Los pusilánimes, o nuestro chiquitaje
Eduardo de la Serna
En lo personal tengo claro que el hecho de que uno desee algo que,
en caso de ejecutarse resultaría algo bueno o malo, no transforma ese tal deseo
en “bueno” o “malo”. Se trataría simplemente de un deseo, y a lo sumo revelaría
una bondad o maldad del corazón, pero sin duda desear determinada cosa no es “moralmente”
evaluable. Voy a ser extremo, con la única finalidad de ser entendido; puedo
desear la muerte de alguien porque me resulta detestable. Ese deseo habla muy
mal de mí, de mis cualidades o de mi humanidad, pero ese deseo no es ni bueno
ni malo. Malo sería, en todo caso, si pongo los medios para que eso se concrete; en
este caso, para que tal persona efectivamente muera. El tema permite muchos más
elementos de análisis, pero me interesa una simple mirada a partir de esto.
Esto lo digo porque, mirando los periódicos en estos días, y la
situación de la pandemia, contagiados y muertos me quedo con la horrible
sensación de que según la tendencia de tal o cual medio hay como una alegría
por los más muertos acá que los menos allá, o una suerte de pena porque no haya
más allá que acá. Casi como si se tratara de un campeonato mundial con ganadores
y perdedores. De un “campeonato” en el que todos perdemos, si valiera el caso.
Por supuesto que no dirán “por suerte hay más muertos allá que acá” (son
inteligentes como para cometer semejante tontería y aberración), pero “crecen
los muertos en…” o cosas semejantes sin duda permiten esa lectura.
Lo hasta acá dicho solo sería indicio de la pequeñez humana de
determinados sectores o determinados medios si no fuera porque eso, así dicho,
tiene la clara intención de direccionar el pensamiento de los lectores y/o
televidentes. Y al direccionar el pensamiento (o, mejor dicho, al pretender que
el pensamiento deje de ser tal y se transforme simplemente en un acto
automático de autómatas sin autonomía). Y, ahora sí, transformar esos deseos en
acciones, o reacciones. Más aún, si esas acciones se limitaran simplemente a
caceroleadas tampoco sería tan preocupante; en un país libre cada quién puede
ostentar impunemente su propia imbecilidad sin que sea razón de ser reprimido
por ello. Pero eso con frecuencia se transforma en una bola de nieve que crece
y de las cacerolas se continúa en quiebres del sistema de solidaridad (algo en
lo que son expertos ciertos sectores).
Hoy un amigo fue a hacer una compra a un negocio. Todos llevaban su
barbijo menos uno. Y al rato, ese tal empezó a “explicarle” a todos los que
esperaban ser atendidos que el coronavirus no existía, que era un invento del
gobierno porque todo estaba tan mal que había que inventar algo para que la
gente no pensara. Curioso poder que tiene un gobierno tan inútil como para
provocar miles y miles de muertos en todas partes del mundo sin ser
bombardeados por ello por los países más poderosos contagiados por algo
inexistente y llenos de muertos ficcionados. Pero resulta que una señora que
estaba también esperando ser atendida le dijo que “usted no se va de acá sin
pedir perdón por la barbaridad que acaba de decir. Soy médica del hospital del
Cruce, y tengo amigos muertos y amigos enfermos; y ellos no se merecen lo que
usted acaba de decir”. No sé qué “medios de comunicación” consume el sujeto en
cuestión, aunque no es difícil imaginarlo, pero lo cierto es que allí el deseo
pasó a la acción, y si no hubiera habido una reacción en contrario no sería
raro que algún otro de la fila se preguntara si no sería cierto eso que dijo.
A lo mejor sería sensato dejar la mentalidad futbolera de ganadores
y perdedores, de que tales (los “buenos” para “A”) nos van ganando (porque somos
malos para “A”) o que le vamos ganando a cuales (los malos para “B” porque son
malos para nosotros)… Lamentablemente, no parece fácil dejar esos sentimientos,
más – especialmente – cuando en muchos casos no se trata de “sentimientos” sino
de intereses (que se aprovechan de los sentimientos de otros). Y,
lamentablemente, suelo estar en las antípodas de esos tales y sus intereses. Es
más (o es “peor”) esos despiertan mis más perversos deseos. Y les deseo lo
peor. Por suerte solo es eso.
Foto tomada de https://www.alamy.es/camino-de-tierra-se-bifurca-en-dos-en-las-alpujarras-andalucia-espana-image5148952.html
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