Los cambios de Cambiemos
Eduardo
de la Serna
Llegamos a los 100 días en
los que Mauricio Macri está a cargo del gobierno en la república Argentina.
Como curas en opción por los pobres hemos hecho llegar a la opinión pública
nuestra evaluación en una serie de cartas al pueblo de Dios, aunque nuestra voz
no tenga hoy la repercusión de antes por el “apagón informativo” que padecemos.
Sumado a lo allí dicho,
quisiera decirlo aquí con mis palabras. El gobierno logró el triunfo – no por
legítimo menos lamentable – haciendo referencia a la necesidad de un “cambio”. Como tantas cosas del
oficialismo, palabras dichas en un sentido hueco que significan lo que el
oyente quiere escuchar. Pues estos son algunos de los cambios que yo hoy puedo
señalar:
De patria sí, colonia no al
perfume o la colonia francesa. De la celebración del desendeudamiento,
del rechazo al FMI, y el repudio a los que han llamado “fondos buitre”, y yo he
preferido “fondos vinchuca”, hemos pasado a la sanción en cámara de diputados
de la derogación de dos leyes soberanas a “pedido” (= orden) de un juez
municipal de Nueva York. La sumisión genuflexa (o muy bien adornada) de tantos
y tantas diputadas quedó patéticamente manifestada en la frase de la diputada “socialista”
(sic) Alicia Ciciliani (Santa Fe) afirmando que “es como comprar perfume francés y no pagarlo”. Resulta curioso que
algunos dizque kirchneristas votaran a favor de la derogación de las leyes. El
más patético es el caso de Maurice Closs, quien hubiera sido ministro de
turismo de Daniel Scioli (y no es el único de los sciolistas que manifestó su
acuerdo con la derogación). Es evidente el ahorque económico de muchas
provincias (y la utilización del mismo por el gobierno nacional para lograr
votos), pero resulta notable la afirmación del diputado: “que me digan ‘traidor’ me afecta menos que un pellizco”, con lo que
no deja claro si se trata de convicciones o de sadismo. Tengo mi opinión.
De la Patria es el otro a la
patria es del otro. Quizás una de las frases mejor logradas
de Cristina (y hubo muchas) fue recordarnos el sentido comunitario de la patria
(y “matria”). La solidaridad, el rechazo al individualismo egoísta está en la
raíz misma de la frase. Hoy hemos cambiado a una mirada donde los CEOs de decenas
de empresas, transnacionales y bancos son los dueños de la patria en la que
hacen y deshacen a su antojo y mirando sólo sus propios intereses o los de sus
mandantes. El “otro”, y en especial el débil, el sobrante, el excluido… el
pobre no entra en el horizonte de una patria devoradora de sus hijos.
De la gloriosa JP a la
maravillosa JP Morgan. En la misma dirección llamó la
atención la emergencia de una juventud que quiso hacerse ver y escuchar y salió
a las calles. Una juventud, mayoritariamente de clase media (quizás ahí haya
una debilidad que deba ser reparada), que fue maltratada y estigmatizada por la
prensa antes hegemónica, hoy casi monopólica. Esa Juventud Peronista fue
reemplazada por la casi omnipresencia de la banca JP Morgan en diferentes
estamentos de manejo del poder, comenzando por el ministerio de Hacienda hasta
llegar a YPF. Si ayer se decía que el estado era “el aguantadero de la Cámpora” (Macri dixit… o mejor “a Macri le
dijeron que lo diga”) hoy es el aguantadero de la nueva JP… Morgan (como el
pirata, casualmente).
De la política en los
barrios a la política en los barrios privados y countries. La
política se podía palpar en los barrios. No la militancia, que ya señalé es
debilidad en su ausencia, pero sí en lo cotidiano, desde los precios cuidados
al procrear, desde las más de mil escuelas hasta las universidades, desde la
AUH hasta las jubilaciones hasta ayer universales por moratoria. Hoy hemos
cambiado, y han bajado los impuestos a los autos de alta gama y el champagne, aumentado
los boletos de avión y el dólar, la carne y la luz. Si hasta el ministro de
transporte llega a su country en el helicóptero presidencial… Ahora podemos
comprar dos millones de dólares por mes y recibir en el domicilio las compras
hechas por internet en el exterior. Pero desde un country no se ve el “afuera”,
y a lo mejor así entiendan la “pobreza cero”. ¡No se ve! ¡No existe!
Se podría decir mucho más… ¡pero
muchísimo más! Me parece que esto es explicativo del cambio de Cambiemos. Podemos
decir que una vez más hemos sido derrotados. Y, ojalá, una vez más podamos
levantarnos. Y volver.
Queda una pregunta… en todo
esto: el pueblo, ¿dónde está? Esa vieja pregunta fue trabajada
maravillosamente por los queridos curas del Tercer Mundo de Capital en el año
1974. Trabajo que hoy habría que pensar, repensar y reformular, por cierto. Se
ha dicho que “el kirchnerismo es la
máxima izquierda que la sociedad argentina puede soportar”. Y es posible
que así sea. En general hay mucha derecha en la sociedad, y por eso es
comprensible (y lamentable) que ganen elecciones Bussi, Rico, Patti y tantos
otros. Pero también es cierto que “el
pueblo” tiene su lenguaje, sus símbolos, sus proyectos que los ilustrados
muchas veces no podemos captar. Y toca mirar, leer, y quizás esperar. En lo
personal, aunque no entienda y no comparta, no juzgo a los sectores populares
que votaron a Cambiemos (como ayer al menemismo), pero sí me cuesta aceptar,
entender y no responsabilizar o culpabilizar a los que yo entiendo
responsables o culpables de que hoy
Macri sea el CEO de la República. Por lo menos creo que muchos y muchas no supieron
o no quisieron ver que eran una pieza en el juego, o “le hacían el juego”, a
los que desde hace por lo menos 8 años empezaron un paciente, sistemático,
persistente y perverso trabajo de zapa para socavar, perforar, desacreditar el
gobierno anterior para que tengamos “este cambio”. Y se me dirá que había
corrupción y cientos de miles de cosas intolerables. Y coincido que lo eran.
Pero creo que esas cosas deben cambiarse desde adentro, y no permitiendo que la
“antipolítica”, la política en manos de “técnicos” supuestamente impolutos, y
en la realidad tan o más corruptos que los anteriores (a menos que se crea que
el megacanje, por ejemplo, o la compra-venta de votos buitres no son
corrupción) tenga las “riendas de la patria”. Porque riendas y látigo se parece
a una “patria” de “patrones” y no de “padres, madres, hermanas y hermanos”. Y
ese cambio no lo quiero; 100 días sin ni una sola medida en favor de los pobres
ya es demasiado.
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