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Eduardo
de la Serna
Muchos creemos que Néstor fue
el mejor presidente desde el regreso de la democracia. Con Cristina es fácil…
fue la mejor presidenta (y también la peor ya que fue la única “presidenta”).
Pero ciertamente, esto no es un “campeonato”, porque en todos se pueden señalar
aciertos y errores (aunque me cueste encontrarlos supongo que algún acierto ha
de haber habido en el gobierno de Macri. Por ahora no lo encuentro). Y si se
pone el acento en un determinado tema, por ejemplo, y en ese tema resaltamos
aciertos o errores, eso engrandecerá o empequeñecerá su figura. Pero
ciertamente, al destacar todo un gobierno son decenas o cientos los temas que
debieran señalarse, y siempre es fácil encontrar algún o muchos errores.
Obviamente, la oposición apuntará en ese sentido. Son las reglas de la
democracia.
Como el Imperio y sus sicarios
tienen el monopolio (u oligopolio) de la palabra y el sentido, por ejemplo, han
logrado concentrar el enfoque en una dirección desviando la atención en otra. El
caso evidente es el término “corrupción” que se impuso en un solo sentido.
Entre nosotros, concretamente, corrupción son los supuestos actos ilícitos de
la “era K” por más que no haya prueba alguna, mientras se silencian los “ilícitos
M” cuyas evidencias abundan (aunque, es evidente, deberá constatarlo y
sentenciarlo un poder judicial que debiera ser independiente… es decir, ¡no éste!).
Señalo esto porque, en pleno auge del “relato M” se sacaron imágenes de Néstor
Kirchner de plazas, de Ecuador (con la complicidad traidora del jefe de
gobierno… el mismo que volvió al FMI, el mismo que entregó a Julián Assange, el
mismo que encontró una jueza (quizás sin glock) para montar el show…) y hasta
intentando cambiar el nombre del excelente Centro Cultural al que, no pudiendo
renombrar, se limitó a llamar “C.C.K.”
Debo decir que nunca vi a Néstor
en mi vida. Cuando murió tuve que elegir entre ir a la plaza con amigos o ir a
6-7-8, donde había sido invitado. Opté por esto, fundamentalmente por la trascendencia,
para poder decir algo y que tuviera una cierta repercusión. A Cristina
presidenta sólo la vi en un acto público en homenaje a Carlos Mugica (2014), a
Alfonsín, De la Rúa, Duhalde y Macri tampoco los vi jamás y a Alberto, tampoco.
Lo que pretendo señalar con esto es que al celebrar hoy a Néstor por su cumpleaños
no me mueve ser “un cuadro” político (aunque celebre la emergencia de “cuadros”
y el descenso de otros). Lo que me mueve es eso de la memoria.
La memoria no se trata de
simplemente “figurar” o “imaginar” a alguien o algo. La memoria es traer al
presente a ese alguien o algo. Y traerlo al presente para que sea faro. Guía. Con
gran sabiduría, los judíos no imaginan el pasado como algo que quedó atrás sino
como algo que tienen delante. Porque es imprescindible para caminar.
Néstor asumió en un momento
muy complejo. El congreso estaba vallado (como durante el macrismo, pienso) porque
la gente cantaba “que no quede ni uno solo”. La economía estaba devastada (otra
vez el macrismo me viene a la “memoria”), y en las elecciones ganó el menemismo
(¡¡¡ el me-ne-mis-mooo!!!). Quizás
los festejos de estos, en los que volvió a hacerse presente demasiado
delincuente, sirvió para que todos los demás supieran que, mal que le pesara a
los del Caños de entonces, Macri y Kirchner no eran lo mismo. Y Menem se bajó.
Y Subió Néstor con el 22% de los votos. De construir poder se trataba (algo que
muchos de la oposición suelen ser expertos en licuar… pienso en el radicalismo,
concretamente). Empezar desde la pobreza era la tarea.
Pensar hoy en Néstor no es
pretender lo mismo para nuestro presente. Porque no pasa lo mismo, no somos los
mismos: aprendimos cosas, volvimos a tropezar por tercera vez con la misma
piedra neoliberal, sabemos que “si entre ellos pelean los devoran los de afuera”,
aunque entre esos hermanos unidos haya sapos y hasta escuerzos (siempre preferibles
a los buitres de enfrente). Néstor tuvo a muchas, muchos y muches que lo
acompañaron. Es de esperar que todes elles y cientos de otres sepamos, cada uno,
una o une desde su lugar, poner lo máximo posible para que los días más felices
vuelvan a ser para les pobres, los, las y les ancianes, niñes y todes los que
fueron sistemáticamente victimizados por la perversión neoliberal que nos ha
azotado. Como ocurrió también antes de Néstor. Quizás podamos aprender y dejar
que el faro de su presidencia ilumine nuestro camino y el de todes los
responsables.
Foto publicada por Florencia
Kirchner en su cuenta https://www.instagram.com/florenciakf/?utm_source=ig_embed
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