La ultra-derecha y la pared
Eduardo de la Serna
Después
de unas décadas más o menos pacíficas, es llamativo el resurgimiento de unas
derechas tan, pero tan ultras, que pareciera que más a la derecha de ellos está
la pared (o, irónicamente, que a su derecha está el Che, porque ya dieron la
vuelta del círculo). Es evidente que las categorías “izquierda” o “derecha”,
como cerca o lejos, y otras del estilo, son categorías de relación. Se está a
la izquierda o derecha de algo que es el punto de referencia. Y en ese sentido
yo estaría a la derecha de Nicolás del Caño y a la izquierda de Santilli, por
ejemplo. Y esto no es ni bueno, ni malo sino simplemente una ubicación. Pero,
como digo, hasta hace un tiempo, había cosas que “quedaban mal” decir, y nadie
decía que era de derecha. Así Álvaro Alsogaray decía que su partido era de “centro
democrático”, cosa que más tarde diría también Álvaro Uribe (esa actitud de
derecha vergonzante ¿tendrá que ver con el nombre?). Hoy nadie, salvo ellos,
negaría que ambos son de derecha. Pero a nadie, antes, se le ocurriría defender
a Videla, por ejemplo (el caso chileno es más complejo; entre otras cosas, porque
no perdieron una guerra) cosa que hoy algunos hasta se permiten.
Pero
“pasaron cosas”, y hubo Trump, y hubo Bolsonaro, y hubo Salvini, y hubo Vox, y
hubo Le Pen (y muchos más “hubos”), y pareciera que eso habilitó a que surjan nuestros
Bullrichs, Mileies, Macris, Vidales y muchos otros más que no tienen ningún
problema en cuestionar o relativizar la democracia, en ser defensores de Bussi,
de las armas y los endeudamientos, de la dependencia y los dineros fugados… De
citar a López Rega, y ser asesorados por Cavallo y Roque Fernández, defensoras
de las Taser (¡qué feliz estará la familia de Javier Ordoñez, asesinado en las
calles de Bogotá con estas “pistolitas de agua”!), manipuladores de la justicia
(o felices con la justicia manipulada… ¡total, se pueden votar a sí mismos! Sin
que podamos botarlos), negacionistas de la dictadura y de los 30.000.
Son
tan impunemente patéticos que es notable ver lo que dice, por ejemplo, José María
Aznar (que debió dejar raudamente el gobierno precisamente porque la
inteligencia y la prudencia no eran lo suyo), y los niños de Vox (con seguramente
avales eclesiásticos simulados) sobre el Papa a raíz de sus declaraciones sobre
el genocidio que significó la Conquista. Es cierto que no dijo nada distinto de
lo que de antes habían dicho Juan Pablo II y Benito XVI, pero a esos no se los
critica (la derecha no se critica a sí misma). Decir que cuestionar la conquista
es criticar la hispanidad, y mirando las cosas que tantos decían en aquellos
mismos tiempos, como, por ejemplo, Bartolomé de Las Casas, sería como que
alguien criticara como judeófobo al profeta Jeremías, por ejemplo. Pero eso
implicaría suponer que leen, lo cual no es algo que manifiestan que así ocurra.
Es lo mismo que dijo Milei, al decir que el Papa alienta el comunismo (y no lo
dijo en broma, lo cual sería de esperar al hablar de quien se dijo era cercano
a Guardia de Hierro) y no es diferente de lo que dijo Miguel “Miki Vainilla” Pichetto
de la Iglesia, como parte del problema y no de la solución del “pobrismo”,
criticando a monumentales curas del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo
(sin antes lavarse la boca). Pero también implicaría pedirle que lea el
Evangelio, cosa que su agrupación pareciera prohibirle. A lo mejor estos
celebren el ominoso silencio de los curas villeros ante el brutal desalojo de
casillas en la Villa 31 con topadoras (las mismas que el otrora homenajeado Rodolfo
Ricciardelli enfrentó con el cuerpo y el testimonio y años después otros lo
hicieron con una huelga de hambre).
Es
posible, imagino, que la derecha puede surgir aprovechando que cientos de miles
de jóvenes y adolescentes no saben quién fue Videla, ni López Rega, ni quién
Cavallo, ni Bussi… y tampoco quién fue Mugica, Ricciardelli o Carbone, y
entonces celebren a desorbitados o desorbitadas que remedan rebeldía (digo
remedan porque si alguien jamás se revela contra el sistema, el “poderoso
caballero”, el poder imponente del Capital, al que no combaten, por cierto… si
alguien en nada es rebelde, ¡es la derecha!). Así, los Steve Bannon, que ya
empieza la campaña para el cónclave (que desean pronto) con carpetazos contra
cardenales potables (parece que alguno habría), que llenan el mundo de “fake
news” para que ganen siempre ellos, y de “lawfare” para que pierdan siempre “los
otros”… Esos están, y trabajan, y militan… Por nuestra parte nos toca eso que
antes y ahora llamamos “resistencia”.
Foto
tomada de https://www.ciperchile.cl/2020/06/18/como-es-la-ultra-de-derecha-izquierda-y-centro/
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