La “necesaria” represión de la protesta social
Eduardo
de la Serna
Desde el comienzo de este
nuevo gobierno quedó claro y evidente que la represión sería un instrumento
necesario frente a la protesta social. El modelo económico perverso, causante
de pobres, desocupación, baja notable del salario (por el aumento de los
productos de la canasta básica, la eliminación de los subsidios en electricidad
y gas) necesariamente provoca reacción de los afectados. Casi a minutos de
asumir 43 gendarmes murieron cuando se dirigían a reprimir las manifestaciones
en Jujuy al desbarrancarse el bus que los conducía. Era un comienzo evidente,
especialmente de la gestión del gobernador Morales. La evidente animadversión de
este señor hacia Milagro Sala no pudo ocultarse ni por un segundo. A eso le
continuó la manipulación del poder judicial para que – en seguida nomás – se la
pudiera detener con apariencia de legalidad.
La represión de los
trabajadores de Cresta Roja, de los trabajadores en La Plata y hasta la absurda
represión a un grupo de murga de la villa 1-11-14, donde el querido Rodolfo Ricchiardelli
gastó y desgastó su vida, siguen manifestando que la represión está lista para
desencadenarse como la no muy lúcida intervención de la vicepresidenta lo dejó claro
luego de lo de Cresta Roja.
La impresentable e ilegal “emergencia
en seguridad” pareciera que desbocó todos los diablos sueltos en las fuerzas permitiendo
prohibiciones absurdas (“no puede pasar”), bajar gente de los buses, o pedir
documentos en las calles, y todo esto a cargo de gente sin la imprescindible
placa identificatoria. Y todo esto – además – bajo la excusa de la absurda y
peligrosísima “guerra contra el narcotráfico” que, por la experiencia de los
países donde se ha aplicado, parece más una complicidad con ellos que un
enfrentamiento.
En ese contexto, la injusta
detención de Milagro Sala no hace sino ser un ejemplo visible de lo que le
depara a cualquiera que proteste o que quiera organizar a los sectores
populares. La excusa de los cortes de ruta, por ejemplo, parece que no era
válida para Alfredo De Angeli que estuvo “upa” menos de 15 minutos pero contaba
con el aval y publicidad de la prensa hegemónica.
La misa que celebramos en la
carpa en Plaza de Mayo el pasado sábado pidió la libertad de Milagro. Pero
sobre todo pidió y pide que las organizaciones sociales, y sus protestas, no
sean reprimidas. Pero sabemos que ese discurso caerá en saco roto, porque la
única manera de que no haya protestas sociales es que a las organizaciones se
les reconozcan sus derechos y se dé cabida a sus reclamos. Es decir, que se
deshaga lo que se está haciendo (o des-haciendo) desde el 10 de diciembre.
Como “curas en opción por
los pobres”, en estos casos concretos y ante estas situaciones sabemos bien
dónde tenemos que estar.
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