Los mandamientos ¿se deben “obedecer”?
Eduardo
de la Serna
La palabra “mandamiento” es
una palabra importante, habitual, muy usada y… conflictiva.
Ciertamente un mandamiento es
algo “mandado” (por parte de quien [se supone] tiene autoridad para mandar).
Como en castellano, la palabra hebrea mitzwa (180x) que se traduce por
mandamiento, precepto, es un sustantivo del verbo tziwa (496x), ordenar.
Como puede verse por ambos datos numéricos, se encuentra muchísimo en la Biblia
hebrea (aunque, proporcionalmente poco en los profetas, y totalmente ausente en
Ezequiel, por ejemplo). El término usado en griego, en cambio es entolê,
que viene de levantarse en, ponerse en (un ámbito).
Para entender su sentido es
interesante mirar un párrafo del Salmo donde podemos notar las palabras que se
asemejan en paralelo, todas de origen divino (“de Yahvé”):
La ley [torah] de Yahvé es perfecta, reconforta el alma [nefesh];
el dictamen [idiôt] de Yahvé es creíble, instruye al ingenuo.
Los preceptos [pequdîm] de Yahvé son rectos, alegran el corazón;
el mandato [mitzwa] de
Yahvé es límpido, ilumina los ojos.
El temor [îr’] de Yahvé es puro, estable por siempre;
los juicios [mishpat] de Yahvé veraces [‘emet], justos [tzedaq’] totalmente… (Sal 19,8-10)
La novedad que trae Jesús
invita a dejar de lado los “mandamientos” antiguos por entender que esta es
superadora de estos. No me detendré en el tema tan importante del judaísmo
contemporáneo de Jesús y Pablo frente a la ley, que es muy debatido actualmente.
Pero señalemos que para Pablo el tema es ambiguo. Lo que cuenta es “cumplir los
mandamientos” (1 Cor 7,19) sin especificar a qué o cuáles se refiere, y en
14,37 indica que lo que él plantea en esa unidad es un “mandamiento de Dios”.
En el capítulo 7 de Romanos señala un aspecto aparentemente crítico del
mandamiento, aunque indique que este es santo, justo y bueno (7,12), pero todos
los mandamientos se resumen en esta “palabra”: «amarás a tu prójimo como a ti
mismo» (13,9).
En los Evangelios, en Lucas,
puede referirse tanto a los mandamientos bíblicos como a mandatos humanos
(15,29; Hch 17,15); en Mateo y Marcos se refiere a los mandatos bíblicos,
aunque en Marcos parece tener una mirada crítica de los mandamientos de culto
(sacrificios y holocaustos; 12,32-33) cosa que no se ve en Mateo (22,38-39).
Asimismo, en este, no se ha de olvidar o quitar ninguno de “estos mandamientos”
(5,19; ¿se refiere a todos o a los mandamientos que presentará en seguida y que
son superados por la “perfección” a la que invita [“pero yo les digo”]?). En
los Sinópticos, de todos modos, el término “entolê” (mandamiento) sólo
se encuentra en un contexto de relación con los judíos (como en las discusiones
que Jesús tiene con los que le cuestionan su obrar, por ejemplo el sábado o las
purificaciones), pero es evidente que él pretende ir más allá; no sólo porque todo
queda “resumido” al decir de Pablo, sino a que Mateo ve como una “perfección”
superadora el proyecto del Reino (5,48; 19,21) y que Jesús propone como buscar
que Dios reine y todo se obtendrá por añadidura (6,33).
Juan da todavía un paso más:
los mandamientos son de Jesús (mandamiento nuevo; 13,48), y son “vida eterna”
(12,50). Pero – y no ha de descuidarse que en Juan el contexto de este nuevo
mandamiento es el de una superación de una situación de servidumbre a una de
amistad [teniendo, ciertamente, en cuenta que la “amistad” bíblica no ha de comprenderse
con nuestras categorías modernas; el siervo es el inferior, el amigo es el
igual; 15,14-15]. Guardar los mandamientos (= custodiar, preservar) conduce a
permanecer en el amor de Jesús y de Dios. Lo que Jesús manda es dar frutos de
amor mutuo (15,16-17). Es decir, la vida.
Difícilmente hoy se podría
entender que se “mande” amar a otros. El amor es un acto de la libertad
personal que elige dirigirse hacia otras personas. En nuestro lenguaje
contemporáneo cuesta entender que Jesús (especialmente en Juan) lo presente
como un mandato. Pero, quizás, podemos entenderlo como que a los que libre y
voluntariamente eligen y quieren ser sus discípulos, Jesús les señala que
solamente lo serán si los caracteriza el amor mutuo, y un amor hasta el
extremo, como lo fue el de Jesús, que arriesgó su vida por los “amigos”.
Imagen tomada de https://es.educaplay.com/recursos-educativos/2242548-el_mandamiento_del_amor.html
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