La ofensa de las piedras
Eduardo de la Serna
Resulta curioso que la prensa
hegemónica, esa que le busca el pelo al huevo (para no hablar de la quinta pata
al gato, porque no muerden la mano gatuna que les da de comer), como no puede
hablar de disturbios, de saqueos, o de aluvión zoológico, lo que resaltó, recalcó
y repitió de la marcha del 17 de octubre fue que dos imbéciles vandalizaron el
memorial de los muertos por covid (y ya hice mención en otra parte que esos
mismos medios jamás dijeron palabra sobre las frecuentes vandalizaciones de los
pañuelos ni siquiera cuando fueron directamente arrancados de la plaza).
Curioso. Los que hicieron todo
lo posible para que mucha gente muera, se montaron luego en el luto y el duelo
y llevaron piedras (después de las bolsas mortuorias) haciendo memoria por los “muertos
que vos matáis”. El gobierno, entonces, utilizó esas piedras para hacer un
lugar de la memoria (y fracasó el intento opositor de quejarse por la violación
de la propiedad privada; demasiado hilarante era).
Las piedras son un símbolo
polisémico en muchas culturas: por lo que he podido saber se colocan piedras al
visitar a los muertos en las culturas celta, masai, judía mientras que en otras
culturas como mongoles, kasajos, obos, tibetanos, inuit y andinos suelen
indicar caminos (límites de comunidades, cruce de caminos, lugares de caza).
Una piedra puede ser “fundamental” o “capital”, puede ser incluso instrumento
para la pena de muerte por apedramiento… Con piedras se construyen casas y
caminos “empedrados” y hasta se sellan tumbas. Con piedras se hacen
instrumentos desde cuchillos sacrificiales hasta platos o jarras. En suma,
piedras pueden significar una cosa y casi la contraria. En la Biblia, por
ejemplo, así como se erigen piedras conmemorativas (Gen 35,14) a su vez se prohíbe
que las haya (Dt 16,22).
Resulta, insisto, curioso que
la prensa parezca responsabilizar de un destrozo a los mismos que lo edificaron…
Y me permito una analogía.
Carlos Mugica contaba que, en
su pasado gorila, había custodiado los templos incendiados por la barbarie
peronista; pero una vez que de dejó convertir por los pobres, que aceptó el “hedor”
del pueblo, se autocriticaba diciendo que se “había conmovido por los templos
de piedra que habían sido destruidos y nada me había conmovido los cientos de
templos vivos bombardeados en la plaza”. A lo mejor acá haya una interesante
comparación: porque los mismos de las bolsas mortuorias, preocupados por las
piedras hicieron todo lo posible para que los muertos fueran más y más, al
menos “los que tengan que morir”, y luego simular dolor. Son los que ahora se
hacen los escandalizados por unas piedras y se despreocupan de los 30.000. Son
los que nada dijeron de los/as desocupados/as, los/as hambrientos/as, los
endeudados por los fugadores, los que enfermaron de enfermedades ayer olvidadas,
los empobrecidos, desescolarizados… y más, mucho más. Miles y millones por los
que no pusieron una piedra, sino que sus policías apedreaban, millones que no
marcaban caminos, sino que erigían muros de propiedad privada…
Raro, muy raro que se hagan
los preocupados por unas piedras los que tienen caras de idem. Pero ya estamos
acostumbrados.
Foto de “clarín” de piedra tomada de https://www.alamy.es/foto-flauta-de-piedra-caliza-jugador-periodo-arcaico-fecha-primera-mitad-del-siglo-vi-b-c-cultura-chipriota-caliza-media-dimensiones-h-10-1-2-in-26-7-168230226.html
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