La comunicación, la resistencia, la hegemonía.
Eduardo de la Serna
Los espacios alternativos a los valores
dominantes han permitido a los grupos sobrevivir ante los imperios. Resulta
fundamental, desde esta perspectiva, no aceptar el modo de ver la realidad del
dominador (sus valores, comportamientos...) ni entrar en el juego de aspirar al
lugar que él ocupa, sino defender la propia subjetividad de marginado y
permanecer ahí como alternativa. Construir al margen espacios domésticos que
acojan nuevos valores de reconocimiento y solidaridad: «el espacio doméstico ha
sido crucial para la organización y el cultivo de la solidaridad política. El lugar
de la casa ha sido el espacio de resistencia». [C. Gil, “La
ciudadanía del cielo. Una propuesta marginal en Filipenses”, en R. Aguirre
(ed.) de Jerusalén a Roma. La marginalidad del cristianismo de los orígenes,
Verbo Divino 2021 [Agora 41], 52]
El presidente Alberto Fernández dijo una gran
tontería en su referencia a los argentinos y los barcos. Ya hicimos alusión a ello. Pero, Mauricio Macri dijo lo mismo, y peor aún (porque hizo mención a todos los latinoamericanos, y lo hizo, nada menos que en el foro de Davos. Sin
embargo, el dicho macrista no tuvo repercusión. Es cierto que nadie esperaría
que Macri dijera algo sensato, pero, lo “divertido” es leer a Clarín o La
Nación, por ejemplo, haciendo referencia “escandalizados” a lo dicho por
Alberto, habiendo callado absolutamente lo anterior.
Y no es la primera vez que esto ocurre. Y no
será la última. Se lo suele llamar “doble vara”, y no es falaz el nombre (es
notable, por ejemplo, en la Biblia la condena feroz de los profetas a los
comerciantes que usan “dos balanzas”; por ejemplo, Miqueas 6,11). Se trata de medir
de una manera a los “amigos” y de otra a los “adversarios / enemigos”.
Ciertamente, en el caso de los profetas, se trata de una crítica a la injusticia.
Y en el caso de la información, se trata de lisa y llana mentira.
Convengamos que Macri
puede decir absolutamente cualquier cosa y nada sucederá. Y lo mismo ocurre con
Rodríguez Larreta, Vidal, Bullrich, Carrió y otros del staff habitual en
ciertos medios. Mientras que nada, ni remotamente parecido puede decir Alberto,
Cafiero, Arroyo (y no digamos de Máximo, Cristina, Axel) porque el apocalipsis
está a la vuelta de la esquina.
Es cierto que, además
de una prensa cómplice (lo que es más que aliada, por cierto) Macri tenía un
fenomenal equipo de comunicación que sabía sacar brillo a cada minuto del estiércol
pronunciado por la boca presidencial. Y no pretendo un duranbarbismo “pero
nuestro”, pero sí pretendo que, especialmente mirando a quiénes tiene en
frente, el gobierno tenga – al menos – un muy buen equipo de comunicación.
Porque la actitud profesoral de Alberto y sus filminas sirvió por unas semanas.
Pero “a esta altura del partido”, no sólo no alcanza, sino que no es fácil
andar con un tiro en el pie todas las semanas.
La reciente maravillosa
ironía del “indio” Evo Morales dijo que el “nobel de literatura” Mario Vargas
Llosa “no sabe leer” (aplausos). Sería preocupante que el “profesor” Fernández
no supiera hablar. Hablar es comunicar, y eso implica una búsqueda de
comprensión del auditorio. Y si esa “comunicación” está mediada por quienes
pretenden obstaculizarla, no se me ocurren más que dos posibilidades: o callar –
lo cual es complicado si se pretende que “el pueblo quiere saber de qué se
trata” – o encontrar un comunicador o comunicadora que sepa cómo es el paño. Gramsci
afirma que la “hegemonía” es lo que se asume como “natural”, como que “así es”.
Si no sabemos comunicar, no nos extrañemos con el hecho de que, en los próximos
días, Mauricio hablará “por cadena nacional”.
Foto tomada de https://www.istockphoto.com/es/foto/hombre-se-tiro-en-el-pie-gm1063767214-284402788
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