Una primera mirada a los resultados electorales
Eduardo
de la Serna
Si
bien es cierto que cuando miramos, pensamos y analizamos solemos tener como un
filtro nuestros deseos, sería muy torpe no tener en cuenta la realidad. Porque
yo puedo soñar que mi equipo salga campeón, pero no puedo ignorar las variantes
adversas, desde los equipos contra los que juego, la situación de mi equipo
(lesionados, enfermos, imposibilitados de participar) y hasta eventualmente las
posibilidades de trampa (árbitros, reglas de último momento, etc.). De eso se
trata el pesimismo de la razón del que hablaba Antonio Gramsci, me dicen. En un
mismo sentido, puedo pretender que una determinada política de gobierno “gane
por goleada”, pero no puedo ignorar dónde estábamos parados: el resultado
catastrófico de las PASO, la cancha inclinada por la pandemia, el oligopolio de
una prensa hostil hasta el hartazgo, los poderes económicos manipulando desde
el dólar hasta la suba de los precios… A modo de ejemplo: que durante el
macrismo los móviles de C5N fueran sistemáticamente agredidos no importaba, que
Macri arrancara y tirara un micrófono del mismo canal, tampoco (si hasta Canosa
y Lanata se burlaron de eso… Jorge, es difícil preguntar así ¿no?, sin
micrófono o sin celular no pueden preguntar) o que un notero de la 750 reciba tres
trompadas en el estómago o que un custodio de Milei ostente un arma en el acto
público… todo eso es simulado, ninguneado, callado en una “doble vara” al palo.
Es sencillo pensar qué hubiera pasado si un camporista hubiera simplemente
empujado a un periodista hegemónico. Si hasta el dinosaurio Iglesias amagó
quejarse, como digno troll, de que corrieran los micrófonos cuando Cristina salía
de su casa rumbo a su operación. Señalo esto porque ellos son los que instalan
temas y todos deben bailar al ritmo de la música que ellos imprimen (el horrible
asesinato del kiosquero fue un ejemplo de esto).
Señalado
esto, quiero pensar un poco lo ocurrido ayer. La sensación que teníamos algunos
es que todo pintaba para catástrofe, e incluso eso esperaban los dirigentes de
la oposición, desde los que pretendían quedarse con la presidencia de la Cámara
de Diputados (Vidal) hasta los que hablaban de “transición” (Macri). Si lo que
cuentan son los diputados y senadores conseguidos, la sensación no es de
derrota terrible. El oficialismo no tiene el quorum en ninguna de las cámaras,
pero conserva la primera minoría. Eso no parece derrota. Es decir, si se
esperaba “paliza”, lo ocurrido fue una derrota con mucho olor a remontada, a un
gobierno que sigue de pie, a recuperación en muchos lugares, y a que, en
adelante, la situación por venir será ardua pero no será imposible.
Es
sabido que en tiempos del llamado “grupo A” Cristina tuvo que gobernar sin
apoyo en diputados, por ejemplo, hasta el punto que ni siquiera votaron el
Presupuesto. Y Cristina supo gobernar. ¡y vaya si supo / pudo! Se dirá que
Alberto no es Cristina, lo cual es obvio.
Una
pregunta que algunos se hacían es si la coalición (Frente) era una coalición
electoral o de gobierno. Creo que, si hubiera sido paliza, la fractura era una
posibilidad cercana. En lo personal creo que era lo esperado por algunos
(eviteros y movimientos sociales) para que el gobierno rompa definitivamente
con Cristina. Y una reflexión: en tiempos idos solíamos cantar que “no es lo
mismo estar unidos que vivir amontonados” … y del mismo modo que si hace falta,
puesto que no se adaptan a los lugares exiguos que les corresponden, el
gobierno deja ir a Moreno, o Randazzo u otros, sería importante que algunos de estos
u otros pequeños sectores dejen de lado sus actitudes rupturistas o que
definitivamente se vayan. Leer el texto de uno que invitaba (en autoreferencial
y hastiante primera persona del singular) a votar y el lunes protestar, me
invita a pensar que el gobierno, ahora, puesto que está de pie, está en buen
momento para decirles que, o se ubiquen en el lugar que les toca, o que allá
está la puerta de salida. La reacción de la militancia que se puso al hombro la
elección me recordó aquellos tiempos en que la gente, aunque se veía perdida,
salió a hacer campaña por el innecesario Daniel Scioli, por ejemplo. Lo
ocurrido en Quilmes, en estas elecciones, me parece un buen ejemplo para mirar.
Y para seguir.
Está
claro que la oposición, salvando excepciones, no parece apta para el diálogo, o
para pensar “juntos” algunas políticas nacionales y de Estado que estén por
encima de los partidos. Es verdad que se sigue teniendo una corte “de suprema
injusticia”, al decir de Graciana, y una prensa hegemónica que olvidó hace años
que es un “medio” y se propone como fin, de modo que la verdad es algo
absolutamente secundario y sólo cuenta si sirve para esos mismos “fines”.
Sí
creo que es importante, de ahora en más, que el gobierno no ceje en su búsqueda
de diálogo, pero que no olvide, que milite, que presione con todas las armas de
la ley (a la que la prensa llama “amenaza”) para dirigirse a los objetivos por
los que fue votado. Pero si en ese pseudo-diálogo, se le sigue dando pauta a
Clarín, se sigue, ya no oyendo sino también atendiendo y pretendiendo lo que
sostiene (= impone) la Asociación de Empresarios Argentinos (sic), si las
palabras del FMI se escuchan como música mientras el clamor del hambre resulta
una molestia, en suma, si el gobierno olvida que puede contar con la militancia
y con la ley, pues se irá deshaciendo lentamente.
Alberto
no es Cristina, lo sabemos. Pero puede contar con Cristina o dejarla de lado
(hasta que con una nueva carta vuelva a marcar rumbos), puede apoyarse en la
militancia o escuchar a los sí-albertistas, puede impulsar a llenar las calles
de pueblo o a vaciarlas. Y vaciarse.
Hace
décadas, cuando su gobierno se iba diluyendo en la nada, le dijeron a Fernando
De la Rúa que se mostrara firme y golpeara la mesa. Y así lo hizo en el
programa de Mariano Grondona. Poco después equivocó la salida en un programa
que era cómico y la firmeza tuvo que mostrarla un muñeco. Pareciera que a Alberto
le dijeron que insistiera en que tiene el carácter y temperamento necesarios
para gobernar. Puesto que “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es
realizar”, y que “todos unidos triunfaremos”, para “que reine en el pueblo el
amor y la igualdad”, espero que – como ella le dijo hace un par de años – “escuche
al pueblo” y no a las sirenas. Porque de ser así se estrellará el barco contra
las rocas al ritmo de clarines. De ser “asá”, llegaremos a buen puerto y habrá
sonrisas “para todos y todas”.
Foto
tomada de https://www.eldestapeweb.com/politica/elecciones-2021/elecciones-2021-a-las-17-ya-voto-el-64-5-del-padron-electoral-a-nivel-nacional-2021111417140
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