Del subtrenmetrocleta
al eficaz relato de la infectadura
o la creatividad al servicio de la nada
Eduardo de la Serna
Los medios hegemónicos de Argentina (como ocurre en otras partes del mundo) están en una campaña feroz contra el Aislamiento Obligatorio que ha impuesto el gobierno. Para ello han difundido como si fuera sabio, o como si fuera científico (o como si fuera inteligente) una carta de unos 300 macristas que se han manifestado en contra del aislamiento, al que han llamado "infectadura", es decir una dictadura de la infección, que en realidad es - para ellos - un "relato". Modelos como el de Bolsonaro o Trump son preferibles para ellos. Total, los que mueren serían los pobres...
Debo confesar que siempre me he sentido muy atraído con lo que veo como
actos de creatividad. Y dejo de lado el obvio terreno del arte que, me guste o
no – que es otro tema – no deja de ser fascinante al observar o experimentar un
acto creador. Y no puedo menos que recordar (espero haberla interpretado bien)
cuando un Sabbat en una sinagoga le escuché predicar a la rabina: ¿por qué la
mujer debe purificarse después del parto? Y luego de contar (como es habitual
que hagan los judíos) que rabbi Fulano dice esto y rabbi Mengano dice aquello, acotó
que rabbi Perengano (y que se me perdone no recordar los nombres, que lo merecen,
pero que no se tome despreciativamente mi ignorancia), en cambio, dice que ella
debe purificarse para limpiar la posibilidad de creerse más de lo que cada quién
es, ya que nunca nadie está más cerca de Dios como una mujer en el momento de
dar a luz; me pareció, además de feminista, lo que aplaudo, maravilloso. Las
personas que tienen el don de ser creativos, en lo personal, me resultan fascinantes.
Pero esto no significa, lo cual es obvio, que la creatividad esté
puesta al servicio de causas valiosas, o nobles. Un ejemplo, más que evidente,
son los creativos publicitarios, que ponen su capacidad creativa a fin de que
un producto se compre y dar ganancias a los empleadores. Y – convengamos – no son
muchos los productos que se ofrecen que sean de utilidad y servicio a la
humanidad. Y acá el tema que me invita a pensar.
El capital solo aspira a multiplicarse, y para tal fin es habitual
que recurra a creativos. La publicidad política (de todos los signos) es
evidentemente un ejemplo de ello. Pero el problema es cuando esa creatividad
está puesta al servicio de la nada. O peor aún, de la muerte.
En la Biblia, en hebreo, la categoría “nada” no existe, porque –
obviamente – la nada no existe, y una lengua tan concreta y vital como el
hebreo no podría poner nombre a lo que no existe (es lo mismo que ocurrió
durante tanto tiempo con el “cero”, que no existe, por lo que no puede “numerarse”).
Por eso, la creación divina es a partir de un “caos y confusión” (tohû wa bohû,
Gen 1,2). Recién cuando una lengua más abstracta como el griego entró en el
horizonte se pudo decir que Dios creó “de la nada” (literalmente “de lo que no
es”, 2 Mac 7,28). Pero,
por ejemplo, el verbo hebreo bará tiene esa característica: se trata de un
obrar que se atribuye sólo a Dios, sin un elemento preexistente, etc.
Pero una cosa es sacar vida de la nada y otra, muy distinta, es
conducir la vida hacia la nada. Me parece.
Ver que ayer y hoy, los sectores del poder ponen creativos a
inventar, por caso, palabras para que sean efectistas y no digan nada, y, peor
aún, sean conductoras de muerte, me resulta una suerte de contradicción en los
términos. Porque entiendo que la creación es vida y vital, pero supuestos
intelectuales (y de los otros, porque muchos de la lista “de los 300” me cuesta
mucho ubicarlos en el ámbito de lo intelectual) y también artistas (muchos
admirables en sus artes, lo que no dice más que eso… Convengamos que en la
historia de la humanidad cientos de artistas han estado al servicio de las
peores causas, lo que no les quita valor a sus artes, aunque sí a sus
contenidos). Siempre recuerdo la enorme actriz francesa que decía que no tenía
problemas en representar un personaje fascista en una obra antifascista, pero
jamás haría un personaje antifascista en una obra fascista. De arte y contenido
hablamos.
Intelectuales, artistas y nadas mismas firmaron un texto para no
expresar nada. Palabras nulas o remanidas (“relato”) y neologismos vacíos que
reflejan la «oquedad de su cabeza» (A. Machado, “Del pasado efímero”). Total,
los que morirían son los pobres, que no le importan en nada a los creativos o
sus mandantes; total, el Dios de la Biblia, el Creador en serio, es frecuente
que parezca callado o que no sea escuchado.
Imagen tomada de https://es.dreamstime.com/stock-de-ilustraci%C3%B3n-intercambie-el-dinero-por-la-idea-pagando-la-innovaci%C3%B3n-y-la-creatividad-image81814536
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