Apostillas de fin de año
Eduardo
de la Serna
1.
Violencia
En la década de los 60 el “tema
de la violencia” estaba de “moda”. El surgimiento de las guerrillas en casi
toda américa Latina, por ejemplo, el “modelo cubano” y demás lo ponían “sobre
el tapete”. Como siempre, los medios de comunicación (MCS) ponían en acento en
lo violenta que eran las acciones “revolucionarias/subversivas/terroristas”
(todos sinónimos para ellos, como si lo fueran ¡y no lo son!). El Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo, recientemente nacido, y muchos curas de
América Latina hicieron llegar a los obispos reunidos en Medellín (1968, ¡hace
50 años!) una reflexión sobre la violencia que hoy tiene idéntica actualidad.
La violencia “terrorista” no es la “violencia primera”, antes hay una “violencia
institucionalizada” que es la “madre de todas las violencias” (de aquí surgen
las violencias guerrilleras, la violencia espontánea, y la violencia represiva,
que defiende el statu quo, esto es la violencia primera). En una misma línea hablaron
luego Helder Cámara y Oscar Romero, por ejemplo. Hoy, los MCS son quieren hacer
creer, impulsados por el gobierno, que algunos violentos tira piedras (o “con
lanzas” al decir de la cada vez más mediocre vicepresidenta de la Nación)
constituyen la violencia primera que avala el uso indiscriminado, cruel, y
excesivo de la violencia represiva. Muchos, hoy como ayer, seguimos creyendo
que la violencia primera es la injusticia y un modelo político-económico que
descarta, excluye, ningunea, ¡y mata!
2. Cristina democrática
Preocupados, a veces, por
responder a la “abuela de la TV” que afirmaba que el gobierno anterior era “una
dictadura” (y lo decía en público sin ser reprimida por ello) no pudimos (o no
supimos) ver el profundo respeto a las instituciones democráticas del gobierno
anterior. Hoy, que los jueces son cooptados (y perseguidos cuando no fallan
conforme a los deseos oficiales), que el poder legislativo es presionado a
votar en el mismo sentido so pena de no recibir fondos para las provincias (y
eso es presentado como “diálogo con los gobernadores”), y diputados que
manifestaron en contra del aparato represivo son denunciados ante la “justicia
amiga”, cuando la prensa es cada vez más monopólica, los derechos humanos cada
vez más avasallados, el poder judicial cada vez más vergonzante… Al mirar la “baja
calidad” democrática de este gobierno no se puede sino reconocer el respeto del
gobierno anterior a las instituciones:
respetaba una prensa canalla, mentirosa, grosera; respetaba un poder
judicial que vetaba – asumiendo un poder que no le corresponde – leyes votadas;
respetaba un poder legislativo adverso en el “grupo A”. ¿Qué levantaba la voz?
¡Por supuesto! Pero respetaba las instituciones. El actual avasallamiento
cotidiano no pone “blanco sobre negro”.
3.
Para-peronismo
Desde el derrocamiento de
Perón en 1955, el “poder en las sombras” supo que necesitaba “cierto peronismo”
para poder gobernar. Ya se recurrió a Vandor, en el sindicalismo. Y en la
renovada democracia post dictadura, siempre hubo una suerte de “peronismo
paralelo” que tuvo más o menos suceso. Se trata del famoso “divide y reinarás”.
Recientemente podemos recordar la aparición del “Modin”, luego de De Narvaez, y
recientemente de Massa y finalmente la entente Pichetto-Urtubey-Bossio (y Randazzo, claro). No deja
de ser interesante esto en el partido que fundacionalmente alude a “la lealtad”.
4.
Modelo económico
El “modelo” económico (si de
modelo se trata) se ve cada día más frágil, sólo sustentado por préstamos a
raudales (de hecho, “ellos se prestan a sí mismos” porque son ellos los que
gobiernan) y una sistemática “lavada de cara” con la omnímoda presencia de los
MCS. Resulta vergonzoso que nadie diga nada que al día siguiente que se aprobó
el presupuesto (que incluía una meta inflacionaria), ¡al día siguiente!, el gobierno
salga a anunciar que “pospone” la meta inflacionaria por un año (anunciando
incluso una meta para el 2020, año en que, ¡Dios quiera!, ya no estarán en el
gobierno. Este modelo (y lo ha insinuado el mismísimo presidente) está
condenado al estallido. Lamentablemente esta película ya la hemos visto, y ¡es
de terror!
5.
Viajes del Papa
Una última nota sobre los
viajes del Papa (y la supuesta negativa a visitar Argentina). He dicho en otras
partes que no estoy de acuerdo con los viajes papales (salvo para eventos
internacionales, reitero), pero quisiera destacar un elemento. Me tocó escuchar
críticas (previas) al viaje que el Papa haría a México (2017), y debo decir que
algunos de los temas señalados tenían verdad (por ejemplo, el silencio por lo
de Ayotzinapa), aunque hubiera elementos muy interesantes, como la crítica al
episcopado mexicano. Algo semejante ya se escucha en Chile. Una pregunta
(difícil de responder) es quiénes son los informantes del Papa sobre la
realidad chilena. El cardenal Francisco Javier Errázuriz, emérito de Santiago, es el
elegido por el Papa para el grupo de los cardenales que pretende reformar la
curia romana (¿cuándo será ese cuándo?), es el cardenal que calló ante los
abusos de Karadima, el cardenal que (con su sucesor) boicoteó a Michelle
Bachelet al elegir un capellán para La Moneda, es el cardenal que no levantó la
voz ante el obispo elegido en Osorno. Es posible que el Papa diga palabras
positivas en su encuentro con mapuche en Temuco (por el rol jugado por el
obispo en la comisión por la verdad), pero difícilmente interpele a la Iglesia
chilena en una reforma pastoral auténtica para ser una “iglesia pobre para los
pobres”. Ojalá me equivoque, pero mi opinión sobre los viajes papales no
cambiaría si fuera el caso.
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