3ra
carta al Pueblo de Dios
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Grupo de curas
en Opción por los pobres
25 de marzo de 2016
Estamos
celebrando la fiesta litúrgica más importante de nuestra fe, la Semana Santa.
Hacemos memoria de Jesús, fiel a Dios y fiel a sus hermanos y hermanas hasta el
extremo de dar la vida. Una vida que le fue arrancada violentamente por el
poder político con complicidad de la élite religiosa de su pueblo. Esa
fidelidad nos marca un camino, nos deja huellas para nuestra propia historia.
Hoy como ayer hay crucificadores y crucificados, dadores y quitadores de vida.
Y la Pascua nos ilumina desde la fe en qué lado queda Dios en esta grieta de
vida y muerte. Y nos invita, así, a ser seguidores de ese Dios de la vida. Nos
invita a bajar de la cruz a los pueblos crucificados, nos invita a ser
sembradores de esperanza, nos invita a manifestar con nuestra misma vida
resucitada que la muerte no tiene la última palabra.
Sin embargo, no
podemos dejar de mirar las cruces, crucificados y crucificadores de nuestro
tiempo que nos invitan a la denuncia evangélica y a mirar la historia desde la
fe y la esperanza:
Se
han cumplido ya los simbólicos “100 días de gobierno” de la actual gestión. Con motivo de
cumplirse estos días de administración de la Alianza Cambiemos, el presidente
Macri concedió entrevistas a diversos medios de prensa donde evaluó desde su
perspectiva este periodo. La mayoría de sus opiniones nos dejan la sensación de
que está hablando de otro país.
Los repetidos “Pobreza 0” y “trabajo
infinito” son slogans que parecen una burla frente a la drástica desaceleración
del consumo en el mercado interno, la producción y el empleo. Según un informe
de la consultora Tendencias Económicas citada por el portal Infobae, en el
primer trimestre de 2016 hubo 107.000 despidos repartidos entre la
administración pública y las empresas. Consultado sobre cuáles fueron las
medidas que tomó “a favor de los trabajadores”, Macri respondió: “Todo
lo que vamos a hacer tiene que ser medido en cuántos empleos generamos”.
Podemos decir entonces -usando su propio criterio- que la gestión de estos
primeros 3 meses ha sido pésima.
Para que la economía funcione, detalló Macri, “cada
uno tiene que hacer su tarea con el menor costo posible” lo cual nos hace
pensar que mantiene su opinión de años atrás acerca de que los salarios
son un costo, concepto que rechazamos desde la doctrina social de la iglesia,
el magisterio del papa Francisco y una mirada no neoliberal de la economía.
El tema de la inflación fue presentado con el
método habitual del “doble mensaje” con el que se comunica esta gestión de
gobierno confundiendo permanentemente a la opinión pública, ya que al mismo
tiempo que afirma “si la inflación no baja es culpa mía” la presenta como
una inevitable y pesada herencia recibida del gobierno anterior a quien
culpa de emitir moneda sin freno y gastar más de lo que tenía.
Sin embargo el IPC-BA de la Dirección
General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
casualmente en la gestión Macri, ha mostrado públicamente que tras los fuertes
incrementos de precios mensuales del primer trimestre de 2014, se inició una
marcada desaceleración de la inflación: 4,8 por ciento en enero, 4,4 en
febrero, 3,6 en marzo, 3,1 en abril, 2,5 en mayo, 2,3 en junio, 2,2 en
julio para descender al 1,5 por ciento en diciembre de 2014. En los
primeros diez meses de 2015, para el Gobierno de la Ciudad, la inflación
mensual se estabilizó relativamente, en un nivel superior al observado por el
Indec pero por debajo del 2 % mensual: 2,0 en julio, 1,8 en agosto, 1,7 en
septiembre y 1,7 en octubre.
La expresión del presidente que señala como “imposible
salir más rápido de lo que vamos” sin dudas es mentira porque decidió
desmantelar la dinámica económica que venía desacelerando
la inflación y manteniendo el nivel de empleo. Y la reciente expresión del
ministro de Hacienda “hemos ordenado la basura” resulta una más de la
lista de sus frases agresivas y ofensivas.
Son
“llamativas” las muertes convenientes como la del senegalés Massar Ba que
acompañaba la lucha de los manteros. [Por “manteros” se entienden, en muchas
ciudades, a los vendedores ambulantes que extienden sobre mantas sus productos.
Muchos emigrantes africanos en Argentina se dedican a esto].
Lamentamos
la legalización de la tortura, como es el caso de las pistolas Taser,
recientemente “estrenadas” por la policía de la Provincia de Buenos Aires a los
trabajadores de SOEME.
El
nuevo criterio para la adjudicación para el plan PROCREAR por puntaje alienta
una seria estigmatización para los beneficiarios como una suerte de “carné de
pobre”.
Nos
resulta doloroso leer que la agencia Bloomberg haya titulado: “Wall Street a
cargo de la Argentina (otra vez)” y
que nuestros representantes políticos no reaccionen.
Resulta
repudiable el rebrote de grupos neonazis, particularmente en Mar del Plata,
manifestando violencia a grupos de mujeres o su intolerancia homofóbica.
No
sorprende en la política argentina la lamentable “compra-venta” de votos, hoy
irónicamente llamados “Sanguchitos”. Pero esta nos parece doblemente
grave ya que es perjudicial para los pobres.
Resulta
cuanto menos sospechoso el allanamiento al canal de noticias C5N y las amenazas
sufridas por el periodista Roberto Navarro y la censura a programas.
Lamentamos
que se hable de “lucha contra la droga”, y que la DEA sea la agencia
“docente” en este tema tan importante. Las experiencias en otros países, como
Colombia y México, y las claras sospechas de complicidad de esta Agencia nos
invitan al temor antes que a la esperanza.
Siguen
surgiendo casos de nepotismo (como el caso del nombramiento del yerno del
ministro Jaime Correas, en Mendoza, en pleno conflicto docente en la
provincia).
Sigue
ilegalmente detenida la presa política Milagro Sala en lo que parece ser una
condena al indígena (racismo), al pobre (clasismo) y sobre todo a las
organizaciones populares para satisfacer sus necesidades (destrucción de
construcciones populares).
Comienza a sentirse el recorte en
raciones alimenticias en escuelas de la provincia de Buenos Aires. Y esto es un
pecado que clama al cielo.
Lamentamos el fin de la moratoria
jubilatoria a partir de septiembre. Otra vez los abuelos como variable
descartable del ajuste.
Siguen
crecientes los despidos en los sectores público y privado, la fuga de divisas y
la altísima inflación. Resulta patética la afirmación de la vicepresidenta
Gabriela Michetti: “Cuando la economía reactive habrá un millón y medio de
despidos en el estado”, frase más tarde confirmada por el presidente.
Nos
surgen dudas acerca de la política energética del gobierno si se intenta poner
freno a las represas de Santa Cruz, se frena la construcción de Atucha 3, y se
mira impávidos los conflictos en Rio Turbio…
Es
llamativo el caso de “doble vara” de la prensa casi monopólica que muestra la
supuesta “corrupción K” (que de ser demostrada debe ser sancionada, pero
judicial, no mediáticamente) mientras que alegremente informa que “con dólares
en la mano Vidal sale a seducir (sic) intendentes” (Clarín 19 de marzo).
No
podemos entender la mudanza del “acampe qom” de la Av. 9 de Julio a la ex ESMA.
No vemos que la situación se haya modificado, ni tampoco entendemos la elección
del nuevo lugar, ni el objetivo del mismo en ese sitio.
Nos
solidarizamos con el gobierno de Brasil y lamentamos el intento de Golpe de
Estado que, además, afectaría a toda la región. El poder impresionante de los
medios de comunicación (como se demostró también en la difusión del supuesto
hijo de Evo Morales, luego desmentido una vez que fuera derrotado en el
referéndum) y la complicidad del “partido judicial” nos hacen recordar un “Plan
Cóndor 2.0”.
Es significativa la recurrencia de
insultos al presidente, como hemos podido ver en Ezpeleta, Rosario, Chaco, Bariloche.
Todo hace suponer que ante el descontento popular, hacen oídos sordos.
Si
bien celebramos el aumento de la AUH para el “plan Belgrano” (que nos parecería
importante que se defina con claridad qué es, cuáles son sus objeticos y con
qué medios se piensa desarrollar), pero lamentamos que este sea conseguido con un
crédito del BID. Seguir endeudando el país con objetivos no productivos y con
financiamiento no genuino no parece sensato.
Con
motivo de los 40 años del golpe genocida cívico-militar nos llama la atención
la declaración del Episcopado argentino, en la que reconocemos avances
significativos en el lenguaje aunque no haya ni un detallando análisis ni una importante
autocrítica en el mismo. Y con motivo del mismo acontecimiento nos parece
ofensiva la presencia del presidente Obama en los tiempos y espacios “sagrados”
de la memoria.
Pero
a su vez queremos señalar que vemos positivamente:
La desclasificación
de archivos de los EEUU y el Estado Vaticano para una mejor comprensión de los
crímenes de la Dictadura y una precisa identificación de responsables y
cómplices.
También
con motivo de los 40 años del golpe cívico-militar celebramos la Carta de
Confar (Conferencia Argentina de Religiosos) en referencia al mismo.
La
presencia del presidente ecuatoriano Rafael Correa, invitado por la pontificia
academia de ciencias para reforzar las relaciones entre los movimientos
sociales y los gobiernos.
La Pascua de
Jesús no quita dramatismo a su cruz. El resucitado es el crucificado. Y no
podríamos – como cristianos – ignorar las cruces de nuestro tiempo si queremos
caminar caminos de vida, si queremos dejar a Dios iluminar la historia y si
queremos conocer nuestro lugar y nuestros desafíos. La luz de la Pascua nos
invita a la esperanza, pero no a una esperanza narcotizante, sino militante en
el camino de Jesús. El mesías de los pobres fue violentamente asesinado, pero
su Padre, el Dios de los pobres pronunció su palabra de amor y vida
resucitándolo. Como Iglesia de los pobres queremos celebrar esta pascua junto a
los crucificados de nuestro tiempo caminando con ellos tras las huellas de
Jesús sabiendo que su Padre, dador de vida, nos anuncia vida en abundancia.
Grupo de curas en Opción por los
Pobres
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