desinterés por el tiempo sagrado, ni les interesan los hermanos, como se ve en su actitud hacia los pobres (’ebyon, ‘aniw y dal) o en la estafa en el comercio. Lo que hacen en este sentido son tres cosas:

Disminuir la medida. Siendo medidas de capacidad (unos 40 litros), es posible que usaran o un doble fondo, o algo que disimulara. Lo que se suele traducir por “aumentar el precio” debe entenderse en qué sentido se afirma, ya que el precio era fijado por las autoridades, por lo que se trata de respetar el control de precio pero estafar en los pesos. En esta época no existían las monedas, así que el pago era por canje con productos o metales preciosos que eran pesados en básculas. Para eso bastaba con usar balanzas con pesas falsas para lograr el objetivo de enriquecerse más. Es semejante a lo tercero que se afirma, “falsear la balanza”, algo muy habitual en los comerciantes, y muy criticado en el AT (Dt 25,13-15; Lv 19,35-36; Prov 11,1; 16,11; 20,10.23), falsean el peso para comprar y para vender. El tema era frecuente también en el antiguo Oriente:


En Egipto el muerto afirma ante los dioses que lo juzgan: “No he aumentado ni disminuido la medida de grano. No he añadido nada al peso de la balanza. No he falseado el fiel de las básculas” (Libro de los muertos)
En Mesopotamia: “Quien falsea la balanza, comete fraude, cambia las pesas… no saldrá ganando, arruinará su capital” (Himno a Šamaš).


Pero más allá del dinero a costa del comercio, también el profeta enfrenta el comercio de personas. Si en 2,6 Amós denunciaba a los que venden como esclavos a los pobres, aquí denuncia a los que los compran habiendo provocado –falseando- sus deudas. La esclavitud en Israel era algo rechazado, ya que el que –por deudas- debía entregarse como esclavo, debía ser tratado por su “amo” como un verdadero hermano (Ex 21,1-11). En este caso el ambiente es el de la compra – venta (se lo ha llamado “capitalismo de rentas”) y parece que el negociante falsea el comercio a fin de servirse en su provecho de los pobres, incluso comprándolos por nada. Todo vale con tal de enriquecerse, para estos comerciantes. Y el profeta no duda en denunciarlo claramente.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo     2, 1-8

Resumen: Un discípulo de Pablo –en su nombre- presenta la universalidad de la comunidad y de la voluntad salvífica de Dios. La comunidad debe orar por todos, y particularmente por las autoridades a fin de vivir en paz. Esa oración debe llevarse a la práctica en todas partes.


El autor de estas cartas Pastorales (Tito y 1 Timoteo) escribe en nombre de Pablo, y pretende “estructurar” y “organizar” las comunidades. En este caso nos encontramos con una exhortación en referencia a la “oración” (deêsisproseujê, énteuxis y eujaristía) y a la vida de “piedad” (eusébeia; cf. Tit 1,1) en el “conocimiento de la verdad” (epignôsis aletheias,Tit 1,1). Todos estos términos han adquirido nuevos sentidos con el paso del tiempo, teniendo en cuenta que nos encontramos en la tercera generación cristiana.

Hay una relación entre la oración por “todos los hombres” (anthropos) y que Dios quiere que “todos los hombres” se salven (cf. 4,10; Tit 2,11). El contraste entre todos (vv. 1.2.4.6.8) y “uno solo” (v.5) es importante en el relato. La salvación de todos es deseo de Dios, y “Pablo” se sabe mediador en esto (v.7).

La oración por las autoridades en muy importante en varios escritos cristianos (cf. Rom 13,1; 1 Pe 2,13). Siendo que ellos no participan en el culto al Emperador –como tampoco los judíos- deben mostrar con sus actitudes que esto no se debe a una actitud subversiva que pongan en peligro la “pax romana”; en el Templo de Jerusalén (ya destruido cuando se escribe esta carta) se ofrecen sacrificios diarios por el Emperador. Ciertamente esto no indica que las autoridades gozan de beneplácito incuestionable, ya que lo que se pretende es “poder vivir una vida tranquila y apacible” (v.2). De hecho, cuando esta autoridad exige –tal es el caso del Apocalipsis- acciones que la conciencia les veda a los cristianos, éstos se opondrán y serán perseguidos. De hecho, Cristo mismo dio su “testimonio” (martyríon, v.6) dando la vida (2 Tim 1,8) en “rescate” (antílytron) [es interesante que el discípulo de Pablo, que intenta tener buenas relaciones con las autoridades omite la idea escandalosa de la cruz, idea omitida en todas las cartas Pastorales]. Y “Pablo” mismo sabe que tiene un rol en este “rescate” por “todos” (cf. 2 Tim 1,11; Tit 1,3), para que “todos los hombres se salven” y “todos lleguen al conocimiento de la verdad. Ese rol tiene que ver con la predicación (kêryx), el apostolado y ser maestro (v.7). La frase taxativa: “digo la verdad, y no miento” (cf. Rom 9,1; Gal 1,20) son solemnes para atestiguar la veracidad del dicho. Aunque en muchos elementos se imita el estilo de Pablo, el acento está no en el anuncio del evangelio sino en un conjunto doctrinal ya fijado (lo que permite señalar ortodoxias y reconocer a los falsos maestros).

“En todo lugar” alude a la legislación cultual, (cf. Mal 1,11); si la voluntad salvífica de Dios es universal, en todas partes se debe elevar la oración. La ira y las discusiones son las que fomentan los falsos maestros en el ambiente de las cartas pastorales (1 Tim 6,4; 2 Tim 2,14.23).



Evangelio según san Lucas     16, 1-13


Resumen: Con una parábola donde se destaca la astucia de un estafador para seguir adelante, Jesús remarca cuánta más astucia deberán tener los discípulos haciéndose amigos de los pobres compartiendo sus bienes. Cuando el amor al dinero sustituye el proyecto de Dios manifestado en Jesús, éste se ha transformado en un ídolo.

El evangelio comienza con una parábola (vv.1-7), y concluye con su aplicación práctica dirigida a los oyentes (vv.9-12): “yo les digo”, todas propias de Lucas. Finalmente el texto destaca –a modo de síntesis- un dicho de Jesús proveniente del documento Q sobre los dos “señores” (v.13). 

Hay algunos elementos de no fácil comprensión, como veremos, pero el sentido fundamental es simple; se trata de un qal wahomer, ese modo característico de comentar “de menor a mayor”. Veamos:

El “hombre rico” de la parábola tiene un ecónomo; en este caso –a pesar que Lucas es crítico de los ricos- no parece que deba entenderse en un sentido negativo; el administrador y los contratos de la narración lo requieren. En el NT el término (oikonómos) se encuentra solamente en los textos de cierta influencia paulina: 1x en 1 Pe, 1x en Tit, 4x en Pablo y 4x en Lc (fuera de este texto, en 12,42. El término semejante, “economía” 2x en Lc, 1x en Pablo, 5x en las deuteropaulinas o pastorales). Es interesante e ilustrativo un texto paulino sobre esto: “lo que se exige de los administradores es que sean fieles” (1 Cor 4,2). Lo cierto es que en este caso, este administrador no lo es. 

La situación está planteada: el verbo “hacer” es el punto de partida: ¿qué haré? (v.3), “esto haré? (v.4); y lo que el ecónomo hará será lo que desencadenará la conclusión de Jesús. La respuesta tiene dos planteos extremos (trabajar y mendigar) que se responden ambos negativamente, no lo hará. Lo que el ecónomo pretende es que “haya quienes lo acojan en sus casas” (v.4) y aquí está la clave. Lo que el administrador hará (vv.5-7) es en orden a conseguir eso. La parábola concluye con un reconocimiento del “señor” (v.8) a lo "hecho". A continuación encontramos la referencia al auditorio de Jesús (“yo les digo…”). Notemos algunos elementos:

v.1: el verbo dilapidar lo acabamos de encontrar en la parábola del padre y los dos hijos, cf. 15,13; los bienes son un tema habitual en Lucas (8,3; 11,21; 12,15.33.44; 14,33;19,8; Hch 4,32);

vv.1.2.3.4.8: “administrador”, “administración”, “administrar” son frecuentes en el texto, y los lectores de Lc ya han oído acerca de un administrador (Lc 12.42-46);

v.3: “se dijo a sí mismo”, los monólogos interiores son frecuentes en las parábolas de Lucas (cf. 12,17; 15,17; 18,4); 

fuerzas” – “vergüenza” son un cierto juego de palabras en griego (isjyô – aisjynomai). La vergüenza es un tema importante en la cultura mediterránea que tanta importancia da al honor, es lo contrario (cf. 14,9-10). Los mendigos son lo más bajo en la escala social, en cierto sentido, más aún que los esclavos.

v. 6, “rápido” es indicio de que todo debe finalizar antes que la noticia se sepa en el pueblo.

Dos elementos, sin embargo se prestan al debate. Los números de la deuda son muy elevados (unos 450 litros de aceite, el fruto de cerca de 140 olivos; la medida de trigo –en cambio- no es fácil de calcular, pero parece ser diez veces mayor, y el producto de 42 hectáreas de campo. Muchos autores piensan que lo que hace el administrador en los “contratos” (vv.5-7) es renunciar a su comisión, con lo cual no estaría obrando mal en este caso. Sin embargo, la insistencia en la injusticia y el apuro, parecen invitar a mantener la lectura en la que el administrador vuelve a estafar a su señor.

Otro tema en debate es quién es el “señor” que “alaba” al ecónomo: el patrón del administrador (vv.3.5) o Jesús (cf. 5,8.12; 6,46; 7,6.13.19; 9,54.59.61; 10,1.17.39.40.41; 11,1.39; 18,6…). En ambos casos, es chocante la alabanza, pero si bien no tiene sentido que el patrón estafado alabe al estafador por reiterar el hecho, en el caso de Jesús tiene sentido si sacamos el tema del “terreno moral”. Jesús no alaba la estafa sino la astucia y –precisamente por el kal wahomer- la comparación entre los hijos de este mundo y los hijos de la luz, la alabanza destaca que si tanta astucia ponen “los hijos de este mundo”, como el ecónomo, para ser recibidos, cuánta más deben poner los “hijos de la luz” como sus discípulos. Y la astucia es precisamente “hacerse amigos” con el dinero injusto. De los pobres es el reino, y son ellos precisamente los que nos recibirán o no en las “moradas eternas”.

El contraste es evidente: uno, estafando, consigue quienes lo acojan en sus casas; otros –los oyentes de Jesús- están invitados a compartir su propio dinero para que los pobres los acojan en las “moradas eternas” (v.9). Ese contraste viene especificado entre lo pequeño y lo mucho (v.10) lo que manifiesta explícitamente que se trata de un kal wahomer, como hemos dicho planteado en clave (in)fidelidad (vv.10-12). 

El dicho Q (v.13) concluye el texto; en v.14 encontramos –aunque dentro de la misma temática del dinero- unos nuevos personajes que dan inicio a una nueva unidad. Es sabido que –a diferencia de las comunidades que se pueden vislumbrar en los otros evangelios- en la comunidad de Lucas parece haber algunos de buen pasar económico. A ellos Lucas les insiste con frecuencia en la importancia de compartir los bienes, de dar limosna, de “hacerse amigos”; pero, si –por el contrario- el dinero se transformara en un ídolo, no tienen cabida en el proyecto fraternal y sororal de Jesús.

El texto Q es interesante: es exacto en Mt y Lc palabra por palabra, sólo que Lucas añade –por el contexto- que ningún “doméstico” (oikétês), es decir, el empleado de la casa sirve a los dos señores. Como en un evangelio de la semana pasada (14,25), el verbo “odiar” debe entenderse en el sentido de ‘amar menos’, expresado en un paralelismo antitético de modo quiástico:

 

A.      A uno odiará
B. A otro amará
     B’. A uno se entregará
     A’. A otro depreciará

Estos dos señores (kyriois) que tienen esclavo (douleuein) se presentan tan antagónicos como el amor y el odio: Dios y “mamôna”, es decir, el “dinero injusto” (16,9.11). En realidad, “mamona” no es propiamente dinero, que se encuentra otras veces en el Nuevo Testamento (argiríon [plata], cf. Mt 25,18.27; 28,12.15; Mc 14,11; Lc 19,15.23; 22,5: Hch 8,20; filárgiros [amigos de la plata], cf. Lc 16,14; 1 Tim 6,10 (cf 3,3); kérma [moneda] cf. Jn 2,15; jrêma [dinero], cf. Hch 4,37; 8,18.20; 24,26); mamona es un término semítico que no se encuentra en la Biblia hebrea, pero sí es común en tiempos del NT: se encuentra en Qumrán [1Q CD 14,20, pero el texto está muy corrompido y no puede entenderse claramente el sentido; y en la Regla de la Comunidad: señalando que “el pequeño obedecerá al grande en el trabajo y el dinero”  (welemamôn), 1QS 6,2]; en Sir 31,8: “feliz el rico que fue hallado intachable, que no fue tras el oro” (jrusíon en griego; mamón en hebreo) y es también frecuente en la Misna. Sin embargo, el sentido de “riquezas” (dinero abundante) unido al término “injusta” de los vv.9 y 11, adquiere connotaciones mitológicas en v.13. Se trata de algo que es posible amar a la altura de Dios, se trata de un ídolo. De hecho, el término arameo “mamona” viene del verbo hebreo “amán”, de donde viene “amén”; es poner la confianza, pero cuando ese algo en lo que se confía no es Dios mismo, entramos en la idolatría. Y sin duda el dinero es un habitual sustituto de Dios. Especialmente porque impide mirar a los demás como hermanas y hermanos, por eso está ligado frecuentemente a la injusticia y por eso no tiene cabida en el reino. Es interesante que el término no tiene artículo, como debiera esperarse; así no debería leerse "a Dios o «al» dinero" sino "a Dios o «a» dinero", conm lo que es personificado. Se trata, claramente, de un ídolo, de un adversario de Dios.




lunes, 15 de septiembre de 2025

Carta abierta a vos

Carta abierta a vos

Eduardo de la Serna



Una “carta abierta” suele ser un texto dirigido a alguien (real o ficticio, realmente destinado o no a la persona) pero que tiene la intención de que “otros” todos, o muchos al menos, puedan también leerlo. Pues bien, esta es una carta abierta ¡a vos!

Quizás nos conozcamos o quizás no, nos hayamos cruzado en algún lugar, ¡o no! No lo sé, quizás sepas quién soy, ¡o no!, pero no creo que eso sea lo más importante. Pero tampoco te escribo para “decirte la verdad”, ni para “explicarte”, ni para “iluminarte” (como si yo fuera un iluminado, o no sé qué…). Sólo quiero pensar y, si te interesa, si lo ves pertinente, si te parece sensato, que pensemos juntos.

“La cosa” está complicada (y por “la cosa” entiendo “todo”, sencillamente “todo”: el mundo, la patria, la iglesia, las comunidades, los barrios, las familias, los trabajos… “la cosa”) y cuando eso ocurre (si es que alguna vez dejó de ocurrir) la primera tentación es escaparnos, aislarnos, evadirnos. Y la vida nos presenta miles de oportunidades para ello: el alcohol, la “casa”, la esquina, la TV, una secta, la droga, el espiritualismo, las pantallas… La historia abunda en estos casos de “fuga mundi”, ayer y hoy, “individualismo al palo”. Y, debo reconocerlo, ‘¡es más fácil!, y parece más “sanador”. En muchos viejos casos era “irse al desierto”, hoy hay otros espacios, pero la cosa sigue siendo escapar. El problema es que “la cosa” sigue allí. Diré que yo me escapé (o creo haberlo hecho) pero miles… millones de otros y otras siguen allí. El “pero yo” es individualismo, y no me alegra por mis amigas, amigos, conocidas, conocidos, vecinas, vecinos…

Otro problema con “la cosa” es que parece que está en todas partes, que es todopoderosa… casi como Dios (o como lo que dicen que Dios es). Y, si así fuera, no podemos frente a ella. Estamos definitivamente derrotados si no nos sometemos sumisa, dócil y servilmente a ella. Pero resulta que muchos, muchas y muches no es eso lo que queremos para nosotros y para amigos, familiares, conocidos (y que tampoco entendemos que Dios sea así) … Asumir y asimilar como “natural” a esa “cosa” es estar derrotados antes de empezar, ¿no te parece? ¿Queremos ser una masa anónima, ignota de un montón amorfo de un “destino” que otros han decidido para nosotros sin consultarnos ni quererlo? Yo, la verdad, me niego a eso.

Es cierto que hay quienes creen que la única solución es el enfrentamiento. Y, en muchas ocasiones, eso implica “martirio”. Y, si bien es cierto, que en ocasiones o lugares los y las mártires son lámparas que marcan caminos, no es menos cierto que con frecuencia es, simplemente, algo suicida, en lo que nada cambia de “la cosa”, y – además – al menos en estos momentos, no parece ni que sea sensato, ni eficaz, ni razonable…

Me da la sensación que la clave está en “los márgenes”, es decir, no estar “en el medio de la cosa”, ni tampoco fuera de ella. Estando en los márgenes no nos sentimos totalmente parte, pero tampoco somos totalmente ajenos. Ser marginales no es malo, aunque no faltarán quienes quieran sentirse bien porque son palmeados en la espalda por los que mandan (en griego hêgemones, de donde viene hegemonía). Si nos atrevemos a sabernos marginales creo que veremos que somos muchos, basta con mirar y ponerse en medio de los pobres para saberlo. Y eso es bueno (porque una de las fuerzas que tiene la “cosa” es hacernos creer que estamos “aislados”, del mundo, o de lo que “de verdad” cuenta (que, curiosamente, son siempre ellos mismos). Y, creo, sabiéndonos en los márgenes aprendemos a resistir. Aprendemos que, aunque seamos diferentes entre nosotros, tenemos mucho en común. Para empezar, “no ser de ellos”. Y aprender a reírnos de ellos, a “exponerlos”, a mirar sus debilidades, a “escracharlos”, cantarlos, sentirnos “en casa” en esos márgenes.

Y, permitime que te cuente, por si te sirve… Yo, hace muchos años, conocí a un marginal que me ayudó mucho. Le dio sentido a mi marginalidad porque entendí que éramos una comunidad de marginales, una asamblea. Y que con su ejemplo y sus palabras me / nos hizo sentir “con sentido”, conocer un rumbo, un camino. Se trata de Jesús, uno al que por marginal lo mataron marginalmente (eso era la cruz, en ese entonces), pero sigue mostrando caminos. Caminos que seguramente nunca serán hegemónicos, pero que te ayudan a “sentirte en casa”, a mirar a los, las y les otrxs y reconocerlxs como compañerxs de camino, o, si querés, como él decía, como tus hermanxs.

Es decir, no te escribo, para darte recetas, para enseñarte nada… sólo para que, si te sentís fuera de esa “cosa todopoderosa”, sepas que somos muchos… y eso de “los hermanos sean unidos”, eso de “todos unidos triunfaremos”, o como quieras decirlo, vale también para nosotros. Pensalo… y no olvides reírte de los hegemones; no dejes que además de todo, te roben la alegría. Allí empieza nuestra vida marginal, y te aseguro que ¡eso es vida!

 

Imagen tomada de https://es.123rf.com/photo_60348385_camino-sinuoso-sendero-de-roca-en-alta-monta%C3%B1a.html

jueves, 11 de septiembre de 2025

La mujer de Pedro

La mujer de Pedro

Eduardo de la Serna



En los evangelios que llamamos Sinópticos (por lo semejantes que son): Mateo, Marcos y Lucas, se nos cuenta que “la suegra de Simón / Pedro” estaba “agripada”. Cada uno de los evangelios lo cuenta con diferentes matices, propios de su teología, pero – y es lo que acá nos interesa – lo cierto es que Pedro “tenía suegra”, es decir, ¡estaba casado! (Mc 1,29-31; Mt 8,14-15; Lc 4,38-39). En realidad, aunque no se diga de otros, lo más probable es que todos los compañeros de Jesús lo estuvieran, pero, en el caso de Pedro, se nos dice expresamente que lo estaba.

Señalemos, de paso, que estar agripado, en el mundo antiguo era algo mucho más complicado que en nuestros tiempos, y la muerte era una posibilidad concreta. La curación, por parte de Jesús, entonces, es algo importante, y por eso todos ellos la destacan.

Pero ya llama la atención que después de señalar que los primeros seguidores de Jesús dejan a sus padres (Mc 1,16-20), poco después se nos diga que Pedro y Andrés, reciben a Jesús, con Santiago y Juan en su casa (Mc 1,29). Evidentemente, lo que hay que entender, es qué quiere decir esto de “dejar a los padres”. Más aún, al destacar Jesús la radicalidad del seguimiento (especialmente por la imposibilidad de que un rico pueda hacerlo; cf. Mc 10,25), Pedro le dice al Maestro, nosotros “hemos dejado todo y te hemos seguido” (10,28), y Jesús reconoce el hecho (más aún, la versión de Lucas añade “dejar mujer”, cosa que no estaba en Marcos y Mateo; ver Lc 18,29). Jesús supone, entonces, que sus compañeros han “dejado” todo, lo que supone un abandono de su familia. Pedro, entonces, habría dejado a su mujer.

Sin embargo, tiempo después de la resurrección de Jesús, cuando los discípulos empiezan a predicar por todo el ambiente conocido la novedad de Jesús, Pablo nos dice que “Cefas (es decir, Pedro, en su nombre arameo) y los hermanos de Jesús” viajan con una mujer acompañante (1 Cor 9,5). Sin duda, al menos en el caso de Pedro, se trata de su mujer. Parece que, pasado el tiempo, Pedro y su mujer, cuyo nombre lamentablemente desconocemos, son misioneros itinerantes. ¿Cómo es esto? ¿No habían dejado “todo”?

Veamos brevemente algo del ministerio de Jesús. Es evidente que él ha elegido a algunos, Pedro entre ellos, y que con bastante frecuencia viaja a diferentes regiones predicando la Buena Noticia del Reino (estos viajes misioneros de Jesús los encontramos por doquier en los Evangelios). Y en esas visitas lo acompañan los más cercanos. Todo indica, entonces, que ese “dejar todo” no se trata de una opción definitiva (“dejar para siempre”) sino de una renuncia por un tiempo mientras Jesús y los suyos se dirigen a una u otra parte para predicar, pero que, finalizada esta misión, volvieran a su vida cotidiana a la espera de una nueva misión. Ahora bien, una vez muerto y resucitado Jesús, Pedro y varios más ya no hacen pequeños viajes misioneros por la región para, finalmente, regresar a sus casas, sino que viajan probablemente dejando ya atrás los caminos pasados. Pedro, por lo que sabemos, ha dejado Galilea y luego Jerusalén (ver Hch 12,17) para luego dirigirse a Antioquía (ver Ga 2,11), y, de allí, se ha dirigido a Roma pasando probablemente por Corinto (y las ciudades de los alrededores; ver 1 Cor 1,12). Obviamente no lo hace solo, y la compañía de su mujer es, sin duda, razonable. Como sabemos por los primeros escritores cristianos, finalmente, Pedro será asesinado en Roma.

La mujer de Pedro, entonces, invisibilizada, como suele ocurrir lamentablemente con tantas mujeres de la historia, es una compañera suya en el ministerio. Sea esperando el regreso de los misioneros a la vuelta de la itinerancia, o sea, acompañando a su compañero por las diferentes regiones del imperio. Compañera, misionera, y – sin duda – discípula de Jesús. Anónima, pero discípula y misionera. Nada menos.


Imagen tomada de https://www.religionenlibertad.com/blog/30198/que-sabemos-de-la-esposa-de-san-pedro.html

martes, 9 de septiembre de 2025

Exaltación de la cruz

La cruz, una historia de amor

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
14 de septiembre

                                                                                                                 Eduardo de la Serna 

 


Lectura del libro de los Números     21, 4b-9


Resumen: En el esquema característico del pueblo que en el desierto –ni siquiera a poco de llegar a la tierra- sigue tentando a Dios, se nos prersenta una aparición de serpientes como castigo de Dios, la intercesión de Moisés y la construcción de una serpiente de bronce que restaura la situación a pesar de la rebelión sistemática del pueblo.

En su estadía en el desierto, el pueblo está llegando a las fronteras de la tierra de Israel, en Transjordania. La fórmula se repite: “partieron de…” (21,4.10.11.12.13…). El relato litúrgico [puesto aquí porque es citado por el evangelio del día] es un largo paréntesis sobre lo que ocurre en una de estas estaciones, rodeando el territorio de Edom.

Como en tantas ocasiones en el desierto, la inminencia de la llegada a la tierra no exime al pueblo de su rebelión constante. 

La “tentación” es habitual en el desierto (Ex 14,11; 15,24; 16,2-3; 17,3; Num 11,1.4; 14,2; 20,2) y con frecuencia alude a la muerte y al contraste con el pasado en Egipto. En esa región, donde hay minas de cobre, se han encontrado pequeñas serpientes hechas con este metal, seguramente como una suerte de amuleto protector. 

La cantidad de serpientes es calificada de “abrasadoras” (séraf; cf. Dt 8,15; pero también puede aludir a “alas”, cf. Is 14,29; 30,6 y quizás así “serafines”, Is 6,2.6), probablemente en alusión al dolor causado por la picadura. 

Como es frecuente, también, el pueblo reconoce su pecado (12,11; cf.14,40) y Dios cambia de actitud por intercesión de Moisés (11,2; Dt 9,26). Moisés, por encargo divino hará una serpiente de bronce (juego de palabras en hebreo: nejash nejoshet). No se trata en este caso de un amuleto, sino de un encargo divino, el cual dará vida donde se esperaba muerte por la mordida de la serpiente.

El estandarte ha de haber resultado significativo ya que se conservó en el Templo de Jerusalén hasta que en la reforma religiosa de Ezequías fue destruido por el desvío idolátrico que se había provocado (2 Re 18,4).

 

Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Filipos     2, 6-11

Resumen: Pablo invita a los cristianos de Filipos a tener una actitud caracterizada por la humildad y la obediencia imitando a Cristo. Esto provocó en él que Dios lo exaltara hasta la altura divina, con lo se espera que la gracia de Dios actuará en los hijos de Dios de un modo semejante.

Esta lectura se lee en la fiesta de los Ramos; aquí se presenta debido a su referencia a la cruz y a la consiguiente “exaltación” que Dios realiza a raíz de su “descenso”. 

El texto de la carta a los filipenses es visto con mucha frecuencia como un texto conocido por la comunidad y que Pablo cita en este contexto. Mirando atentamente descubrimos dos movimientos, uno de descenso (hacerse nada) y otro de exaltación. El primero, movimiento desde la forma de Dios a la forma de esclavo finaliza en la muerte, “¡y muerte de cruz!”. El segundo, marcado por la donación del nombre excelso (el nombre de Dios) culmina en la proclamación de Jesús como “¡señor!” Sin embargo, el acento está puesto en la primera parte (dice que tengan los comportamientos de Cristo y estos están marcados por el movimiento de descenso); el otro movimiento es obrado por Dios que exalta a Cristo “por eso” (por su abajamiento). Este abajamiento está marcado por dos acciones: la humildad y la obediencia (a Dios). Lo cual es claramente contracultural en una colonia romana como era Filipos. Esas dos acciones (que enmarcan el relato, en los vv.3 y 12) son lo que se debe buscar para tener los mismos comportamientos de Cristo hasta la cruz. El resto es obra de Dios elevando a Jesús -en la resurrección, por cierto- hasta la altura divina.


El doble movimiento de descenso y ascenso puede verse en el esquema. La idea principal para los lectores es “tener los comportamientos de Cristo”, por tanto repetir la escena de “descenso”. Dios, que es el sujeto del momento de “exaltación”, también dará a los suyos. 

Para la liturgia del día, el acento está puesto en la frase “y muerte de cruz” que los autores que consideran el texto un himno pre-paulino afirman que se trata de un añadido de mano del mismo Pablo. La obediencia y la humildad (la clave del comportamiento de Cristo que la comunidad debe repetir) llegan hasta el extremo de la cruz.

Es interesante, también, notar el movimiento de ascenso que Dios provoca. Este está marcado por el “nombre”. Dios le da el “nombre sobre todo nombre” (el nombre de Dios) que se une aquí al “nombre de Jesús”. Dios ha “elevado” a Jesús de modo tal que de él se dirán cosas que se afirman exclusivamente de Dios: se doblará toda rodilla… 

La referencia a “toda rodilla” y a “toda lengua” están tomadas del himno claramente monoteísta de Is 45,14-25 (ver v.23) donde se destaca que “Yahvé salva” a diferencia de los dioses de los pueblos que “no pueden salvar” (no está de más recordar que el nombre “Jesús” significa “Yahvé salva”). La acción elevadora de Dios a Jesús lo pone a la misma altura divina hasta el punto de ser reconocido como “Señor”, como se decía de Dios mismo; y en eso Dios mismo se manifiesta (gloria).

La acción descendente de Jesús de humildad y obediencia hasta el extremo de la cruz, en el paso de la forma de Dios a la forma de esclavo, provoca que Dios (“por eso”) lo exalte hasta la misma altura divina y reciba el mismo nombre divino con el que Dios recibe gloria y Jesús es reconocido por “toda lengua”.

 

Evangelio según san Juan     3, 13-17


Resumen: Dios manifiesta la paradoja de su amor ya que ama y entrega lo más amado precisamente a aquellos que se caracterizan por su enemistad a las cosas de Dios. Esto se expresa con el verbo “creer”, que es el objetivo de todo el Evangelio para que en ello el creyente tenga “vida”.

El cap. 3 de Juan presenta el encuentro y diálogo entre Jesús y Nicodemo; sin embargo, en algún momento (entre los vv.13 y 15) el texto parece abandonar el diálogo y pasar a ser un monólogo de Jesús en el que Nicodemo desaparece; algunos afirman que se pasa a un himno cristiano sobre el amor de Dios. Ciertamente esto ocurre antes de v.22 donde Jesús se traslada a Judea. 

Lo que se destaca es que “Dios amó al mundo”, y tanto que “dio” a su “Hijo único”. Es interesante que, en general, el término amor (verbo y sustantivo) en la primera parte del Evangelio (Jn 1-12) fundamentalmente se dice de Dios o de otros, mientras que en la segunda parte (Jn 13-20/21) se dice del Hijo. En este caso, se destaca el destinatario del amor de Dios: el mundo, y la medida: dar al Hijo. 

El mundo, en general, en Juan es el ambiente hostil a Dios y a Jesús, sus enemigos. Sin duda el ambiente en el que la comunidad joánica vive se encuentra con un amplio ambiente hostil a la que califican de “mundo” (kosmos). Dios, que ama primero, lo amó, pero el mundo lo ha odiado: “no lo conoció” (1,10) aunque quite “el pecado del mundo” (1,29) y sea “el Salvador del mundo” (4,42), da “vida al mundo” (6,33) y es su luz (8,12; 9,5; 12,46; cf. 1,9). Pero odia a Jesús y a los suyos (7,7; 15,18; 17,14; cf. 16,20) porque Jesús no es “de este mundo” (8,23), ni lo son los suyos (15,19; 17,16), ya que tiene como “príncipe” al diablo (12,31; 14,30; 16,11), por eso no recibe al Espíritu (14,17), no conoce a Dios (17,25), porque no tiene la paz verdadera (14,27). Con su Pascua Jesús ha “vencido al mundo” (16,33) porque su “reino no es de este mundo” (18,36). Es decir, no se refiere a dos “universos”, como el “cielo y la tierra”, sino a dos grupos diferenciados entre sí por creer o no en Jesús.

Lo paradojal viene dado en que Dios ama a quienes serán sus adversarios, y como manifestación de ese amor se señala la donación de su Hijo, al que llama “único” reforzando el amor y la intimidad (1,14.18; probablemente pensando en Abraham e Isaac, cf. Gen 22,12.16). En Juan el “amor” (agapê) es tema clave. Dios amó “al mundo” (3,16; 1 Juan 4,9) aunque los “hombres” [anthrôpoi] amaron las tinieblas (3,19), tanto ama Él, que nos llama hijos (1 Juan 3,1). El Padre ama al hijo (3,35; 10,17), y el hijo al Padre (14,31), los amigos se aman (11,5). El amor de Jesús “a los suyos” fue hasta “el extremo” (13,1) e invita a amar “como él” (13,34; 15,12), “hasta dar la vida” (15,13; 1 Juan 3,16), tanto que el “amor” revela a los “discípulos” (13,35). Hay relación entre “amor” y “mandamientos” (14,15) pero el mandamiento es el del amor (15,17). Hay una interrelación de amar a Jesús, a Dios, y ser amado (14,21.23.24; 15,10; 17,23.26; 1 Juan 4,7.12). El que ama a su hermano permanece “en la luz” (1 Juan 2,10), tanto que no ama a Dios quien no ama a su hermano (1 Juan 3,17; 4,20). Pero Dios siempre ama primero (1 Juan 4,10.19) y el amor hace desaparecer el temor (1 Juan 4,18). El amor del Padre por el mundo viene mostrado por su “don”, Jesús es ese don de Dios para que el mundo se salve y tenga vida.

La relación viene dada por “creer”, y el contraste entre “perecer” – tener “vida eterna” que en v.17 se aclaran como “juzgar” y “salvar”. Esta relación “perecer” – “ser juzgado” y tener “vida eterna” y “salvación” viene dada por el verbo “creer” o “no creer” (en tiempo perfecto, es decir, no haber creído y seguir en esa actitud increyente), que es creer “en él” (el Hijo único) o no creer “en el nombre” (= la persona). Los que “no creen” son los que constituyen “el mundo” a pesar del amor que Dios les ha manifestado ya que su salvación-vida eterna es lo que Dios quiere y ha manifestado en su amor. 

 

El video con reflexión sobre el Evangelio en

https://youtu.be/184DAEhZvOY

o también en

https://blogeduopp1.blogspot.com/2025/09/video-con-comentario-al-evangelio-de-la.html


Dibujo tomado de iconossannicolas.blogspot.com

 


lunes, 8 de septiembre de 2025

viernes, 5 de septiembre de 2025

Mensaje final del Encuentro de Curas OPP (2025)

Mensaje final del Encuentro de Curas OPP (2025)



Como grupo de curas en opción por las y los pobres nos hemos reunido en nuestro encuentro anual. Curas de distintas partes del país queremos renovar las palabras del maravilloso poema de José Martí en Guantanamera: “Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar”. Y sabemos que echar nuestra suerte con los pobres de la tierra implica insultos, desprecios, críticas y persecuciones.  

El modelo social, político y cultural vigente es generador de pobres, se desentiende de la vida y la vida digna. 

La corrupción, con sobornos a la luz del día, y una obscena ostentación de impunidad no nos permiten permanecer indiferentes. El ajuste, presentado como motosierra, perjudica a los trabajadores, los pobres, a los que tienen trabajos precarios y a los necesitados beneficiando al capital concentrado. 

En la vida cotidiana, y especialmente en tiempos electorales, se presentan a grandes rasgos proyectos distintos de Patria. Proyectos de individualismo, de crueldad e indiferencia y proyectos de justicia social, de paz y de verdadera libertad. 

Nos reunimos convocados por la necesidad de ser “honrados con lo real”. La realidad es dura, es compleja, y es indispensable mirarla sin disimulos y, a veces, en su dramatismo. Pero a su vez, la vida es una esperanza común; la lucha popular y comunitaria en pos de un proyecto de pueblo. 

Este modelo de ganancia excesiva de unos pocos genera un empobrecimiento creciente de cada vez más personas. Desde hace años afirmamos que “estas políticas no cierran sin represión”, y, además, que “este modelo, ¡mata!”, utilizando una frase del Papa Francisco. La crueldad se hace patente y se ensaña con personas con discapacidad, infancias, jubilados, la salud y la educación públicas… 

En este contexto, no nos olvidamos que Milagro Sala sigue siendo presa política y el poder judicial exhibe una doble vara injusta de toda injusticia. Además, Cristina Fernández de Kirchner, la principal lideresa política es encarcelada y proscripta en una farsa de juicio, mientras se blindan judicial y mediáticamente a funcionarios del gobierno, incluyendo a la hermana del presidente. 

En el orden internacional, el gobierno calla de un modo cómplice ante el genocidio en Gaza y avala a un criminal de guerra, Benjamín Netanyahu reclamado por la corte penal internacional. Acepta colonialmente, un embajador que nos dice con quién debemos comerciar y a quién debemos votar. 

Nos alerta otro genocidio en ciernes, éste ecológico, con el agro negocio, la minería extractivista y demás acciones destructoras del medio ambiente y provocadoras del cambio climático, del deterioro social que afecta especialmente a los campesinos y pueblos originarios. 

A pesar de todo, celebramos, la lucha perseverante de minorías valientes que no temen a los gases y a los palos, que, por momentos, se unen y se solidarizan en los múltiples reclamos al "topo anti Estado", haciéndose más visibles y haciendo retroceder a la represión que ejerce Patricia Bullrich. 

Abrazamos a Pablo Grillo, fotoperiodistas y medios alternativos, que nos ayudan a la honradez con lo real, aún a costa de sus vidas o de su integridad. 

Nos llenan de alegría los nietos aparecidos, en medio del ataque, desguace y abandono de las instituciones que protegen la Memoria, la Verdad y la Justicia ... y aplaudimos la perseverancia de Madres y Abuelas, repudiando que Argentina se haya retirado del Comité de DDHH de la ONU. 

Creemos que es indispensable la necesidad de conversión de nuestra dirigencia: de quienes esperamos que escuchen y aprendan de trabajadores y trabajadoras de los territorios, reconociéndolos como sujetos políticos del bien común que se juega en lo cotidiano. 

Sabemos que otro país es posible. La vida es una esperanza común. Creemos que la lucha popular y comunitaria engendra un proyecto de pueblo. 

Creemos que el odio, la crueldad, la mentira y la injusticia no tienen la última palabra en la historia. 

Creemos que el amor, la justicia social, la verdad y la esperanza nos marcan caminos. Y esos caminos son un propósito que queremos andar. 

La violencia verbal, la coima no pueden ser un proyecto. 

Empezamos a preparar los 50 años de memoria de momentos también duros. Momentos donde el genocidio, hoy negado, campeaba en el terrorismo de Estado. La muerte, la desaparición forzada, la tortura mostraba a todos el cruel rostro del horror; el cambio de la identidad de niños, que todavía hoy, adultos, ignoran, en gran número, su historia y su sangre. Pero esa memoria, con verdad y justicia nos manifiesta, a su vez, un camino, un rumbo de pueblo. Y, en la Iglesia, no podemos callar las decenas de testigos: obispos, curas, religiosos y religiosas y gran cantidad de laicos, en su mayoría anónimos, mártires que marcan rumbos y nos revelan que también otra Iglesia es posible. 

Ser honrados con lo real nos invita a mirar a la cara la injusticia y denunciar el pecado, y, a su vez, conocer una hoja de ruta para que vuelva la alegría y caminemos con esperanza. 


Curas en opción por las y los pobres 

Villa Allende, Córdoba 

4 de septiembre 2025