Estoy enojado conmigo
Eduardo de la Serna
Creo conocer un poco América
Latina, y eso me permite dimensionar algunas cosas, comentarios, hechos,
relativizar datos, etc. No por aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”,
por cierto. Pero sí para ubicar.
Me consta de algún lugar,
donde una salida laboral es ser sicario. Y donde muchos adolescentes saben que
su posibilidad de sobrevida es limitada, precisamente por eso. Pero igualmente
esperan o una moto, o una “mini-Uzi” de regalo para poder trabajar. Esto
dramático no puede negarse, como las brujas, que las hay, ¡las hay!
Y parto de esto para notar la
hipocresía de los que ahora se hacen los escandalizados y hasta hablan de “apología
del delito” (porque decir que hay pibes que venden droga parece serlo, mientras
que decir que hay que dinamitar la villa 1-11-14 es algo normal) porque Axel
Kicillof hizo referencia a la venta de droga.
En uno de sus titulares más
groseros (¡y hay que superarse a sí mismos tanto!) Clarín de ayer decía que desde
las PASO los jueces han comenzado a liberar “presos K” de la “corrupción en el
kirchnerismo”. Así deja claro (pretende) que los jueces, que hasta ayer eran
probos e independientes, se han “dado vuelta” ante el casi seguro triunfo de
les Fernández en las próximas elecciones. Claro que eso podría significar,
también, que los mismos jueces antes (de las PASO) fallaban por el color político del
gobierno ahora en fuga… pero no lo dicen. Porque es “un dato adquirido” la “corrupción
K” (que no han probado aún “ni un cachitito así”).
Y acá vienen mi enojo conmigo.
Enojo porque tengo un conflicto entre lo que quiero con fuerza y lo que creo
mejor. Es decir, quiero y deseo que todos vayan presos; el 10 de diciembre a
las 10 de la mañana. Me encantaría un “Bonadío bueno” (= nuestro). Pero sé que
así no debe ser, que no es bueno que así sea. Que ellos lo hacen no implica que
debamos replicarlos: “son nuestros enemigos, no nuestros maestros” dice el
dicho que se atribuye a Omar
Al-Mukhtar. Lamentablemente, para peor, no tengo confianza
alguna en el poder judicial: los cómplices civiles de la dictadura están todos
(o casi) en libertad; los responsables de la hecatombe del 2001, también. E
incluso algunos (porque no fueron inhabilitados judicialmente para desempeñar
cargos públicos) volvieron con el macrismo como gobernador, ministra o
presidente de un banco, por ejemplo.
No quiero que se juzgue
judicialmente las políticas aplicadas por esta banda. Porque con este poder
judicial vergonzoso, los juicios irán según los vientos electorales, y la
justicia “te la debo”. Los que deben juzgar políticas son los electores (como –
creo – los que deben hacer una “Conadep del periodismo” han de ser los
televidentes, lectores, oyentes). Quisiera que todos los Medios cómplices y
responsables de esta suerte de lavado de cerebro queden en bancarrota, y
quisiera que el macrismo y sus adláteres tengan medio voto en las elecciones.
Pero no los quiero presos por sus políticas (repito: lo quiero, ¡me encantaría!...
pero no). Pero, eso sí, quisiera que no haya un solo hecho de mala política,
corrupción, vaciamientos, desvío de fondos, etc… que quede sin ser juzgado.
Lamentablemente no tengo confianza en un poder judicial que imparta justicia. Juzgar
políticas es lo que han hecho “estos” desde el primer día y si hicieran eso, y
no me extrañaría de las veletas jurídicas, ahora con los macristas, creo que no
habremos aprendido nada. Prefiero un macrista culpable suelto, que un macrista
inocente preso (lamentablemente, con rabia, lo digo). Claro que prefiero que ni
un culpable quede suelto, pero – como creo que esto implicaría también a muchos
del poder judicial – creo que lo verán nuestros tataranietos (en los libros de
historia).
Pero es precisamente por eso
que creo que hemos de mostrar, con todos los medios a nuestro alcance, la
atrocidad y los horrores de este gobierno. Es por eso que propuse,
oportunamente, un “museo del neoliberalismo”. Para poder mostrar a las generaciones
que vienen por qué un “nunca más” también de este modelo político, económico,
social, inhumano es necesario. Y urgente. Para que el pueblo juzgue aquello
que, lamentablemente, con toda probabilidad, no harán los jueces.
Vergonzosa tapa del diario
Clarín del 9 de octubre de 2019
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