sábado, 20 de junio de 2020

Me convencieron… ¿ahora apoyo la pena de muerte?

Me convencieron… ¿ahora apoyo la pena de muerte?


Eduardo de la Serna




No logró convencerme la diva glamorosa cuando decía “el que mata tiene que morir”. No me parecía coherente con la que apoyó un genocidio, o se hizo la distraída… murieron 30.000 y no pidió que murieran los asesinos. Para “peor” las principales afectadas, Madres, por la desaparición, torturas, saqueos, violaciones, y robo de bebes a los hijos nunca lo pidieron. Entonces debía guardar silencio. El que mata no “tiene que” morir, sino esperar justicia. Una lenta, esclerótica y elefantiásica justicia. Pero justicia.


No logró convencerme el mediocre petardista televisivo que cuando moría un ladrón celebraba diciendo “uno menos”. Algo de mi matemática no me cerraba. ¿Cuál era el criterio de la suma o de la resta? Si moría un torturador, ¿había que sumar? Si moría un gendarme represor de jubilados, ¿era resta? ¿Cuándo? ¿Quiénes? No me quedaba claro si no se escondía racismo, aporofobia o simple y vulgar nazismo. Así que me parecía que, otra vez la paquidérmica justicia, debía tener la última palabra.


No logró convencerme el slogan que se logró popularizar: “hay que matarlos a todos”. De nuevo el “todos” no me resultaba claro. ¿Todos “quienes”? o ¿todos los qué? todos los pobres, me resultaba complicado, especialmente si digo que soy cristiano. Todos los ladrones, pareciera. Pero los que fugan divisas a Panamá, vacían el Correo, ¿son ladrones? Los que no pagan sueldos justos a sus trabajadores ¿son ladrones? ¿O es solo un tema de gallinas? Otra vez la justicia, entonces.


Pero resulta que creo que la democracia es “el menos malo de los sistemas de gobierno que podemos darnos”. Es decir, el pueblo es el que fija nuestro destino por un tiempo. Es el que ejecuta proyectos o los legisla; no el que juzga, porque la última instancia de la “democracia” no la tiene el pueblo sino una elite enquistada, que nadie ha elegido y que se gobierna a sí misma. Y resulta que un grupo de poderosos (de economía se trata) manejan la mente y el sentir, el expresarse y el decir de un grupo importante de la sociedad que malquista, que molesta, que quita la alegría de vivir a otros muchos. La imbecilidad al palo, podría cantarse mirando Cabildo y Juramento, el Obelisco y algunos lugares donde bobos manejados de las narices por dos slogans, incapaces de pensar frente a delincuentes que los han maltratado, estafado, basureado y estafado salen a defenderlos... y creen que argumentan. ¿Será que tengo que desear una bombita en Nordelta, en algún canal de televisión, o en alguna marcha de idiotas útiles? Al fin y al cabo – y usando los criterios de los anteriores – me molestan, me perjudican, están en contra de todo lo que pienso y creo. Me cuesta aceptarlo, así que voy a pensarlo un poquito más… pero ¿ganas? ¡¡¡Ufff!!!

 

Foto tomada de https://www.minutouno.com/notas/5016344-una-foto-que-duele-una-anciana-junta-berenjenas-del-suelo-la-represion-al-feriazo


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