¡Qué pena, Nano! ¡qué pena!
Eduardo de la Serna
En mi colegio secundario (1968-1972) solía ir a
almorzar a casa de mis abuelos. Además de ellos, allí vivían dos queridos tíos,
“Neni” y Ezequiel, ambos solteros. Reconozco que me llevaba excelentemente bien
con los cuatro. Ezequiel fue el que me llevo a conocer, fascinado como estaba,
a Joan Manuel Serrat, El Nano. El disco, de vinilo, por cierto, iba y volvía
del viejo winco, recordando a Machado. Desde entonces, y – quisiera decir,
hasta hoy – como él dice de los piratas, “allí entablamos amistad”. Creo que
tengo todos sus discos. Puede ser.
Como dijo el innecesario, en la Argentina, después,
“pasaron cosas”. Y – como también pasó en Chile – Serrat no fue bienvenido en
Argentina. Tierra que tanto lo quiere y que, parece, es mutuo. En ese tiempo
compuso una canción, obviamente silenciada: La Montonera. No he logrado saber
cuándo la compuso; todo indica que está dedicada a Marie
Anne Erize a quien parece que El Nano conoció en España. Era una bellísima
modelo, a la que le pasaron otras cosas y estudió antropología, militó con
Carlos Mugica en “la 31” y entró en “la Orga”. Fue chupada, desaparecida y el
secuestrador, Olivera, se jactó de haberla violado antes de matarla. Pero según
dice Diego A. Manrique en el diario El País (29 dic 2013)
Serrat vedó su difusión. Las causas no me constan. Pero,
y aquí una primera mirada. Haciendo suyas las palabras del cantar del Mio Cid,
en su entrada a Burgos, el estribillo de la canción repite: “que buen vasallo
sería si buen señor tuviera”. Obviamente se refiere a Juan Domingo Perón. Las
relaciones de Perón y “los Montos” pasaron por diferentes momentos (de juventud
maravillosa a imberbes, por caso). “La traición del Viejo” fue un tema en los
últimos tiempos de vida del Líder en bocas de “la Tendencia”. Pero, en lo
personal, no sé si le reconozco a Serrat autoridad para hablar desde España (desde
la altura) de algo que nos ha causado tanto dolor. Pero bueno… ya pasó.
Pero
– siempre desde España, desde donde nosotros, los Sudacas, tenemos que aprender
de tanta sabiduría, de tanta lucidez, de tanto… todo – resulta que, parece que
su no peronismo (o “anti”, no sé) lo llevó a coquetear con el macrismo (lo peor
que nos pasó en tiempos democráticos). Pero bueno… ya pasó.
Dicen
que el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen. Y la atracción que
representan Madres y Abuelas hizo que – otra vez – el Nano pasara al bando de
la vida. Aunque, claro, Madres y Abuelas son - ¡justísimamente! – admiradas en Europa.
Pero
ahora, el Nano se despide. Es razonable. Suelen ser dolorosas las despedidas,
pero ¡tantas veces sensatas! Y, resulta, que además del precio inaccesible, en
Buenos Aires los recitales serán en el espació que el diario La Nación usurpó a
sus vecinos. Porque, se sabe, si uno que no tiene dónde vivir ocupa una tierra
que no se usa, como ocurre en tantos lugares del Conurbano, pues es un “negro”
y un delincuente; pero si lo hacen los poderosos, y levantan un estadio, pues… Se
despide Serrat.
Nano
¿ahí te tenías que despedir? ¿No estás convalidando con tu presencia a los
dueños de la patria que usurpan, desde las tierras indígenas hasta los espacios
que les vienen en gana? ¿No convalidaste, con tu presencia, en el año 1990, la
resistencia a la dictadura de Pinochet al cantar en el Estadio de Santiago de
Chile? ¿Y ahora convalidás a La Nación? ¿Y esa va a ser tu última visita
pública al país? ¡Qué pena, Nano! ¡Qué pena! Te seguiré recordando en tantas
hermosas canciones. ¡Tantas! Pero perdóname, en lo personal, retrocediste 10
casilleros.
Foto tomada de https://elpais.com/cultura/2021-12-02/joan-manuel-serrat-se-despide-de-ustedes.html
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