¡Los votantes de Macri salieron a la
calle!
Eduardo de la Serna
Hace muchos, muchos años (tantos que los jóvenes no lo recordarán
salvo que lo hubiesen leído) cuando el país estalló en mil pedazos gracias a
las políticas neoliberales (sí, sí… esas mismas) a los habituales piquetes que
los sectores populares solían hacer para reclamar planes, ayuda, solidaridad…
se sumaron las cacerolas (en realidad, estas habían nacido en Chile protestando
contra el gobierno de Salvador Allende, y siguen llevando – habitualmente – ese
sello). Los cantos que empezaron a popularizarse eran “piquete y cacerola,
la lucha es una sola”. Y muchos así lo creyeron. El primero al que yo
escuché decir “¡Ojo! ¡No es la misma lucha!” fue a José Saramago. Con el
tiempo, y los años eso quedó claro. Las cacerolas (nunca vacías) protestaban
contra un gobierno que bastante había hecho por la comida de los más pobres.
Pero – como es frecuente – la “clase media” – mediocre tantas veces – miraba su
campito, su huertita y se desentendía de la suerte de los más pobres. La lucha
no era una sola. Y el individualismo característico de algunos sectores (el
mismo que alentaba las AFJP, porque la solidaridad no era lo suyo; el mismo que
decía “a mí los militares no me hicieron nada”; el mismo que decía “yo, yo y yo”)
empezó a comprar el discurso de que todo estaba mal, que se “robaron todo”… No
importa si era o no verdad, sino si “yo” quiero creerlo. Y así, muchos sectores
“compraron” un discurso sin tener la serenidad de mirar, perezosos, si era verdad
o no. Muchos compraron el discurso del 82% móvil y decían que los jubilados
eran las grandes víctimas del “relato”, a pesar que casi el 100% de la
población en edad de hacerlo pudo jubilarse. Muchos compraron el discurso de la
excelencia docente, y la inmensa mayoría de los maestros hicieron feroz campaña
a favor del “cambio” (a pesar que nunca sus salarios habían estado mejor; y de
las enormes posibilidades que tenían para actualizarse y perfeccionar
metodología y contenidos).
Pero hoy resulta que intentaron (en eso que quieren llamar “errores”,
y que evidentemente no lo son) bajar el aumento a los jubilados, cierran tambos (¿eso es "el campo" también, ¿no?) y están en crisis las "economías regionales", y que no se convoca a paritarias docentes… Hoy salieron a la calle y marcharon los
votantes de Cambiemos. Mientras en una sistemática campaña de márquetin el
presidente viaja a inaugurar el año lectivo en una provincia donde las clases
no comienzan. Y aprovecha para respaldar al gobernador Morales que recibió su
enésima crítica internacional por la detención ilegal de Milagro Sala y sus
compañerxs de la Túpac (y aprovecharon para transferir al estado provincial las
instituciones educativas de la Túpac; la cosa es desmembrarla sistemáticamente).
No tengo demasiadas esperanzas que los gremios “clasemedieros”
sepan mirar más allá de sí mismos (como no lo creía Saramago), pero espero que muchos,
al menos, sepan ver – si se quiere desde una perspectiva egoísta – que este
modelo económico (político, social, cultural, internacional…) lleva al país
entero (salvando 3 o 4 CEOs) a la debacle y el estallido (aunque mañana “regalen”
una mejora circunstancial al salario docente). Ojalá tengan una mirada más
amplia (como no la tuvieron al levantar la Carpa blanca al subir la Alianza,
como si no fuera lo mismo que antes), ojalá… no tengo demasiadas esperanzas en
ellos. Pero lo cierto es que hoy salieron a la calle los votantes de Macri.
[como los medios oficialistas no informaron de la marcha la foto está tomada de los envíos de Cristina Kirchner]
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