El gobierno y el dolor
Eduardo
de la Serna
Golpeado, todavía, por el voto
popular, el gobierno se reunió hoy en un acto de campaña. Al fin y al cabo, es
lo único que saben hacer, “campaña permanente”. ¿Gobernar? Esa te la debo.
Y en la reunión, donde
quedaron claras las medidas tomadas sólo hasta las elecciones, “para mejorar el
humor social” (es decir ¡campaña! y ¡más campaña!) Macri dijo “el dolor nos
está haciendo crecer”.
Y quisiera entender… ¿El dolor
de quién? ¿El dolor de no haber sido votado? Es decir, el dolor de “la gente”
(¿te acordás cuando hablaban de “la gente”?) no te importa nada. El dolor de
los jubilados (a los que en esta medida no les sumaste nada), el dolor de los
docentes (es que son malos, no nos quieren recibir el aumentito), el dolor de
los desocupados, el dolor de los enfermos, el dolor de los que tienen hambre,
el dolor del frio de los chicos descalzos, el dolor de los papás que mandan a
sus hijos a la escuela para que coman, no para que aprendan, el dolor de los
que son víctimas de los robos, que aumentan, de los papás que ven a sus hijos
en la droga, que aumenta, el dolor de todos… ese ¿no te importa? ¿Sólo es dolor
el de la paliza que te dio la gente harta de tanto dolor?
Y, de paso, déjame que te diga
algo… del tema del dolor, los curas y la Iglesia sabemos bastante. Durante
mucho tiempo exaltamos el dolor, decíamos que el dolor es bueno, que el dolor
salva, que el dolor nos acerca a Dios… Y, quizás sin darnos cuenta, quedábamos
del lado de los que provocan el dolor ajeno. Porque hay dolores y dolores, ¿no?
Si me caigo y me rompo el brazo, me va a doler. Pero no le puedo echar la culpa
al piso (bueno, sí… vos se la echarías… hablo de lo habitual, de lo sensato…
No, tampoco hablo de Egipto y las metáforas descarriadas). Pero, en cambio, si hay
una injusticia, eso duele. Y es un dolor causado; es otro dolor. Y es injusto; y,
en cristiano, es pecado. No es sensato aplaudir el dolor, o decir que es bueno…
lo que es bueno es luchar contra la injusticia ¿se entiende? (bueno… a lo mejor
no, pero alguien te lo puede explicar). Es verdad, que mil refranes aludían al
dolor. “La letra con sangre entra” es un ejemplo. Pero no es lo mismo si se
refiere a que hay que esforzarse para aprender (me refiero a los “normales”, a “la
gente” no a los que el papá le compró un título) que si alude a la vieja imagen
del docente golpeando con vara al alumno burro (gracias a Dios todo eso parece
en desuso; hoy ¿usarían Taser?). También es cierto que el dolor nos puede hacer
aprender; el perro de la calle, después de dos o tres golpes, sabe cruzar una
avenida mejor que más de un cristiano. Pero eso no quiere decir que sea bueno,
¿no? En síntesis, y perdóname que insista, el dolor (casi infinito) que ustedes
le infringieron a la gente a lo mejor les enseñó (a la gente) que ustedes no
van a hacer nada en su favor. A lo sumo les tirarán una limosnita para que los
voten. Es decir, y termino, no creo que ustedes aprendan nada, que se dejen
enseñar por nada y menos por nadie, ¡tan superiores son! Sorry. Y, sobre todo,
nada les importa el dolor del pueblo. Y los que creemos que el dolor no salva,
hace mucho que lo aprendimos, los cristianos, que el dolor no es bueno, sabemos que estando junto a los que sufren nos
dejaremos “salvar por ellos”, sabemos que eso de la “solidaridad” (que en nada
se parece a ser yo un “emprendedor” y que los demás de embromen), que cuando de
buscar la felicidad de los otros, de todos, se trata, lo que buscamos es que “el
dolor no me sea indiferente”. Pero no “mi dolor” por ser incomprendido porque
no me quieren, o no me votan, sino porque queremos aliviar el sufrimiento de
las hermanas y hermanos. Eso sería gobernar y no seguir en campaña.
Foto tomada de Taringa
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