Un tema de basura
Eduardo
de la Serna
La basura son residuos, sobrantes,
desperdicios que no tienen (para nosotros) utilidad y por eso se tiran. O se
depositan en lugares para que o bien se reciclen, o se aprovechen por parte de
quienes tienen los medios para hacerlo, o hasta se transformen en energía.
Siempre fue “un tema”. Por
ejemplo, el negocio de los recolectores fue, habitualmente, fuente de negocios.
Incluso se sabe, hay negocios y negociados en el CEAMSE utilizando residuos.
Macri había hablado, muchos años ha, del “robo” que los cartoneros y demás recicladores
les hacían a las empresas recolectoras (de las que él, ¿cuándo no?, era parte).
También la basura fue parte de
los problemas del inexistente intendente de Quilmes, el cocinero de las mesas
vacías y las empanadas de utilería. La basura se acumula mas y más. Casi parece
que es una manera de saber que hemos llegado al distrito.
Ahora resulta que “compramos”
basura toxica del primer mundo. A lo mejor ser el basurero de otros es la
manera de entrar al mundo para estos señores; ya ni siquiera cola de león... No
importa cuantas personas y tierras sean contaminadas, no importa que la ley prohíba,
no importa nada. La cosa parece estar en contacto con la basura.
Uno querría decir que basuras
son aquellas personas que inventan “noticias falsas” que implican a Florencia
Saintout o a Mayra Mendoza, por no remontarnos a los desperdicios orales o
escritos que depositan desde hace años en las mentes indefensas de miles y
miles de ciudadanos que compran basura en forma de odio, o de miedo. Pero tengo
la sospecha que decirles eso sería – para ellos – un halago. Entre la basura
pareciera que se sienten en casa, o en su barrio.
Los viejos habitantes de
Israel solían quemar la basura en el valle de Hinnom. Con frecuencia era un “fuego
eterno”. De aquí viene el nombre Gehenna, que se relaciona con las regiones inferiores,
valles (los infiernos). El problema es que estos amantes de la basura y los
negociados (que tantas veces son sinónimos) le hacen vivir un infierno a
tantos. en especial a los pobres, a los que son contaminados por arroyos,
basurales (o basuras no recogidas) o perjudicando a los recicladores su “emprendedurismo”.
Pero es probable que vengan días en que las urnas se transformen en cestos de
basura y los desperdicios que – todavía – nos sigan gobernando vayan a donde
quieren que millones de argentinos vivamos. Parece que hemos decidido reciclarnos
y dejar que vuelvan esos tiempos que nos habían hecho creer que podíamos disfrutar
y que otros llamamos “primavera”.
Foto del valle de Hinnom
tomada de Wikipedia
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