Hospedar a Jesús en casa provoca un
cambio de corazón
DOMINGO TRIGESIMOPRIMERO - "C"
DOMINGO TRIGESIMOPRIMERO - "C"
Eduardo de
la Serna
Lectura
del libro de la Sabiduría
11, 22-12,2
El libro de la Sabiduría es sumamente crítico de
Egipto ya que está escrito allí, y confronta la sabiduría judía con la
greco-egipcia de Alejandría. En el final de la obra presenta una serie de antítesis entre la obra de Dios y el
pasado egipcio (“jugando” entre el
pasado de tiempos del éxodo y el presente de tiempos del autor). En ese
contexto muestra el “poder” de Dios
(11,17.21) manifestado en el “mundo”
(vv.17.22), pero invita a los “hombres”
(11,23; 12,8) que “pecan” (11,23;
12,2) a abandonar ese camino (11,23; 12,2) ya que tiene “compasión” (11,23; 12,8) [notar
cómo se repiten las palabras clave conformando el marco del relato].
Dios no actuó contra los egipcios con violencia,
antes bien, en su “poder” actuó con
misericordia a fin de que cambien de actitud. La idolatría que los
caracterizaba hubiera merecido un castigo mayor, pero Dios sólo envió animales
insignificantes para hacerlo (ranas, tábanos, mosquitos). La creación goza de
armonía, manifestación de su poder expresado en la misericordia. Y en el
castigo a los egipcios (recordando las plagas del éxodo) Dios no quiso mostrar
su poder, sino su compasión. El amor de Dios a “todos” es el motor de su obrar y de toda la creación.
Ante la grandeza de Dios, los seres humanos son
comparados con algo insignificante como un grano de polvo en una balanza o una
gota de rocío sobre la tierra. Sin embargo a “todos” los ama Dios (1,13-14; 2,23-24; 11,24) y se compadece de “todos”. De allí que a “todos” dé la ocasión del arrepentimiento
(v.23). Precisamente por ese amor, es que no aniquila a los pecadores dándoles
la oportunidad de convertirse. Dios ama la vida (cf. 1,16-2,24). El poder de Dios
se caracteriza por su misericordia y esa misericordia lo lleva a la justicia
para no castigar a quien no lo merece. Cuando Dios queda “liberado” de la imagen del “castigador”,
reemplazada por la imagen de la “misericordia”,
el autor puede pasar a la siguiente unidad.
Lectura
de la segunda carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1, 11-2, 2
Resumen: Un discípulo de Pablo quiere alertar a la comunidad, que está preocupada por quienes afirman que la Segunda Venida de Jesús es inminente, que eso no es así, y que quienes lo hacen los están engañando con aparentes manifestaciones del espíritu e incluso aludiendo a cartas del mismo Pablo.
Un discípulo de Pablo quiere profundizar y corregir malos entendidos causados por la primera carta a los Tesalonicenses que se la ha leído de modo distorsionado. La Venida de Jesús es –en ambas cartas- el tema central de las mismas. Con una oración ruega por los destinatarios para que su vida sea coherente con aquello que esperan. Pero no basta con el deseo humano, necesitan contar con la intervención de Dios, por eso “Pablo” la pide; no hay manera de que por la fuerza meramente humana “Jesús sea glorificado” (1,12).
La
mala interpretación de que la venida de Jesús era inminente es lo que “Pablo”
quiere desmontar. No es claro quienes, pero algunos en la comunidad han
insistido en ello. Los que lo hacen remiten al espíritu, lo afirman e incluso
aluden a una carta de Pablo (acá no es evidente si se trata de una mala
interpretación de 1 Tesalonicenses, o a una carta falsa, aunque lo primero es
bastante probable), pero lo cierto es que esa aparente inminencia de la venida
causa temor e inquietud en la comunidad y el autor quiere calmar los ánimos.
+ Evangelio
según san Lucas 19, 1-10
Resumen: Jesús se encuentra con un hombre importante y rico, y se hospeda en su casa. Esto provoca la murmuración de todos, pero Zaqueo ha “recibido” a Jesús y eso se manifiesta en la disponibilidad de sus bienes y su actitud hacia los pobres. Así, la salvación ha llegado a su casa.
Jesús está atravesando
Jericó, su última escala antes de la tan ansiada llegada a Jerusalén de la que
ha hablado toda la segunda parte del Evangelio.
Como ya hemos señalado, los
publicanos eran personas despreciadas para la mentalidad judía. Su oficio, “cobrador de peajes” permitía el robo y
la estafa sin control alguno. Ciertamente, el jefe (arjitelônes) de los publicanos (telônes)
era más despreciado aún. Zaqueo lo era. Lucas agrega que además era “rico”, lo que nos recuerda que
recientemente un “importante” (arjôn)
y también “rico” se niega a dar
bienes a los pobres (18,18-23).
La multitud (ojlós), que con
frecuencia acompaña a Jesús en toda ocasión, especialmente en Lucas, le impide a
Zaqueo poder ver a Jesús cosa que él deseaba (“buscaba” ver a Jesús). “Buscar” (zêtô) es frecuente en Lucas, habitualmente con sentido teológico
(5,18; 11,10; 12,31; 13,24; 15,8; 17,33; 24,5). El texto acota que “era de baja estatura” sin que nos quede
claro quién lo era, si Zaqueo o Jesús; lo cierto es que no podía verlo. La
higuera silvestre le permite ponerse en alto y verlo pasar. De este modo Lucas
presenta la situación que a partir de ahora va a desencadenarse:
- Jesús se invita a su casa
- La murmuración de los testigos
- Reacción o comentario de Zaqueo
- Comentario de Jesús
Zaqueo debe bajar “rápidamente” (v.5) del árbol (cosa que
hace, v.6). El término es prácticamente exclusivo de Lucas en el NT (Lc x3, Hch
x2, 2 Pe x1). Los pastores van “rápidamente”
a ver al niño en el pesebre (2,16), Pablo quiere llegar “rápidamente” a Jerusalén (donde empezará su pasión) (Hch 20,16),
Pablo comentando su pasado dice que Jesús se le aparece diciéndole que se
marche “rápidamente” de Jerusalén ya
que querrán matarlo (Hch 22,18).
Jesús le afirma que “conviene” (deî) hospedarse en su casa. El verbo “deî” es muy frecuente en el NT haciendo referencia a la voluntad de
Dios. Jesús afirma que “debía” estar
en lo de su Padre (2,49), “debe
evangelizar el reino” en otras ciudades (4,43), “el hijo del hombre debe” sufrir mucho y ser matado (9,22;
también 17,25 y 24,7), los fariseos hacen algo olvidando que hay otras cosas
más importantes que “deben” hacer sin
olvidar aquello (11,42), el Espíritu Santo enseñará lo que “deben” decir (12,12), el jefe de la sinagoga
afirma que en seis días se “debe”
trabajar (13,14), y Jesús acota que “debía”
desatar a la «hija de Abraham» a la
que Satanás había atado (13,16), Jesús “debe”
seguir adelante hacia Jerusalén para ser allí matado (13,33), el padre del hijo
menor de la parábola afirma que “debía”
celebrar la fiesta por haberlo recuperado (15,32), en la parábola enseña que se
“debe” orar sin desfallecer (18,1),
hay cosas que “deben” suceder antes
de la venida de Jesús (21,9), el día de los ázimos se “debe” ofrecer el cordero pascual (22,7), se “debe” cumplir lo escrito sobre Jesús (22,37), el Cristo “debe” padecer para entrar en su gloria,
según les dice el compañero de camino a los peregrinos de Emaús (24,26), todo
lo escrito en el AT “debía” cumplirse
con Jesús (24,44). [nota: estas son todas
las veces que “deî” se encuentra en
Lucas (que también es frecuente en Hechos), como puede verse, se refiere a lo
que es voluntad de Dios]. En suma,
Dios quiere que Jesús se hospede en casa de Zaqueo.
Y esto debe ocurrir “hoy”, término que –lo hemos dicho- es
muy importante en Lucas. Los ángeles informan a los pastores que “hoy” ha nacido un salvador (2,11), Jesús
comienza su ministerio destacando que la escritura que han oído se “ha cumplido hoy” (4,21), cuando Jesús
cura a un paralítico los presentes afirman que “hoy hemos visto cosas maravillosas” (5,26), antes de ser matado
Jesús realiza curaciones y expulsa demonios “hoy y mañana” (13,32), y “hoy
y mañana” sigue hacia Jerusalén (v.33), Pedro lo negará a Jesús “hoy” antes que el gallo cante (22,34.61)
y “hoy” estará con Jesús en el
paraíso el llamado “buen ladrón” (23,43). Este “hoy” es el tiempo establecido por Dios, es el día de la salvación.
Como los misioneros enviados por Cristo en los capítulos anteriores, Jesús se hospeda
en una casa (9,4; 10,7).
La “alegría” con la que Zaqueo recibe (hypodéjomai, el mismo verbo de la hospitalidad de Marta, 10,38
[única vez en los Evangelios]) a Jesús también es característica de Lucas. Es
consecuencia de la presencia del Bautista (1,14.58) y fruto de la visita del
ángel a María (1,28), la alegría que
provoca el nacimiento de Jesús (2,10), es consecuencia de la última
bienaventuranza, del rechazo de los hombres (6,23), de tener los nombres
escritos en el cielo (10,20). La multitud se alegra al ver el milagro hecho a la «hija de Abraham» (13,17), el pastor se alegra al encontrar la oveja perdida (15,5.6.9) y el padre al
encontrar al hijo (15,32), la “multitud” lo recibe con alegría cuando está llegando a Jerusalén (19,37), aunque en la
pasión los que se alegran son los del sanedrín y Herodes (22,5; 23,8; es que
Herodes –como Zaqueo- “buscaba ver” a
Jesús, y lo ha logrado). Con justicia se lo ha llamado “el Evangelio de la alegría” (Pablo VI lo recordó en su exhortación
apostólica sobre la alegría, Gaudete in
Domino: “El evangelio de Lucas abunda
de manera particular en esta semilla de alegría”. GD 23). Se trata de la
alegría como gozo mesiánico.
Ya hemos señalado que la “murmuración” (diagoggyzô) es el comentario negativo ante el enviado de Dios (Ex
15,24; 16,2.7.8; Núm 14,2.36; 16,11; Dt 1,27Jos 9,18; sólo Sir 31,24 no lo es)
y sólo se encuentra en Lucas en el NT: 15,2 y aquí v.7. Su raíz, goggyzô suele tener el mismo sentido
aunque hay más excepciones (Jue 1,14; Jdt 5,22; Sal 59,16…). Pero también tiene
ese sentido en el NT (Lc 5,30; Jn 6,41.43.61; 7,32; 1 Cor 10,10 cf. Mt 20,11; y
Lc 7,34.39). La rebeldía del pueblo de Dios contra el Señor y sus enviados
queda manifiesta, en este caso en el rechazo a que Jesús haga aquello que “debe” hacer y que provoca “alegría” en el destinatario de su
visita.
Como hemos señalado en otras
ocasiones, el escándalo está dado porque Jesús va a casa de “pecadores”. Esto implica que Jesús es “como ellos” (cf. 15,2; ver también Hch
10,28). El rechazo al pecador (y publicano) Zaqueo se extiende ahora a Jesús en
la murmuración.
Frente a esta actitud de los
testigos (“todos”, lo que implica
“toda la multitud” y también los discípulos) Zaqueo interviene; y llama a Jesús
“señor” (cf. 7,13.19; 10,1.39.41;
11,39; 12,42; 16,8; 17,5-6; 18,6; 22,61). La traducción de los dichos de Zaqueo
no es sencilla por lo que fundamentalmente pueden hacerse dos interpretaciones,
Veamos literalmente el texto:
“Mira,
la mitad de mis bienes, Señor, a los pobres doy y si a alguno defraudé devuelvo
el cuádruple” (v.8).
Como se ve, los verbos están
en presente (doy, devuelvo) por lo
que pareciera que estamos ante algo que Zaqueo hace (notar que el nombre Zaqueo
significa “el que es inocente”). La
lectura tradicional los presenta en futuro (daré,
devolveré) entendiendo que esto es algo que Zaqueo realizará a partir de “hoy”.
En el primero de los casos, la queja de Zaqueo es que es tratado como
pecador por la gente, pero que en realidad él no lo es, sino que por el contrario
es un hombre justo; dar bienes a los pobres para Lucas es característico de la
justicia (6,30-31.38; 11,41; 12,33; 16,9; 18,22.29). El segundo de los hechos
de Zaqueo puede entenderse como “si me
doy cuenta que defraudé a alguien…” (cf. Ex 22,2-3; Lev 6,15-26; Núm 5,6-7);
si el texto afirma que Zaqueo hace esto habitualmente, entonces el contraste
con el hombre rico de 18,18-23 es más marcado aún; el rico se marchó “triste” (18,23), Zaqueo lo recibe “con alegría”.
En la segunda de las opciones posibles, estamos ante un cambio de actitud
(en cuyo caso, el contraste con el rico está dado en su actitud frente a las
riquezas). La disposición ante las riquezas es manifestación evidente de la
disposición del corazón.
La casa de Zaqueo es ahora lugar de “salvación”, otro tema
característico de Lucas: sôtería
(salvación) sólo se encuentra en Lc (1,69.71.77 y aquí, y en una versión de
Marcos 16,8) en los Evangelios; el verbo “salvar”
es más frecuente (Mt x15; Mc x15; Lc x16;
Jn x6; y está frecuentemente ligado a los milagros, p.e. “tu fe te ha salvado”). Zaqueo también es «hijo de Abraham».
Jesús, ha venido a “salvar”, a llenar de alegría la casa por
la oveja perdida encontrada, o la moneda recuperada (15,7.10) porque eso es “voluntad de Dios”. Esto es así, en caso
de que se entiendan los verbos en sentido
futuro; si se los comprende en sentido
presente, probablemente lo que está señalando Jesús es que del mismo modo
que la mujer (¡otra vez un varón y
una mujer en paralelo en Lucas!) es reconocida por Jesús como «hija de Abraham» Zaqueo también lo es.
Aunque todos lo desprecien, Zaqueo es un miembro del pueblo de Dios y para él
también vino Jesús (cf. 1,55; 3,8; ver Hch 3,25). Pero se debe notar que Jesús
le habla a Zaqueo afirmando que “este (=
Zaqueo) también es…” con lo que ahora
el discurso se dirige a los “todos”
los que habían murmurado.
La conclusión sobre la
venida del “hijo del hombre” a buscar y “salvar” lo perdido (y su paralelo con Lc 15,3-32; cf. 5,32) parece
–de todos modos- invitar a leer el texto en el sentido tradicional, es decir
que la llegada de Jesús a casa de Zaqueo provoca en él un cambio de actitud. De
todos modos, el reconocimiento de Zaqueo como “hijo de Abraham” y la referencia a su casa (vv.5.7.9) muestra una
vez más en Lucas a un Jesús que se aproxima a los rechazados de la sociedad.
Zaqueo “buscaba” (v.3) ver a Jesús,
pero Jesús lo ha visto (v.5) y ha venido para “buscar y salvar” a Zaqueo (v.10).
Foto tomada en el municipio
autónomo zapatista San Pedro Polhó, Chiapas.
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