Un llamado a la solidaridad
Eduardo
de la Serna
Es bastante sabido, entre
nosotros, que en los ambientes de la comunicación hay excelentes creativos. Más
de un premio han recibido las agencias de publicidad (alguno vomitivo por
homofóbico, por cierto). Pero de un tiempo a esta parte algo ha cambiado. Tengo
la intuición que ha de ser exigencia del FMI, pero lo cierto es que ha bajado
notablemente el nivel de la comunicación oficial. El nivel actual roza lo
berreta total.
Incluso se ven menos trolls
que antes en las redes, lo que hace pensar que el presupuesto debió golpear también
allí, y quizás por eso la imagen de Marquitos esté en decadencia. Ya casi se los
extraña.
Mirar la imagen de la
gobernadora, con su cara impávida de nada y notar que, milagrosamente, ha cambiado
la taza de color es demasiado evidente. Es cierto que al haberse revelado el
origen de ciertos fondos que no están en fotocopias de cuadernos sino en
archivos reales debe haberla deprimido un poco y su mohín con dientes kolynescamente sonrientes ha menguado un
poco, como se vio recientemente en su mueca de desprecio a una vecina quilmeña.
Pero el colmo lo hemos
experimentado ahora con la patética filmación en una pizzería. “¡Qué sorpresa,
Mauricio!” Afirman unos malos actores, con buena voluntad, eso sí, a una cámara
que “curiosamente” estaba adentro del local para luego compartirnos la lista de
slogans macristas sin repetir y sin soplar. Con algunos cortes de edición, eso también,
pero ¿quién no se equivoca alguna vez en el guión? Y para colmo de todos los
males en esperanzador helicóptero reaparece Antonia. Ya dice un principio de la publicidad que cuando no
sabes cómo vender un producto hay que recurrir a niños o a cachorros. Y como
-quizás por hartazgo – Antonita (quizás un futuro monstruo) había desaparecido,
el actual es buen momento para mostrarla en una patada de karate que haría
temblar a Bruce Lee. Y el presidente, que se mueve felinescamente entre cámaras,
comenta que estamos pasando por un mal momento, casi como si fuera un
comentarista televisivo al que le faltó esbozar una crítica al actual gobierno
por lo mal que estamos.
La berretada de esta
publicidad es la que me hace pensar que se puede estar ante una nueva fuga de
cerebros creativos. Alguien debe hacer algo. A lo mejor se puede usar la plata
que se había juntado para que la fragata Libertad no quedara en malas manos y
utilizarla para evitar esta derrota cultural. Sólo falta que estos fugitivos
vayan a Gran Bretaña y logren que se erija un monumento a Jack el Destripador
munido de globos amarillos.
Imagen tomada de https://cnnespanol.cnn.com/2013/12/17/el-poder-de-una-alcancia-en-el-futuro-de-tus-hijos/
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