miércoles, 30 de diciembre de 2020

Me tienen un poco cansado

 Me tienen un poco cansado


Eduardo de la Serna



Debo confesar que ciertos ambientes, ciertos colectivos y ciertas personas ya me tienen bastante cansado.

Convencieron a muchísima gente que la presidenta mató un fiscal, el candidato a gobernador mató a 3 tipos como “morsa” que era, que el ministro de economía se había llenado de plata con un sueldo inexistente y que el hijo de la presidenta tenía millones de dólares en bancos del exterior. Todo eso quedó en la nada, todo se demostró falso… pero muchos eligen seguir creyéndoles.

Convencieron a muchísima gente que había que “cuidar a los que nos cuidan”, aunque eso significara que le pasen una moto por encima a un jubilado, o que les tiren balas de goma, que maten por la espalda a más de uno, o desaparezcan a otro; eso era “cuidarlos” porque “así nos cuidaban”: Pero hoy, parece que el personal de salud (médicos, enfermeros, anestesistas, conductores de ambulancias) no nos cuidan, y por eso hay que insistir en que no hay que vacunarse.

Dejando de lado las varias voces disidentes, el Episcopado, uniformemente, no dijo nada (¡¡¡calló!!!) durante todo el gobierno macrista. Quizás pagando así los aportes a las obras eclesiásticas. No era de esperar que este apoyara (aunque sin dudas no haya uniformidad de opiniones) la ley de Interrupción voluntaria del embarazo (IVE), pero – y especialmente después que el Papa dijera que era más un tema humanitario que religioso – fue sintomático que en muchos ambientes eclesiásticos se tomara el tema como una verdadera “cruzada”. Casi podría decirse que, cuánto más conservadores, más vehementes se era; en lo personal he visto videos que, si no fueran tan temibles, darían risa, como dice el Nano.

Pero dejando de lado este tema específico, realmente me resultó deplorable en documento de la Oficina de Comunicación y Prensa del Episcopado, firmado por su director, el Pbro. Máximo Jurcinovic. Algo que, sin duda, no firmaría sin contar con avales episcopales. Además de lamentar el voto que la sociedad civil se dio en una comunidad plural y laica, el comunicado añade (lo que calló ayer, además):

  •          que “continuará trabajando con firmeza y pasión en el cuidado y el servicio a la vida” (¿?)
  •          “esta ley (…) ahondará aún más las divisiones en nuestro país”
  •          “Lamentamos profundamente la lejanía de parte de la dirigencia del sentir del pueblo”
  •          “nuestro pueblo seguirá eligiendo siempre toda la vida y todas las vidas”
  •          “las auténticas prioridades: (…) niños y niñas que viven en la pobreza en cantidad cada vez más alarmante”, “el abandono de la escolaridad”, “la apremiante pandemia del hambre y la desocupación”, “la dramática situación de los jubilados que se ven vulnerados en sus derechos una vez más”.

Es llamativo este comunicado, que a esta altura no sabemos si lo escribió el citado Jurcinocvic (no siempre lúcido) o la redacción se deba a Waldo Wolff o a Fernando Iglesias… Es llamativo.

Alguien debería avisarle al autor que por acá “pasó una pandemia” (no mencionada ni aludida, si del covid-19 hablamos). Que el empobrecimiento que sin duda es real, ¡y universal!, se ha visto notablemente aliviado, por las políticas sociales de este gobierno, según nada menos que la UCA lo ha señalado. Justo el día que se votó la movilidad jubilatoria, don Mínimo hace alusión a los jubilados, haciendo suyo – obviamente – el sistema anterior, que no sólo perjudicó alevosamente a los jubilados, sino que debilitó el sistema desfinanciando el fondo de garantías de sustentabilidad. Alguien, además, podría informarle que este año, coronavirus mediante, hubo “dificultades” en la educación (en todo el mundo) … “Se nota mucho”, dirían algunos.

Pero, además, para ahondar la comedia, no me queda claro: si “el pueblo” (“nuestro”, ¿le pertenece?) está de un lado (el de él): ¿qué división se ahondaría? (puesto que se han “alejado” de él). Y, lo más gracioso, es la afirmación (en la que parece no creer) de que “nuestro pueblo seguirá eligiendo siempre toda la vida y todas las vidas”… Si así fuera, ¿qué le preocupa la ley? A menos que, como Pepe, crea que la ley “obliga”, si nadie recurrirá a la IVE, porque “seguirá eligiendo siempre”, ¡pues no hay ley! Es casi como una prohibición de venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años en un geriátrico.

En suma, no esperaba el prudencial y recomendable silencio, pero sí, al menos, algo sencillo y reafirmando la vocación de diálogo y encuentro. Pero no, eligieron el “ahondar las divisiones” (= grieta), algo ya insinuado en la actitud de negar el saludo de fin de año al presidente (creo recordar que Videla sí fue saludado por sus hermanos mayores) y en un comunicado ni siquiera inteligente. ¡Qué pena!


Imagen tomada de https://pixabay.com/es/vectors/ciego-reducida-discapacitados-156095/

martes, 29 de diciembre de 2020

Video con comentario al evangelio del segundo domingo de Navidad

Video con comentario al evangelio del segundo domingo de Navidad



O también puede verse en


Eduardo

Comentario domingo 2 de Navidad "B"

 Jesús sigue acampando en nuestra tierra

DOMINGO SEGUNDO DESPUÉS DE NAVIDAD


Eduardo de la Serna



Lectura del libro del Eclesiástico     24, 1-2. 8-12

Resumen: La sabiduría de Dios habla de sí misma presentándose como una entidad independiente. Y se la destacará como presente en medio de su pueblo después de haber recorrido todos los tiempos y todos los lugares antes de “acampar” en Israel. Esto es lo que canta litúrgicamente el autor.


Una serie de textos de la literatura sapiencial presentan unos himnos en los que se refiere a la sabiduría divina presentada casi como si se tratara de una persona; se los ha llamado de “la sabiduría personificada”, como si se tratara de una licencia poética, una especie de “hipóstasis”. Sea como fuere, lo cierto es que estos textos fueron muy utilizados en los primeros escritos cristianos para hablar de Cristo ya que permitían dar pasos que la ortodoxia judía –a la que adherían- de ninguna manera les habría permitido dar: la preexistencia de Jesús, la altura (casi) divina… La gran mayoría de los himnos del NT, que son cristológicos, utilizan estos cánticos, como el prólogo del Evangelio de Juan (Evangelio del día). La referencia a la sabiduría que acampa en medio de su pueblo sin duda ha inspirado al autor del himno de Juan, y parece el motivo por el que es incorporada en el leccionario de hoy.

La “Sabiduría” comienza con un elogio de sí misma, luego la muestra buscando “su lugar en el mundo” hasta que “acampa” en Israel (vv.3-12) para luego establecer imágenes comparativas: con el universo vegetal (vv.13-17), y con un banquete (vv.19-22).

Para la Biblia es sumamente necio la auto-alabanza; sólo tiene sentido alabar a Dios, o su obra en nosotros, esto es “gloriarse” en Dios que actúa (cf. 39,8; Jer 9,22-23). En este caso, la Sabiduría lo dice expresamente, se gloría “en medio de su pueblo, en la asamblea del Altísimo abre su boca, delante de su Poder (= Dios) se gloría”. Lo que hará, entonces es hablar, pero de la obra que Dios ha hecho en su pueblo, y esto se expresa en la liturgia (vv.1-2).

Esta sabiduría, una vez que “sale” busca un lugar donde asentarse, y recorre el universo entero; cubrió la tierra entera (v.3), pareó por las alturas (vv-4-5a) y los abismos (v.5b), el mar y todos los pueblos (v.6), así, en todo “lugar” estaba la sabiduría, y también, en “todo tiempo” (v.9), buscaba “descanso”, y “herencia” (v.7) y entonces “el Creador” le ordenó “poner su tienda” en Israel (vv.8.10-12). Y esta presencia se expresa de “adentro” hacia “afuera” comenzando por el Templo (v.10a), en Jerusalén (vv.10b-11) y en todo su pueblo (v.12).

Con las doce comparaciones vegetales (“como…”) continúa el relato, pero la liturgia lo interrumpe aquí. El acampe de la sabiduría en medio de su pueblo es lo que le interesa destacar a la liturgia de hoy.



Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso     1, 3-6. 15-18

Resumen: la carta a los Efesios comienza con un himno que antecede a la habitual acción de gracias donde se canta que “en Cristo” los judeo-cristianos han accedido a la plenitud de las bendiciones esperadas. Y que esto y también se hace extensivo a los paganos “en Cristo” por la predicación del Evangelio. Luego de esto vienen los saludos en los que la fe en Jesús y el amor a los hermanos pasan a ser centrales.

La llamada carta a los Efesios presenta una serie de novedades interesantes que no es el caso comentar aquí. Lo cierto es que como otras pocas cartas (2 Corintios y 1 Pedro) no comienza como suele ocurrir en las restantes con una “acción de gracias” sino por una “bendición” que tiene una cierta forma hímnica (en este caso, la acción de gracias se hará más adelante). Los himnos del Nuevo Testamento suelen ser cristológicos, y esta no es la excepción, aunque las implicancias sean eclesiológicas. “En Cristo” se celebra y canta que las bendiciones que los judíos esperaban de parte de Dios se han concretado plenamente: “bendecido”, “elegido”, “santos”, “hijos adoptivos”, “herencia”, los que ya antes esperábamos (vv.3-5.11-12). Los judeo-cristianos cantan y celebran que esto se ha alcanzado “en Cristo” (vv.3.4.6.7.9.12), pero hay una novedad, un “misterio” (v.9; cf. 3,3.4.9; 5,32; 6,19) y es que todo esto se abre también a los paganos “tras haber oído la palabra de la verdad, el Evangelio” (v.13), “en él también ustedes”.

El texto litúrgico presenta la primera parte de este himno, y luego pasa a la primera parte de la carta propiamente dicha: “Por eso yo, al haber tenido noticias de la fe de ustedes…” En realidad, comienzan los saludos a los destinatarios, que nos son desconocidos, pero de los que sabemos que vienen del ambiente pagano. Este saludo, excesivamente largo (no hay un punto desde v.15 hasta v.22) se interrumpe en el texto litúrgico. El autor, un discípulo de Pablo da gracias (v.16) y pide para que tengan “espíritu de sabiduría y de revelación” para “conocerlo” y que conozcan la esperanza y la gloria. Todo esto ya que “Pablo” ha tenido noticias de la “fe en el Señor Jesús” y la “caridad para con todos los santos”. Una vez más la relación entre Jesús y la comunidad y sus miembros son inseparables.


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     1, 1-18

Resumen: Un himno antiguo canta la presencia de Dios en medio de la historia. Juan lo retoma destacando que eso ocurre desde “el principio”. En nuestra historia, Dios eligió plantar una carpa para moverse con nosotros en la vida.



El conocido “Prólogo” del Evangelio de Juan constituye la lectura del día, aunque –como veremos- no es evidente que todo el texto aluda a Cristo.

Para comenzar, llaman la atención las dos referencias en medio del himno a la figura de Juan, el Bautista (vv.6-8 y v.15) y tienen toda la apariencia de haber sido insertadas en un momento posterior (de hecho, la lectura breve del texto omite estas partes). Se ha propuesto –y parece muy probable- que el autor que introduce el himno en el Evangelio (quizás en la última etapa de la redacción) conozca un himno cristológico primitivo al cual le realiza algunos añadidos, un “Himno a la palabra de Dios”. En este sentido, el himno primitivo cantaba la palabra de Dios activa en la Creación (vv.1-5; cf. Gen 1), la palabra enviada por Dios en la historia de su pueblo, por ejemplo en los profetas (“fue dirigida por Dios la palabra al profeta X…”, cf. 1,9-13) y finalmente esa palabra se hizo carne en la historia en el envío de Jesús (vv.14.16-18). Tres momentos, entonces marcan que Dios no se ha desentendido de la humanidad en la historia, pero –como se ve- recién en el tercer momento el himno primitivo habría hecho expresa referencia a Jesús como la palabra viva que Dios dirigió.

Ahora bien, este himno primitivo fue tomado y reelaborado por el Evangelio, y la incorporación del Bautista en diferentes momentos provoca que esa “palabra” de Dios sea vista como el mismo Jesucristo desde el primer momento. Cristo es “palabra de Dios” desde siempre, y no ya desde la Encarnación Al releerlo ya desde antes de la Creación la palabra –que ahora es Jesús- estaba “junto a Dios” y “era Dios”. El término “palabra” (lógos) es sin duda el término clave, y parece que debe entenderse en continuidad con la palabra de Dios en la historia de su pueblo, manifestada en las escrituras, y no en el sentido que le daban los griegos o los gnósticos (para estos, el “logos” tenía otro rol que es bastante diferente del que podemos encontrar en este himno).

Hay una serie de términos que se encuentran en el relato que son claves en todo el Evangelio y sería muy extenso detenernos en ellos (por ejemplo, luz – tinieblas, vida, creer, gloria, verdad, etc.); especialmente teniendo en cuenta que la Navidad es la razón de su incorporación en la liturgia. El v.14 parece ser fundamental en este tiempo y el motivo de su incorporación:
«Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como unigénito, lleno de gracia y de verdad».
La palabra “acampó” (skênóô) está relacionada con la “gloria de Dios” (doxa) en la referencia a la “tienda del Encuentro” en el desierto, donde Dios se hace presente a su pueblo (Ex 40,34.35; Lev 9,23; Núm 14,10; 16,19; 17,7;  20,6); también se dice en relación a la Sabiduría (Sir 24,8). Allí el pueblo podía encontrarse con Dios, ahora esta gloria se manifiesta en la presencia de Jesús como palabra hecha carne. Es probable que la insistencia en la carne (sarx, Mt x5, Mc x4, Lc x2; Jn x13) tenga que ver con una posición conflictiva con los espiritualistas de la comunidad que terminan negando la carne en nombre de la novedad aportada por Jesús, pero esta “desencarnada”. Lo que viene por esta palabra encarnada es la “gracia” y la “verdad” (gracia en Juan sólo se encuentra en el prólogo, vv.14.16.17) que superan la ley dada por Moisés (v.16). Esta gloria le viene dada por su condición de “unigénito” (monogenês). Pero la novedad también viene dada por el uso del “nosotros” (antes se expresó en tercera persona), los lectores y oyentes somos introducidos en este mundo nuevo por la encarnación. La carpa puesta por la palabra no nos deja fuera o como espectadores sino que actúa en nosotros y “hemos recibido” (v.16).





Foto tomada en San Francisco Solano

lunes, 28 de diciembre de 2020

Aprendiendo a mirar con otros ojos

 Aprendiendo a mirar con otros ojos

 

Eduardo de la Serna

 



En lo personal, al escuchar algunos planteos no termino de entenderlos. Hay cosas que “no me cierran”; incluso, hay discursos que me resultan hasta agresivos y violentos. Pero, debo confesarlo, antes de seguir, ni remotamente tan agresivos ni violentos como los de muchos que dicen “defender las dos vidas” y esas cosas.


I] Hay ocasiones (pocas) en que me resultan algo o bastante fundamentalistas; y, en algunos casos, varón-fóbicos. Pero, lo primero que me surge, es pensar que, después de más de 10.000 años de violencia machista y patriarcal, hasta un poco de reacción habría que aceptar. Quizás no concordar, pero de ninguna manera me parece sensato exigir respeto después de más de 10.000 de no tenerlo. Nada que no se pueda encaminar desde el diálogo. Pero un diálogo que – creo – no estamos en condiciones de exigir, sí de pedir humildemente, si es el caso y con quienes estén dispuestas a tenerlo. Diálogo para entender (nosotros) para empezar.

Pero, por ejemplo, ver a Cecilia Pando o a Ricardo Bussi con pañuelos celestes me parece una ofensa, porque para ellos “no toda vida vale”. Sin duda alguna.

Escuchar hablar de la vida y de “¡no matarás!” a los que ayer defendían la pena de muerte, la guerra justa, o justificar la tortura, los vuelos de la muerte (¡¡¡como una muerte cristiana!!!), los que no lo gritaron cuando la quema de brujas, o justificaron inquisiciones o cruzadas, muerte de herejes o desmembramiento de indígenas rebeldes… ¿qué vendría a ser “¡no matarás!” para esos tales?

Además de que se debe demostrar seriamente que estaríamos hablando de “matar”, por cierto. Pero en aquellos casos evidentes, nada dijeron. Porque “vida humana” no es lo mismo que “persona humana”, y eso es otra cosa.


II] Para peor, toca escuchar que pareciera que se trata de una exigencia del Fondo Monetario Internacional”. Y me surgen breves comentarios:

+ celebro que, aunque con 50 años de retraso, lean algo de “Las venas abiertas de América Latina”;

+ quizás deban precisar: el que exigía “control natal” para apoyar económicamente era el Banco Mundial, no el FMI (que ahora está presidido por Kristalina Georgieva, que es católica);

+ el planteo era de control natal (o incluso esterilizaciones clandestinas), no de aborto. Y sigo sin entender, por qué no se lo exigieron a Macri antes de darnos un préstamo sideral; o por qué reciben préstamos países con un índice de natalidad mucho mayor que la Argentina…

+ la exigencia del BM (en tiempos de Robert McNamara, 1968-1981) fue desechada desde los tiempos de Ronald Reagan (1981) y sus sucesores en un planteo “provida”;

+ es decir: ese planteo ¡atrasa!; simplemente atrasa.

 

III] Me cuesta entender el planteo de los obispos afirmando que hay una “febril obsesión por instaurar el aborto en Argentina”. ¿No se han enterado los obispos que el aborto está instalado desde hace décadas y décadas? no se trata de instalarlo… se trata de que, puesto que está instalado, sea al menos seguro para aquellas que, sin pedirnos permiso, han decidido recurrir a él (aclaro: “permiso” que no tienen que pedir).


IV] Ya he señalado que en la Biblia no hay nada que haga referencia al aborto. y “nada” es “nada”.


V] En lo personal, el aborto me provoca bastante rechazo (aunque he conocido muchas mujeres que abortaron y no me provocan rechazo ellas). Celebro, por ejemplo, la ley de los 1000 días, para que nadie piense en abortar por no poder sostener un/a hijo/a que se avecina. Pero no creo que el aborto sea ninguna maravilla; a lo sumo sería un “mal menor”. Pero no me digan que puede haber “excesos” o “descontroles” porque eso es una obviedad, pero no conozco a nadie que diga que no debe existir la policía porque hay casos de “gatillo fácil”.


En lo personal, si miro la larga lista de “celestes” que conozco (personal o mediáticamente), y de los “verdes” que conozco, me resulta tan abismal la diferencia que me exige escucha, respeto, disposición a aprender… Además, tengo otro elemento: ¡soy varón! No entiendo.

 

Foto tomada de https://medicaloptica.es/blog/cuales-sintomas-gafas-mal-graduadas/

 

sábado, 26 de diciembre de 2020

¿Enseñar a pescar?

¿Enseñar a pescar?


Eduardo de la Serna



Los proverbios, o los refranes, suelen encerrar sabiduría. Pero, ironizando, el problema es cuando algunos se quedan con la llave. Cuando un refrán o proverbio, que tiene elementos valiosos es interpretado de un modo unívoco… Y no se mira, más allá del refrán, cuando es mal usado, todo lo que esto encierra o significa. Ahí empieza el problema en el que lo sabio se transforma en instrumento de injusticia.

Un ejemplo evidente creo encontrar en el clásico proverbio – parece que chino – no le des un pescado, enséñale a pescar, o – la idea es la misma – si le das un pescado, lo alimentas un día, si le enseñas a pescar, se alimentará toda la vida. La idea no es mala, pero… Insisto: ¡¡¡pero…!!!

Ese refrán suele ser usado por aquellos que se niegan a la solidaridad, los que se niegan a los subsidios o planes de alimentación de las comunidades con hambre. Y no estaría de más preguntarnos, retóricamente, ¿cuándo esos tales “enseñaron a pescar”? ¡Nunca! sin duda alguna, ¡nunca! Sólo quieren encontrar una excusa para no compartir nada. Pero…

Pero queda una pregunta, antes de ir al fondo, según creo. ¿Quién dijo que no saben pescar? ¿No es una falta absoluta de respeto al hambriento y al pobre decirle que no sabe “pescar”? Porque yo creo que sí saben. ¡Y bien!

Y mi pregunta de fondo: ¿es que no saben pescar o que no le dejan acceder al rio? Porque si el rio lo han privatizado, se lo han apropiado, el pescador tendrá hambre, pero no por no saber pescar, sino por no poder hacerlo. Porque unos pocos (siempre los mismos “pocos”) le han robado el rio. No se trata, entonces, que le enseñemos a pescar, sino a recuperar su rio. Repito: ¡suyo!

Me inspiró estas líneas un maravilloso “chiste” que acabo de recibir: “al gorila no hay que darle la vacuna sino enseñarle a fabricarla”. Como chiste me parece maravilloso e invita a pensar. Encierra sabiduría. Pero no hay que darles ideas. Porque mañana la fabricarán y – como hicieron con el rio – se quedarán con la vacuna que la cobrarán a precio Pfizer… perdón… la cobrarán a precio inaccesible. Para eso era que estaba el Estado… por eso lo deshicieron y nos dejaron sin ministerio de salud… No era precisamente para enseñarnos a pescar, que eso no les interesa. Se trata de recuperar el río antes que la Corte Suprema diga que no se puede (porque de ella también se han apropiado).


Foto tomada de https://es.123rf.com/photo_37275401_hermosa-vista-del-r%C3%ADo-ca%C3%B1a-de-pescar-cielo-azul.html


viernes, 25 de diciembre de 2020

Candado en la boca

 Un candado en la boca


Eduardo de la Serna




Promediaba el año 1976. La dictadura cívico-eclesiástico-militar estaba en su apogeo. La facultad de teología de Buenos Aires se sorprendió: uno de sus profesores, Jorge Novak, acababa de ser nombrado primer obispo de la recientemente creada diócesis de Quilmes. El gobernador de Buenos Ares, un general, por cierto: Ibérico Saint-Jean, convocó al nuevo obispo – así lo contaba él, años más tarde – con la intención de ayudarlo económicamente para la compra de la nueva curia. Él fue, pero en su interior pensaba, “que dinero en el bolsillo no signifique candado en la boca” … todavía no había sido ordenado obispo y ya empezaba el martirial camino del profeta. Que no fue candado resulta evidente. La historia lo grita.

Dejo de lado la necesidad de que Iglesia y Estado sean asuntos separados, y me quiero detener en algo. Un país, como la Argentina, donde la iglesia tiene una presencia tan importante, es razonable que esa presencia vaya más allá de las meras parroquias. Curas con una presencia activa en la historia los ha habido y hay constantemente. Hay una presencia viva en varios terrenos de la vida social: la educación, la salud, la asistencia social… se podría decir que son terrenos en los que se espera que esté presente el Estado, o también que, puesto que el Estado no llega a todos los ambientes, es bueno que alguien (la Iglesia en este caso) lo haga. No me voy a meter, aquí, salvo colateralmente, en la parte que corresponde (de control, de apoyo, de confrontación) al Estado. Y tampoco – y lo creo interesante – preguntarme si en aquellos lugares donde el Estado se ha hecho presente, haciendo secundaria o hasta innecesaria esa presencia eclesiástica, si eso no repercute en la crítica jerárquica a los gobiernos, como es el caso de los episcopados venezolanos, bolivianos y otros… Lo que me interesa es notar que yo creo que la tarea de la Iglesia no es “meramente” espiritual ya que se interesa por “todo el hombre y todos los hombres” (como decía Pablo VI, a lo que hoy hemos de añadir “varones y mujeres”). En muchos de esos ámbitos la Iglesia puede actuar en conjunto, acompañando y hasta aportando algo más, a lo que hace, o no, el Estado. Pero… (y acá el punto) ¿Qué pasa cuando para cumplir esa tarea (bien, mal o más o menos, no es el caso acá) necesita el sustento – fundamentalmente económico – del Estado? Porque, si yo tengo una gran obra que para su mantenimiento precisa el aporte económico oficial… ¿no se corre el riesgo de que sea “candado en la boca”? Y me pregunto si el silencio, que termina siendo cómplice, de grandes sectores de la Iglesia (y vale lo mismo para varios “movimientos sociales”) durante los perversos 4 años de macrismo no se debió a que se necesitaba el apoyo para mantener las “obras”… Obras que serán buenas (no todas, pero acá no es el caso), donde a la gente se le presta un servicio (no siempre el necesario, pero tampoco es el caso) pero, cuando eso significó “candado en la boca”, me pregunto qué tanta fidelidad al Evangelio, al Reino, a los pobres eso significa… Casamientos eclesiásticos con los ministerios de educación, de desarrollo o de salud pueden repercutir en que nos aplaudan por las grandes obras y hasta que digan “¡qué bueno es el cura!”, pero en muchas ocasiones ¿el Evangelio? ¡Esa te la debo!


foto tomada de https://www.canonistas.com/foros/showthread.php?t=130449

jueves, 24 de diciembre de 2020

No me pienso vacunar

No me pienso vacunar


Eduardo de la Serna



La realidad es dolorosa. Siempre. Y siempre es especialmente más dolorosa para los mismos. Y es importante tener los ojos bien abiertos, para que “no me sea indiferente”. Hay muchos que se han inmunizado frente al dolor de los demás. Particularmente aquellos que – además – son responsables de ese dolor. Porque seamos claros, una gran parte del dolor de hermanxs nuestros es dolor provocado o causado. Y no pienso vacunarme frente al dolor. También me duele (aunque el dolor de la solidaridad no es como el dolor de la pasión), y no me alegra que duela. Pero es lo que elegí, es donde quiero estar: sensible ante el dolor de mis hermanxs.

Hay insensibilidad por falta de empatía, hay insensibilidad por indiferencia, hay insensibilidad por sadismo. Y si pienso en la actualidad de las declaraciones de Cambiemos (en sus tres ramas, ciertamente: PRO, UCR y CC, o cuatro ramas, sumando la prensa) mi mirada frente al dolor de otros se transforma en rabia; no sólo ante la insensibilidad, la mentira, el odio, sino, además, por mirar cara a cara a los causantes.

Hubo cuarentena y hablaron de “infectadura”, de comunismo, de atentado contra la libertad, y llamaron sistemáticamente a violarla organizando marchas, diciendo que el coronavirus no era importante, y directamente reclamando que “muera el que tenga que morir”.

Celebraron cuando los infectados diarios pasaron la barrera de los 10.000 y señalaron que eso revelaba el fracaso de la cuarentena (que ellos habían invitado a romper), y empezaron casi como a festejar cada muerto soñando que con algún tipo de cuentas Argentina subiera al podio de los peores.

Alentaron todo tipo de encuentros sociales, desde la compra-venta, los espectáculos o deportivos y sobre todo la educación (la misma que ellos, siendo gobierno, boicotearon, aniquilaron, bastardearon, desfinanciaron); parecía que ahora les importaba. O hacían como si...

Los que dejaron vencer millones de vacunas, se negaron a inaugurar hospitales, degradaron a Secretaría el ministerio de Salud, dejaron pudrirse 22 ambulancias recién compradas, cuestionan al ministro de salud y hasta proponen juicio político por hacer y deshacer en medio del caos de una enfermedad inesperada y desconocida.

Y ahora, porque de otro modo el odio no les permite respirar ni vivir, cuestionan la llegada de las vacunas del instituto Gamaleya. Obviamente (ideológicamente) esperan la llegada de la vacuna de Pfizer, aunque sea más cara y con más complicaciones para su distribución (por ejemplo, debe estar a – 70 ºC). Incluso titulan “admirados” la llegada de las vacunas Pfizer a Chile (10.000 dosis) y boicotean la llegada de las vacunas Gamaleya a la Argentina (300.000 dosis). Y, por supuesto, alientan la campaña de no vacunación, temor, sospecha y mentira. Siempre y todo mentira.

A lo mejor sería bueno que el estado vacune gratuitamente (con las vacunas que consiga) a casi toda su población; que los que no quieran vacunarse no se vacunen, y entre esos que “mueran los que tengan que morir”, o que ellos compren la vacuna que quieran darse. Pero ellos, lamentablemente, no se harán cargo, no se condolerán, no sufrirán por los enfermos y nuevos enfermos. No pienso vacunarme contra la insensibilidad, y prefiero seguir sufriendo los dolores de mis hermanxs. De estar vivo se trata.


Foto tomada de https://www.ambito.com/informacion-general/vacuna/contra-el-coronavirus-10-preguntas-clave-n5124637

video con comentario al domingo de la Sagrada Familia

 video con comentario al domingo de la Sagrada Familia




También se puede ver en 


eduardo

Comentario Sagrada Familia "B"

 Sagrada Familia "B"

Una familia en camino tras las huellas de las manifestaciones de Dios


Eduardo de la Serna



Reiteramos lo dicho en más de una ocasión: la liturgia presenta –podemos llamarlo así- dos tipos de textos bíblicos: los textos continuados, donde se deja hablar al texto que corresponda (aunque escogido, por cierto, ya que hay textos que son “salteados”) y textos “temáticos” escogidos a partir del tema litúrgico que se celebra. En estos casos, lo principal no está puesto tanto en lo que el texto dice, sino en lo que este afirma a partir de lo que “se le pregunta”. En este caso concreto, sobre la “Sagrada Familia”. Nuestra intención en estas páginas es procurar leer lo que los textos dicen, aunque no siempre “digan” lo que se busca en ellos. Sin embargo, la enorme diferencia cultural entre nuestro tiempo y el tiempo bíblico debe tenerse en cuenta. En el caso de la “familia”, por ejemplo, es evidente que el modelo familiar bíblico en muy poco se parece al nuestro; los horizontes son muy distintos y la pregunta quizás deba ser “¿qué nos aportan los textos bíblicos, al hablar de la familia, a las familias de hoy?” Pretender una lectura “lineal”, o un “repetir” modelos sería fundamentalismo, sin duda alguna.


Lectura del libro del Eclesiástico     3, 3-7. 14-17


Resumen: el mandamiento de “honrar padre y madre” es reiterado y ejemplificado en clave religiosa por el sabio.


La religión de Israel –expresada en los mandamientos- no se limita a un modo de encuentro con Dios, sino que es inseparable del encuentro con los “otros”, y en este caso, en primer lugar con los progenitores. “Honrar padre y madre” (cf. Ex 20,12; Dt 5,16) es el primero de los mandamientos que dice relación a los “demás”. La teología de la retribución sostenía que el cumplimiento de los caminos de Dios repercutiría positiva o negativamente, según se cumpliera o no, en la vida del sujeto. Así, quién “honra a su padre”, tendrá una larga vida (1,12), verá perdonados sus pecados y alcanzará otra serie de bendiciones (cf. Ex 21,17; Tob 4,3-4; Pr 1,8). 

Y este “honor” debe mantenerse particularmente cuando los padres ya estén ancianos, débiles o seniles ya que no hacerlo es semejante a “blasfemar” y provocar a Dios (cf. Lv 20,9; Pr 20,20). Ese es el orden social establecido por Dios (3,1-2). El relato luego de presentar el tema, partiendo del mandamiento y su contexto sapiencial, lo ejemplifica con una serie de “aquel que…” (vv.3.5.6) destacando las consecuencias benéficas del cumplimiento. Pero existe la posibilidad de que el hijo (no parece referirse a los hijos menores, ya que es un maestro de sabiduría el que se dirige a ellos como “hijos” [v.1], por tanto deben ser sus discípulos) no honre a su padre. La vergüenza de semejante actitud se manifestarán entonces en una serie de términos maléficos: como blasfemo y maldito.

 

 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas     3, 12-21


Resumen: Una serie de normativas presenta la parte exhortativa de la carta a los Colosenses. Empezando por las consecuencias del bautismo en la vida cotidiana, siguiendo por la reunión litúrgica de la comunidad y finalmente mostrando cómo debe vivir una familia en este tiempo en el que la familia (= la casa) era vista como una ciudad en miniatura y por tanto debía manifestar su adaptación al mundo contemporáneo. La carta, sin embargo, no omite destacar los elementos propios que reflejan la propia identidad.

 

Como es habitual en las secciones exhortativas de las cartas paulinas, nos encontramos una serie de verbos en  imperativo, “mortifiquen”, “desechen”, “revístanse”… (vv.5.8.12…).


La insistencia en “revestirse” proviene del v.10 donde se presenta como antítesis de “despojarse”, contrastando el “hombre viejo” y el “hombre nuevo”. El contexto del revestimiento es bautismal, como lo hemos señalado en otra ocasión y se refleja aquí en el texto aparentemente pre-paulino “no hay griego y judío…” (cf. 1 Cor 12,13; Ga 3,28). Las consecuencias visibles en la vida de este “revestimiento” se presentan como “ser elegidos, santos, amados, con entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportando a los otros y perdonando a los demás”. Este catálogo de “capacidades bautismales” llega a la plenitud en el máximo “revestimiento”, el del amor (v.14) que es lo que integra plenamente (syndesmos) en la “perfección” (teleiotês). La unidad concluye con una referencia a la paz y a la acción de gracias (eujaristoi) que deben acompañar al cuerpo eclesial.


La segunda unidad (vv.16-17) concluye también con una invitación a “dar gracias” (eujaristéô). En este caso se exhorta a que en la comunidad “habite” (enoikéô) abundantemente. Esa presencia de la “palabra de Cristo” llevará a la instrucción y amonestación con “toda sabiduría”. Y a cantar “salmos, himnos y odas espirituales” (psalmois hymnois hôdais pneumatikais) en gracia (en járiti) a Dios en los corazones (en tais kardiais). Y a que todo lo que hagan los miembros de la comunidad, sea de palabra o de obra (en logô ê en ergô) sea hecho “en el nombre” de Jesús, dando gracias al Padre.


La tercera unidad (que es probablemente la razón por la que es incorporada esta lectura en la celebración del día) conforma lo que se conoce como “códigos domésticos”. En la antigüedad eran frecuentes los “códigos”, es decir, listas de acciones a evitar o a realizar en determinadas circunstancias. Pecados que se han de evitar en un ambiente donde abundan (catálogos de vicios), cosas que se han de practicar en esos mismos ambientes (catálogos de virtudes), cosas que debe practicar el ministro en una ciudad o comunidad (catálogos de ministerios) y cómo debe comportarse un “amo de casa” (oikodespotespaterfamilias) para ser reconocido en esa comunidad; la “casa” era tendida como una “ciudad en pequeño” y así se debía manejar la casa, como un gobernante la ciudad. Estos catálogos (todos ellos) son frecuentes en el ambiente greco-romano, y son también habituales en el Nuevo Testamento. En concreto, un buen “amo de casa” debe mostrar visiblemente que lo es “sometiendo” a su/s mujer/es, a sus hijos y a sus esclavos. Así funciona una “casa” en el mundo antiguo. Los cristianos, que cuando ya han pasado los primeros tiempos carismáticos empiezan a organizarse y estructurarse, lo harán precisamente siguiendo ese modelo: la casa. Es una manera demostrarse ante la sociedad como un grupo que no va a romper con lo establecido. Pero –sin embargo- hay una diferencia con respecto a los catálogos de la sociedad, y eso es precisamente destacar y fortalecer la propia identidad. “No somos revoltosos, pero tenemos nuestro modo propio de vivir”. 


Por ejemplo, así dice Platón: 

«si hubiera necesidad -añadí- de decidir cuál de estas cualidades constituirá principalmente con su presencia la bondad de nuestra ciudad, sería difícil determinar si será la igualdad de opiniones de los gobernantes y de los gobernados o el mantenimiento en los soldados de la opinión legítima sobre lo que es realmente temible y lo que no o la inteligencia y la vigilancia existente en los gobernantes o si, en fin, lo que mayormente hace buena a la ciudad es que se asiente en el niño y en la mujer y en el esclavo y en el hombre libre y en el artesano y en el gobernante y en el gobernado eso otro de que cada uno haga lo suyo y no se dedique a más» (República IV, 433 cd).


Con la intención de que el judaísmo sea aceptado por los romanos, Flavio Josefo presenta su modo de vida con criterios semejantes:


«¿Y en lo referente a los matrimonios? Nuestra ley aprueba únicamente aquellas relaciones sexuales que son la unión con la esposa, y sólo cuando tiene por objeto engendrar hijos (…) La mujer, dice la escritura, es en todo inferior al varón. Por lo tanto, que obedezca al varón, no para su ignominia, sino para que siga su dirección y mandato, porque Dios otorgó al varón fortaleza y poder (…) La ley ordena criar a todos los hijos (…) desde la primera infancia la educación de los hijos debe encaminarse a la sobriedad; la ley ordena enseñarles a leer, los preceptos de la ley y los hechos de nuestros mayores…» (Contra Apión II,199).


Lo interesante del código de colosenses es que está dirigido en primer lugar a los débiles (mujeres, hijos y esclavos) –quienes son mencionados en primer lugar-.  La actitud de los débiles es teologizada (vv. “conviene en el Señor”, v.19; “es grato a Dios”, v.20; “temiendo al Señor”, v.22), pero el “amo de casa” tiene la responsabilidad de “no abusar” de su poder, este es limitado.


El texto litúrgico (seguramente por motivos de que no se supone que hoy haya esclavos, lo cual es evidentemente dudoso) omite el tercer par: esclavos y amos, que es el más extenso y parece haber sido importante en su incorporación en esta sección.


Sin duda, este texto leído fuera de su contexto histórico-cultural ha sido responsable de grandes injusticias con los esclavos y con las mujeres, lo que –además- se pretendió justificado teológicamente. Sin duda no es así como hoy a de leerse este “código”. Ciertamente no es “aquella casa” semejante a “la casa” en la que hoy se despliega la humanidad, y es en “esta” en la que debiéramos encarnar los valores del Evangelio.



+ Evangelio según san Lucas     2, 22-40


Resumen: el cumplimiento de la Ley es una suerte de elemento que se repite constantemente. María y José son fieles a la ley de Dios y presentan al niño al Templo haciendo la ofrenda de los pobres. Un varón y una mujer enviados por Dios reconocerán en el niño el cumplimiento de las expectativas bíblicas.



Uno de los elementos característicos de las escenas de la infancia en Lucas es remarcar el cumplimiento de la ley por parte de los padres de Jesús. En el texto de hoy esto se repite frecuentemente (vv.22.23.24.27.39).


El texto en su estructura es paralelo a Juan el Bautista:


Juan el Bautista
Jesús
Circuncisión al 8vo día: 1,59
Circuncisión al 8vo día: 2,21
Imposición del nombre: 1,60
Imposición del nombre: 2,21
Cántico (con referencias al AT): 1,69-79
Cántico (con referencias al AT): 2,29-32
Crecimiento del niño: 1,80
Crecimiento del niño: 2,40



Muchos elementos conforman el relato de la liturgia de hoy. El esquema es sencillo:


Purificación de “ellos” (vv.22-24)

Un varón justo / una mujer justa reconocen al niño (vv.25-35 / 36-38)

Sumario conclusivo (vv.39-40)



El texto es muy complejo e interesante; pero para la celebración de hoy señalaremos solamente aquello que hace a la liturgia del día. El texto comienza y termina con una referencia a que los padres de Jesús actúan conforme a “la Ley” (vv.22.39). Esto es algo importante en Lucas (cf. 2,21.41; cf. Hch 1,12), y precisamente “conforme a la ley” presentan el niño al Señor.


Destaquemos que en el mundo antiguo es propio de las personas religiosas ser agradecidos con la divinidad que nos ha dado sus dones. Precisamente por eso, por ejemplo, se le ofrecen las primeras crías de ganado, o las primicias de la cosecha. Sin embargo, en Israel no se ve con buenos ojos “ofrecer” a Dios el hijo primer nacido; los sacrificios humanos son aborrecidos (aunque hubo algunos casos detestados por la Biblia; 2 Re 21,6; cf. Lev 18,21; Dt 18,10; 2 Re 23,10; Gén 22,1-19). Casi podríamos imaginar de este modo la ofrenda: a Dios se le puede dar lo mismo que se puede comer, como si Dios lo “comiera”. Caso contrario, aquello que no es “puro” para ser alimento no se ha de “ofrecer”, y por tanto se ha de “rescatar”. Es decir, se ofrece algo sustitutivo, como un cordero o un cabrito. Es –fundamentalmente- el caso de los hijos, en este caso de han de presentar una “res menor”, y si no alcanza el dinero para hacerlo presentarán dos tórtolas o dos pichones (Lev 12,7b-8), se los rescata, se le “presentan” a Dios. María y José, es evidente, son pobres y presentan agradecidos la ofrenda de los pobres.. 


El Evangelio extrañamente informa que es el tiempo de la purificación de “ellos”. No se refiere a la madre, que debe purificarse después de la maternidad, sino de “ellos”; es posible que esté aludiendo a que con la presentación de Jesús ha comenzado el “día” y así “los hijos de Leví” sean purificados porque la ofrenda que se ha presentado en el Templo es perfecta (cf. Mal 3,3, primera lectura). 


Ante esta presentación se acercan al Templo –como es frecuente en Lucas- un varón y una mujer (cf. 13,18-21; 15,4-10; etc.) que hablan públicamente del niño. La “esperanza en la consolación de Israel” y la “esperanza en la redención de Jerusalén” enmarcan la doble escena (vv.25.38). En medio de esta escena Lucas incorpora (como lo ha hecho en otras ocasiones, cf. 1,46-55; 1,68-79; 2,14) un canto que manifiesta la realización de las esperanzas de Israel con la alegría de los “pobres de Yahvé”. 


La escena concluye con un relato sobre el crecimiento del niño, semejante a lo dicho sobre Juan, el Bautista (1,80) que parece a su vez remitir a Samuel: “iba creciendo y haciéndose grato tanto a Yahvé como a los hombres” (1 Sam 2,36).


foto tomada de ¿Quién es Jesucristo? - blogger

martes, 22 de diciembre de 2020

El contagio y el amor

 El contagio y el amor

Eduardo de la Serna



Era muy chiquititito,

casi no se lo veía;

hasta le pusieron corona

los que dicen que sabían.

 

Dicen que es muy contagioso,

lo pasaba el que lo traía,

y no quieren vacunarse

(no hay vacuna, todavía).


Y el que lo tiene, lo tiene,

y la vida le cambiaría

si no se cuida, en el aire


hasta lo respiraría.

Pero viene, está llegando,

Jesús, el hijo de María


imagen tomada de https://www.espaciosplurales.net/2017/10/para-que-sirve-el-amor.html

Comentario bíblico Navidad

 Un niño nace, la palabra de Dios se encarna en nuestra historia

NATIVIDAD DEL SEÑOR
25 de diciembre
Eduardo de la Serna



Lectura del libro del profeta Isaías     52, 7-10

Resumen: La venida de un mensajero divino en Sión comunica la buena noticia de la liberación de la opresión babilónica expresada como liberación y consuelo por la donación de la paz, el bienestar y la salvación. Es allí que Dios, y no Marduk, empieza a reinar en Jerusalén.


El así llamado “Segundo Isaías” se dirige a la élite que se encontraba en el exilio en Babilonia. Los sentimientos de los exiliados eran mezclados: castigo divino, “Dios se ha olvidado de nosotros”, “estamos pagando las culpas de otros”, etc. En este contexto de angustia, el profeta viene a cantar la esperanza, que se concreta históricamente en el fin de la situación de angustia y esclavitud. Lo que cuenta en este poema, más que el mensajero son sus pies ya que se detendrá en el tema de la llegada del mensajero y el tema del “camino”. Y el contenido expresado con tres términos cargados de sentido bíblico: paz (salom), bienestar (tôb) y salvación (yesu’á); son bienes sociales, económicos, políticos y espirituales. Hacen referencia a situaciones concretas, y en estos tres términos se sintetiza la felicidad del pueblo que se espera y anuncia. El mensajero no es especificado, y la receptora de las “buenas noticias” es Sión. Todo esto es especificado en que “reina tu Dios”. Ciertamente de este modo se entra en contraste con la realeza de los dioses babilonios. Por ejemplo, así dice el relato babilónico de la creación:

“… tú, Marduk, eres el más honrado de los grandes dioses. Tu decreto no tiene par, tu orden es Anu. Desde este día inalterable será tu sentencia. Ensalzar o humillar estará en tu mano. Tu expresión será veraz, tu mandamiento será indiscutible. ¡Ninguno de los dioses salvará tus límites! Necesitando adorno para las sedes de los dioses, esté el lugar de sus santuarios en tu lugar. ¡Oh Marduk!, ciertamente tú eres nuestro reivindicador. Te hemos concedido la realeza sobre el universo entero. Cuando en la asamblea tomes asiento, tu palabra será suprema” (Enuma Elis IV,4-15).

Los salmos de “Yahvé rey” lo repiten (47,9; 93,1; 96,10; 97,1; cf. Is 24,23). Esto está dicho muy lejos de Babilonia y debe comunicar seguridad a los oyentes. El “rey Marduk” está al caer. Los guardias de los alrededores ven venir la noticia y se propaga por doquier con júbilo indescriptible. Dios mismo está llegando en esta noticia.

La Jerusalén devastada y solitaria a la que se dirige la noticia, recibe dos verbos que son clave de todo el profeta: “consolar” y “redimir”. Tan importante es el primero que el Segundo Isaías es conocido como “el libro de la consolación”. Con ese verbo arranca toda la obra (40,1) y se acumulan ambos en esta unidad: 51,3.12.19 (consolar), 51,10; 52,3 (redimir) pero señalado como algo ya realizado (no futuro, como 40,1). La ciudad en ruinas (v.9) recibe la buena noticia de una promesa ya realizada (lo político es evidente). Para actuar con más libertad, Dios se “arremanga” (v.10; cf. Ez 4,7; Sal 74,11). Si antes el acento estaba en los pies, ahora se ubica en las manos como expresión del obrar de Dios. Y este obrar de Dios, su brazo, su salvación es visto por “todas las naciones”, o por los exiliados en todas las regiones que ven que nadie, sino sólo Yahvé es actor en la liberación de los suyos.

Los vv.11-12 culminan la unidad literaria relacionando con el éxodo, tema también importante en el Segundo Isaías, pero es omitido en el texto litúrgico del día.

Sin duda, la relectura del mensajero entendido como Jesús que viene a “evangelizar” (anunciar buenas noticias) es decisiva en la selección del texto en la fiesta de Navidad.



Lectura de la carta a los Hebreos     1, 1-6

Resumen: Poniendo en una línea de continuidad y superación la antigua y la nueva alianza, con sus mediadores: los profetas y el hijo y los destinatarios: los padres y “nosotros”, el autor de la homilía prepara todo el texto mostrando la novedad aportada por cristo, entendido desde una perspectiva sacerdotal a partir de una lectura cristológica del A.T.


Un comienzo solemne presenta la gran homilía llamada “carta a los Hebreos”; una larga oración de cuatro versículos. El punto de partida es la comunicación de Dios con la humanidad, en el pasado y en el presente obviamente contrastándolos. “De muchas formas y muchos modos en el pasado” (polymerôs kaì polytropôs) en el pasado (pálai) habló Dios a os Padres. Los mediadores de esta comunicación fueron los profetas. En los “últimos días” nos habló “en su hijo”. Ciertamente el contraste pasado -  presente se refuerza por los medios de comunicación escogidos: profetas – hijo. Y los días “esjaton” (= finales) dan sentido a esta novedad. La novedad del hijo viene dada por su ser heredero, a lo que se añade su relación (diá) con la creación (“las edades”) y por una relación tan estrecha con Dios (= Hijo, que en Hebreos es notablemente más elevado que en los primeros escritos cristianos) que no se separa de la “gloria” de Dios y no manifiesta una fracción sino la totalidad de la imagen, es “imagen perfecta”. Así “sostiene” (presente) todo lo creado en su intervención en la historia (pasado). Así se prepara la lectura del Sal 110 que será fundamental en toda la obra, comenzando por la cristología tradicional, de la primera parte del sermón (1,5-2,18) cuanto la cristología sacerdotal que se desplegará en adelante. 

La lectura añade los vv.5 y 6 cambiando el sentido del texto. En el sermón la introducción “de su primogénito en el mundo” alude a la entrada gloriosa de Cristo en el “mundo venidero, del que venimos hablando” (2,5), pero al introducirse en el texto de Navidad se alude a “este mundo” y por tanto cambiando el sentido del texto se refiere a la encarnación, y no a la Resurrección.

La importancia de la antigua alianza entendida como “revelación” y –por lo tanto- como válida, pero superada por la nueva alianza será importante en toda la obra y el motor de su lectura bíblica en toda la homilía, aquí reflejada no solamente en los tiempos verbales e históricos sino en la mención a los “padres” y a “nosotros”. En este caso la importancia de lo antiguo –visto como palabra- y por tanto mediado por los profetas, y la plenitud de la palabra del Hijo. Este movimiento del hijo  desde la preexistencia a la exaltación culmina con una menciona los ángeles, para señalar –y lo repetirá a continuación- la superioridad de Cristo sobre ellos, y la insistencia a sus destinatarios de que son continuación y plenitud del Israel antiguo de la promesa. Es en esto donde cuatro momentos son referidos: la preexistencia, la función sostenedora del universo, la salvación y la exaltación gloriosa (cf. Sab 7,25-26). La traducción de los términos griegos es difícil ya que se pueden presentar diferentes opciones: ¿es reflejo o es irradiación? (apaugasma), ¿es impresión, sello o reflejo? (jaraktêr). La ambigüedad quizás sea adrede y pueda entenderse que Cristo es irradiación o reflejo, e impronta o sello del ser divino. Haciendo eco de la palabra creadora de Génesis 1, la estrecha relación entre el Hijo y el Padre sostiene lo creado por su “palabra poderosa”. La acción expiatoria comienza –sutilmente al principio- a insinuar el tema sacerdotal y sus efectos (1,3; 9,13-14.22.28; 10,2.22; 12,24). Estar sentado a la diestra de Dios es –como se dijo- alusión al Sal 110, tan importante aquí (1,13; 8,1; 10,12).



Principio del santo Evangelio según san Juan     1, 1-18

Resumen: Un himno antiguo canta la presencia de Dios en medio de la historia. Juan lo retoma destacando que eso ocurre desde “el principio”. En nuestra historia, Dios eligió plantar una carpa para moverse con nosotros en la vida.

El conocido “Prólogo” del Evangelio de Juan constituye la lectura del día, aunque –como veremos- no es evidente que todo el texto aluda a Cristo. 

Para comenzar, llaman la atención las dos referencias en medio del himno a la figura de Juan, el Bautista (vv.6-8 y v.15) y tienen toda la apariencia de haber sido insertadas en un momento posterior (de hecho, la lectura breve del texto omite estas partes). Se ha propuesto –y parece muy probable- que el autor que introduce el himno en el Evangelio (quizás en la última etapa de la redacción) conozca un himno cristológico primitivo al cual le realiza algunos añadidos, un “Himno a la palabra de Dios”. En este sentido, el himno primitivo cantaba la palabra de Dios activa en la Creación (vv.1-5; cf. Gen 1), la palabra enviada por Dios en la historia de su pueblo, por ejemplo en los profetas (“fue dirigida por Dios la palabra al profeta X…”, cf. 1,9-13) y finalmente esa palabra se hizo carne en la historia en el envío de Jesús (vv.14.16-18). Tres momentos, entonces marcan que Dios no se ha desentendido de la humanidad en la historia, pero –como se ve- recién en el tercer momento el himno primitivo habría hecho expresa referencia a Jesús como la palabra viva que Dios dirigió. 

Ahora bien, este himno primitivo fue tomado y reelaborado por el Evangelio, y la incorporación del Bautista en diferentes momentos provoca que esa “palabra” de Dios sea vista como el mismo Jesucristo desde el primer momento. Cristo es “palabra de Dios” desde siempre, y no ya desde la Encarnación Al releerlo ya desde antes de la Creación la palabra –que ahora es Jesús- estaba “junto a Dios” y “era Dios”. El término “palabra” (lógos) es sin duda el término clave, y parece que debe entenderse en continuidad con la palabra de Dios en la historia de su pueblo, manifestada en las escrituras, y no en el sentido que le daban los griegos o los gnósticos (para estos, el “logos” tenía otro rol que es bastante diferente del que podemos encontrar en este himno). 

Hay una serie de términos que se encuentran en el relato que son claves en todo el Evangelio y sería muy extenso detenernos en ellos (por ejemplo, luz – tinieblas, vida, creer, gloria, verdad, etc.); especialmente teniendo en cuenta que la Navidad es la razón de su incorporación en la liturgia. El v.14 parece ser fundamental en este tiempo y el motivo de su incorporación:

«Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como unigénito, lleno de gracia y de verdad».

La palabra “acampó” (skênóô) está relacionada con la “gloria de Dios” (doxa) en la referencia a la “tienda del Encuentro” en el desierto, donde Dios se hace presente a su pueblo (Ex 40,34.35; Lev 9,23; Núm 14,10; 16,19; 17,7;  20,6); también se dice en relación a la Sabiduría (Sir 24,8). Allí el pueblo podía encontrarse con Dios, ahora esta gloria se manifiesta en la presencia de Jesús como palabra hecha carne. Es probable que la insistencia en la carne (sarx, Mt x5, Mc x4, Lc x2; Jn x13) tenga que ver con una posición conflictiva con los espiritualistas de la comunidad que terminan negando la carne en nombre de la novedad aportada por Jesús, pero esta “desencarnada”. Lo que viene por esta palabra encarnada es la “gracia” y la “verdad” (gracia en Juan sólo se encuentra en el prólogo, vv.14.16.17) que superan la ley dada por Moisés (v.16). Esta gloria le viene dada por su condición de “unigénito” (monogenês). Pero la novedad también viene dada por el uso del “nosotros” (antes se expresó en tercera persona), los lectores y oyentes somos introducidos en este mundo nuevo por la encarnación. La carpa puesta por la palabra no nos deja fuera o como espectadores sino que actúa en nosotros y “hemos recibido” (v.16).