La
vida no vale nada
Eduardo
de la Serna
Parece que los muertos
tienen un “peso” o densidad distinta según quién muera o según quién lo cuente.
“Valen mucho más” los muertos franceses en Charlie Hebdo (11 muertos) que los
13 muertos en una universidad en Nigeria. Al menos el tamaño de las noticias,
las movilizaciones y el tiempo que los diarios dedicaron a ellos eso parece
indicar. Y no hace falta (¡sí que lo hace!) mirar la indiferencia ante los
millones de muertos en África, y el contraste con ocasionales muertes “occidentales”.
Y en nuestros días la cosa sigue:
Los 3 muertos por el tren en
Castelar “pesaban” cuando los medios hablaban de responsabilidad del Gobierno,
pero cuando estos ocurren por negligencia del maquinista - y complicidad de los
sindicatos – la cosa es distinta. No es importante.
Nada digamos de la frecuente
adhesión de los diarios de Papel Prensa con la dictadura: “Los militares dejaron el poder con un nivel social de pobreza del 6% y,
salvo los datos habitualmente falsos del gobierno kirchnerista, ésta no baja en
la actualidad del 25 por ciento, según indicadores de la Universidad Católica,
y es aún más alta de acuerdo con otras referencias”, afirma hoy 30 de abril
en su editorial el diario La Nación
(dejemos de lado -aunque ¿se
puede dejar de lado?- los 30.000 detenidos desaparecidos, y también que una vez
más la UCA está del lado torcido de la historia, pero no sé si alguna vez no lo
estuvo). El dato es mentira de punta a punta. Pero los muertos por el genocidio
no importan (como tampoco los muertos por el neoliberalismo, el hambre y la
pobreza). Sólo importa desgastar, aun a costa de hacer jirones el escaso – si queda
algo – crédito periodístico de lo que una vez – dicen – fue un gran diario.
Los muertos en Iron Mountain
tampoco importan demasiado, al fin y al cabo eran bomberos. Que se confirme que
el incendio fue intencional no cambia la cosa. Al fin y al cabo había
documentos de empresas y bancos y a veces es mejor no saber… Y si hay que pagar
daños colaterales, pues ¡qué se le va a hacer! Es evidente que un documento
vale más que un bombero. Y si alguien del gobierno de la ciudad debía
investigar la seguridad, pues se distrae un poco, y listo; tampoco es cuestión
de revolver demasiado estas cosas.
Los chicos muertos en
talleres clandestinos evidentemente tampoco cuentan. Es mucho más razonable
bajar costos en prendas, particularmente si alguno de esos talleres los
regentea la mujer de un alcalde. Y, además, si son hijos de esclavos, es
evidente que valen muy poco. ¿A quién le importan los esclavos que –además – ya
sabemos que no existen? Aunque, de paso, la Universidad Católica, ¿no puede
recordar el lema del Papa Francisco para la paz 2015: “No esclavos,
sino hermanos”?
La cuestión que nos ayuda a
entender es que los muertos valen si “me sirven” y no valen nada si “me
perjudican”. Es decir, valen si sirven para hundir a mis adversarios, pero
deben disimularse si perjudican a un candidato que mañana me servirá, claro. Total
unos globos y un baile tapan todo.
Foto tomada de http://latierraderoventy.blogspot.com.ar/
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