sábado, 28 de abril de 2018

Un soneto crucificado

Un soneto crucificado


Eduardo de la Serna



Y la palabra se hizo pobre,
o se hizo hambre, que es lo mismo,
o sin trabajo, marginado;
ya no es grieta, sino abismo.

Y fue migrante, y dijo ¡basta!
Estuvo preso, y lanzó un grito
Y «¡nunca más!», clamaron otros,
Nunca Más desaparecidos

Pero hay efectos porque hay causas.
Pero hay pobres porque hay ricos,
No hay cruz sin crucificadores,

Hay opresores y oprimidos
Jesús de nuevo es condenado
Hoy Pilato es capitalismo.



dibujo tomado de http://www.ciudadredonda.org/articulo/bajar-de-la-cruz-a-los-pobres

jueves, 26 de abril de 2018

Carta abierta al presidente Macri


Carta abierta al presidente Mauricio Macri

Señor presidente:


Me dirijo a usted con el respeto que merece su investidura. Una investidura que usted deshonra día a día, debo decirlo. No tengo la esperanza que usted me lea, y – por aquello del “peor sordo” – tampoco tengo esperanzas de que sepa usted leer.

Hace unos pocos años, cuando salió a la luz (tardíamente, por cierto, para que la noticia fuera pública después de las elecciones) el escándalo internacional de los “Panama papers” yo dije que debía usted renunciar. Según uno de los mediocres dizque periodistas que le hacen la corte, usted les preguntó a los obispos argentinos, que lo saludaron en esos días, quién era yo, y uno de ellos le dijo que era “un cura marginal”. Debo comentarle que uno de los mejores, si no el mejor libro sobre la persona histórica de Jesús, se llama precisamente “Un judío marginal” con lo cual creo no merecer ese elogio episcopal que aparentemente me prodigaron.

Los que creemos en la democracia entendemos que se trata de un “gobierno del pueblo”, que el pueblo se expresa en las urnas periódicamente y de ellas emanan algunos de los poderes de la República como el legislativo y el ejecutivo. Dejo de lado que cuando hubo intentos de que también el pueblo tuviera injerencia en el poder judicial éste lo vetó con una extraña argumentación que lo constituía literalmente en juez y parte. Pero muchos de los que creemos en esa democracia no aceptamos que esta se limite simplemente a votar cada dos años mientras somos espectadores pasivos de lo que los elegidos hagan a su antojo. Especialmente cuando todo indica que fueron elegidos por decir que harían una cosa y luego hicieron absolutamente lo contrario. Sería una democracia muy absurda una en la que el pueblo no es parte. Debo decir que he hecho esfuerzos, e incluso consultado con compañeros y amigos y hasta ahora, en sus más de dos años de gobierno no hemos encontrado ni una, ¡ni una sola!, medida en favor del pueblo. Y entretanto, usted y los suyos (no me animaría a llamarlos amigos, ni siquiera usted lo hace ya que al referirse a “Nicky” lo llama “hermano de la vida”) se enriquecen, se empoderan al tiempo que se burlan de todos con discursos absurdos o con slogans vacíos (algo que, debo reconocerlo, los caracteriza desde su fundación; vacíos como los globos).

Decía que usted deshonra su investidura no solamente por la burla sistemática de los pobres y las víctimas de este modelo que impone, sino por frases como “no hay otro camino”, “a mí me duele tomar estas medidas” o humoradas semejantes. Todos sabemos, aunque a veces no lo recordemos, que sí hay otro camino, y que a usted no le duele nada tomarlas. La desocupación en nuestras comunidades y barrios cada vez golpea más, las esperanzas de crecer se amputan con los cierres de planes como el progresar o el Conectar Igualdad, que nunca los cerraron, simplemente no los ejecutan (o ponen un radical para que lo haga, lo cual es lo mismo), el tan mentado “emprendedurismo” y la “meritocracia” no funcionan en los barrios que no pueden poner una tiendita cuyas tarifas jamás podrán pagar, pero de todo esto usted no se entera, porque cuando vienen a “timbrear” se aseguran antes de ir a los lugares apropiados, o se hacen acompañar por “la Doce”, que en un tiempo lejano, era popular. Y – claro – todo esto debidamente presentado en un packaging adecuado: sacan el pan de los comedores y lo presentan como “cuidar lo mejor para nuestros chicos”, la inepta gobernadora ya no calza botitas para visitar inundados y goza del escudo que le significa que nadie le pregunte, o repregunte a sus absurdas respuestas, y hasta el jefe de gabinete, cuando tiene tiempo entre trolles y call centers nos dice que la gente no va a los mercados porque compra on line por internet, cosa que me interesaría saber en mi barrio y los vecinos cómo se podría hacer.

No pretendo que usted renuncie; debería importarle “el pueblo” (al que usted llamaba “gente”), no pretendo que tome medidas en favor de los pobres, no pretendo que deje de tener injerencia en el poder judicial, ya debidamente cooptado y obsecuente, en especial la que antes nos enorgullecía Corte Suprema (¿alguna vez en juez Rosenkrantz va a tener un fallo en favor de los pobres?). Simplemente una cosa: ¿sería mucho pedirle que no hable? ¿Qué deje de burlarse de los pobres y de quienes estamos con ellos? Sé que me llamarán (los que lean esta carta y le den letra, por ejemplo) “populista”, palabra polisémica si las hay (“polisémica” quiere decir que tiene variados sentidos o significantes, por si lo ignora), palabra vacua, marketinera y estigmatizante en boca de usted y los suyos. No se preocupe, no se gaste, ya lo sé. Sólo me atrevo a pedirle un único gesto de respeto a los pobres que son víctimas de su gobierno. Pero sospecho que ni esto conseguiremos, a eso estamos resignados. Pero no nos resignamos a seguir luchando por la justicia, por la paz y por un gobierno para el pueblo (¡tan distinto del suyo!).

Me despido de usted con respeto

Bernal, 26 de abril de 2018

Pbro. Dr. Eduardo de la Serna



martes, 24 de abril de 2018

Comentario pascua 5B

Los frutos para la vida de todos y todas

DOMINGO QUINTO DE PASCUA - "B"
Eduardo de la Serna





Lectura de los Hechos de los Apóstoles     9, 26-31

Resumen: Lucas quiere mostrar a Pablo, inmediatamente después de su encuentro con el resucitado, predicando en todas partes y con valentía el Evangelio, aunque su vida esté en peligro.

Para comprender bien el texto litúrgico es importante tener presentes varios elementos. El primero es que el autor, al que solemos llamar “Lucas”, no pretende presentar una “historia de los hechos de los Apóstoles” sino predicar cómo gracias al Espíritu Santo – el gran protagonista de su obra – la Palabra de Dios va creciendo en la geografía y en la historia. Teniendo esto en cuenta, señalemos que los acontecimientos históricos le sirven a tal fin y no duda en silenciar algunos, agrandar otros, manipular unos o exaltarlos. Del mismo modo que “Lucas” no pretende hacer una “historia de Jesús” en su evangelio, tampoco pretende una “historia de la Iglesia” en su segundo tomo. En este sentido, el regreso del perseguidor Pablo a Jerusalén está cargado de elementos teológicos, y – si interpretáramos esto desde una perspectiva histórica – deberíamos afirmar que, por un lado, nos faltan muchos elementos para poder hacerlo con seriedad, y que hay una importante contradicción o contraste con lo que el mismo Pablo afirma en sus cartas de estos hechos.

Dejando Damasco, abruptamente, Pablo se dirige a Jerusalén donde estará un breve tiempo (en Gálatas 1,18 habla de "quince días") antes de dirigirse luego a las regiones de Cilicia (cuya capital es Tarso). Es a este breve tiempo que alude “Lucas” en el texto litúrgico de hoy.

La llegada de Pablo supone los obvios recelos de los antiguos perseguidos por él, pero un seguidor de Jesús del que se nos ha hablado ya en Hch 4,36-37, Bernabé, hace suyo el relato del encuentro de Pablo con el resucitado. Nada nos dice acerca del motivo por el que Bernabé sí cree y por qué es él quien cuenta lo que narrativamente “Lucas” acaba de contar acerca de la “conversión” de Pablo. De hecho, la relación entre Pablo y Bernabé se vuelve cada vez más estrecha hasta el conflicto de Antioquía (cf. Gal 2,13; ver Hch 15,37-40) de modo que es éste quien introduce más intensamente a aquel en la misión a los paganos.

Más allá del marco histórico (que insistimos, está al servicio del objetivo teológico) el acento está puesto en que también en Jerusalén, como lo había hecho en Damasco (ver 9,20-25) predica con audacia y libertad (parrêsía) “a Jesús” o “en el nombre del Señor” (9,27.28; 13,46; 14,3; 19,8; 26,26). La parrêsía es la libertad, osadía, coraje, valentía para hablar. Como se ve en las citas (en 18,26 se dice de Apolo) es algo que “Lucas” destaca de Pablo. Pero esta valentía no impide que intenten matarlo, como ya había ocurrido en Damasco. De todos modos este elemento, la predicación valiente es propia de Pablo y – como vemos – parece el acento principal que “Lucas” quiere destacar en el relato. Una vez que se ha encontrado con el resucitado, Pablo “gasta” su vida (son términos paulinos, cf. 2 Cor 12,16) en la predicación del Evangelio que – como se dijo – es el objetivo teológico de “Lucas” en Hechos.

Una nota breve: es propio de la teología de “Lucas” que ya comienza (por ahora muy intuitivamente) a haber distinción entre judíos y “cristianos” (Lucas es el primero en utilizar el término, cf. 11,26; 26,28; cf. 1 Pe 4,16), entonces, el conflicto – que Pablo lo presenta con gente ligada al rey árabe Aretas, cf. 2 Cor 11,32-33 – es con “judíos” a causa de la predicación. En nuestro texto, el conflicto es con los “helenistas” (cf. 6,1; 11,20 donde alude a los judíos que hablan en lengua griega). El “Pablo de Hechos” es uno que desde los comienzos mismos de su “conversión” predica con tal convicción que deciden matarlo. Esto es lo que motivará que Pablo sea enviado a otra región en la cual vivirá “años ocultos” hasta que Bernabé lo rescate para llevarlo a Antioquía (11,25).


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan     3, 18-24

Resumen: Algunos en la comunidad joánica parecen “decir” que son discípulos, pero su vida no es coherente con esto. Remitiendo a los dichos originarios, el autor de la carta invita a volver a los orígenes de la comunidad, al amor mutuo como signo de la permanencia en Dios y el don del espíritu.


La carta Primera de Juan está escrita en un evidente marco polémico. Al interno de la comunidad aparecen algunos que dicen o hacen cosas que el autor de la carta considera contrarias a lo que el discípulo fundados (el discípulo Amado) había puesto como cimientos. Muchos vocativos parecen marcar los ritmos del texto (“queridos”, “hijos míos”, “hermanos”…); por otra parte, es evidente que los frecuentes “si alguno dice…”, “todo el que...” son indicios de que había en la comunidad quienes lo decían o hacían. 

Con un “hijos míos” comienza la unidad litúrgica (el vocativo “queridos” de v.21 no marca una nueva unidad ya que continúa la referencia a la conciencia, cf. 19.20 y 21). En 4,1 un nuevo vocativo (“queridos”) da comienzo a un nuevo apartado.

El acento está en “no amar de palabra o con la boca” (v.18) sino “guardar” los “mandamientos” (22.24). Es evidente que el mandamiento es el tema central de la unidad (y de otras partes de la carta) haciendo referencia al “mandamiento del amor” que Jesús destaca en la despedida a los suyos en el Cuarto Evangelio. El primer contraste está dado entre “palabras” y “boca”, que se asemeja a los que “dicen” pero son “mentirosos” (cf. 2,4.22; 4,20) ya que no hacen aquello que dicen, por un lado, y las “obras” y la “verdad” por el otro. Ambos pares son sinónimos. La verdad, en Juan (como en general en la Biblia) no se trata de una teoría, sino de una praxis. La verdad se obra, se vive (Jn 3,21; 1 Jn 1,6; 3 Jn 8; cf. Tob 3,2; 13,6; Sal 33,4; 111,7; Ez 18,9; Dan 3,27; 4,34). Es por eso que “somos” de la verdad (v.19) porque “guardamos sus mandamientos”. 

El mandamiento (aunque en v.22 se mencione en plural, a continuación se lo presenta en singular como “un” mandamiento, v.23) tiene una doble dimensión: creer en el nombre de su Hijo y que nos amemos unos a otros “según el mandamiento que nos dio” (de esto habla el Evangelio de hoy y el de la próxima semana, precisamente). El cumplimiento de estos mandamientos provoca la “permanencia” (ver Evangelio de hoy) que es una inter-habitación mutua: él en Dios y Dios en él. Y esto en relación al espíritu que ha sido “dado”. La referencia al discurso de despedida de Juan es evidente y remitimos a esto.

Parece muy probable que en la comunidad empiezan a surgir algunos que insisten en que el ser discípulos es solamente amar a Dios y desentenderse de los hermanos. Este espiritualismo creciente (que culminará en fractura en la comunidad, como se ve en las cartas 2ª y 3ª) es ante lo que el autor alega haciendo referencia a los momentos originarios de los dichos de Jesús tal como el Discípulo Amado los ha transmitido y se encuentran en el Evangelio y por eso repite el contexto “original”.


Evangelio según san Juan     15, 1-8

Resumen: Usando el característico “yo soy”, Juan presenta a Jesús como “la vid” destacando la interrelación entre el Señor y sus discípulos, la voluntad del padre (dar frutos) y la importancia de “permanecer” en esta inter-pertenencia mutua.


En el capítulo 13 Jesús empieza, en una cena (que no es Cena Pascual), un largo discurso de despedida que recién finalizará en 17,26. Obviamente hay muchos elementos y sub-unidades en este largo texto, pero todo se presenta como Discurso. Y tiene clara apariencia de “Testamento”. Es decir, un personaje importante se despide de los suyos (hijos, familiares, discípulos) y haciendo memoria de su vida señala que los que obren en Tal cosa como él obró (o los que no cometan tal vicio como él cometió, como se ve en otros casos) serán sus auténticos herederos espirituales. De estos “testamentos” hay indicios o resabios en muchas partes del Nuevo Testamento y  - por supuesto – muchos escritos apócrifos, entre los cuales el “Testamento de los Doce Patriarcas” es el más conocido. 

Aquí, Jesús, del que se nos dice que “a los suyos” los “amó hasta el extremo” (13,1) les dirá a sus “herederos” que lo serán en la medida en que amen “como él amó” (13,15.34). 

Dentro de este largo discurso se encuentra, comenzando con el típico “yo soy” de Juan, la referencia a la vid y las ramas (= sarmientos). El texto es más extenso (aunque la imagen de los frutos finaliza en v.8 y sólo a modo de conclusión se retoma en v.16); en v.9 el acento está puesto en el amor que enmarca vv.9-17 (Evangelio del próximo domingo), aunque es evidente que el fruto (primera parte) es el amor mutuo (segunda parte).

La “vid” es interesante ya que, si bien en el A.T. con alguna frecuencia representa al pueblo de Israel (cf. Is 5,1-7; Os 10,1; Jer 2,21; 5,10; 6,9; 12,10; Sal 80,9-19…) en los sinópticos se utiliza (como otros árboles frutales, como la higuera o el olivo) para aludir a la comunidad de discípulos (cf. Mt 21,43) y – como es propio de la cristología de Juan – se concentra en Jesús quien en sí mismo reemplaza todo aquello que se afirma en Israel de los ámbitos de salvación.

Es interesante que “el Padre” aparece mencionado como de pasada en esta primera parte y ocupará un rol más importante en la segunda.

El viñador (= el Padre) quiere que las ramas den fruto (v.2 y 8). Ahora bien, las ramas no pueden dar fruto si no “permanecen” en la vid. Por eso las que no dan fruto son cortadas (v.2) como se repite: vv.4.5.6; mientras que las ramas que “permanecen” dan fruto: vv.2.4.5.7. (Como se ha dicho, habremos de esperar a la segunda parte para saber con claridad que este fruto es el amor).

Sin duda, la clave de esta parte viene dada por el verbo “permanecer” (menein). Este verbo es muy importante en este Evangelio y es interesante señalar algunos aspectos:

En un primer momento se destaca que el Espíritu “permanece” en Jesús (1,32.33). Los primeros discípulos, enviados por el Bautista “vieron donde permanecía Jesús y permanecieron con él aquel día” (1,38.39). Jesús no permanece mucho tiempo en Cafarnaúm (2,12). Pero luego de esta primera “semana inaugural”, en el cuerpo del Evangelio el término empieza a tener una mayor densidad teológica: “en que cree en el Hijo tiene vida eterna… el que se niega a creer… la ira de Dios permanece en él” (3,36). Después que Jesús “permaneció” con los samaritanos “fueron muchos más los que creyeron en él… es el Salvador del mundo” (4,40-42). Para los que no creen su palabra “no permanece en ustedes” (5,38). El alimento que da “el Hijo del hombre”, “permanece para la vida eterna” (6,27) y por eso “el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él” (6,56). En 7,9 destaca que “permaneció en Galilea” pero luego – de incógnito – subió al templo. Claramente dirá que “si permanecen en mi palabra serán mis discípulos” (8,31); Jesús – y su palabra – nos hacen libres, y “si el esclavo no permanece para siempre, el hijo permanece para siempre en casa” (8,35). Los que no aceptan a Jesús son ciegos que se niegan a ver, y “como dicen vemos su pecado permanece” (9,41). Nuevamente Jesús permanece en un lugar (10,40; 11,6.54). Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, “permanece solo” (12,24). Los “judíos” creen que el mesías “permanecerá siempre” (12,34), mientras que Jesús será “elevado”. Jesús es la luz y el que cree en él “no permanece en tinieblas” (12,46). El Padre “permanece es” Jesús y realiza las obras (14,10), y los discípulos pueden reconocer al espíritu – el mundo no puede – porque “permanece en ustedes” (14,17). El discurso de despedida Jesús lo dice porque “permanece entre ustedes” (14,25). Los cuerpos de los crucificados no debían permaneces en las cruces por avecinarse un sábado solemne (= Pascua) (19,31). Finalmente, del discípulo amado Jesús insinúa que “permanecerá” hasta que él vuelva (21,22.23). En una misma línea el sustantivo “mansiones” (= lit. permanencias) se destaca que hay muchas en la “casa de mi Padre” (14,2) y que si uno ama a Jesús ese “guarda la palabra”, el Padre lo amará y “vendremos a él y haremos en él nuestra «morada»” (14,23).

En esta lista hemos omitido expresamente las referencias que se encuentran en Jn 15 (vv.4.5.6.7.9.10.16 un total de x11 veces). La imagen de la permanencia de la rama a la vid es la que permite dar fuerza a la imagen de los frutos. En v.9 el paso es a “permanecer en el amor”, como se ha dicho (cf. v.10).

Es interesante, a modo de síntesis, notar que fuera de aquellos lugares donde se dice que Jesús “permanece” (Cafarnaum, Galilea, Samaría…) hay un doble juego de permanecer que indican una interrelación mutua: permanecer en el pecado, lo que indica un modo de existencia, y un permanecer e interrelación: Jesús-Padre y Padre-Jesús, Jesús-discípulos y discípulos-Jesús. La recepción de los dones de Jesús (su palabra, su cuerpo y sangre) o creer en él es lo que provoca esta mutua permanencia y es lo que permite dar el fruto esperado.

Sin embargo, hay un elemento más a señalar y es la referencia a la/s palabra/s de Jesús: “ustedes” (los discípulos) que han sido “limpiados” por el viñador (el Padre) están limpios “por la palabra” (lógos) que Jesús ha dicho. Si las “palabras” (rêmata) permanecen “en ustedes pueden pedir lo que quieran y lo conseguirán” (v.7). Las palabras que se han de guardar – como los mandamientos – son las palabras que Jesús “la Palabra de Dios” ha pronunciado porque permanece en Dios y Dios en Él. Estas palabras han limpiado a los discípulos porque son palabras de vida (cf. 6,68): 
«El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos». (13,10). 
El doble esquema puede verse, entonces, de este modo:

15,1-8
15,9-17
  Padre (v.1)
  Padre (v.9)
      Palabra (v.3)
     Mandamiento (v.10)
Lo que pidan (v.7)
Lo que pidan (v.16)
     Palabra (v.7)
  Padre (v.16)
  Padre (v.8)
     Mandamiento (v.17)

Guardar la palabra (logos), 8,51.52.55; 14,23.24; 15,20; 17,6 (guardar la palabra, rêma, cf. Pr 3,1) es guardar los mandamientos: 14,15.21; 15,10. Esa es la palabra que limpia y permanece y de la que hablará la semana próxima.


Foto tomada de es.dreamstime.com

viernes, 20 de abril de 2018

Una teología detrás del anti-semitismo

Una teología detrás del anti-semitismo

Intervención en el encuentro con motivo de los 75 años del Levantamiento del Guetto de Varsovia organizada por el llamamiento argentino-judío y convergencia (20 de abril 2018)

Eduardo de la Serna

El Gueto de Varsovia

Antes de empezar, una nota sobre la actual legislación polaca: parece que no hubo nada, no hubo “campos” en Polonia, no hubo guetto, no hubo levantamiento… Muy católicos, parece que dicen que son: la Liga Polaca contra la Difamación. Repitiendo a Violeta Parra quiero decir: “Si acaso esto es un motivo, ¡preso voy también sargento!



Una breve nota personal:

Vengo de una familia de clase media; católica. Con militancia católica – social – política en los 70. Cuando mis amigos desaparecieron o se exiliaron estaba en el seminario; por tanto, mi nuevo mundo de relaciones fue “re-católico”. No tenía ni siquiera “un amigo judío”.

Como profesor de Biblia, además de estudiar hebreo y conocer la historia de Israel tuve la ocasión de leer la obra del antropólogo francés René Girard (+2015). Allí pude descubrir lo que “dice acerca de Dios” una lectura sacrificial. Dice Girard que Israel es el único pueblo en el que la “víctima” que supuestamente Dios quiere no se identifica (“mímesis”) con el antagonista sino con el mismo Israel. Y que progresivamente, en este pueblo, las ofrendas cada vez más van dejando de ser violentas para ser de otro tipo, como es el caso de los sacrificios de comunión (que tienen el shalom en su raíz hebrea). El ejemplo máximo – siempre según Girard – se ve en el siervo (‘ebed) de Dios al que hace referencia Isaías. Los seguidores del judío Jesús de Nazaret continuaron esta imagen no sacrificial hasta el punto en que ante el asesinato del profeta de Galilea entienden que Dios toma clara partida por la víctima. Pero muy rápidamente el cristianismo fue dejando esta lectura y el Dios violento y sediento de sangre volvió a ser protagonista. El antisemitismo, sigue diciendo Girard, es la expresión evidente de la búsqueda de una víctima que se debe ofrecer para saciar la sed de Dios.

No seré yo el que miraré la historia de Israel para ver si algunos en algún momento hicieron lo mismo. Jesús nos dice bien claro que no es sensato mirar la paja en el ojo ajeno cuando tienes una viga en el tuyo.

La historia de la Iglesia está cargada de víctimas que se quiso sacrificar derramando sangre que saciaría más a un ídolo que al Dios de la Biblia.

Podríamos marcar el anti-judaísmo como una suerte de leit-motiv que desde el s.II acompañó a la Iglesia hasta bien entrado el s.XX con resabios que todavía hoy permanecen en algunos. Sin duda hay excepciones que parecen justificar la regla, como es el caso de Teresa de Ávila, que, en pleno antisemitismo español a poco de la expulsión de 1492, no reniega (aunque por obvias razones no publicita) su sangre judía.

Pero convengamos que el dios sanguinario no reclamó solamente sangre judía. Los “moros” también fueron, en un período más acotado de la historia, unas víctimas apetecibles. Las cruzadas revelaron otro rostro de la necesidad de saciar el sadismo de dios. Las mujeres que no aceptaran su destino divino de ser religiosas o esposas recibieron el estigma de brujas, por más religiosas que fueran; el caso de Marguerite Porete (+1310) y la condena de las beguinas es bien ilustrativo, ¡y no el único!

En nombre de la “ley natural”, de la que la Iglesia se tenía extrañamente por depositaria, decenas de colectivos debían calmar la ira de Dios. Lo “diferente” era contrario a lo natural, desde el vestirse con ropas masculinas de Juana de Arco (+1431) a la homosexualidad, desde la idolatría que debía extirparse en las comunidades indígenas latinoamericanas a la aceptación, siempre natural, de la esclavitud. La “sana teología”, especialmente de la Universidad de París a la teología imperial española mostraba – siguiendo a Aristóteles – que es natural la esclavitud. Y podríamos seguir con decenas de masacres teológicamente justificadas (o calladas) en la historia por quienes parecían más ciudadanos de Esparta que de Nazaret.

Pero no podemos negar que también, fieles al Dios bíblico, decenas de seguidores supieron ser artesanos de la paz, arquitectos de justicia.

Fuera de la Iglesia católico romana, en el s.XX no puedo menos que hacer mención de Elie Wiesel, Martin Luther King y Dietrich Bonhöffer y no quiero dejar de hacer memoria de una enorme mujer mística judía: Etty Hillesum, mártir en Auschwitz.

Mirando la historia, no podemos dejar de recordar al gran instrumento de paz, Francisco de Asís, que en plenas cruzadas se dirige desarmado a encontrarse con el sultán de Egipto, o con Bartolomé de las Casas o Pedro Claver que desencadenaron enormes movimientos de resistencia y defensa de las víctimas. Para no irnos lejos, no corresponde olvidar a los grandes defensores de los DDHH en Argentina, desde Marshal Meyer hasta Jorge Novak o Jaime de Nevares, o la obra titánica del laico Emilio Mignone.

Dos teologías entraron en conflicto: una, creyente en el dios violento sediento de víctimas y su sangre, que tuvo la terrible trascendencia de la violencia y el terror, y otra la siembra silenciosa de cientos de miles de creyentes en el Dios de la vida y la paz.

Fueron estos los que gritaron con su vida, y – si fue el caso, hasta su muerte – que Dios quiere la vida y no quiere víctimas; que supieron levantarse con la dignidad de la vida confrontando el rostro idolátrico de la muerte. Celebramos un levantamiento, la dignidad en alto. Un levantamiento que trajo sangre, que Dios no quiere porque es Dios de la vida. Pero que fue sangre derramada por los violentos. Nadie quería morir, pero muchos no querían vivir de rodillas ni ver oprimidos a sus hermanos. No se trata de “dar la vida”, se trata de “dar vida”, para que otras y otros vivan. Y para los creyentes en el Dios de la Biblia se trata de saber, en esta grieta, de qué lado está Dios.


Foto tomada de www.taringa.net/posts/info/10936453/El-Gueto-de-Varsovia.html


Algunas notas de actualidad


Algunas notas de actualidad


Eduardo de la Serna



La así llamada actualidad es tan vertiginosa que no da tiempo a mirar un tema cuando muchos otros pasan al margen casi disimulados, o específicamente invisibilizados. Soy consciente que decir unas pocas palabras de algunos temas, dejarán fuera muchos otros. Y todos importantes.

1.- Un tema muy actual es el de las tarifas. Se suele referir a las de primera necesidad: electricidad, agua, gas, pero incluye también transporte y combustibles, medicina, peajes, además del sistemático aumento de alimentos y artículos de primera necesidad. Algunos farsantes que fungen de diputados levantaron su voz en contra de los aumentos en todos los medios a su alcance (que suelen ser muchos), pero cuando el tema se trató en la Cámara su ausencia les quitó brillo. Cuando se usaba mucho el francés se decía que era pour la gallerie, el lenguaje de la calle dice para la gilada. La insensibilidad del gobierno es algo ya sabido, pero – además – pretender una vuelta atrás es inverosímil: “Yo soy el patrón y se hace lo que digo, y ¿quién se creen que son estos para cuestionar una orden mía?”. ¡Listo! Usando el mismo discurso del primer Piñera para explicar por qué la educación no puede ser gratuita en Chile dijeron que esto “alguien tiene que pagarlo”. Lo cual es una obviedad. Pero como buenos (sic) liberales no figura entre sus posibilidades la idea de pensar que quien lo pague sea el Estado. Eso significaría un aumento de salario encubierto, y ya sabemos: el salario es un costo más.

Aprovecho para destacar un elemento. Como es obvio y natural, estas situaciones llevan a que mucha gente, por ejemplo, se enganche. Lo cierto es que un vecino de la zona sur se estaba enganchando el pasado miércoles y la cuadrilla de la empresa eléctrica (no recuerdo a cuál de los dos amigos del presidente pertenece) lo golpeó para que aprenda. Total, la impunidad para los poderosos está a la orden del día.

2.- Otro tema vigente es la propuesta de “despenalización del aborto”. Los debates siguen y hemos escuchado argumentos en favor y en contra, más o menos serios. Empiezo señalando que un buen documento de la Conferencia episcopal invitaba a un debate abierto, respetuoso, de escucha y argumentos. ¡Bien ahí! Pero después de eso, lo que vimos son fotos de obispos con una frase: “¡Vale toda vida!” y nada más. No me consta que el episcopado haya llamado a escuchar diferentes voces y posiciones. Y, a menos que eso de “escuchar todas las voces” quisiera decir todas las voces que piensan como nosotros, no parece que se haya hecho. Si esas fotos son los argumentos y debates que el Episcopado pretende dar, no parece demasiado serio. ¡No lo es! En lo personal, a la hora de escuchar los diferentes argumentos en favor y en contra de la despenalización, me queda un sinsabor amargo. Entiendo que la gran mayoría (especialmente de los opositores) recurrieron a sensiblerías, golpes de efecto y cero argumentaciones. Mostrar fetitos, cartitas o versitos – en lo personal – me predispone más en contra que a favor. Y fueron escasos los planteos – que yo haya visto – dando respuesta a qué hacer con una mujer (porque de mujeres se trata) que sí o sí decide por A o por Z abortar en determinadas situaciones. ¿La penamos o la comprendemos? Porque el aborto se lo hará, legal o ilegalmente (y bien sabemos que, en las villas, los barrios, las ciudades y los countries ¡hay abortos! Y negarlo sería no sólo necio sino mentiroso); ¿qué hacemos con esa mujer?, ¿la condenamos? Entiendo que ese es el tema y pocos – si varios – lo afrontaron.

3.- Mirando nuestras relaciones internacionales no puedo menos que avergonzarme hasta lo más profundo. La sumisión genuflexa del presidente y la política exterior me llena de dolor y vergüenza. Ya vimos la visita del Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, alguien que revuelve las tripas a cualquier amante de la paz. Ahora viene el Presidente de Gobierno de España, Mariano Rajoy – que compite con su predecesor Aznar por la suprema ignorancia – y los granaderos del angustiado general San Martín lo acompañan con banderas de la nación contra la que combatió. Y luego, en una declaración conjunta, afirman que desconocerán los resultados de las elecciones de Venezuela (España, lo recuerdo, fue junto con el Imperio, el país que reconoció casi instantáneamente, el gobierno golpista que derrocó a Chávez en el 2002). Yo quisiera desconocer el resultado de las elecciones en Argentina, pero no he tenido demasiado suceso. Y, para llenar el vaso del entreguismo y la sumisión, no se ha dicho una sola palabra de la prisión política de Lula en Brasil. Fidel, a un predecesor de Mauricio lo llamó “lamebotas”. Veremos qué dice ahora Miguel Díaz-Canel, si es que Argentina reconoce el nuevo gobierno cubano, claro.

4.- Y en medio de todo esto está el próximo mundial de fútbol. Siendo como es de exitista y sensible nuestro pueblo, debo decir claramente que espero que Argentina haga un papelón en el campeonato, cosa que parece probable. Dejo de lado mis opiniones y gustos (los que me conocen saben que desde siempre me disgustó Messi y no lo quisiera en mi equipo y tampoco a todos los que él pone porque si no, no juega), pero creo que podemos esperar varias jugadas arteras de parte del gobierno (medidas, leyes, DNU, etc.) durante el mundial, y pan y circo por mucho tiempo si Argentina ganara, así que – con dolor a mi sensibilidad futbolera – debo confesar mi deseo. Ojalá haya bronca.


Foto tomada de http://www.seat.mpr.gob.es/portal/delegaciones_gobierno/delegaciones/madrid/actualidad/notas_de_prensa.html

martes, 17 de abril de 2018

Comentario Pascua 4B

La vida que el pastor arriesga por el bien de su pueblo

domingo 4º de Pascua – “B”

Eduardo de la Serna



Lectura de los Hechos de los Apóstoles     4, 8-12

Resumen: Pedro justifica su actitud destacando el contraste entre el obrar de las autoridades y el obrar de Dios ante Jesús. Al resucitar a su Hijo, Dios lo hace causa de salvación siempre eficaz para nosotros.

El libro de los Hechos está lleno de discursos, y la liturgia de hoy nos presenta uno de entre ellos. Este se encuentra armado a modo de escena y diálogo. Después de curar un paralítico de nacimiento, Pedro y Juan son llevados ante las autoridades para ser interrogados. El motivo de la captura tiene que ver con la creencia en la resurrección (4,2); es sabido que los saduceos no creen en esto y que hablar de Jesús resucitado es el punto de partida de la predicación de los discípulos (3,26). El hecho de la curación es la excusa, la pregunta que les harán es “con qué poder o en nombre de quién” lo han hecho, aunque ya sabemos que es la fe en el nombre de Jesús la que lo ha obrado (3,16; ver 3,6). Con la respuesta de Pedro a esa pregunta comienza el texto de la liturgia. Al terminar el discurso, finaliza el párrafo aunque la escena continúa con toda la estructura de una sentencia judicial. Comenzó por el interrogatorio (4,1-7), defensa (el texto litúrgico, 4,8-12), deliberación (4,13-17) y sentencia (4,18-22).

El discurso, entonces, tiene como objetivo explicar y dar respuesta a ese interrogatorio. En los vv.8-9 Pedro presenta el punto de partida, aquello que le fue preguntado. En los vv.10-12 está en tema cristológico, esto ocurrió “en nombre de Jesús”, y presenta el dato kerigmático del contraste entre el obrar del pueblo y Jesús y – por otro lado – el obrar de Dios ante Jesús, es decir su muerte y resurrección. Ciertamente de este modo Pedro da respuesta al interrogatorio: la curación realizada es indiscutible por lo que la sentencia será prohibirles hablar en el nombre de Jesús, pero esto está fuera del texto litúrgico.

Mirando en detalle algunos elementos, lo principal es destacar que Pedro, que más adelante es presentado como “sin instrucción ni cultura”, va a hablar movido por el Espíritu Santo. Es sabido que el gran protagonista de todo el libro es el Espíritu (x42) hasta el punto que algunos han sugerido que más que llamarlo “Hechos de los Apóstoles” habría que llamarlo “Hechos del Espíritu Santo”. El Espíritu, con forma y ruido, desciende sobre Jesús antes de iniciar su misión, el Espíritu (Lc 3,21-22), con forma y ruido, desciende sobre la Iglesia antes de comenzar su misión (Hch 2,2-4). El espíritu marca el camino de Jesús (Hch 10,38) en el cumplimiento de las escrituras (Lc 4,18.21), y marca el camino de la Iglesia en el cumplimiento de las escrituras (Hch 2,16-17). Y esta misión de la Iglesia está marcada por la presencia del Espíritu en los grandes momentos o personajes: Pedro (4,8), los presentes (4,31; 8,17; 10,44), Esteban (6,5; 7,55), Pablo (9,17; 13,9), las iglesias (9,31), Bernabé (10,23), los presbíteros (20,28), y envía a predicar en misión (13,2.4; 16,6), desciende sobre los evangelizados (13,52; 19,6), y los paganos en general (15,8).

El tema central de la unidad está en “el nombre de Jesús”. Es sabido que “el nombre” designa a la persona misma, es su nombre el que es invocado sobre alguien (como ya en los exorcismos, Lc 9,49; Hch 16,18). Ya se repetía con frecuencia que “el que invoque el nombre del Señor (= Jesús) se salvará” (2,21; Rm 10,9-13 = Jl 3,5; cf. Hch 4,12; 10,43), y los que se incorporan a la comunidad lo hacen luego del “bautismo en el nombre de Jesús” (2,38; 8,12.16; 19,5; 22,16) la predicación de los discípulos es “en el nombre de Jesús” (4,18.30; 5,41; 9,14.15.16.21.27.28.33.36; 15,14.17.26; 19,17; 21,13; 26,9).

Ciertas lecturas antisemitas insistieron en el “ustedes lo mataron” sacando los discursos de contexto, y – en este caso – no teniendo en cuenta quiénes son estos “ustedes”: los “magistrados del pueblo y ancianos” (v.8; en Lc 24,20 dice: “nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo mataron”). Los “magistrados” (árjôn) aparecen en torno a Jesús en su ministerio, pero en el contexto de la Pasión “los sumos sacerdotes, magistrados y el pueblo” son convocados por Pilato (Lc 23,13) aunque luego, mientras el pueblo mira al crucificado, los “magistrados se burlaban de él” (23,35). Pedro afirmará ante el pueblo que “obraron por ignorancia” (Hch 3,17). El contraste está dado entre la actitud de estos jefes y ancianos por un lado, que matan a Jesús, y el obrar de Dios por el otro, dando vida: “Dios lo resucitó de entre los muertos” (v.10). Es el obrar “en el nombre” de Jesús con el que el que había estado paralítico y mendigo se presenta ahora. Señalemos simplemente que Jesús es llamado “Nazoreo”, no Nazareno. Éste último es propio de Marcos y los textos que dependen de él, Lucas, en cambio, en los textos que le son propios, prefiere Nazoreo sin razón que nos resulte evidente.

Señalada esta doble actitud frente a Jesús, el texto recurre a una cita del Sal 118,22 que parece haber sido utilizada con frecuencia en la discusión para explicar el rechazo de las autoridades a Jesús, y la exaltación de Dios (Mc 12,10-11; 1 Pe 2,7). Los arquitectos que han rechazado la piedra son – ciertamente – las autoridades de Israel (cf. Mc 12,1-12: “la parábola la había dicho “por ellos”, v.12, cf. 11,27). El paso a “piedra principal” (sea esto lo que signifique, si fundamental o de ángulo) ciertamente alude a la exaltación de parte de Dios. La escritura ilustra esta doble responsabilidad de Dios y de las autoridades ante Jesús. 

Con una nueva referencia a Joel 3,15, que fue citado recientemente (2,21), se reitera que la salvación llega a todos por la obra de Jesús en nosotros. 


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan     3, 1-2

Resumen: el inmenso amor de Dios por los suyos los engendra como hijos, y son ya ahora en el presente una realidad que – además – será más plena en la manifestación futura. Algo incomprensible para quienes no sean “hijos de Dios” sino que sean “del mundo” y por tanto sean incapaces de “conocer” y – por tanto – de vivir la justicia y la santidad como Jesús.

Ya hemos hecho referencia la semana pasada al sentido conflictivo intra-comunitario que tiene la carta. Con un pequeño paréntesis sobre el ser y obrar como “hijos de Dios” Juan introduce una nueva unidad en la carta (paréntesis que parece introducido por los vv. 2,28-29 que son conclusión de lo anterior y nuevo comienzo). Luego de este paréntesis, desarrollará las características que tiene la vida cristiana (ser de la justicia y enfrentar el pecado [3,3-10], ser del amor y la vida, enfrentar los asesinos [3,11-24], ser de Dios, no del mundo [4,1-6]). 

Hay muchos elementos que hemos visto la semana anterior (amor, conocimiento [es importante recordar que este conocimiento no se refiere a algo “racional”, como el que proponen los espiritualistas que “conocen a Dios”, sino una experiencia e intimidad profunda]), pero hay elementos nuevos que merecen ser mirados:

El versículo introductorio (2,29) establece una estrecha relación entre Dios, que es justo, y el cristiano que debe “obrar la justicia”. Sin duda que el tema es claramente conflictivo con los grupos que proponen un espiritualismo que los aísla del hermano/a. Obrar la “justicia” (entendida en sentido semita, como “vivir plenamente acorde a la voluntad de Dios”) no es habitual en los “espiritualistas que sólo pretenden mirarse en su relación personal (individual) con Dios. En ese sentido, en Juan, no parece distinto “obrar la justicia” que vivir “el amor”. Pero lo importante, además, es que ese tal “ha nacido de él” (si bien se dice que “Jesús es justo” [1,9; 2,1; 3,7], en este caso parece decirse de Dios). De allí que dedique, el autor, los siguientes dos versículos a desarrollar esta generación divina. Esto supone no un mero “título” sino una “generación”, una trasformación de las personas. Sin duda esto empieza a insinuar la confrontación que se desarrollará en los versículos que siguen ya que hay otros “hijos”, del diablo (3,8), de Caín (3,12), del anticristo (4,3), del mundo (4,5). La filiación se reconocerá en el obrar, pero no lo sabrán “conocer” los que son “del mundo”. Como se ve, el autor se mueve ante tipos contrapuestos (el mismo Caín es tipo del homicidio) que supone dos modos de ser y – por tanto – de obrar, la justicia o el pecado.

Es interesante que ante la nueva dimensión existencial, el texto habla del aspecto presente (lo que somos, 3,1b-2a) y lo que seremos (3,2b-c). El presente y el futuro. Pero esto es obrado – en el presente – por Dios en los hijos al “engendrarlos” (2,29), y tiene consecuencias: no son “del mundo” que es el ambiente que rechaza a Jesús (no debe entenderse en sentido platónico ni –menos aun en 1 Jn – espiritualista como “ciudadanos del cielo”; ver Jn 15,18-19; 17,14-16). Los “hijos” deben llevar una vida justa como la de Cristo (Jn 13,15.34; 15,12; 17,17-19), y tienen la esperanza puesta en el futuro (Jn 5,28-29; 17,24).

El tema del “futuro” no es un tema muy frecuente en Juan como es sabido. Sin embargo no es ajeno a un tema importante en el cristianismo desde los orígenes, como es la venida futura de Jesús (aparentemente a eso se refiere el futuro: “aún no se ha manifestado”, “cuando se manifieste”). Quien “conoce” a Dios es asemejado a él, “engendrado”; y en la tradición joánica, esta experiencia es mediada por Jesús: él poseyó el nombre divino y la igualdad con Dios (Jn 17,11-12); compartió este nombre con los discípulos (17,6.26), y estos han participado del destino de Jesús a manos del mundo (15,21) y contemplarán su gloria (17,24).

Cuando dice "Miren qué amor nos ha tenido el Padre», debemos pensar en Jesús, la fuente de la filiación, el amor encarnado de Dios dado por nosotros. El mundo es incapaz de conocer a Dios y a su enviado, por tanto, incapaz de conocer a sus hijos, que se asemejan a él. En el retorno de Jesús, cuando los hijos engendrados vean a Dios como es, la semejanza será aún mayor. La santidad / justicia es nuestra mejor preparación para ser semejantes a Dios y para verlo / conocerlo.


+ Evangelio según san Juan     10, 11-18

Resumen: el pastor es inseparable de las ovejas, y lo es en función de la vida. Las ovejas reciben “vida” porque el pastor la “arriesga”. Hay quienes quieren “robarle” sus ovejas a Dios, pero el pastor bueno no permite que el lobo las disperse sino que busca que haya un solo rebaño.


El 4º domingo de Pascua es conocido como el domingo del “buen pastor”, y la liturgia destaca ese aspecto de Jesús. Pero miremos brevemente el texto en su contexto: si miramos los personajes, o el desarrollo del tiempo, el texto parece venir desde muy atrás. En 8,12 se habla de “otra vez” y los que le responden (v.13) son los fariseos. Luego de esto no tenemos cambios de escena. Por tanto no parece que haya que separarla demasiado de la anterior, es decir, el relato de la curación del ciego (Jn 9). Si se ve 10,1 el texto no tiene inicio ni introducción, por lo que debe verse como continuación de lo antecedente. Es importante que no hay ningún corte entre el capítulo 9 y el 10, por lo cual podemos suponer que el contexto es el mismo. Es decir, Jesús desarrolla su discurso del pastor en el mismo contexto del relato del ciego. Y decir en el mismo contexto es decir en el mismo auditorio. En este caso, en el que ya está presentado, en Jn 8, 41, donde dice: "ellos le dijeron..." y se refiere – como decimos – a los fariseos. Por otro lado, en Jn 10,21, se vuelve a hacer referencia a la curación del ciego: ")acaso un endemoniado puede abrir los ojos a un ciego de nacimiento?

Para nuestra mentalidad pareciera que el cambio entre el ciego y el pastor es demasiado abrupto y debemos pensar en otro contexto. Sin embargo, que cambie la imagen no quiere decir que cambie de tema. Veamos, por ejemplo dos textos. Uno muy antiguo, de la Mesopotamia. Es un himno al dios sol, Shamash donde dice: 

"Oh! Iluminador de la tierra. Oh! Juez de los cielos, que iluminas las tinieblas. Pastor de lo alto y lo bajo, tú apacientas a todos los seres dotados de aliento. Tú eres su pastor en lo alto y lo bajo. Pastor del mundo de abajo. Pastor allá en lo alto. Director y luz del universo. Tú sólo, oh! Shamash."

Como se ve, en este himno a Shamash, están unidas la imagen de la luz y la imagen del pastor en un mismo texto. Otro texto, ya más cercano y judío, es del apócrifo de Henoc, donde en varias partes aparecen unidas las imágenes; veamos una:

"Pero las ovejas cruzaron el agua y salieron al desierto, donde no hay agua ni hierba, y empezaron a abrir los ojos y ver. Vi que el dueño de las ovejas las apacentaba, y daba agua y hierbas y aquella oveja iba guiándolas".

Nuevamente se unen las dos imágenes en un mismo contexto. La imagen de la luz, de los ojos, y la imagen del pastor.

Si miramos más en detalle ahora, el capítulo 10 notaremos en los versículos 1 al 5, una o dos “parábolas” con una explicación, una conclusión en el versículo 6; y después de 7 a 10, toma la imagen de la puerta; de 11 a 18, toma la imagen del pastor; y de 19 a 21, una conclusión. Es decir, tenemos dos parábolas; una al principio, acentuando el tema de la puerta; la segunda, el tema del pastor; y después la explicación de esas dos parábolas. Por otro lado, toda la primera parte, las aparentes parábolas, están en un tono impersonal: "El pastor" hace esto, por ejemplo; la puerta del redil; el ladrón; el salteador; se le abre la puerta; saca las ovejas; las ovejas le siguen; etc. Todo en impersonal. Recién a partir del versículo 7, Jesús va a empezar a hablar de "Yo". "Yo soy la puerta", "Yo soy el pastor". Así podemos notar la unidad literaria para la que 10,1-6 es una introducción con dos imágenes y 10,7-10 y 10,11-18 el desarrollo de cada una de ellas aplicado a la persona de Jesús.

Por eso lo ideal es más que “parábola” llamarlo "marco simbólico" del discurso que va a venir después. En este caso, la palabra paroimía (v.6) convendría traducirla entonces por marco simbólico. Este marco simbólico tiene un detalle particular. Empieza y termina con una referencia a adversarios. Empieza con: "El que no entra por la puerta es un ladrón y un salteador" (v.1), y termina diciendo: "No conocen la voz de los extraños" (v.5). Es decir, hay una referencia a unos personajes negativos de los cuales tendremos que intentar decir algo más adelante. En el centro está la imagen del pastor, que es la clave de la revelación, por su relación con las ovejas. No es una referencia al pastor solo, sino al pastor con las ovejas.

En la primera parte del capítulo (10,1-3), tenemos la parábola de la puerta. Hay una referencia al portero, pero la clave no es el portero, sino la puerta en sí, y la puerta que no utilizan los que son ladrones y bandidos. El tema es que, el término bandidos se había aplicado a los sacerdotes en algunos textos del evangelio: "Han hecho de la Casa de mi Padre una cueva de bandidos", dice Jesús en la purificación del templo en Mc 11,17. Quizás esa doble referencia, ladrones y bandidos, recuerde a fariseos y sacerdotes. El contexto de la fiesta de la Dedicación (Jn 10,22), donde Judas Macabeo, dedica el templo ante los sacerdotes que habían sido traidores del pueblo, invita a sospechar que puede haber una referencia anti-sacerdotal. 

La segunda parte, en cambio (10,3-5) hace referencia al pastor. Es interesante que el pastor es quien conduce a los pastos. Acá es oportuno tener en cuenta una imagen de Josué, en Números 27,16: Dios le dice a Josué: "Designa a un hombre de la congregación – en griego dice sinagogé – que los conducirá, pues la congregación del Señor no puede ser como ovejas sin pastor". Esta imagen ha sido utilizada más de una vez, por ejemplo Mc 6,34, aplicada a Jesús (= Josué). 

El acento está puesto en la relación entre Jesús y los seguidores, es decir, las ovejas. Y se destaca que el pastor a cada oveja la llama por su nombre. Otra referencia al segundo Isaías: "Te llamé por tu nombre, tú eres mío" (Is 43,1). Lo que se destaca de este pastor, en su relación con las ovejas, es que las ovejas conocen – término importantísimo, como se sabe – y conocen su voz. La voz del hijo del hombre es la voz que hace levantar a los muertos, por ejemplo a Lázaro; cf Jn 5,25: "Les aseguro en que se acerca la hora y ya ha llegado en que los muertos oirán la voz del hijo de Dios y los oigan vivirán". “Oír” es el término phoneo; “voz” es phoné. Lo que se dice es que el pastor va delante; el término es poreuostai que es el término que se utiliza en el éxodo, por ej. Dt 1,30. Refiere al éxodo, donde Dios va delante de su pueblo; y está presentando la misión de Jesús como un nuevo Éxodo. En Juan se está haciendo referencia al caminar de Jesús hacia el Padre, con lo cual le da una perspectiva escatológica a toda esta parte. Sobre todo, porque esto está en contexto con el término salir, que también es un término frecuente en el éxodo, por ej Éx 3,10. Es un liberar de la esclavitud.

Ahora, tenemos un pequeño problema: el "salir"; y se dice: salir del corral, pero el término que se utiliza para hablar del corral es el término aulé; lo interesante es que el término aulé aparece 177 veces en el Antiguo Testamento, y nunca para hablar de un corral. Pero sí aparece 115 veces para hablar del atrio del templo. Es decir, el aulé es un lugar cerrado, pero no se lo utiliza nunca para hablar de un corral, sino para hablar del atrio del templo. Es más, el mismo Juan lo utiliza para hablar del atrio del templo en 18,15, donde habla del patio del sumo sacerdote. Teniendo en cuenta que el contexto es el del pastor que reúne, etc., entonces se está insinuando la reunión de Israel en torno a Jesús. El nuevo Éxodo.

El Salmo 99 de la Biblia griega (Salmo 100 de la hebrea) dice: 
"Reconozcan que el Señor es Dios. Él nos hizo. A Él pertenecemos. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño. Entren por sus puertas, dando gracias. Entren en sus atrios – aulé – con himnos de alabanzas". (Sal 99,3).
Un dato a tener en cuenta es que el término hacer salir, ekballein, es el mismo término que en la curación del ciego de nacimiento se había usado para decir que los fariseos excomulgaban a aquel que reconociera que Jesús era el Mesías. Ahora Jesús dice que él hace salir a las ovejas – antes los hacían salir de la sinagoga – del redil. Frente a esto lo interesante es que, como es frecuente en Juan, todo esto termina en una no-comprensión. No comprenden. Y entonces, frente a ese no-comprender empieza el discurso revelador (“yo soy…”). Otra vez con el doble "en verdad, en verdad" pero ahora en primera persona, con el "yo soy". Tenemos entonces dos "yo soy la puerta", y dos "yo soy el pastor". 

Es una puerta que conduce a los pastos, y la palabra "pastos" está haciendo referencia a la vida en plenitud. Vida y vida en abundancia (10,10). Y acá empezamos a sospechar si la palabra pastos (v.9) hace referencia a la vida. En Jn 7,44, ya se nos había dicho – en el discurso dentro de la misma fiesta de los Tabernáculos – que el diablo es asesino. Es más, el ladrón viene a destruir, mientras que Jesús vino para que tengan vida (10,10). Y la palabra Vida en Juan, siempre es vida eterna [para ser precisos, como veremos, en Jn hay dos términos para decir vida: “zôê” y “psyjê”, y mientras el primero es siempre vida eterna, vida divina, el segundo es vida humana, vida que se puede perder, ¡y arriesgar!]. Y acá tenemos un nuevo elemento a tener en cuenta. Jn 1-12 es llamado habitualmente el libro de los signos, la vida – vital, humana – es signo de la otra vida, divina. El signo de Lázaro es un buen ejemplo de esto (Jn 11). Lo de Lázaro es un signo de la vida plena que recibe Marta, o mejor, el creyente... Con palabras que no son "joánicas" podríamos decir que la vida humana es "sacramento" de otra vida mayor, de otra vida abundante. 

Por esto es razonable pensar que "el que viene antes que yo" (v.8), el ladrón, el asesino, en realidad es una personificación de todo adversario, las “tinieblas”. Por otra parte es bueno tener en cuenta que se dice "yo soy la puerta de las ovejas" (v.7),– algunos manuscritos dicen “el pastor de las ovejas” – , es decir la puerta por donde pasan las ovejas, no por donde se va hacia las ovejas. Es bueno notarlo ya que en nuestra historia tan poco ecuménica, más de una vez hubo problemas muy serios, y peleas, contra los "herejes", porque había que hacer entrar, aunque sea por la fuerza, al rebaño donde están las ovejas. Por eso no es la puerta del corral, es la puerta de las ovejas. Para que las ovejas entren y salgan. 

Ahora bien, ¿Y “ladrones”, por qué? Se comprende lo de los adversarios, ¿pero, por qué ladrones? Y si tenemos en cuenta que en el contexto del evangelio, el acento está puesto en que las ovejas son de Dios, y si Jesús puede decir "mías", es porque el Padre se las ha dado (recordar la teología tan importante en Juan de Jesús como “enviado”, por tanto “delegado” del Padre), tenemos que decir que son ladrones de Dios, porque le quieren robar las ovejas a Dios. Por eso, no pueden hacer más que hacer perder las ovejas. No vienen más que a robar, "matar" y destruir. No pueden hacer otra cosa, porque son adversarios de Dios. No pueden más que hacer perecer, que es el apóllymi, que es la muerte eterna, porque es en contraposición a la vida eterna. En Juan, esa palabra, que es perecer, es muerte eterna (ver 3,16; 6,27.39; 10,28; 12,25; 17,12; 18,9). No es la muerte "física", por llamarla de alguna manera. 

Demos un paso más hacia el pastor. La palabra que aparece habitualmente en las Biblias, traducida como "matar" – "viene a robar, matar y destruir –, en realidad habría que traducirla por sacrificar (thyô; ver p.e. Hch 10,13; 11,7; 14,13.18; 1 Cor 10,20). Es otro el término que se utiliza para matar; aquí es sacrificar, es el sacrificio religioso, lo cual es coherente en los que quieren robar a Dios. Lo cual es una burla muy fuerte a los pastores de Israel, que le roban las ovejas a Dios y las sacrifican.

El término pastor, aplicado a Cristo, por otro lado, es un término que es bastante importante en los evangelios, incluso en los sinópticos. Es más, en algunos textos tiene una marca bastante anti-farisea. Acá es importante recordar el contexto en el que los fariseos le acaban de decir a Jesús: "nosotros no hemos nacido de prostitución" (Jn 8,41). Y Jesús les acaba de decir: "Como dicen, "vemos" su pecado permanece" (9,41). La gravedad está dada por el término "permanecer", porque en Juan es importante para entender nuestra relación con Jesús. El contexto es que los fariseos están ciegos, “no hay peor ciego...”

También es importante notar que cuando se habla del pastor no se usa la palabra "bueno", sino literalmente la palabra "bello" (kalós). Ya Filón de Alejandría, habla del Buen Pastor, e incluso un midrash de los rabinos, cuando habla de David, comentando Éxodo 3,1 habla de David como del hermoso pastor. 

Generalmente en Juan, en los discursos que explican los signos, Jesús utiliza los términos "yo soy" con un predicado: "yo soy el pan de vida"; "yo soy el buen pastor"; "yo soy la resurrección y la vida"; "yo soy la luz", etc. (es muy probable que esa referencia "yo soy" con un predicado, esté tomada del así llamado Segundo Isaías (41,10.13; 43,3.10-13; 44,5.6.28; 45,3.5.7.8…). Hay un nuevo texto del Segundo Isaías 40, del contexto del desierto, que como se dijo tiene que ver con el contexto de la metáfora del pastor. Dice que: "Yahveh viene... como pastor apacienta su rebaño, recibe en sus brazos los corderos"... (Is 40,11). Entonces, el Dios que es pastor de su pueblo, les confía a algunos dirigentes para que conduzcan al pueblo según la voluntad de Dios. Es interesante que aunque Juan no use el término Reino de Dios, la imagen de pastor es bastante semejante a la imagen del Reino. Por eso los profetas van a cuestionar muy fuertemente a los pastores infieles, que son los pastores que no conducen al pueblo según la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios es el derecho y la justicia. De ahí que la esperanza futura va a desembocar en un pastor mesiánico, un nuevo David y acá es donde empieza a surgir muy claramente como contexto del texto del Buen Pastor, el texto de Ezequiel 34, que tanto influye en el relato de Juan.

Ahora en el texto litúrgico de la fecha se destaca un aspecto muy importante que se repite: "El buen pastor da la vida por las ovejas". Sin embargo, Juan no usa el verbo dar – este es dídômi – que es muy usado en Juan mismo también, pero no aquí. De ahí que, el acento hay que ponerlo en el arriesgar la vida. El buen pastor arriesga la vida por sus ovejas. Ese arriesgar la vida es la novedad máxima de todo esto. Porque todo lo anterior ya se había dicho de otros pastores. El término de la puerta, el término del rebaño son todas imágenes que ya habían aparecido en otros pastores, pero la idea de arriesgar la vida es propio de Juan. Solamente en un texto, se había dicho marginalmente que David arriesga frente al oso y el león por las ovejas de su padre (1 Sam 17,34). Pero no se dice que la característica del pastor es arriesgar la vida en favor de las ovejas. Lo que nos interesa es que Jesús, arriesga su vida humana (psyjê; 10,11.15.17.18); pero no habla de que esto ocurra en un momento puntual, como podría ser la pasión. No dice “en este – o tal – momento arriesgo la vida por mis ovejas”; habla en un marco intemporal, de ahí que entonces es bueno afirmar que el evangelio va a decir que la vida de Jesús es un continuo arriesgar la vida por las ovejas. Y lo interesante – además – es que se la juega "por", – y "por" es un término clave, interesantísimo para analizar–, las ovejas. Esto no quiere decir en sustitución de las ovejas, y mucho menos como nos hacían creer los antiguos "dolorismos", que al decir que da la vida por las ovejas, quiere decir que estas son responsables de su muerte, sino en favor de las ovejas. Lo cual vuelve al tema del amor del pastor: es por eso que es buen pastor, hermoso pastor o pastor bello. Juan intercambia libremente dos términos para hablar de amor. Hay varios términos en griego que se usan para expresar la palabra amor, pero Juan utiliza fundamentalmente agapán y filein, dos términos que en Juan son intercambiables para referir al amor.

Otro detalle a tener en cuenta lo tenemos en la referencia al mercenario, es decir el que no es pastor y abandona a las ovejas (vv.12-13). Hay un escrito apócrifo, el cuarto libro de Esdras, que dice esto en una oración: 
"Levántate entonces, come un poco de pan para que no nos abandones como el pastor que deja a su rebaño en manos de los crueles lobos” (4Es 5,18)

Es interesante la voluntariedad de ese “arriesgar” la vida e inclusive "darla" (ahora sí utiliza dar, no “arriesgar”): "Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente" (v.18), y la da para recobrarla. La cristología de Juan es tan evolucionada, que expresamente va a decir que Él muere, y Él resucita. Se debe recordar que tanto en Pablo como en Hechos de los Apóstoles (en los textos de la liturgia de estas semanas) la imagen es que el Padre resucita a Jesús: "Dios lo resucitó". En Juan, directamente, Jesús mismo (se) resucita. Él se resucita a sí mismo, como Él mismo, también, se muere: "dijo... ‘Todo está cumplido’ y entregó su espíritu” (19,30). Él decide cuando morir, en Juan (entregar la vida) y resucita.

También es importante aclarar el tema de "otras ovejas que no son de este rebaño" (v.16), donde quizás – y visto el avanzado sectarismo de muchos miembros de la comunidad joánica – que refiera a que hay otras comunidades eclesiales que también son “de Cristo” (es bueno recordar el rol que juega Pedro junto al Discípulo Amado en esta etapa del Evangelio). 

Por último y para terminar, y nuevamente en relación al tema del siervo sufriente del Segundo Isaías, es útil decir que conviene notar que Jesús plantea el tema de la vida como el término clave de la unidad del rebaño (o de los rebaños, ya que tiene “otras ovejas que no son de este rebaño”); el pastor es el que busca la unidad; más aún, la muerte de Jesús provoca la unidad del rebaño, y sin embargo a Jesús le dan muerte. Jesús da vida, y le dan muerte. Mientras Jesús predica en este contexto la unidad del rebaño, su predicación provoca división, provoca un cisma, un sjisma dice el texto (10,19; cf. 7,43; 9,16; 11,46). Se produjo una disensión entre los judíos por estas palabras. Suele pasar que mientras los pastores buscan la vida de las ovejas, están también los que roban las ovejas al Único Pastor que es Dios, y no a otro. Y suele pasar que la predicación del pastor suele provocar división o cisma entre los que no buscan la vida de las ovejas.





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