Jesús ¿“dio la vida”?
Eduardo de la Serna
Estamos muy acostumbrados a escuchar y utilizar la
frase “dar la vida” y decimos que “el buen pastor da la vida por sus ovejas”,
que “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, y demás ideas
semejantes. Y las repetimos en la actualidad señalando que tal o cual persona
(mártires, por ejemplo) dio la vida. Ahora bien, ¿es así? ¿dieron la vida?
¿querían darla? ¿no sería más exacto decir que se las arrebataron? ¿qué dicen los
textos bíblicos?
En realidad, podemos destacar tres tipos de textos
que hacen referencia a esto.
1.- Marcos 10,45 y su paralelo de Mateo 20,28 dice
que “el hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida en
rescate por muchos”. La clave, evidentemente, está dada por el término rescate.
Rescate es un pago que se da, por ejemplo, para la liberación de presos o
esclavos o incluso de la tierra confiscada, pero también algo que se da en
reemplazo de… Por ejemplo, ante un nacimiento (de animales o de hijos) se debe
dar a Dios un “rescate” (Éxodo 13,13-15; Números 18,15-17), un animal ofrecido en sacrificio “rescata” al
nacido. Como éste pertenece a Dios, pero no se lo ha de matar, otro animal lo
reemplaza y se da como “rescate”. El texto de Marcos parece jugar este doble
sentido (en hebreo kippur parece indicar tanto rescate como expiación),
por un lado, Jesús está hablando del esclavo (“servir”), lo que parece la
imagen de un esclavo reemplazado por otro (eso también es entregar la vida a
cambio de la de otro), y también referencia a la muerte vicaria, “en lugar de”
(ver Isaías 53,10-11: “siervo… expiación… por muchos”). Pero no debemos olvidarnos
que nos movemos en el campo de la metáfora, sino, deberíamos – como hicieron
algunos santos padres – preguntarnos a quién se pagó el rescate, ¿quién era el
que retenía a estos muchos (= todos)? [Gregorio Nacianceno y Juan Damasceno
afirman que es pago debido a Dios, mientras que Orígenes y Gregorio de Niza que
es un pago al diablo]. El tema principal, evidentemente, es que Jesús invierte
el esquema patronal poniéndose en el último lugar (no como los jefes que
dominan, sino como los esclavos) y en esa solidaridad de Jesús libera a todos
ante Dios.
En
el Evangelio de Juan encontramos las otras dos variantes.
2.-
La primera en 5,21 donde se destaca que Jesús – como el Padre – se revela como “dador
de vida”. Dar la vida, en este caso es ser vivificador (como en 6,63 se dice
del espíritu), para eso usa el verbo griego zôopoieô (literalmente “hacedor
de vida”).
3.- El tercer uso, el más
conocido y frecuente, también en Juan, es el del pastor o el amigo, o la
intención (fallida) de Pedro que “dan la vida”. En todos estos casos se usan
dos términos clave: para decir vida, se usa psyjê y para dar, se utiliza
el verbo títhêmi. Veamos: en Juan hay dos términos griegos para decir
vida: psyjê (el que aquí encontramos) y zôê (que encontrábamos en
el párrafo anterior del “hacedor de vida”). Juan, que es bastante cuidadoso,
usa siempre zôê cuando se refiere a la vida divina, vida eterna,
mientras que usa psyjê para la vida humana, por lo tanto, la que es
posible perder, o quitar… Cuando se dice que Jesús es dador de vida, entonces,
es dador de vida divina, cuando se dice que un pastor, por ejemplo “da” la
vida, es la vida humana, la cual puede perderse. Pero lo que cuenta, en este
caso, es – entonces – el verbo títhêmi. Es un verbo de uso muy frecuente
en la Biblia griega, pero veamos – a modo de ejemplo – otros usos en Juan quien
lo usa 18 veces: el mejor vino se sirve en primer “lugar” (2,10), Jesús
pregunta en qué “lugar” pusieron a Lázaro (11,34), Jesús, en “lugar” del manto
se ciñe una toalla para lavar los pies (13,4), Jesús afirma que a los suyos los
“puso” para dar frutos (15,16), Pilato “puso” sobre la cruz la inscripción (19,19),
Jesús es sepultado en un sepulcro donde nadie había sido “puesto” (19,41.42),
María Magdalena afirma no saber dónde han “puesto” el cuerpo de Jesús que no
está en la tumba (20,2.13.15). Salvando los párrafos donde se habla,
supuestamente, de “dar” la vida, estos son todos los textos en los que Juan
utiliza el verbo títhêmi. Como puede verse, el sentido es de lugar. Lo
que está señalando Juan, entonces, no es que el pastor o el amigo deben “dar”
(= perder) la vida, sino “poner” la propia en defensa de ovejas o amigos. Ante
el peligro de los lobos, el pastor se “pone” delante a fin de protegerlas, en
un riesgo o peligro, un amigo se pone frente al peligro. Ciertamente, cuando el
peligro es grave, ese “ponerse delante” puede significar perder la vida. Y,
evidentemente, en el caso de Jesús lo significó. Pero, y acá el tema, no se
trata de “dar/entregar” la vida (que hasta podría entenderse, si es algo
buscado o querido, como una suerte de suicidio encubierto) sino que arriesga la
vida en defensa de la vida de los suyos (lo que es, evidentemente, expresión del
“amor más grande” (15,13), del amor “hasta el extremo” (13,1) y por eso Jesús
vino a que sus amigos tengan vida (zôê, divina) en abundancia (10,10).
Afirmar que Jesús “dio” la
vida no es falso en lo más mínimo. Pero el tema es la actitud, no es lo mismo querer
“dar la vida” que el hecho de que esta le sea arrebatada por ponerse en lugar
de sus amigos, de “muchos” (= todos), de sus ovejas. Como se ve, al menos en nuestro
lenguaje actual, no es feliz decir que Jesús (o quienes fueron martirizados o
martirizadas) “dieron la vida”, y – además – corre el riesgo de invisibilizar
el gesto solidario del amor extremo, amor que manifiesta el que se pone delante
nuestro para protegernos frente al peligro, aunque le “cueste” la vida. Sería
más sensato afirmar que, puesto que Jesús es “hacedor / dador de vida”,
algunos, los odiadores (que nunca faltan, ayer y hoy) quieren arrebatarles la
vida a los amigos de Jesús, y por ellos Él se pone delante del peligro. Por
amor, porque de amor se trata.
Imagen tomada de https://www.eldiario.es/caballodenietzsche/defensa-lobo-ecofeminismo_132_1967717.html
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