Un
problema con la “Encarnación”
Eduardo
de la Serna
Por encarnación entendemos – “en cristiano” – la aplicación de aquello
que señala el Evangelio de Juan: “la Palabra
se hizo carne”. Todo aquello que Dios dijo en la historia entró en la vida
humana. Pero, y esto vale la pena señalarlo, la “Encarnación” tiene y es un
problema.
Empiezo con un ejemplo: la
palabra es el punto de partida, es el sueño, el proyecto. Y – por ejemplo – a partir
de una buena lectura empezamos a valorar y rescatar el debido lugar de la mujer
en la historia humana. Jesús da a la mujer plena ciudadanía en su movimiento,
cosa que – debemos decirlo – no duró más que una generación más. Ahora bien, si
yo me considero feminista a partir de las consecuencias sacadas de “la palabra”
me encuentro con un problema: en la “Encarnación”, “la palabra se hizo varón”
[el tema de Jesús varón ha sido muy trabajado recientemente, y remito al
excelente capítulo tercero del libro 'Cristología y mujer. Una reflexión
necesaria para una fe incluyente' de Consuelo Vélez (Universidad Javeriana
2018). Lo que quiero destacar es que una lectura demasiado lineal de la
Encarnación terminaría haciendo rechazar al mismo Jesús por varón en nombre del
feminismo que nace de la palabra de Jesús. Valga esto simplemente a modo de
ejemplo.
Y me quiero detener brevemente en
la “opción por los pobres”. Del mismo
modo, esa “opción” se ha de “encarnar” y esa encarnación es social y política. Y
de mismo modo que la Encarnación de la palabra pone un límite visual (no
teológico) en la masculinidad, la encarnación de la opción por los pobres
tendrá - ¡tiene de hecho! – aspectos y elementos que muchos rechazarán o
rechazan. Precisamente por lo político. Ahora bien, cuando la mirada a lo político
termina haciendo perder de vista la misma opción por los pobres el problema es
serio. Conozco muchos cristianos que creen que la mejor opción por los pobres “pasa”
por el kirchnerismo. Y conozco muchos que descreen totalmente de eso. Con toda
razonabilidad. El problema es cuando la aversión al kirchnerismo los hace
olvidarse de los pobres, porque en ese caso la desviación terminó en el punto
de llegada antagónico al de partida. Si de tan “anti-kirchneristas” se termina “macristas”
tengo un problema. Un problema que se llama hambre, empobrecimiento,
desocupación, fondo monetario internacional, falta de salud, crecimiento de la
inseguridad y la droga, represión, fuerzas armadas en la calle, pérdida para los
jubilados… De ninguna manera creo que “la encarnación” de la opción por los
pobres sea el kirchnerismo. Sí creo que es una encarnación posible. Y hay
otras. Pero si de tan “anti” termino “anti pobres” ¿no debería preguntarme por
qué? Pero suele pasar que de “tan anti” termino “comprando” hasta el discurso y
entonces el diálogo se vuelve imposible.
“Quedan los pobres y Dios” dice Casaldáliga. A lo mejor desde un
eterno retorno a los pobres, los que “nos enseñan a leer el Evangelio”, los que
nos convierten a ese mismo Evangelio, podamos reencontrarnos para seguir
caminando juntos a pesar de las celebradas diferencias. De caminar juntos se
trata el Evangelio.
Dibujo tomado de http://rebiclar.org/rebiclar/nuestro-proyecto/
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