Conociendo a los sabios de Israel
Eduardo de la Serna
En nuestra mentalidad solemos pensar que una persona
sabia es alguien que sabe mucho, muchas cosas; casi una “enciclopedia viviente”.
Pero no es así en el mundo de la Biblia.
¿De qué se trata un sabio? Sencillamente de alguien
que “sabe” vivir. Y, porque sabe, lo comunica; les informa a las demás personas
que “esto es vida”, o que aquello otro es bastante tonto (suele decirse “necio”).
En un primer momento, esto se comunica con “refranes”,
a los que se llaman “proverbios”. Y, como de vida se trata, no aparece
demasiado lo religioso: es bueno vivir de esta manera, no conviene aquello
otro, por ejemplo. Entonces encontraremos proverbios que alaban la
laboriosidad, y critican la pereza, que festejan una buena comida o celebran la
amistad… Es interesante que, si de “vida” hablamos, el modelo de “sabio” suele
ser el anciano, es decir aquellas personas que han vivido mucho, y, por lo
tanto, desde la experiencia, pueden decir qué es lo bueno y qué no.
Al igual que entre nosotros, alguien vive de una
manera y, a consecuencia de algo en particular formula un refrán. No se trata
de que eso sea una especie de “ley” para todos y siempre, sino que ilustra la
vida. Veamos un ejemplo entre nosotros: los refranes “el que ríe último, ríe
mejor” y “el que pega primero, pega dos veces” son contradictorios. Pero no es
que uno sirve y el otro no, sino que uno es útil en una circunstancia, pero en
otra ocasión el que conviene usar para ilustrar “la vida” es el otro. Así
ocurre también con los proverbios: ilustran momentos de la vida, y –
precisamente por ser “vida” – son variados, cambian, ayudan.
Así como ocurrió con los Salmos, en algún momento
pareció conveniente recopilar proverbios y se reunieron diversas colecciones y
así se conformó un libro.
Pero en Israel “la vida continúa” y, entonces, en
los nuevos tiempos, con lo positivo y lo negativo, otras personas también “supieron”
vivir. Y así la “Sabiduría” fue tomando nuevos elementos, nuevos temas. A veces
era más popular, otras veces era más “elitista”, pero siempre fueron
expresándose “sapiencialmente”. A los temas tradicionales se fueron añadiendo
otros como las mujeres (habitualmente desde una perspectiva patriarcal), la
historia, o la respuesta a muchos “por qué”. Algunos temas son los mismos,
aunque con nuevos aportes, otros temas son propios del tiempo (si la sabiduría
es “saber vivir” los nuevos tiempos con lo que estos “traen” también se incorporan a
la experiencia).
En algunos ambientes, más sacerdotales que
campesinos, por ejemplo, si de “saber vivir” se trata, la Ley (es decir, la
expresión de la voluntad de Dios) pasa a ocupar un rol importante ya que “así”
es bueno vivir, “como Dios manda”; como dijimos, hay muchos otros textos en los
que lo religioso casi está ausente.
Un tema que es frecuente en la reflexión de los “sabios”
es por qué es posible que – si Dios bendice y la bendición es vida – haya casos
en los que una persona justa, buena, fiel a Dios muera joven. Que el justo
muera joven, o que el pecador, el malvado viva muchos años parece una
contradicción que por siglos causó problemas a los sabios sin que lograran dar
una respuesta acabada.
Veamos simplemente a modo de ejemplo algunos
proverbios:
- El perezoso desea mucho y
no obtiene nada, el que trabaja queda satisfecho. (Prov. 13:4)
- La senda de la justicia es
vida, el camino de la impiedad lleva a la muerte. (Prov. 12:28)
- Yo alabo la alegría,
porque el único bien del hombre es comer y beber y alegrarse; eso le quedará de
sus fatigas durante los días de su vida que Dios le conceda vivir bajo el sol.
(Ecle. 8:15)
- No deseches al amigo
viejo, porque al nuevo no lo conoces; amigo nuevo es vino nuevo: deja que
envejezca y lo beberás. (Eclo. 9:10)
- El justo, aunque muera
antes de tiempo, tendrá descanso. (Sab. 4:7)
- Respetar al Señor es
síntesis de la sabiduría, cumplir su Ley es toda la sabiduría. (Eclo. 19:20)
Estos
dichos los señalo simplemente a modo de ilustración de lo ya dicho. Para
finalizar, es evidente que Jesús de Nazaret con mucha frecuencia usaba
proverbios para ilustrar la vida, e, incluso, notemos que las parábolas son,
precisamente, un proverbio narrado. Será bueno señalar esto último en detalle
en otra ocasión.
Foto tomada de https://www.leisa-al.org/web/index.php/volumen-26-numero-4/1692-herramientas-para-la-metodologia-campesino-a-campesino-innovacion-pedagogica-para-construir-saberes-agroecologicos
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