Una nueva “sanata” de Loris
Eduardo
de la Serna
Un reciente artículo de Loris
Zanatta en el diario La Nación pretende descalificarnos a los “curas opp” con
un criterio fundamental: “el mito de la nación católica” [http://www.lanacion.com.ar/2068532-curas-k-otra-vez-el-mito-de-la-nacion-catolica].
Zanatta es un conocido profesor italiano de historia, que conoce bastantes
datos de la antigua realidad Argentina y ha escrito (en general en colaboración
con Roberto Distéfano) sobre “Historia de la Iglesia Argentina”.
Dejo a los historiadores el
análisis sobre su obra historiográfica y muy brevemente me quiero detener en el
artículo en cuestión.
En el mismo no hay ningún
análisis sobre si lo que los OPP decimos sobre la actual realidad argentina es
cierto o no (incluso pretende que analicemos temas – como el antiguo y supuesto
“cepo cambiario”, por ejemplo – tema que no nos interesa comentar, si nos
perdona), solamente se detiene en nuestro planteo de que creemos que “un
cristiano” no puede darle el voto “a un gobierno como este”. Partiendo de este
dato “analiza” que los opp queremos “una nación católica”. Por otra parte, su
punto de partida, nunca cuestionado por el autor, es que somos un grupo de “curas
k” como él – y el diario en el que escribe – ha elegido etiquetarnos.
Así el “historiador” tiene dos
slogans desde los cuales “analiza” nuestro texto y nuestra mirada de la realidad:
los curas k quieren una nación católica,
suponiendo, entonces, que creemos que el ‘gobierno k’ nos llevaría a serlo,
mientras que – sostiene él – el ‘gobierno m’ nos liberaría de semejante mito.
En ningún momento, por ejemplo, analiza o se pregunta si realmente somos “curas
k”, este es un dato adquirido, un mito quizás. En ningún momento analiza lo de “nación
católica” (dejando de lado que decimos “cristianos” y es peligrosa la
identificación de la catolicidad con el “todo cristiano” ¿o no?, ¡un historiador
debería saberlo!). El ilustrado italiano nos explica a los ignorantes
latinoamericanos y nos enseña desde su sabiduría europea que pretender que hay
cosas que no son cristianas no se pueden decir en política. Parece que los
cristianos, al decir de su ilustración, no podemos creer que hay políticas más
cristianas, o anticristianas directamente. Es cierto que hay decenas de obispos
que han señalado (en España, Estados Unidos o Perú, por ejemplo) que “un católico no
puede votar” tal propuesta; pero cuando se trata de homosexualidad, ideología
de género y “esas cosas” es mucho más grave que el hambre, la pobreza, la
injusticia o la muerte. Es estos temas, pareciera, entramos en la “materia
opinable”. Es decir, pareciera que después de analizar la situación, y ver que estamos
en un contexto de empobrecimiento y "genocidio por goteo", los cristianos –al
decir del iluminado europeo– debiéramos permanecer sin decir nada. Es decir –según
mi pobre entender – el columnista de La Nación nos pide que como curas no
digamos palabra frente a la muerte y el hambre porque su sabiduría no nos lo
autoriza.
A modo de síntesis quisiera
decir algunas cosas…
- Para decir lo que mi conciencia me indica que debiera decir, no espero la autorización de ningún iluminado europeo que me trate de “pobre tipo sudaca”;
- Para mi mirada de la realidad, como decía el viejo Jauretche, suelo estar en las antípodas de lo que La Nación señala, y –que me perdone el sabio Loris– creo que “dime dónde escribes y te diré quién eres”;
- Si un análisis de la realidad presente se hace en base a dos slogans incuestionados, sin discutir las fuentes y sin mirar otras posibilidades, que me vuelva a perdonar Loris pero no leeré sus libros: no puedo entender que analice bien el pasado quien no entiende y analiza caricaturezcamente el presente;
- Quién no entienda que hay algunas cosas más cristianas que otras, o cosas directamente anticristianas, como la muerte, el hambre, la injusticia o la mentira, no me parece que tenga entidad para analizarlas en la vida pasada o presente;
- Zanatta con frecuencia escribe en La Nación (otra vez “dime dónde escribes…”), criticando el “populismo” de Francisco, o su mirada ante el tema de los “migrantes”. Tiene todo el derecho del mundo de expresarla, especialmente en la “tribuna de doctrina”, pero ¿me permitirá el sabio italiano a mí, un pobre argentino de los barrios periféricos del conurbano, no estar de acuerdo? Imagino que casi perdonándome la vida sonreirá y pensará “pobre tipo, ¡con razón es k!” sin saber con quién está hablando, pero con la certeza del dogma de la historiografía de la verdad. ¿O ésta será otro mito?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.