miércoles, 20 de julio de 2016

Día del amigo

¡¡¡No está mal encontrar un tesoro en estos días!!!


Eduardo de la Serna



Cuentan que para distraer a Hitler del verdadero objetivo (el desembarco en Normandía), los aliados empezaron a amagar conque este ocurriría en Calais. Así lograban que las tropas fueran a esa región y desprotegieran el norte de Francia. Para ello hicieron ir a Londres a un general de prestigio (Patton), y – para que los espías informaran al Führer que todo estaba listo para el ataque cientos de tanques aparecían listos para embarcar. A escondidas, en cambio, el “día D” se preparaba en otra dirección. ¿Cómo lograr que vieran los enemigos del Eje los miles de tanques inexistentes? Estos fueron provistos nada menos que por ¡Hollywood! Tanques de utilería simulaban una concentración que desvió la mirada del ejército alemán.

No son pocos los que creen que en plena guerra fría la guerra por el espacio era un objetivo fundamental. Los soviéticos lanzaron una perra, Laika, para mostrar que ponían vida en órbita. Aunque la pobre perra muriera en el mismo despegue la propaganda afirmó que “no sobrevivió al aterrizaje”. Y en ese contexto, resulta que los “Americanos” (sic) pisaron la luna en un “gran salto para la humanidad”. Curiosamente, luego de esto nunca más (¡más de 45 años después!) nadie volvió a pisar la superficie selenita. ¿Será que nunca ocurrió ese tan alunizaje? ¿Será que nuevamente Hollywood puso su maquinaria y escenografía al servicio dela guerra? Muchos pensamos que, al menos, es posible.

Y resulta que un argentino obsecuente decidió proponer “el día que el hombre llegó a la luna” como “día del amigo”, seguramente porque “vencimos al enemigo”, o algo así. ¿Qué tiene que ver el supuesto alunizaje con la amistad? En lo personal creo que nada, ¡absolutamente nada! Aunque tal hecho hubiera ocurrido.

Para peor, los famosos “días de…” suelen ser días de compra-venta, días del Mercado que poco ¡y nada! tienen que ver con la amistad.

Pero no está mal, de todos modos, tener presente a los amigos. Y a ellos quiero abrazar. A todos. A cada una, a cada uno.

Con sensatez, el libro de los Proverbios dice que incluso al cercano es odioso el pobre, pero “muchos son amigos del rico” (14,20; también 19,4), pero sabe, a su vez, que “el amigo ama en toda ocasión” (17,17). Llega a sostener que “leales son las heridas del amigo, falsos los besos del enemigo” (27,6), “la dulzura del amigo consuela el alma” (27,9).

Otro libro sapiencial, el Eclesiástico, también con la sensatez de la experiencia afirma que:

Si te echas un amigo, échatelo probado, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigo que lo es de ocasión, y no persevera en el día de tu angustia. Hay amigo que se vuelve enemigo, y descubrirá la disputa que te ocasiona oprobio. Hay amigo que comparte tu mesa, y no persevera en el día de tu angustia. Cuando te vaya bien, será como otro tú, y con tus servidores hablará francamente; mas si estás humillado, estará contra ti, y se hurtará de tu presencia. De tus enemigos apártate, y de tus amigos no te fíes. El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor. El amigo fiel es remedio de vida, los que temen al Señor le encontrarán. (6:7-16).

No abandones a un viejo amigo, porque el nuevo no le iguala. Vino nuevo, amigo nuevo, cuando sea añejo, con placer lo beberás” (9:10).

En el mundo greco-romano el “amigo” es el que mantiene una relación de igualdad (a diferencia de las relaciones desiguales que son de “patrón-cliente”). El amigo es uno en quien se puede confiar en la necesidad. En ese marco, el Jesús de Lucas invita a ganar la amistad con los pobres compartiendo con ellos los bienes. Ellos, entonces, compartirán sus bienes, el “tesoro en el cielo”, el reino, que les pertenece (16,9).

Dios mismo es presentado en los Salmos como amigo del “ser humano” (4,4; 16,10; 31,24…) y Jesús “amigo” de los suyos hasta el extremo de dar la vida por ellos (Jn 15,13-15).

No es cualquier cosa la amistad: “¡Vale!” demasiado. Tanto que “no tiene precio”, o – como afirma en Cantar de los Cantares: “Si alguien ofreciera todos los haberes de su casa por el amor, se granjearía desprecio” (8,7).


Valga, entonces, esta breve reflexión para mis amigos y amigas. Amigas y amigos que así los siento y así espero que me sientan. Valga esto como el más fuerte de los abrazos, valga como la eterna gratitud de la vida compartida, y el corazón que sabe latir al unísono.


Foto tomada de armatucoso.com

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