Ed P. Sanders (1937 -2022).
Otro estudioso indispensable que viajó “a las fuentes”
Eduardo de la Serna
Si se quiere
hablar del “Jesús histórico” hay autores verdaderamente imprescindibles. Esto
no implica estar necesariamente de acuerdo en todo, pero sí que no se puede
investigar seriamente sin dialogar hondamente con ellos.
Hace pocos días
despedíamos a uno de ellos: John Paul Meier. Hoy toca abrazar a otro: Ed P.
Sanders. Enorme conocedor del judaísmo del llamado “Segundo templo” mostró –
con erudición – que, habitualmente teníamos una imagen distorsionada de él, una
imagen excesivamente “luterana” a la luz de Agustín. Y el judaísmo, de tiempos
de Jesús y de Pablo, era muy distinto. Y, por tanto, entender a Jesús sin
entender el judaísmo constituye un verdadero anacronismo. Lo mismo ha de
decirse de Pablo.
Ciertamente, el
diálogo con el judaísmo y las distintas iglesias cristianas fue una fructuosa
consecuencia de la mitad del signo XX. El indispensable mea culpa cristiano
post Shoa, los descubrimientos arqueológicos, entre los que Qumrán resplandece,
el Concilio Vaticano II, para los católico-romanos, etc. quebraron de raíz los
intentos de “conocer a Jesús” como “distinto” del judaísmo. El Jesús judío y el
Pablo judío fueron indispensables y constituyen los fundamentos sólidos sobre
los que hoy uno y otor, y el cristianismo de los orígenes puede ser mejor
conocido. Es en esto que la obra de Sanders se ha vuelto indispensable y
revolucionaria.
A modo de ejemplo
conclusivo señalo tres autores reconocidos por sus estudios paulinos que destacan
la importancia de sus escritos:
1.- «La exégesis de Pablo parece hoy una ciudad que
devastó un temblor de tierra. Se agitan personas en todas las direcciones, unos
evaluando los estragos, otros verificando lo que todavía queda en pie. Cada
cual evalúa los cambios todavía por venir, pero ninguno osa todavía recomenzar
por miedo a un nuevo temblor...
«El terremoto, en este caso, fue provocado por la
aparición en 1977, del libro “Pablo y el judaísmo palestinense” de Ed P.
Sanders. La onda expansiva fue tan fuerte que ganó, poco a poco, los campos más
remotos de la exégesis Paulina. No es una exageración hablar de un antes y de
un después de Sanders. En todo caso, la lectura de los trabajos publicados
sobre Pablo en los últimos 25 años, muestra que ningún investigador puede
evitar este debate. La investigación debe contar ahora con una emergente de la
“nueva perspectiva” sobre Pablo. Esta última designación (New perspectives on
Paul) engloba una nebulosa de trabajos recientes, cuyo punto en común es
cuestionar el consenso de la interpretación de Pablo, o apoyarse poco o mucho
sobre el trabajo de Sanders». [D. Marguerat]
2.- «Pablo está de moda, no solamente entre los
investigadores sino también entre el gran público. Una de las razones de este
interés es probablemente que la investigación sobre Pablo, después de cerca de
25 años, se agitó bastante y que los artículos de revistas en distintas
publicaciones, algunas de gran difusión, llegó a sobrepasar los muros de los
seminarios y universidades. De hecho, no exagero en afirmar que la exégesis
Paulina "parece hoy una ciudad que devastó un temblor de tierra”
(Marguerat). No sería necesario extender demasiado la imagen para concebir una
presentación de la situación actual de la investigación Paulina como el trabajo
de un perro policial tratando de extraer de las ruinas algún cuerpo herido o
algún objeto de valor; o como el de un tractor listo para arrasar
arrastrar el tumulto. La zona siniestrada está en obras. Y, se abren canteros;
algunos sectores ya están en reconstrucción». [M. Quesnel]
3.- «A partir de finales de los 70´s, el campo de los
estudios paulinos ha sido dominado por el surgimiento de una “nueva
perspectiva” sobre Pablo, que empezó con una nueva mirada del judaísmo,
propuesta por E.P. Sanders. Este autor echó por los suelos las descripciones
negativas del judaísmo como una religión de “obras-justificación” (en oposición
a la “gracia” del cristianismo). Sanders demostró que el judaísmo del
Segundo Templo fue (casi), desde cualquier ángulo, una “religión de la gracia”,
en la que la gente se hacía miembro de la alianza por la gracia de Dios, aun si
se les requería permanecer en ella a través de la obediencia de la torah (la
ley judía). Y si Sanders estaba en lo correcto (como la mayoría piensa
que sí lo estaba), y si Pablo no argumentaba en contra de un judaísmo
“obras-justificación” legalista, entonces eso “puso en el banquillo de los
acusados” a un elemento central del luteranismo clásico en su lectura de Pablo,
mismo que llegó a su clímax en los escritos de Bultmann y Käsemann». [J.
Barclay]
Vaya esto
como sentido homenaje agradecido a la obra de Ed Sanders y el compromiso de atreverse
a seguir sus huellas.
Foto tomada de https://ccjr.us/about/sa/sa-2016
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