sábado, 30 de diciembre de 2017

Apostillas de fin de año

Apostillas de fin de año


Eduardo de la Serna



1.    Violencia


En la década de los 60 el “tema de la violencia” estaba de “moda”. El surgimiento de las guerrillas en casi toda américa Latina, por ejemplo, el “modelo cubano” y demás lo ponían “sobre el tapete”. Como siempre, los medios de comunicación (MCS) ponían en acento en lo violenta que eran las acciones “revolucionarias/subversivas/terroristas” (todos sinónimos para ellos, como si lo fueran ¡y no lo son!). El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, recientemente nacido, y muchos curas de América Latina hicieron llegar a los obispos reunidos en Medellín (1968, ¡hace 50 años!) una reflexión sobre la violencia que hoy tiene idéntica actualidad. La violencia “terrorista” no es la “violencia primera”, antes hay una “violencia institucionalizada” que es la “madre de todas las violencias” (de aquí surgen las violencias guerrilleras, la violencia espontánea, y la violencia represiva, que defiende el statu quo, esto es la violencia primera). En una misma línea hablaron luego Helder Cámara y Oscar Romero, por ejemplo. Hoy, los MCS son quieren hacer creer, impulsados por el gobierno, que algunos violentos tira piedras (o “con lanzas” al decir de la cada vez más mediocre vicepresidenta de la Nación) constituyen la violencia primera que avala el uso indiscriminado, cruel, y excesivo de la violencia represiva. Muchos, hoy como ayer, seguimos creyendo que la violencia primera es la injusticia y un modelo político-económico que descarta, excluye, ningunea, ¡y mata!

2.    Cristina democrática


Preocupados, a veces, por responder a la “abuela de la TV” que afirmaba que el gobierno anterior era “una dictadura” (y lo decía en público sin ser reprimida por ello) no pudimos (o no supimos) ver el profundo respeto a las instituciones democráticas del gobierno anterior. Hoy, que los jueces son cooptados (y perseguidos cuando no fallan conforme a los deseos oficiales), que el poder legislativo es presionado a votar en el mismo sentido so pena de no recibir fondos para las provincias (y eso es presentado como “diálogo con los gobernadores”), y diputados que manifestaron en contra del aparato represivo son denunciados ante la “justicia amiga”, cuando la prensa es cada vez más monopólica, los derechos humanos cada vez más avasallados, el poder judicial cada vez más vergonzante… Al mirar la “baja calidad” democrática de este gobierno no se puede sino reconocer el respeto del gobierno anterior a las instituciones:  respetaba una prensa canalla, mentirosa, grosera; respetaba un poder judicial que vetaba – asumiendo un poder que no le corresponde – leyes votadas; respetaba un poder legislativo adverso en el “grupo A”. ¿Qué levantaba la voz? ¡Por supuesto! Pero respetaba las instituciones. El actual avasallamiento cotidiano no pone “blanco sobre negro”.

3.    Para-peronismo


Desde el derrocamiento de Perón en 1955, el “poder en las sombras” supo que necesitaba “cierto peronismo” para poder gobernar. Ya se recurrió a Vandor, en el sindicalismo. Y en la renovada democracia post dictadura, siempre hubo una suerte de “peronismo paralelo” que tuvo más o menos suceso. Se trata del famoso “divide y reinarás”. Recientemente podemos recordar la aparición del “Modin”, luego de De Narvaez, y recientemente de Massa y finalmente la entente Pichetto-Urtubey-Bossio (y Randazzo, claro). No deja de ser interesante esto en el partido que fundacionalmente alude a “la lealtad”.

4.    Modelo económico


El “modelo” económico (si de modelo se trata) se ve cada día más frágil, sólo sustentado por préstamos a raudales (de hecho, “ellos se prestan a sí mismos” porque son ellos los que gobiernan) y una sistemática “lavada de cara” con la omnímoda presencia de los MCS. Resulta vergonzoso que nadie diga nada que al día siguiente que se aprobó el presupuesto (que incluía una meta inflacionaria), ¡al día siguiente!, el gobierno salga a anunciar que “pospone” la meta inflacionaria por un año (anunciando incluso una meta para el 2020, año en que, ¡Dios quiera!, ya no estarán en el gobierno. Este modelo (y lo ha insinuado el mismísimo presidente) está condenado al estallido. Lamentablemente esta película ya la hemos visto, y ¡es de terror!

5.    Viajes del Papa

Una última nota sobre los viajes del Papa (y la supuesta negativa a visitar Argentina). He dicho en otras partes que no estoy de acuerdo con los viajes papales (salvo para eventos internacionales, reitero), pero quisiera destacar un elemento. Me tocó escuchar críticas (previas) al viaje que el Papa haría a México (2017), y debo decir que algunos de los temas señalados tenían verdad (por ejemplo, el silencio por lo de Ayotzinapa), aunque hubiera elementos muy interesantes, como la crítica al episcopado mexicano. Algo semejante ya se escucha en Chile. Una pregunta (difícil de responder) es quiénes son los informantes del Papa sobre la realidad chilena. El cardenal Francisco Javier Errázuriz, emérito de Santiago, es el elegido por el Papa para el grupo de los cardenales que pretende reformar la curia romana (¿cuándo será ese cuándo?), es el cardenal que calló ante los abusos de Karadima, el cardenal que (con su sucesor) boicoteó a Michelle Bachelet al elegir un capellán para La Moneda, es el cardenal que no levantó la voz ante el obispo elegido en Osorno. Es posible que el Papa diga palabras positivas en su encuentro con mapuche en Temuco (por el rol jugado por el obispo en la comisión por la verdad), pero difícilmente interpele a la Iglesia chilena en una reforma pastoral auténtica para ser una “iglesia pobre para los pobres”. Ojalá me equivoque, pero mi opinión sobre los viajes papales no cambiaría si fuera el caso.



Foto tomada de Dreamstime

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